marzo 14, 2010

Discurso donde se enuncia la "Doctrina Truman" ante el Congreso de EE.UU (1947)

Discurso ante el Congreso de los EE. UU. donde se hace la primera exposición pública de la "Doctrina Truman" [1]
Harry S. Truman
[12 de Marzo de 1947]

La gravedad de la situación a la que el mundo debe hacer frente en la actualidad requiere de mi aparición ante una sesión conjunta del Congreso. Se trata de un asunto que concierne a la política exterior y a la seguridad nacional de este país.
Estados Unidos ha recibido un llamamiento urgente del gobierno griego solicitando ayuda económica y financiera. Los informes corroboran la afirmación del gobierno griego, según la cual esta ayuda es fundamental para que Grecia sobreviva como nación libre.
Grecia no es un país rico. La carencia de recursos naturales siempre ha obligado al pueblo griego a trabajar duro para poder seguir adelante. Desde 1940, este país trabajador y pacífico ha sufrido una invasión, cuatro años de una cruel ocupación del enemigo y encarnizadas luchas internas.
Cuando las fuerzas de liberación entraron en Grecia, se encontraron con que los alemanes, que se batían en retirada, habían destruido prácticamente los sistemas de comunicación. Más de mil pueblos habían sido arrasados por las llamas. Ochenta y cinco por ciento de los niños padecía tuberculosis. El ganado, las aves de corral y los animales de tiro casi habían desaparecido. La inflación había acabado poco menos que con los ahorros de toda la población. Como resultado de estas trágicas condiciones, una minoría militante fue capaz de crear el caos político que no ha permitido la recuperación económica del país. Hoy en día, Grecia carece de fondos para financiar la importación de los bienes necesarios. Bajo estas circunstancias, el pueblo griego no puede avanzar en la solución de sus problemas de reconstrucción. Grecia necesita ayuda económica y financiera desesperadamente para poder seguir comprando comida, ropa, combustible y semillas. Estos elementos resultan indispensables para la subsistencia de su pueblo y tan sólo pueden obtenerlos del extranjero.
La propia existencia del Estado griego se ve amenazada por las actividades terroristas de varios miles de hombres armados liderados por comunistas, que desafían la autoridad del gobierno en varias zonas, pero especialmente a lo largo de la frontera norte del país. Estados Unidos debe proporcionar esta asistencia. No existe ningún otro país al que pueda recurrir la Grecia democrática. Ninguna otra nación está dispuesta y es capaz de proporcionar el apoyo que necesita el gobierno griego democrático.
El gobierno británico, que ha asistido a Grecia en el pasado, no puede seguir prestando ayuda económica o financiera tras el 31 de marzo.
El gobierno de Grecia no es perfecto. Aun así, representa a 85% de los miembros del Parlamento griego, que fueron elegidos en las elecciones celebradas el año pasado. Los observadores internacionales, incluidos 692 estadounidenses, consideraron que los comicios fueron una expresión justa de las opiniones del pueblo griego. El gobierno griego se ha visto obligado a trabajar en un ambiente de caos y extremismo. Es cierto que ha cometido errores, pero la concesión de esta ayuda no significa que Estados Unidos apruebe todo lo que el gobierno griego ha hecho o vaya a hacer. En el pasado hemos condenado, y seguimos condenando, las medidas extremistas de la derecha o la izquierda. En el pasado hemos aconsejado tolerancia, y la seguimos aconsejando ahora.
El vecino de Grecia, Turquía, también merece nuestra atención. Sin lugar a dudas, el futuro de Turquía como Estado independiente y económicamente sólido es tan importante como el de Grecia para los pueblos pacíficos del mundo. La situación en que se halla Turquía hoy en día es muy distinta de la de su vecino heleno, ya que no ha padecido los desastres que asuelan al gobierno griego. Y, además, durante la guerra, Estados Unidos y Gran Bretaña proporcionaron ayuda material a Ankara. A pesar de todo, Turquía necesita ahora nuestro apoyo.
Soy plenamente consciente de las consecuencias en caso de que decidiéramos brindar ayuda a Grecia y Turquía. Uno de los principales objetivos de la política exterior de Estados Unidos es la creación de las condiciones necesarias para que nosotros y otras naciones podamos llevar un estilo de vida libre de toda coacción, lo cual fue una de las cuestiones fundamentales en la guerra contra Alemania y Japón, países que pretendían imponer su voluntad y su forma de vida a otras naciones.
Para asegurar el desarrollo pacífico de las naciones, Estados Unidos ha asumido un papel destacado en la fundación de las Naciones Unidas, una organización que se ha creado para garantizar independencia y una libertad duradera a todos sus miembros. Sin embargo, no lograremos cumplir con nuestros objetivos a menos que estemos dispuestos a ayudar a liberar a otros pueblos para que puedan mantener sus instituciones libres y su integridad nacional ante los movimientos agresivos de los regímenes totalitarios. Esto no es más que un reconocimiento sincero de que los regímenes totalitarios impuestos a pueblos libres, mediante agresión directa o indirecta, socavan los cimientos de la paz internacional y la seguridad de Estados Unidos.
Recientemente, los ciudadanos de varios países han visto cómo se les imponían regímenes totalitarios contra su voluntad. El gobierno de Estados Unidos ha expresado protestas contra la coacción y la intimidación, algo que viola el acuerdo de Yalta, a las que han sido sometidas las poblaciones de Polonia, Rumania y Bulgaria. También debo manifestar que en otros varios países han ocurrido hechos similares. En este momento de la historia mundial, casi todas las naciones deben escoger entre estilos de vida alternativos. Y muy a menudo esta elección no es libre.
Una de estas formas de vida se basa en la voluntad de la mayoría, y se distingue por sus instituciones libres, su gobierno representativo, la celebración de elecciones libres, la existencia de garantías de libertad individual, la libertad de expresión y religión y la ausencia de opresión política.
El segundo estilo de vida se basa en la voluntad de una minoría impuesta por la fuerza. Su poder reside en el terror y la opresión, en prensa y radios controladas, en elecciones amañadas y en la supresión de las libertades individuales.
Creo que la política de Estados Unidos debe consistir en brindar ayuda a los pueblos libres que se están resistiendo a ser subyugados por minorías armadas o por presiones externas. Creo que debemos prestar auxilio a los pueblos libres para que puedan elegir su propio destino. Creo que nuestra ayuda debe ser básicamente econó-mica, lo cual es esencial para mantener la estabilidad financiera y los procesos políticos.
El mundo no es estático, y el statu quo no es sagrado. Pero no podemos permitir que haya cambios en el statu quo que infrinjan la Carta de las Naciones Unidas y que recurran a métodos como la coacción y subterfugios como la infiltración política. Al ayudar a naciones libres e independientes a mantener su libertad, Estados Unidos estará haciendo efectivos los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
En caso de que no acudamos en ayuda de Grecia y Turquía, las consecuencias serán de gran alcance tanto para Occidente como para Oriente. Debemos tomar medidas inmediatas.
Por lo tanto, pido al Congreso que me conceda autorización para prestar ayuda a Grecia y Turquía por un valor de 400 millones de dólares para el período que finaliza el 30 de junio de 1948. A la hora de solicitar estos fondos, he estimado conveniente que se destine a Grecia la máxima cantidad posible de los 350 millones de dólares que recientemente pedí al Congreso que autorizara para la prevención de la hambruna y el sufrimiento en países asolados por la guerra.
Vamos a embarcarnos en una tarea muy seria.Y no lo recomendaría de no ser porque la alternativa es mucho peor. Estados Unidos invirtió 341.000 millones de dólares para ganar la Segunda Guerra Mundial. En este caso, se trata de invertir en la paz y la libertad mundial.
Las semillas de los regímenes totalitarios se nutren de la miseria y la necesidad. Se extienden y crecen en la tierra malvada de la pobreza y la lucha. Alcanzan su máximo crecimiento cuando las esperanzas de la gente para alcanzar una vida mejor se desvanecen. Nosotros debemos mantener esa esperanza con vida. Los pueblos libres del mundo vuelven la vista hacia nosotros en busca de apoyo para poder mantener la libertad. Si nos mostramos débiles en nuestro liderazgo, podríamos poner en peligro la paz del mundo y el bienestar de nuestra propia nación.
HARRY S. TRUMAN

[1] La doctrina Truman se enuncia en circunstancias del desarrollo de la crisis producida por la Guerra Civil Griega, jaqueada por guerrillas comunistas, y facultaba a dar apoyo a "personas libres que están resistiendo los intentos de dominio por minorías armadas o por presiones exteriores. En otras palabras, fue enunciada para dar soporte intervencionista a gobiernos frente al comunismo y fue la piedra fundacional de la Guerra Fría y la carrera nuclear. Como anecdota se cuenta que el senador republicano Arthur Vandenberg, partidario de aprobar la ayuda, se dice que le habia aconsejado a Truman que para conseguir el apoyo del Congreso debía "asustar "asustar de muerte al pueblo norteamericano". Esto fue lo que finalmente este intentó hacer dibujando en su discurso un mundo dividido en dos tipos de vida, una basada en la libertad y otra en la tiranía. El Congreso finalmente aprobó una ayuda que se convirtió en el primer acto de la política de "contención" norteamericana.

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