“DISCURSO EN LA CONCENTRACION DE EMPLEADOS DE CORREOS Y TELECOMUNICACIONES”
Juan Domingo Perón
[21 de Septiembre de 1944]
En primer lugar rindo un caluroso homenaje a nuestros ilustres visitantes brasileños. Asimismo, aprovecho la ocasión para rendir homenaje a esa hermosa nación ya su ilustre presidente, señor Vargas.
Celebro, señores, la llegada de los empleados de Correos y Tele¬comunicaciones a esta casa, que ya es conocida con el nombre de Casa de los Trabajadores. La Secretaria de Trabajo y Previsión, por mi intermedio, les da su caluroso saludo y les repite las ya viejas palabras de esta casa: nosotros no prometemos, sino que realizamos.
Cuando se me pidió el Estatuto del Empleado Civil, yo hice llegar a la Liga Argentina de Empleados Públicos mis observaciones. Ese Estatuto, como todos, para ponerse en vigencia necesita tres puntos de apoyo: los empleados, el Estado y la Secretaría de Trabajo y Previsión. Esos tres puntos de apoyo son los únicos capaces de darle solidez a la estructuración de cualquier estatuto: porque por la misma razón de que así como una mesa no puede sostenerse con dos patas, sino que por lo menos necesita tres, cualquier estatuto no puede sostenerse en dos intereses contrapuestos, sino que necesita un tercero, imparcial, que pueda juzgar entre las justas aspiraciones de unos, las necesidades del otro y la conveniencia del Estado.
Cuando se me pidió el Estatuto del Empleado Civil, yo hice llegar a la Liga Argentina de Empleados Públicos mis observaciones. Ese Estatuto, como todos, para ponerse en vigencia necesita tres puntos de apoyo: los empleados, el Estado y la Secretaría de Trabajo y Previsión. Esos tres puntos de apoyo son los únicos capaces de darle solidez a la estructuración de cualquier estatuto: porque por la misma razón de que así como una mesa no puede sostenerse con dos patas, sino que por lo menos necesita tres, cualquier estatuto no puede sostenerse en dos intereses contrapuestos, sino que necesita un tercero, imparcial, que pueda juzgar entre las justas aspiraciones de unos, las necesidades del otro y la conveniencia del Estado.
Tan es así que ese estatuto nació ya con su pecado original y su primer paso lo llevó necesariamente a su primera caída. El estatuto que debe dar a ustedes estabilidad, y ya tarda en llegar, ha de ser estructurado sobre las bases de los factores que juegan en este problema; el empleado que defiende sus justas aspiraciones, el Estado patrón que defiende sus intereses y el Estado Juez, que sería la Secretaría, que realiza la justicia distributiva de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Es indudable que la Secretaría de Trabajo y Previsión debe ser el órgano estatal que comience la estructuración de todo organismo destinado a establecer relaciones entre empleadores y empleados, bajo la vigilancia y la tutela de las autoridades del Estado.
Ustedes llegan hoy a la Secretaría de Trabajo. Si el estatuto del empleado civil no estuviese suspendido en sus efectos, la Secretaría de Trabajo y Previsión no hubiera podido atenderlos ni ayudarles en sus justas demandas, porque sería una acción que está detenida por un decreto-ley, también del Estado.
Yo ya he conversado con el presidente de la Liga de Empleados Públicos, y con el señor ministro del Interior hemos acordado un modus vivendi hasta que se pueda promulgar definitivamente el Estatuto del Empleado Público.
Aclarando esto, para salvar la parte disciplinaria de nuestra institución de trabajo, paso a considerar el Estatuto que ustedes han presentado a la Secretaría, anticipándoles que nuestro organismo, en cumplimiento de su misión específica, se encargará desde hoy de gestionar las mejoras que ustedes ambicionan, con el mismo interés con que lo harían ustedes mismos.
Nosotros hemos dicho varias veces que en esta casa tratamos de asegurar una justicia más humana, y en ese sentido creemos factible comenzar inmediatamente el estudio de las cuestiones que comprende la jubilación de los empleados de Correos y Telecomunicaciones. El régimen de las casas es un tanto difícil en estos momentos. Hemos tomado cajas que estaban en un estado bastante calamitoso. Los cálculos actuariales sobre los cuales ellas habían afirmado su construcción han fallado en muchos casos, como han fallado en casi todas las instituciones de previsión social. El Estado ha debido concurrir en auxilio de esas cajas. Sin embargo, el concepto nuestro a ese respecto es que las jubilaciones deben asegurar, con absoluta justicia, la satisfacciones de las necesidades del trabajador. Esas necesidades son las que deben determinar los factores y las resoluciones que rigen las jubilaciones, para que cada persona tenga asegurada la suya dentro de un régimen absolutamente humano y justo. Haciendo girar esos factores, las cajas y el Instituto Superior de Previsión Social estudiarán inmediatamente el caso de ustedes, asegurándoles que desde esta casa yo influiré para que esto sea, como en todos los casos que se nos someten, el logro de una justicia más humana.
En cuanto a las mejoras de sueldos, entiende la Secretaría de Trabajo y Previsión podrán recibir simultáneamente esas mejoras, pero la Secretaría ha de trabajar a fin de que, a corto plazo, no queden empleado en Correos y Telecomunicaciones que no hayan recibido las mejoras compatibles con el momento económico que vive la Nación. A ese fin, tratará de asegurar para el año 1945, en el nuevo presupuesto, un aumento que estará absolutamente proporcionado a las mejoras que ustedes mismos han solicitado y que yo considero justas.
Para concluir, señores, después de esta primera visita que ustedes nos hacen, les ruego que consideren esta casa como la propia, pensando que la Secretaría de Trabajo tiene siempre abiertas a sus puertas, que los empleados y funcionarios que se desempeñan en ella, como ustedes, saben cuándo entran, pero no saben cuando salen.
JUAN DOMINGO PERÓN
No hay comentarios:
Publicar un comentario