mayo 02, 2010

"Proclama de la Junta Tuitiva de la Paz, Bolivia o Proclama de la Ciudad de la Plata" (1809)

PROCLAMA DE LA JUNTA TUITIVA DE LA PAZ, BOLIVIA[1]
PRIMER GOBIERNO INDEPENDENTISTA DE AMERICA DEL SUR
"Compatriotas, yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar ¡Viva la libertad! Así fue posteriormente"
[27 de Julio de 1809]

Compatriotas:
Hasta aquí, hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria; hemos visto con indiferencia por más de tres siglos sometida nuestra primitiva libertad al despotismo y tiranía de un usurpador injusto que, degradándonos de la especie humana, nos ha mirado como a esclavos; hemos guardando un silencio bastante parecido a la estupidez que se nos atribuye por el inculto español, sufriendo con tranquilidad que el mérito de los americanos haya sido siempre un presagio de humillación y ruina.
Ya es tiempo, pues, de sacudir yugo tan funesto a nuestra felicidad, como favorable al orgullo nacional español. Ya es tiempo, en fin de levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor titulo y conservadas con la mayor injusticia y tiranía.
Valerosos habitantes de La Paz y de todo el Imperio del Perú, revelad vuestros proyectos para la ejecución; aprovechaos de las circunstancias en que estamos; no miréis con desdén la felicidad de nuestro suelo, ni perdáis jamás de vista la unión que debe reinar en todos, para ser en adelante tan felices como desgraciados hasta el presente.
En la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, a los 27 días del mes de julio de 1809.
Presidente de la Junta, coronel comandante Pedro Domingo Murillo. Vocales Dr. Melchor León de la Barra, cura de Caquiaviri; Dr. José Antonio de Medina, cura de Sicasica; Dr. Gregorio García Lanza, auditor de guerra; Dr. Juan Basilio Catacora; Dr.Juan de la Cruz Monje, asesor; Dr. Juan Manuel Mercado, presbítero; Don Francisco Xavier Iturri Patiño, Sochantre de la catedral; Don Sebastián de Arrieta,- tesorero de la Real. Hacienda; Don Buenaventura Bueno; Don Francisco Diego Palacios; Don Sebastián Aparicio, secretario; Don Juan Manuel Cáceres, escribano; Don Francisco Figueredo Incacollo y Catan y don Gregorio Rojas, estos dos últimos en representación de los partidos de Yungas e Inquisivi.
[1] Existen discusiones sobre la autoría de esta proclama. Para unos habría sido redactada en los círculos universitarios y revolucionarios de La Plata o Charcas y enviada a la ciudad de La Paz, en cuyo redacción habría intervenido Bernardo de Monteagudo; otros creen que fue elaborada por el cura Medina. En cualquier caso, tres meses y siete días —de julio a octubre— duró el sueño libertario de los insurrectos de 1809. Durante ese período, en La Paz se marcó un hito en la historia emancipadora de América Latina: la instauración del primer gobierno independentista de América del Sur. Y éste, entre otras cosas, incorporó al indio en los estamentos de poder. Cinco ministerios, cuatro diputaciones indígenas, un estatuto constitucional... En tres meses, también, la Junta Tuitiva organizó la administración del régimen revolucionario. Bajo la presidencia de Pedro Domingo Murillo, la Junta Tuitiva, a través de todos sus miembros —entre ellos León de la Barra, Antonio Medina, Victorio y Gregorio Lanza, Juan Basilio Catacora, Buenaventura Bueno y Melchor Jiménez—, presentó un plan de gobierno consistente en 10 puntos, cuya paternidad se atribuye hoy al cura José Antonio Medina.Aprobado el 21 de julio de 1809, este plan se convirtió en el primer estatuto constitucional de América Latina. Entre sus reglamentos, por ejemplo, este decálogo garantizaba la seguridad, la propiedad y la libertad de las personas. Por otro lado, la ley básica de este nuevo orden establecido prohibió el envío de las recaudaciones al rey español, disponiendo que ese dinero se usara para bien de la nueva República.
La insurrección originada fue rápidamente reprimida por Goyeneche quién juzgó a los revolucionarios. El virrey Cisneros le ordenó que "procediese contra los reos pronta y militarmente aplicándoles todo el rigor de la ley". Mientras que el general Vicente Nieto pedía "practicar el pronto, ejecutivo y veloz escarmiento". Finalmente, diez de los cabecillas fueron ahorcados, otros fueron degollados y sus cabezas clavadas en picas colocadas en la vía pública y otros ochenta fueron puestos en prisión o desterrados a las Malvinas y a las Filipinas. Los ejecutados el 29 de enero de 1810 fueron: Basilio Catacora, Buenaventura Bueno, Melchor Jiménez, Mariano Graneros, Juan Antonio Figueroa, Apolinar Jaén, Gregorio García Lanza, Juan Bautista Sagárnaga y Pedro Domingo Murillo quien antes de su ejecución en la horca pronunció las siguientes palabras: “Compatriotas, yo muero, pero la tea que dejo encendida nadie la podrá apagar, ¡viva la libertad”.

5 comentarios:

  1. aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  2. gracias por la informacion

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  3. es muilargooooooooooooooo D:

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  4. muyyyyyyyyyyyyy malooooooooooooooooooo

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  5. gracias por nada

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