abril 16, 2010

"...tomad mi vida. La cedo gustoso..." Carta de August Spies al Gobernador de Illinois

MARTIRES DE CHICAGO
Carta de August V. T. Spies al Gobernador de Illinois Richard James Oglesby
“…tomad mi vida. La cedo gustoso con tal que quede satisfecha vuestra bárbara venganza, y que dejéis vivir a mis queridos compañeros”
[6 de Noviembre de 1887]

Chicago, 6 de noviembre de 1887
Al gobernador Oglesby
El hecho de que dos de los acusados han solicitado el indulto y los otros no, creo que no debe influir en vuestra decisión definitiva. Algunos de mis amigos han solicitado la libertad completa. Encontraban que era tan grande la injusticia que se les hacia, que no podían resolverse a pedir la conmutación de su pena por la inmediata, ya que se juzgaban inocentes. En cuanto a mí, no puedo pensar sin indignación en la posición en que se me ha colocado. Téngase en cuenta los hechos que, basados en la mentira, la ficción y la calumnia, ha divulgado la prensa con objeto de desacreditar a una gran parte del pueblo; estos hechos no los puede admitir un hombre honrado, imparcial y justo. Los condenados no han querido colocaros en una situación apurada, y la resolución definitiva queda a vuestra incondicional discreción.
Os ruego que no os dejéis influir por la diferente manera de obrar que han tenido unos y otros acusados. Durante el juicio, se ha visto clara y palpablemente el deseo que tenían nuestros perseguidores de matarme a mí, sin necesidad de imponer a mis compañeros tan grave castigo. Todo el mundo tiene la convicción de que nuestros acusadores se hubieran contentado con una sola vida: pues que sea la mía. Grinnell lo ha dicho bien claro. No necesito protestar de mi inocencia.
Dejo al juicio de la historia el cuidado de rehabilitarme. Pero a vos os pregunto: Si hay necesidad de sangre, ¿no os basta la mía? El fiscal de Cook Country no pide más. Tomadla, pues, tomad mi vida. La cedo gustoso con tal que quede satisfecha vuestra bárbara venganza, y que dejéis vivir a mis queridos compañeros.
Yo sé que cada uno de éstos está tan dispuesto a morir como yo, y tal vez más. No es, pues, creyéndoles hacer un favor por lo que hago este sacrificio de mi existencia; lo hago para bien de la humanidad, del progreso y del racional desarrollo de las fuerzas sociales, que han de colocar al mundo a un nivel mucho más elevado y justo. En nombre de las tradiciones de esta nación os aconsejo que no autoricéis el asesinato de siete hombres cuyo único crimen consiste en la convicción de sus ideas y en sus trabajos, que más que a ellos han de aprovechar a la futura generación. Y si el asesinato legal es necesario, contentaos con uno, y pueda mi sola sangre apagar vuestra sed.
AUGUST SPIES

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