diciembre 07, 2009

Mussolini: La Doctrina del Fascismo

LA DOCTRINA DEL FASCISMO
(Artículo Enciclopedia Italiana)
Benito Mussolini
[1932]

I. El FASCISMO COMO DOCTRINA
Como toda concepción política vital el fascismo es práctico y es pensamiento, acción animada por uno doctrina inmanente, y doctrina que, surgiendo de un sistema dado de fuerzas históricas, no se desliga de él, sino que, obra en él desde dentro (1). Tiene, pues, una forma correlativa a las contingencias de lugar y de tiempo, pero a la vez posee un contenido ideal que, en la historia superior del pensamiento, es fórmula de una verdad (2). En el mundo no es posible actuar espiritualmente como voluntad humana dominadora de voluntades, sin poseer un concepto de la realidad transeúnte y particular sobre la cual se debe obrar, y de la realidad permanente y universal en la cual tiene la primera la razón de su ser y de su vida. Para conocer a los hombres, es preciso conocer al hombre; y para, conocer al hombre, es preciso conocer la realidad y sus leyes. No existe concepto del Estado que no sea fundamentalmente concepto de la vida: filosofía o intuición, sistema de ideas que se desarrolla en una construcción lógica o que se recoge en una visión o en una fe, pero que, por lo menos virtualmente, será siempre una concepción orgánica del mundo.
II. CONCEPCION ESPIRITUALISTA DEL FASCISMO
Así, no se podría entender el fascismo en muchas de sus actitudes o exteriorizaciones prácticas, como organización de partido, como sistema de educación, como disciplina, si no se las contemplase a la luz de su modo general de concebir la vida. Modo espiritualista (3). Para el fascismo, el mundo no es este mundo material que aparece en la superficie, en que el hombre es un individuo separado de todos los otros, y está gobernado por una ley natural que lo impulsa instintivamente a vivir una vida de placer egoísta y momentáneo. El hombre del fascismo es el individuo que es nación y patria, ley moral que une a los individuos y a las generaciones en una tradición y en una misión, que suprime el instinto de la vida encerrada en el reducido limite del placer para instaurar en el deber una vida superior, libre de límites de espacio y de tiempo: una, vida en la cual el individuo, en virtud de su abnegación, del sacrificio de sus intereses particulares, y aún de su misma muerte, realiza aquella existencia, totalmente espiritual, en la que consiste su valor de hombre.
III. ESPIRITUALISMO FASCISTA Y POSITIVISMO
Se trata pues, de una concepción espiritualista, que ha surgido, como los demás, de la reacción general del siglo contra el positivismo flojo y materialista del siglo pasado. Es concepción antipositivista, pero positliva, no escéptica, ni agnóstica, ni pasivamente, optimista, como son, por lo general, las doctrinas (negativas todas) que sitúan el centro de la vida fuera del hombre, quien, con su libre voluntad, puede y debe crearse su propio mundo. El fascismo quiere al hombre activo y dedicado a la acción con todas sus energías; quiere que sea virilmente consciente de las dificultades existentes, y que esté dispuesto a afrontarlas. Concibe la vida como lucha, considerando que le toca al hombre mismo conquistarse la vida, que sea realmente digna de él, creando para ello, ante todo, en sí mismo el instrumento (físico, moral, intelectual) para edificarla. Así como esta concepción se refiere al individuo aisladamente, así también se refiere a la nación, y, más aún, a la humanidad (4). De aquí el elevado valor de la cultura en todos sus formas - arte, religión, ciencia (5) ‑y a la grandísima importancia de la educación. De aquí también el valor esencial del trabajo, con que el hombre vence a la naturaleza y crea el mundo humano (económico, político, moral, intelectual).
IV. EL FASCISMO COMO CONCEPCION ETICA
Esta concepción positiva de la vida es, evidentemente, una concepción ética. Y abarca a toda la realidad, y no ya solamente a la actividad humana que la domina. Ninguna acción se substrae al juicio moral; nada en el inundo puede despojarse del valor que a todo compite en función de sus fines morales.
Por lo tanto la vida, tal como la concibe el fascista, es seria, austera, religiosa: enteramente librada en un mundo sostenido por las fuerzas morales y responsables del espíritu. El fascismo desprecia la vida "cómoda (6).
V. EL FASCISMO COMO CONCEPCIÓN RELIGIOSA
El fascismo es una concepción religiosa (7) que considera al hombre en su relación inmanente con una ley superior, con una Voluntad objetiva que trasciende del individuo particular y lo eleva, convirtiéndolo en miembro consciente de una sociedad espiritual. Todo aquel que ante la política religiosa del régimen fascista se ha detenido en consideraciones de mera oportunidad, demuestra no haber comprendido que el fascismo, además de ser un sistema de gobierno es también, y sobre todo, un sistema de pensamiento.
VI. EL FASCISMO COMO CONCEPCION HISTORICA
El fascismo es una concepción histórica, según la cual el hombre no es lo que es, sino en función del proceso espiritual a que contribuye, en el grupo de la familia y de la sociedad, en la nación y en la historia, a la que todas las naciones colaboran. De aquí el gran valor que asigna a la tradición en las memorias, en el lenguaje, en las costumbres, en las normas de la, vida social (8). Fuera de la historia, el hombre no es nada. Por esto, el fascismo es contrario a todas las abstracciones individualistas, de base materialista, tipo, siglo XVIII, y a todas las utopías e innovaciones jacobinas. El fascismo no cree que sea posible la "felicidad" sobre la tierra, tal como la soñó la literatura de los economistas del siglo XVIII y rechaza, por lo tanto, todas las concepciones teológicas, según las cuales, en un determinado período de la historia, habría de producirse una sistematización definitiva del género humano. Esto significa colocarse fuera de la historia y de la vida, que es continuo fluir y devenir. El fascismo, políticamente, entiende ser una doctrina realista prácticamente, aspira a resolver solamente los problemas que se plantean históricamente por sí mismos y que por sí mismos encuentran o sugieren su propia solución (9). Para obrar entre los hombres, así como en la naturaleza es necesario penetrar en el proceso de la realidad y posesionarse de las fuerzas actuantes (10).
VII. FASCISMO Y LIBERALISMO
Siendo antindividualista, la concepción fascista se pronuncia por el Estado; y se pronuncia por el individuo en cuanto éste coincide con el Estado, que es conciencia y voluntad universal del hombre, en su exigencia histórica (11). Está en contra del liberalismo clásico, que surgió de la necesidad de reaccionar contra el absolutismo y que terminó su función histórica desde que el Estado, se transformó en la conciencia y voluntad populares. El liberalismo negaba al Estado en interés del individuo particular; el fascismo reconfirma al Estado como verdadera realidad del individuo (12). Y si la libertad ha de ser atributo del hombre real, y no de aquel abstracto fantoche en el cual pensaba el liberalismo individualista, el fascismo se pronuncia por la libertad. Se pronuncia por la única libertad que puede ser una cosa seria, a saber, la libertad del Estado y del individuo, en el Estado (13). Ello, en razón de que, para el fascista, todo reside en el Estado, y nada que sea humano a espiritual existe, y tanto menos tiene valor, fuera del Estado. En este sentido, el fascismo es totalitario, y el Estado fascista, síntesis y unidad de todos los valores, interpreta, desarrolla e incrementa toda la vida del pueblo (14).
VIII. FASCISMO Y SOCIALISMO
Ni individuos, ni grupos (partidos políticos, asociaciones, sindicatos, clases) fuera del Estado (15). Por ello, el fascismo es contrario al socialismo, el cual reduce e inmoviliza el movimiento histórico en la lucha de clase, e ignora la unidad del Estado que puede reunir a las clases armonizándolas en una sola realidad económica y moral; análogamente, es contrario al sindicalismo de clase. Pero el fascismo entiende que, en la órbita del Estado ordenador, las reales exigencias que dieron origen al movimiento socialista y sindicalista sean reconocidas, y, efectivamente: les asigna una función y un valor en el sistema corporativo de los intereses conciliados en la unidad del Estado (16).
IX. FASCISMO Y DEMOCRACIA
Los individuos son clases según las categorías de intereses; son sindicatos según la actividades económicas cointeresadas diferenciadas; pero son, ante todo y sobre todo, Estado. El cual no es número como suma de individuos que componen la mayoría, de un pueblo. Y por eso el fascismo se opone a la democracia, que confunde al pueblo con la mayoría, rebajándolo al nivel de los más (17); pero el fascismo es la más franca de las democracias, toda vez que se concibe al pueblo, como debe concebírselo, cualitativamente, y no cuantitativamente, como la idea más poderosa por ser más moral, más coherente, más verdadera que se traduce en el pueblo como consciencia y voluntad de pocos, antes bien, de uno, y como ideal tiende a concretarse en la consciencia y en la voluntad de todos (18). Es decir, de todos aquellos que, por naturaleza e historia, son llevados étnicamente a constituir una nación, siguiendo la misma línea de desarrollo y de formación espiritual, como una consciencia y una voluntad sola. No se trata aquí de raza, ni de región geográficamente identificada sino de estirpe que se perpetúa, históricamente, de multitud unificada; por uno idea, que es voluntad de existencia y de potencia: vale decir, consciencia de su personalidad (19).
X. RELACIÓN ENTRE ESTADO Y NACION
Esta, personalidad superior es noción en cuanto es Estado. No es la nación la que engendra al Estado, según afirmaba el gastado concepto naturalista que sirvió como base a la publicidad de los Estados nacionales del siglo XIX. Por el contrario el Estado crea a la nación, dando al pueblo, consciente de su propia unidad moral, una voluntad, y, por lo tanto, una efectiva existencia. El derecho de independencia que tiene una nación no procede de una literaria e ideal conciencia de su propio ser, y tanto menos de una situación de hecho más o menos inconsciente e inerte, sino de una conciencia activa, de una voluntad política en función y dispuesta a demostrar su propio derecho: vale decir de una especie, de Estado ya in fieri . Y, en efecto; como voluntad ética universal, el Estado es creador del derecho (20).
XI. El ESTADO EN EL MUNDO
La nación como Estado es una realidad ética que existe y vive en cuanto se desarrolla. Su cristalización significa su muerte. Por esto, el Estado no es solamente autoridad que gobierna y da forma de ley y valor de vida espiritual a las voluntades individuales, sino que es da potencia que hace valer su propia voluntad en el exterior, haciéndola reconocer y respetar, o sea, demostrando con los hechos su universalidad en todas las determinaciones necesarias de su desenvolvimiento (21). De aquí, organización y expansión, por lo menos virtuales. Y es así como puede adaptarse a la naturaleza de voluntad humana, que en su desarrollo no conoce barreras, y que se realiza probando su propia, infinidad (22).
XII. CARACTER TOTALITARIO DEL ESTADO FASCISTA
El Estado fascista, siendo la forma más elevada y poderosa de la personalidad, es fuerza, pero en sentido espiritual. Esta, fuerza resume todas las formas de la vida moral e intelectual, del hombre. Por lo tanto, no se la puede limitar a simples funciones de orden y de tutela, como pretendía el liberalismo No es un simple mecanismo que limite la esfera de las presuntas libertades individuales. Es forma y norma interior, y disciplina de toda la persona; penetra la voluntad como la inteligencia. Su principio, inspiración central, de la personalidad humana que vive en la comunidad civil, desciende hasta lo hondo, y se anida en el corazón del hombre de acción como en el del pensador, en el del artista lo mismo que en el del sabio: alma del alma.
XIII. El ESTADO FASCISTA COMO ESTADO EDUCADOR
En resumen, el fascismo no es solamente dador de leves y fundador de instituciones, sino también educador y promotor de vida espiritual. Entiende, no ya renacer las formas, sino el contenido de la vida humana, el hombre, el carácter, la fe. Y para tal fin, pretende disciplina, y autoridad que penetre en los espíritus y domine en ellos sin reparo. Por eso su insignia es el haz lictorio, símbolo de la unidad, de la fuerza y de la justicia.
NOTAS
La doctrina del fascismo (en italiano La Dottrina del Fascismo) es un ensayo seminal firmado por Benito Mussolini y oficialmente atribuido a él, aunque fue con mucha más probabilidad escrito por Giovanni Gentile. Se publicó por primera vez en la Enciclopedia Italiana de 1932, como la primera sección de una más extensa entrada sobre el fascismo, que ocupa las páginas 847 a 884, e incluye numerosas fotografías e imágenes.
Mussolini intentó reunir y destruir todos los ejemplares disponibles de La Dottrina del Fascismo en abril de 1940 (ya en la segunda guerra mundial), al cambiar de opinión sobre algunas frases del texto. (O'Sullivan, 1983) No obstante, subsistieron muchos ejemplares en inglés e italiano, y siguen estando accesibles en las bibliotecas de todo el mundo (Fuente: Wikipedia)
(1) "Ahora el fascismo italiano, so pena de muerte, o, peor aún, de suicidio tiene que darse un "cuerpo de doctrinas". Tales doctrinas no serán, ni deberán ser, especies de túnicas de Neso que nos vinculen eternamente - pues el mañana es misterioso e imprevisto‑ sino que han de constituir una norma orientadora para nuestra actividad política e individua1 cotidiana.
Yo mismo, que las he dictado, soy el primero en reconocer que nuestras modestas tablas programáticas ‑las orientaciones teóricas y prácticas del fascismo ‑ deben ser objeto de revisión, deben ser corregidas, ampliadas corroboradas, porque en algunos puntos ya han sufrido las injurias del tiempo. Creo que el núcleo esencial consiste siempre en sus postulados, que por espacio de dos años han servido a las falanges del fascismo italiano como signo de unión; pero, aun partiendo de ese núcleo primigenio ya es tiempo de que procedamos a una elaboración ulterior y más amplia de nuestro programa.
A esta obra vital para el fascismo deberían contribuir con particular fervor todos los fascistas de Italia especialmente en aquellas zonas donde, con o sin pacto, se ha llegado ya a una pacifica convivencia de los dos movimientos antagonistas.
Yo quisiera, aunque la palabra sea un tanto fuerte, que en los dos meses que nos separan de la Asamblea nacional, se crease la, filosofía del fascismo italiano. Milán, con su primera Escuela de propaganda y cultura, contribuye en este sentido.
No se trata solamente de preparar los elementos programáticos sobre los cuales tendrá que basarse sólidamente la organización del partido en que habrá de convertirse fatalmente el movimiento fascista; también se trata de desvirtuar la estúpida fábula, según la cual en el fascismo sólo se contarían hombres violentos y también, como es en la realidad, espí­ritus inquietos y reflexivos.
Esta nueva orientación de la actividad fascista no perjudicará ‑ estoy plenamente seguro de ello ‑ al magnifico espíritu y al temperamento de belicosidad que constituyen la característica peculiar del fascismo. Proporcionar al cerebro doctrinas y sólidas convicciones, no significa desarmar, sino fortalecer e infundir a la acción mayor conciencia. Los soldados que combaten con conocimiento de causa, son siempre los mejores. El fascismo puede y debe tomar por divisa el binomio de Mazzini: “Pensamiento y Acción." (Carta de Benito Mussolini a Miguel Bianchi, del 27 de agosto de 1921, en ocasión de inaugurarse la Escuela de propaganda y cultura, fascista de Milán: publicada en Messaggi e Proclami ("Mensajes y Proclamas"), Milán, Libr. de Italia, 1929, pág. 29.)
"Es preciso poner en contacto a los fascistas, hacer que su actividad sea también actividad de doctrina, actividad espiritual y de pensamiento...
Ahora, si nuestros adversarios. se hubiesen hallado presentes en nuestra reunión, se habrían convencido de que el fascismo, no es solamente acción, sino también pensamiento (Al Consejo nacional del Partido Fascista, 8 de agosto de 1924; en el volumen La nuova política dell´ Italia (La nueva política, de Italia”) IV edición, Milán, ed. Alpes, 1928, págs. 316 y 317.)
(2) "Hoy afirmo que el fascismo, como idea, doctrina, realización es universal; italiano en sus instituciones particulares, el fascismo es universal en su espíritu y no podría ser de otro modo. El espíritu es universal por su naturaleza misma. Por lo tanto, podemos prever una Europa fascista, una Europa cuyas instituciones se inspiren en las doctrinas y en la práctica del fascismo. Es decir, una Europa que resuelva, en sentido fascista, el problema del Estado moderno, del Estado del siglo XX, que es muy diverso de los Estados que existían antes de 1789 o que se formaron después. El fascismo actualmente responde a exigencias de carácter universal. Efectivamente, resuelve el triple problema de las relaciones entre Estado e individuo, entre Estado y grupos, entre grupos y grupos organizados." (Mensaje del año IX de la Era fascista, a los Directorios federales reunidos en el Palacio Venecia el 27 de octubre de 1930; en Discorsi del '30 ("Discursos de 1930") Milán, ed, Alpes, 1931, pág. 211).
(3) Este proceso político va acompañado de un proceso filosófico: si es verdad que la materia ha permanecido en los altares por espacio de un siglo, es también verdad que hoy el espíritu la desaloja y toma su lugar. Por consiguiente repudiamos todas las manifestaciones peculiares del espíritu democrático: la facilonería, la improvisación la falta de sentido personal de responsabilidad, la exaltación del número y de esa misteriosa divinidad que se denomina "pueblo". Todas las creaciones del espíritu ‑ comenzando por las religiosas ‑ vienen apareciendo en primer plano y ya nadie se atreve a retrasarse en las posiciones de ese anticlericalismo que, en el mundo occidental, fue por espacio de muchas décadas la ocupación preferida de la democracia.
Cuando se dice que Dios retorna, se entiende afir­mar que retornan los valores del espíritu." Da che parte va il mondo ("¿Hacia dónde va el mundo?"), en la revista Gerarquia, año I, 1922, núm. 3; en Tempi della rivoluzione fascista (“Tiempos de la revolución fascista"), Milán, ed. Alpes, 1930, págs. 34 y 35.)
"Existe una zona que está reservada, más que a la investigación, a la meditación de los fines supremos de la vida. La ciencia parte de la experiencia, pero desemboca fatalmente en la filosofía, y, a mi parecer, solamente la filosofía puede iluminar a la ciencia y llevarla al terreno de la idea universal." (Al Congreso de las Ciencias, de Bolonia, el 31 de octubre de 1926; en Discorsi del '26 ("Discursos de 1926"), Milán, ed. Alpes, 1927, pág. 368).
Para comprender el movimiento fascista se lo ha de considerar en toda su magnitud y profundidad de fenómeno espiritual. Sus manifestaciones han sido las más poderosas y decisivas, pero no debemos detenernos en ellas. En efecto; el fascismo no ha sido solamente una revolución política contra gobiernos débiles e incapaces que habían dejado, decaer la autoridad del Estado y amenazaban con detener a Italia en el camino de su mayor desarrollo, sino que ha sido también una revolución espiritual contra viejas ideologías que corrompían los sagrados principios de la religión, de la patria, de la familia. Como revolución espiritual el fascismo brotó directamente del pueblo." (De un Mensaje al público inglés, 5 de enero de 1924; en Messaggi e proclami ("Mensajes y prociamas"), Milán, Librería de Italia, 1929, pág. 107).
(4) "La lucha es el origen de todas las cosas, por­que la vida está llena de contrastes: el amor y el odio, lo blanco y lo negro, el día y la noche, el bien y el mal; y mientras tales contrastes no se resuelvan en equilibrio, la lucha, estará siempre en lo hondo de la naturaleza humana, como fatalidad suprema.
Por otra parte, es mejor así. Hoy puede tratarse de lucha guerrera, económica, de ideas, pero el día en que no se luchara ya, sería un día de tristeza, de fin, de ruina. Mas tal día no llegará nunca: precisamente porque la historia se presenta siempre como un panorama en transformación continua. Pretender volver a la calma, a la paz, a la tranquilidad significaría oponerse contra las tendencias del actual período dinámico. Tenemos que prepararnos para otras sorpresas, para otras luchas. No habrá un período de paz sino cuando los pueblos se abandonen en un ensueño cristiano de fraternidad universal y puedan tender la mano por encima de los océanos y de las montañas. Por mi parte, yo no creo gran cosa en estos ideales, pero no los excluyo, porque yo, no excluyo nada." (Discurso en el Politeama Rossetti, de Trieste, 20 de septiembre de 1920; en Discorsi politici ("Discursos políticos”), Milán, Imprenta del "Popolo d' Italia", 1921, pág. 108.)
(5) "Entiendo el honor de las naciones en la contribución que han dado a la cultura de la humanidad." E. Ludwig, Coloquios con Mussolini, edición italiana, Milán, Mondadori, 1932, pág. 199.)
(6) "Denominé, en cambio, esta organización "Fascios italianos de combate". En esta palabra dura y metálica, ya estaba todo el programa del fascismo, tal como yo lo soñaba, tal como yo quería que fuese, tal como yo lo hice.
Todavía es ese nuestro programa, camaradas: combatir.
Para nosotros los fascistas, la vida es un combate continuo, incesante, que nosotros aceptamos con gran desenvoltura, con gran valor, con toda la intrepidez necesaria,." (En Roma, en ocasión del VII aniversario de la fundación de los Fascios, 28 de marzo de 1926; en Discorsi del 1926 ("Discursos de 1926"), Milán, ed. Alpes, 1927, pág. 98.)
"Henos aquí nuevamente en la esencia misma de la filosofía fascista. Recientemente, cuando un filósofo finlandés me pidió que le expresara el sentido del fascismo en una frase, yo escribí en alemán: "Nosotros estamos contra la vida cómoda." (E. Ludwig, Coloquios con Mussolini, pág. 190 de la edición italiana Mondadori.)
(7) "Si el fascismo no fuese una fe, ¿cómo podría infundir estoicismo y valentía en sus gregarios? Solamente una fe que haya alcanzado alturas religiosas puede sugerir palabras como las pronunciadas por los labios, ahora exangües, de Federico Florio." (Vínculos de sangre en el "Popolo d' Italia" del 19 de enero de 1922, y en Diuturna, ed. Alpes, Milán, 1929, pág. 256.)
(8) "La tradición es, indudablemente, una de las mayores fuerzas espirituales de los pueblos, porque es una creación sucesiva y constante del alma de los mismos." (Breve preludio, en la revista Gerarchia, año I, 1922, núm. 1, y en Tempi della rivoluzione fascista, Milán, ed. Alpes, 1930, pág. 13.)
(9) "Nuestro temperamento nos lleva a considerar el aspecto concreto de los problemas, y no sus sublimadas apariencias ideológicas o místicas. Por esto nos es tan fácil recobrar el equilibrio." (Aspetti del dramma ("Aspectos del drama"), en el "Popollo d' Italia" del 31 de octubre de 1927, y en Diuturno, página 86.)
"Nuestra batalla es más ingrata, pero es también más hermosa, porque nos obliga a contar únicamente con nuestras, fuerzas. Hemos rasgado todas las verdades reveladas hemos escupido a todos los dogmas, hemos rechazado todos los paraísos y escarnecido a todos los charlatanes - blancos, rojos, negros ‑que despachan sus milagrosas drogas para, dar la "felicidad" al género humano. No creemos en programas, en esquemas, en santos, en apóstoles; sobre todo, no creemos en la felicidad, en la salvación, en la tierra prometida.
No creemos en una solución única ‑sea económica política o moral ‑, en una solución lineal de los problema de la vida, porque - ¡oh, ilustres predicadores de todas las sacristías!‑ la vida no es lineal y jamás podréis constreñirla en un segmento cerrado entre necesidades primordiales." (Navigare necesse, en el "Popolo, d'ltalia”, 12 de enero de 1922, y en Diuturno, pág. 223.)
(10) "No somos, y no queremos ser momias pererrinerriente inmóviles de cara al mismo horizonte, ni queremos encerrarnos dentro del angosto cerco de la beatería subversiva, donde se murmuran mecánicamente fórmulas que son la misma cosa que las oraciones de las religiones profesadas. Somos hombres y hombres vivientes, y queremos dar nuestra contribución, aunque sea modesta, a la creación de la historia." (Audacia, en el "Popolo d' Italia", 15 de noviembre de 1925, y en Diuturno, pág. 11.)
"Nosotros agitamos valores morales y tradicionales que el socialismo descuida o menosprecia; pero el fascismo, sobre todo, rehuye de todo lo que, pudiera ser hipoteca arbitraria sobre el misterioso futuro.(Dopo due anni "Dos años después") en el "Popolo d' Italia,", 23 de marzo de 1921, y en Diuturno, página 242.)
"Ante las palabras y los conceptos que se enlazan, de derecha y de izquierda, de conservación y de renovación, de tradición y de progreso, nosotros no nos asimos desesperadamente al pasado, como a una suprema tabla de salvación ni nos lanzarnos a ciegas entre las seductoras nebulosidades del porvenir." (Breve preludio (1922 , citado en Tiempos de la revolución fascista, pág. 14).
"Lo negativo, lo eterno inmóvil, es condenación. Yo estoy por el movimiento Soy un marchador." (E. Ludwig, Coloquios con Mussolini, pág. 204.)
(11) "Hemos sido los primeros en afirmar, frente al individualismo democrático-liberal, que el individuo no existe sino en el Estado y subordinado a las necesidades del Estado, y que a medida que la civilización, va cobrando formas más complejas, cada vez más se restringe la libertad del individuo." (En el Gran "Rapporto" del Fascismo, 14 de septiembre de 1929; en Discorsi de 1929, Milán, ed. Alpes, 1930, pág. 280.)
"Lo sentido del Estado domina en la conciencia de los italianos, los cuales sienten que sólo el Estado puede constituir la garantía insustituible de sus libertades y de su independencia; que solamente el Estado representa la continuidad para el porvenir de la propia estirpe y de la propia historia." (Mensaje del VII aniversario, 25 de octubre de 1929; pág. 300.)
Pues que durante los ochenta años transcurridos hemos realizado progresos tan considerables, podéis suponer, más aún, prever, que durante los próximos cincuenta u ochenta años, el camino recorrido por ltalia, de esta Italia que sentimos tan poderosa, tan animada de linfas vitales, será verdaderamente grandioso, sobre todo si durara la concordia de todos los ciudadanos, si el Estado seguirá siendo árbitro de las contiendas político‑sociales, si todo estará dentro del Estado y nada fuera del Estado, porque hoy por hoy no se concibe un individuo fuera del Estado, a no ser que se trate del individuo salvaje que no puede reivindicar para sí sino la soledad y las arenas del desierto." (Discurso en el Senado, 12 de mayo de 1928; en Discorsi del 1928, pág. 109.)
"El fascismo ha restituido al Estado su actividad soberana ‑ reivindicando su absoluto valor ético contra todos los particularismos de clase y de categoría; ha restituido al gobierno del Estado, reducido a ser instrumento ejecutivo de la Asamblea legislativa, su dignidad de representante de la personalidad del Estado y la plenitud de su potestad de imperio; ha sustraido la administración a las presiones de todos las facciones y de todos los intereses (Al Consejo del Estado, el 22 de diciembre de 1928.)
(12) "A nadie se le ocurra tampoco negar el carácter moral del Estado fascista, porque yo me avergonzaría de hablar desde esta tribuna si no estuviera seguro de representar la fuerza moral y espiritual del Estado. ¿Qué sería el Estado sí no poseyera un espíritu propio, una moral suya, que es la que da fuerza a sus leyes y gracias a la cual logra hacer que los ciudadanos le obedezcan?
"... El Estado fascista reivindica plenamente su propio carácter de eticidad: es católico, pero es fascista, sobre todo, exclusivamente, esencialmente fascista. El catolicismo lo integra y nosotros lo declaramos abiertamente, pero a nadie se le ocurra, bajo especie filosófica y metafísica, que podrá cambiarnos las cartas en la mesa." (Discurso en la Cámara de Diputados, del 13 de mayo de 1929; Gli accordi del Laterano ("los acuerdos de Letrán"), Roma, ed. Librería del Littorio, 1929, pág. 106).
“... un Estado que tenga conciencia de su propia misión y que represente a un pueblo en marcha, un Estado que transforme a dicho pueblo continuamente, incluso en su mismo aspecto físico. El Estado debe decir, a tal pueblo, grandes palabras, agitar grandes ideas y grandes problemas, no limitarse a hacer solamente ordinaria administración." (Obra cit., pág. 107.)
(13) "El concepto de la libertad no es absoluto, porque en la vida no hay nada absoluto. La libertad no es un derecho: es un deber. No es una concesión, es una conquista; no es una igualdad es un privilegio. El concepto de libertad cambia con el transcurso del tiempo. Hay una libertad en tiempo de paz que no es la libertad del tiempo de guerra. Hay una libertad en tiempos de riqueza, que no puede concederse en tiempos de miseria." (En el V aniversario de la fundación de los Fascios de Combate, 24 de marzo de 1924; en el volumen La nuova política dell ´Italia, III, Discorsi del 1924, Milán, ed. Alpes, 1925, pág. 35).
"En nuestro Estado no le falta al individuo la libertad. La posee mucho más que el hombre aislado: pues que el Estado lo protege, él mismo es una parte del Estado. En cambio, el hombre aislado está indefenso." (E. Ludwig, Coloquios con Mussolini, edición italiana Mondadori, pág. 129).
(14) "Hoy anunciamos al mundo la creación del poderoso Estado unitario italiano, desde los Alpes hasta la Sicilia, y este Estado se manifiesta en una democracia centralizada, organizada, unitaria, en la cuya democracia el pueblo circula con toda comodidad, porque, señores, introducís al pueblo en la ciudadela del Estado, y él la defenderá, o lo dejáis afuera y él la asaltará." (En la Cámara de Diputados, 26 de mayo de 1927; en Discorsi del 1927, pág. 159.)
"En el régimen fascista, la unidad de todas las clases, la unidad Política, social, moral del pueblo italiano, se realiza en el Estado, y solamente en el Estado fascista,." (En la Cámara de Diputados, el 9 de diciembre de 1928, pág. 333).
(15) "Hemos creado el Estado unitario italiano. Reflexionemos que, desde el imperio en adelante, Italia no volvió a ser jamás un Estado unitario. Aquí reconfirmamos no menos enérgicamente, mi fórmula del discurso del "Scala" de Milán, "todo en el Estado, nada contra el Estado nada fuera del Estado." (En la Cámara de Diputados, 26 de mayo de 1927; en Discorsi del 1927, pág. 157.)
(16) "Estamos en un Estado que controla todas las fuerzas que obran en el seno de la nación. Controlamos las fuerzas políticas, controlamos las fuerzas morales, controlamos las fuerzas económicas estamos, por lo tanto, en pleno Estado corporativo fascista...
"Nosotros representarnos un principio nuevo en el mundo, nosotros representamos la antítesis neta, categórica, definitiva, de todo el mundo de la democracia, de la plutocracia, de la masonería, o, en pocas palabras, de todo el mundo de los inmortales principios de 1789." (En ocasión de instalar al nuevo Directorio nacional del Partido, 7 de abril de 1926; en Discorsi del 1926, pág. 120.)
"El Ministerio de Corporaciones no es un órgano burocrático, ni tampoco pretende sustituir a las organizaciones sindicales, cuya acción debe ser necesariamente autónoma, dirigida) a encuadrar, seleccionar y mejorar a sus adherentes. El Ministerio de Corporaciones es el órgano que, así en el centro como en la periferia, realiza la corporación integral y permite alcanzar el equilibrio entre los intereses y las fuerzas del mundo económico. Realización posible en el terreno del Estado, porque solamente el Estado trasciende de los intereses contrastantes de los individuos y de los grupos, para coordinarlos según un fin superior; realización facilitada, por el hecho de que todas las organizaciones económicas reconocidas, garantizadas, tuteladas en el Estado corporativo, viven en la órbita común del Fascismo (En la inauguración del Ministerio de Corporaciones 31 de julio de 1926; en Discorsi del 1926, pág. 250.)
"Hemos constituido el Estado corporativo y fascista, el Estado de la sociedad nacional, el Estado que reúne, controla, armoniza y atempera los intereses de todas las clases sociales, las cuales se sienten todas igualmente tuteladas. Y en tanto que antes, durante los años del régimen democrático‑liberal, las masas trabajadoras miraban con desconfianza al Estado, se hallaban fuera del Estado, estaban contra el Estado, consideraban al Estado como a enemigo de cada día y de cada hora, hoy ya ningún italiano que trabaja deja de buscar su propio lugar en las Corporaciones, en las Federaciones porque entiende ser una molécula viviente de ese grande, inmenso organismo viviente que es el Estado nacional corporativo fascista". (En ocasión del IV aniversario de la Marcha sobre Roma, desde el balcón del palacio Chigi, 28 de octubre de 1926 volumen citado, páq. 340.)
(17) "La guerra ha sido "revolucionaria", en el sentido de que ha liquidado, en ríos de sangre, el siglo de la democracia, el siglo del número, de la mayoría, de la cantidad". (Da che porte va il mondo ‑"Hacia dónde va el mundo" en la revista Gerarchia, 1922 y en Tiempos de la revolución fascista, página 37.)
(18) Véase nota 13.
(19) "La raza: se trata de un sentimiento, no de una realidad; el 95 por 100 es sentimiento." (E. Ludwig, Coloquios con Mussolini, pág. 75.)
(20) "Una nación existe en cuanto sea un pueblo. Un pueblo asciende en cuanto sea numeroso, laborioso y ordenado. El resultado de este trinomio fundamental es el poderío." (En la Asamblea general del Régimen, 10 de marzo de 1929; en el volumen de Discursos de 1929, edic. it., pág. 24.)
"El fascismo no niega el Estado; afirma que no se puede concebir una sociedad cívica nacional o imperio, sino bajo especie de Estado." (Stato, antistato, fascismo"), Estado, anti‑Estado, fascismo"‑, en la revista Gerarchia, 25 de junio de 1932 y en Tiempos de la revolución fascista, pág. 94).
"Para nosotros, la nación es, sobre todo, espíritu, y no solamente territorio. Ha habido Estados que han poseído inmensos territorios y que no dejaron huella alguna en la historia humana. No es solamente número, porque en la historia también ha habido Estados muy pequeños, microscópicos, que legaron documentos memorables, imperecederos, en el arte y en la filosofía.
La grandeza de la nación es el conjunto de todas estas virtudes, de todas estas condiciones. Una nación es grande cuando traduce en la realidad la fuerza de su espíritu." (Discurso de Nápoles, 24 de octubre de 1922; en I discorsi della rivoluzione "Los discursos de la revolución"‑. Milán, ed. Imperia; 1923, pág. 58.)
"Queremos unificar a la nación en el Estado soberano, que está por encima de todos y puede estar contra todos, porque representa la continuidad moral de la nación en la Historia. Sin Estado no hay tampoco nación. Solamente hay aglomeraciones humanas, susceptibles de todas las desintegraciones que la Historia les puede infligir."` (En el Consejo Nacional del Partido Fascista, 9 de agosto de 1924 en el volumen La nueva política de Italia IV edición, ya citado, página 3l9.)
(21) "Yo creo que los pueblos..., si es que quieren vivir, tienen que desarrollar una cierta voluntad de potencia; de otro modo, vegetan y malviven, y terminan por ser presa de otro pueblo más fuerte y que posee mayormente desarrollada dicha voluntad de potencial." (Discurso en el Senado, 28 de mayo de 1926.)
(22) "Es el fascismo el que ha forjado el carácter de los italianos, quitando de nuestras almas toda escoria impura, templándolo para todos los sacrificios, dando a la fisonomía italiana su verdadero aspecto de fuerza y belleza." Discurso de Pisa, 25 de mayo de 1926 en el volumen Discursos de 1926. edic. ital., citada, pág. 193.)
"No será inoportuno ilustrar el carácter intrínseco, la significación profunda de la Leva fascista. No se trata, tan sólo de una ceremonia, sino de un momento importantísimo del sistema de educación y de preparación totalitaria e integral del hombre italiano que la revolución fascista, conceptúa como uno de los cometidos fundamentales e indispensables del Estado; más aún, el fundamental sin más. Toda vez que el Estado no lo desempeñe o acepte discutirlo, compromete, sencillamente, su derecho mismo a existir." (En la Cámara de Diputados, 28 de mayo de 1928; en Discursos de 1928, edic. ital. ya citada, pág. 68.)

1 comentario:

  1. es interesante que algo que a ningun estudiante le llame la atenci{on sea tan rico en contenido ademas, esto nos ayuda a adquirir muchos conocimeintos de nuestros antepasados

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