julio 21, 2010

Intervención de Betancourt en la Convención Extraordinaria de A.D que eligió a Luis Pinerúa Ordaz candidato presidencial (1977)

INTERVENCION EN LA CONVENCIÓN EXTRAORDINARIA DE A.D. QUE ELIGIÓ A LUIS PIÑERÚA ORDAZ CANDIDATO PRESIDENCIAL
Rómulo A. Betancourt
[Agosto de 1977]

Conciudadanos, compañeras y compañeros de Partido, amigos, simpatizantes, independientes proadecos e independientes químicamente puros que quisieran ser proadecos y tienen miedo irrazonable de perder su independencia, “pero ya es querer tener miedo”. Compañero Luis Piñerúa, Candidato Presidencial de Acción Democrática y futuro Jefe de Estado de Venezuela para el período Constitucional 1979-1984.
ACCIÓN DEMOCRÁTICA, HERRAMIENTA Y CAMINO
Es tarea grata y fácil la de presentar la Candidatura Presidencial de Luis Piñerúa. Me ha encomendado esta tarea el Partido donde milito, Acción Democrática, Partido que fundé en 1937 -hace cuatro décadas- codo a codo e integrado a un grupo de hombres y de mujeres venezolanos animados de una fanatizada fe en nuestra tierra y en su gente, e imbuidos de la convicción que debíamos caminar con el pueblo venezolano hacia la conquista de las más nobles, las más libres, las más creativas formas de vivir en sociedad. Las formas democráticas, sistema político y estilo de vida que a través de veinte siglos ha demostrado ser el menos imperfecto y el más susceptible de superación permanente que haya arbitrado la inteligencia del hombre y su conciencia histórica. La democracia es hoy, como lo fue ayer y lo seguirá siendo mañana, por su capacidad de transformarse, de superarse y de responder a cada nuevo reto, el mejor o, como dijo Churchill, el menos malo de los sistemas de gobierno utilizados por la humanidad.
LUIS PIÑERÚA, ESCULTOR DE SÍ MISMO
Es tarea grata porque a Luis Piñerúa lo quiero como amigo, lo estimo como compañero de Partido y lo admiro como venezolano. Fácil porque no es un recién llegado, ni un recién vestido (sic), en la actividad política. Está en hora de extraordinaria significación vital: los 53 años. Pero 36 de ellos los ha dedicado a una activa y permanente actividad política. Esta candidatura no es comienzo de una travesía, sino el último tramo hacia el punto de llegada: Miraflores. De una travesía en la que ha ido forjándose a sí mismo, escultor de sí mismo, repechando el áspero camino de quien no nació en cuna rica, rodeado de los algodones de la comodidad, sino en cuna pobre. En el hogar que fundó aquel hombre bueno y de recta conducta, a quien recuerdo con emoción y fue compañero mío generacional: Policarpo Piñerúa. Hizo Luis sus estudios de primera enseñanza en su Güiria nativa y luego, como tantos orientales en época cuando la educación en Venezuela estaba en pañales, los de segunda enseñanza, en el Liceo “Andrés Bello”, un Liceo bilingüe (inglés-español), regentado en Puerto España, Trinidad, por un profesional venezolano.
Regresado a Venezuela, a los 17 años, ya estaba bregando en la lucha política: ya andaba por ahí repartiendo manifiestos y difundiendo consignas del PDN, del Partido Democrático Nacional clandestino, matriz fecunda y fuerte del Partido del Pueblo. Apenas de 20 años, comenzó a hacer su aprendizaje de calabozos. Fue detenido policialmente por haber promovido un movimiento electoral independiente, ligado al PDN pero desvinculado de la simbiosis gobernante PDV-PCV, pedevismo-comunismo. Fue a la cárcel de Carúpano, no a prisión rigurosa porque entonces no gobernaba una dictadura sino una democracia maltrecha y cojitranca. En esa época comenzó nuestro contacto. Me puso un telegrama desde la cárcel y le contesté (el otro día me llevó el telegrama) en un tono muy solemne “Cuente usted, Piñerúa, con el respaldo pleno del Partido. A defenderlo en los Tribunales sale el recién graduado abogado Luis Augusto Dubuc”. Ya legalizado Acción Democrática en el Estado Sucre, con prolongado retardo porque el Gobierno sabía que Oriente era adeco, se acercaron los momentos más tensos de la lucha entre un régimen minoritario y sectario y un gran pueblo que queda votar: que exigía honradez administrativa y reclamaba al Gobierno que enfrentara los problemas fundamentales del país. Luis Piñerúa vino a Caracas, al mitin que precedió al vuelco histórico del 18 de octubre de 1945. Se produjo la Revolución. No vaya extenderme en mayores detalles acerca de ella. Lo cierto fue que Luis Piñerúa siguió actuando en política desde la calle, sin ambiciones burocráticas. No se quedó en Caracas pi¬diéndole a sus compañeros de Partido que le dieran un cargo público en un Ministerio. Se fue a Oriente, a seguir entregado a la organización del Partido; a educarse políticamente no sólo en el leer constante, sino también en el contacto directo con hombres y con problemas. En tres años (1945-1948) Acción Democrática trazó una división profunda en la historia de Venezuela. Ya los historiadores están escribiendo que la vida contemporánea de la República, de 1830 a 1957, tiene un hito divisorio: antes del 18 de octubre de 1945 y después del 18 de octubre de 1945. Porque el sufragio libre, el derecho de los venezolanos hombres y mujeres mayores de 18 años a escoger sus gobernantes; el comienzo de la sustitución de una economía dependiente del solo hilo petrolero por una economía diversificada; el inicio desde el Estado de una acción de rescate de la riqueza del subsuelo petrolífero del país; vuelcos profundos en la educación, en la defensa de la salud pública, en la moralidad administrativa, se iniciaron en el trienio 1945-1948. Cuando fue derrocado por una conjura del Estado Mayor, y no de las Fuerzas Armadas en su conjunto, el Gobierno legítimo de Don Rómulo Gallegos, el compañero insigne, Luis Piñerúa se fue a la resistencia; se convirtió en un organizador clandestino del Partido en Sucre, en Anzoátegui, en Monagas. Cayó preso. Durante seis años recorrió casi todas las cárceles de Venezuela, y se doctoró en calabozos en la Modelo de Caracas y en la Penitenciaría de San Juan de los Morros. En todo ese tiempo Luis Piñerúa dedicaba los largos días y las noches insomnes de los calabozos a leer, a estudiar y no a jugar dominó. A leer obras de historia, economía, ciencias políticas, ciencias sociales; a forjarse una cultura, en ese duro pero seguro esfuerzo del autodidacta. Exiliado llegó a México; allí vivió del 54 al 57. No se dedicó a escuchar “mariachis”, ni a comer “antojitos”, ni a beber de vez en cuando sus “tequilas”. Se metió en la Universidad Autónoma de México a seguir un curso libre de economía y a trabajar para el mantenimiento de su hogar, para que pudieran ser menores las estrecheces de su admirable Berenice y de sus hijos. Allí lo conoció, estimó y admiró mucho Juan Pablo Pérez Alfonso. Inclusive lo entusiasmó para que pusieran juntos una librería en Jalapa. Pero para esos mismos días se produjo el plebiscito y Luis, político avisado, presumió lo que iba a suceder: que Venezuela no toleraría ya más que una pandilla de fascinerosos continuara humillando a la Nación, robándola y deshonrándola. Pensó que vendría lo que después sucedió: el “23 de enero”. La librería fue un propósito nonato y Luis Piñerúa regresó a Maiquetía apenas horas después de que ejército y pueblo unidos el 23 de enero de 1958, derrocaran a una dictadura que afrentaba al país. Apenas estuvo unas horas en Caracas; se fue para Oriente a organizar el Partido. Trabajador insigne, laborioso, sin tomar descanso, sin hacer pausas en su esfuerzo. Había sido Diputado a la Constituyente en 1946; luego volvió al Congreso en 1959, hasta que en 1960, necesitando yo un Gobernador para Monagas, pensé en el hombre de Güiria, y lo designé para ese cargo ejecutivo. Pude decir, algunos meses después, sin asomo de halago pero haciendo justicia, que era el mejor Gobernador en actuación dentro del equipo de Gobierno. En 1960 lo transferí a la Presidencia del Instituto Agrario Nacional y fue en esa época, y en la precedente de Alejandro Izaguirre, cuando más tierras se repartió entre los campesinos desposeídos, y mayores los créditos y mejor la asistencia técnica aportados a los beneficiarios de la Reforma Agraria.
Luis Piñerúa, dentro de la pirámide partidista, ha ido ascendiendo progresivamente, sin propinar codazos; sin darle zancadillas a nadie; sin valerse de intrigas, y sin adular a quienes ocupaban posiciones destacadas dentro del Partido o del Gobierno. De Secretario de Organización en el Comité Municipal de Güiria, en 1943, a Secretario Nacional de Organización del Partido, después de la derrota del 69 (sic, por: 68), fue la suya una trayectoria limpia, clara. Como Secretario de Organización Nacional del Partido fue el real comandante del equipo acoplado, transido de mística y de fe, que produjo, unido al carisma personal a Carlos Andrés Pérez, al arrollador triunfo electoral de 1973. Fue luego al Ministerio de Relaciones Interiores y ejerció, transitoriamente, la Presidencia de la República durante la ausencia del Jefe del Estado fuera del país. Esto significa que Luis Piñerúa no es un inédito en las funciones administrativas. No aspira legítimamente a la Presidencia de Venezuela con el solo aval de sus conocimientos teóricos. Pasee experiencia práctica. Sabe cómo se bate el cobre en la propia realidad de los problemas de la República.
INTELIGENCIA, DON DE MANDO, COMPASIÓN
Puedo definirlo y delinearlo con juicios precisos, concretos. Es hombre inteligente. Tiene don de mando. Tiene compasión, espíritu humanizado, sensibilidad fina. Esta mañana, cuando veía en un periódico su retrato y el de mi comadre Isabel Malavé, ahí no se apreciaba el rostro de circunstancia de un Candidato en busca de votos, sino el de un hombre conmovido al lado de una viuda conmovida, recordando al compañero que se nos murió. Tiene capacidad organizativa y es un trabajador infatigable. Un amigo mío me lo definía: es como una maquinita de coser: chiqui ... chiqui ... chiqui ... ! Para retratarlo con frase criolla y decidora vaya recordar una expresión de un buen venezolano, a quien conocí hace ya bastantes años. Se llamaba Encarnación Berroterán. Era un negro alegre, guaparrandón, conocedor de todos los recodos de la psicología popular; una especie de capataz de un arreo de mulas que pernoctaba en Guatire y al otro día seguía a Barlovento. Fue mi amigo. Él definía a los hombres completos así: Es hombre bragado, que se ha quemado el pecho y tiene ajumadas las cotonias. (Esta frase se ubica en la Venezuela que llaman folklórica, pero la oí hace apenas un poco más de 50 años. Mucho podría contarles de Encarnación Berroterán. Que fue muy amigo de Andrés Eloy Blanco, con quien se encontró en el Castillo de Puerto Cabello, ambos presos. Formó parte de un grupo que se alzó en Guatire y como había allí un Jefe Civil despótico, lo quemaron vivo. Fuente Ovejuna barloventeña. Es el mismo personaje de un poema de Andrés Eloy, que hemos dejado olvidado los adecos; hemos cometido un soneticidio. El soneto se titula “mano Juan entra a la fila” y hay un verso de ese soneto en el cual el poeta en forma arrogante y si se quiere retrechera, dice: “Yo y el Negro Encarnación somos de Acción Democrática”.
¿HOMBRE-SATÉLITE? ¿HOMBRE IGNORANTE?
Ahora, a este Luis Piñerúa del que dejo hecho una biografía sintética, pero a quien el pueblo de Venezuela ya conoce porque ha recorrido su vasta geografía y ha estado en contacto con las gentes de Oriente, del Centro, del Llano, de Guayana, se le está acusando por una oposición que en mi concepto es bastante torpe, de ser satélite, de no tener luz propia, y de reflejar luz ajena, y, además, de que no es doctor, sino autodidacta.
Concretamente dicen que Luis Piñerúa es hechura mía; que fui yo quien lo llevó a la Candidatura, y que como Candidato, y luego como Presidente, va a ser simplemente un ejecutor de mis instrucciones. Están perdiendo su tiempo, señores comadreros. Bolívar dijo: “el pueblo venezolano no es bobo, es caribe”. A este pueblo no se le puede engañar con tonterías. El pueblo de Venezuela sabe que yo no nací para tutor de nadie. Simón Bolívar comentó alguna vez, a Perou (sic, por: Perú) de Lacroix, que él no había nacido para Alcalde de San Mateo. Plagiándolo, diría yo que nací para mandar, cuanto estoy en Miraflores; y para mandar, a tiempo completo. Pero cuando otro venezolano, compañero mío de Partido, ha sido electo por el pueblo Presidente de la República, o me voy para Berna con mi mujer, como hice por seis años cuando mandaba Raúl Leoni; o me meto en “Pacairigua”, como he hecho cuando está gobernando Carlos Andrés Pérez. El que está en Miraflores, porque el pueblo lo ha elegido, es quien manda. Eso por un lado. Por el otro, un hombre de la trayectoria de Luis Piñerúa, quien ha llegado donde está y que llegará donde llegará por sus propios esfuerzos, y por el respaldo y la solidaridad de su Partido, no necesita muletas ajenas. Esta mañana el Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, en un magnífico discurso, dijo que el Gobierno no le prestará muletas a la candidatura de Luis Piñerúa, porque eso lo impide la Constitución. Agrego, de mi parte, con hablar sin tapujos, que Luis Piñerúa caminará solo, gobernará solo, con la Constitución, con su Partido, con nuestro pueblo y con su conciencia; y no atendiendo a imposiciones ajenas.
¿SÓLO LOS DOCTORES PUEDEN SER PRESIDENTES? ¡NO!
La otra historia o mejor, historieta, puesta en circulación por una oposición poco imaginativa, es que Luis Piñerúa no es doctor; que no tiene un cartoncito en su casa donde conste que es médico, o arquitecto, o ingeniero, o abogado. En Venezuela no hay doctorocracia; en Venezuela lo que hay es una democracia. Pueden pensar lo contrario algunos de los integrantes de ese minúsculo grupo que llaman el establishment de la inteligencia y otro las élites cultas. Traduciendo esto al criollo: “el cogollito de los supersabios”. Ellos son apenas cuatro gatos. (En los Estados Unidos e Inglaterra, a estos sabelotodos los llaman irónicamente los eggs heads, es decir, en venezolano: los cabeza de ñema).
En Venezuela hay centenares, millares de profesionales de las distintas áreas de las ciencias y de la cultura; y ellos no están preguntándole a los hombres de gobierno a cuál promoción académica pertenecen; ellos lo que piden a los gobernantes es que tengan firmeza, honestidad, buena fe, conocimiento de los problemas fundamentales del país, y ánimo para contribuir a resolverlos. Además, si la mejor historia de este país la ha escrito un autodidacta sin título universitario y quien apenas recibió algunas lecciones en la Escuela de Matemáticas de San Fernando, en Madrid. Ese autodidacta se llama Simón Bolívar. El Libertador y los principales hombres que lo acompañaron en la gesta emancipadora no habían pasado por las aulas del Real Seminario Tridentino de Caracas, célula matriz de nuestra Universidad. Refiriéndose a esa falta de títulos académicos de los forjadores de la Primera República, de los Padres fundadores de la Patria, el historiador Augusto Mijares, escribe: “en América un grupo muy escaso de hombres emprendedores tendría que improvisarlo todo, aunque ellos mismos fueron autodidactos” (De paso, permítanme hacer un paréntesis. Esto de autodidactas o autodidactos me ha creado una conflictiva duda; yo siempre decía “autodidacta”, y ahora resulta que un hombre tan culto como Augusto Mijares dice que san “autodidactos”. [1] Como a mí me da pereza frecuentar los diccionarios, más bien visitaré al ilustre filólogo, profesor Ángel Rosenblat, amigo tan estimado. Le vaya pedir que me explique, si se dice autodidacta o autodidacto. Además, de paso y sin decírselo, voy con mi visita a ofrecerle una especie de desagravio. Si algo me ha indignado en estos últimos días es que coetáneamente con el otorgamiento a Ángel Rosenblat del doctorado “honoris causa” por la Universidad de Salamanca, la que dirigió hasta su muerte Don Miguel de Unamuno, unos cuantos tirapiedras de nuestra Universidad Central eliminaron el Instituto Filológico ''Andrés Bello” creado por el Profesor Rosenblat. Lo eliminaron porque esta Universidad Central de Venezuela a la cual alguna vez, y no dentro de mucho tiempo, debemos evaluarle el funcionamiento y reajustarle el presupuesto, está colonizada por la mediocridad, Y nadie es tan agresivo y destructivo como la gente mediocre, cuando tiene, en precario, funciones rectoras. A Ángel Rosenblat, quien es figura señera de la filología en Venezuela, se le cobra también que hace unos años protestó airadamente, cuando se impidió pronunciar un discurso, en memoria y exaltación del esclarecido intelectual Mariano Picón Salas, al también alto valor cultural de Venezuela: Arturo Úslar Pietri. Fue un ultraje a la cultura, perpetrado por una gavilla de coléricos. Fue un acto de represalia ideológica, porque ni Picón Salas ni Uslar Pietri, comulgaron nunca con las ruedas de molino del marxismo-leninismo-fidelismo).
Simón Bolívar en ocasiones se preocupaba por eso de que lo llamaran ignorante, debido a no poseer los títulos de Licenciado, o de Doctor. Y como era agresivo, le escribió una carta a Santander, desde Arequipa. En ella, a un tipo que lo había tildado de ignorante lo acusaba de “godo, servil y embustero”. Y hablaba de cuál fue su proceso formativo de hombre culto. No asistió a aulas universitarias. Pero leyó y estudió a Voltaire, Montesquieu, Rousseau, Locke; a los otros enciclopedistas; a los clásicos españoles, italianos, franceses, ingleses. Sobre eso de que la cultura sólo se adquiere en las Universidades, hay mucho que decir. Jorge Luis Borges, el hombre de letras de más sólida formación cultural de América Latina, y, además ciudadano de firmes convicciones éticas, cuenta que él aprendió más en los libros de la Biblioteca de su hogar que en las Universidades inglesas donde estuvo. Mucho más categórico fue Bernard Shaw, tan amante de las paradojas. Dijo: “El proceso de aprendizaje cultural mío se realizó en la Biblioteca de mi padre, y sólo fue interrumpido durante mis años de escolaridad”.
En todo caso y en síntesis, y en ello está de acuerdo la mayoría determinante de los profesionales de Venezuela, no se necesita ser doctor para ser un buen Presidente de la República. No fue doctor Rómulo Gallegos; no soy yo doctor; no es doctor Carlos Andrés Pérez. Y Piñerúa sin ser doctor, va a desempeñar, con eficacia y sensatez, la Presidencia de Venezuela.
PIÑERÚA NO CONCURSA PARA SER “MISTER VENEZUELA”
Otras críticas de la oposición son aún más pintorescas. A Luis Piñerúa lo acusan de que no se ríe bastante. Parece que para ser Presidente de Venezuela se necesita usar los trucos televisivos de los vendedores de dentífricos. Una persona de muy buena fe, interesada en la imagen de Luis Piñerúa, me decía: “Es que no admite que nosotros le indiquemos cuándo debe reírse ante las cámaras y cuando debe aparecer triste”. Le contesté: “Luis tiene razón. ¿Cómo es posible que un Candidato a la Presidencia de la República deba reírse a carcajadas cuando ustedes quieran, o desplegar sólo una sonrisa de medio-cachete cuando ustedes lo crean más favorable o conveniente a su mejor imagen?”.
Nixon era otra cosa. Se preocupaban sus manipuladores en publicidad de que nunca lo enfocaran de perfil las cámaras de la televisión. Parece que de perfil tenía mucho parecido con un bulldog. Kennedy, en sus debates con Nixon, aceptó esas reglas; y ahora se dice por ahí que a lo que temía el señor Nixon es que la gente le descubriera, no en la mandíbula sino en la manera como le resoplaba la nariz, que por ahí venía Watergate. En todo caso Luis Piñerúa no está concursando para Mister Venezuela. Está compitiendo para Presidente de la República. No tiene que estar constantemente riéndose con risa estereotipada; ni besando viejitas como cierto Candidato del 58. Es un hombre que quiere trabajar por su pueblo, por la gente más humillada y más ofendida de su pueblo, que es la gente de bajos ingresos. Pero que siga siendo como es. Así lo aceptamos los adecos y por eso lo hemos escogido como Candidato a la Presidencia; así lo está acogiendo como su selección favorita un número cada vez mayor de venezolanos, y en diciembre de 1978, un torrente de votos le llevará a Miraflores.
“EL INCORRUPTIBLE”
En Luis Piñerúa la honradez administrativa es una posición y una obsesión. Es en él una virtud tan profunda, que a veces colinda con el vicio. En ello es buen discípulo de Simón Bolívar, quien nació millonario -poseedor de cuatro millones de pesos recibidos como patrimonio sucesoral- y murió en casa ajena y con camisa ajena. O como él mismo dijo: “Nací desnudo y moriré desnudo”. Luis Piñerúa, con su insistencia a macha-martillo en el repudio agresivo contra el más feo de los vicios de cualquier gobierno: el peculado, se ha expuesto a que la oposición, una oposición mal intencionada y torpe, diga que está enfilando sus baterías contra la Administración de Carlos Andrés Pérez. Es lo mismo que dicen de mi denuncia constante de la inmoralidad administrativa.
Esta mañana en discurso que np he vacilado de calificar de magnífico, el compañero Carlos Andrés Pérez, el señor Presidente de la República dijo: “sí, hay corrupción administrativa”. Ahora, -pregunto- ¿esa corrupción administrativa comenzó en 1973?
DOS PROPOSICIONES A COPEI, FORMULADAS SERENAMENTE, RESPONSABLEMENTE, VENEZOLANAMENTE
Voy serenamente, responsablemente, venezolanamente, a plantear dos proposiciones al Partido Social Cristiano Copei. Las dos proposiciones son éstas: 1) Estamos de acuerdo todos en que la década del 48 al 58 no hubo en Venezuela corrupción administrativa, sino robo; robo, con fractura y escalamiento; robo desvergonzado de los dineros de los venezolanos; robo de ladrones apresurados porque temían escuchar “la sirena del coche policial”, como dijera alguna vez, con lívida indignación, Andrés Eloy Blanco. Eso ya es historia pasada, ayer de ignominia.
Pero a partir de 1958 ha habido un proceso de relajamiento en la moral pública, y propongo que se constituya un Jurado escogido por Acción Democrática y por Copei, que capitalizan el 850/0 del electorado y por sectores representativos del capital, del trabajo y de la cultura. Un jurado de personas en cuya honradez y patriotismo tenga depositada confianza el país. Un jurado que someta a examen riguroso a los gobiernos habidos entre 1958 y 1977; a los Presidentes de la República; a los Gobernadores de Estados; a los Diputados y Senadores; a los Presidentes de Concejos Municipales; a los Gerentes de Institutos Autónomos, etc. En ese período de veinte años, durante cinco goberné yo, y reclamo que el examen más exigente de ese Jurado propuesto se aplique al análisis crítico de ese quinquenio, primero en el ciclo de los gobiernos democráticos de elección popular.
La segunda proposición es la de que Copei apoye a Acción Democrática en la rápida promulgación de la Ley de Salvaguardia del Patrimonio Público. Cuatro son las razones por las cuales hay inmoralidad administrativa en Venezuela: 1) Avalancha de riqueza fácil; este torrente de petrodólares que cayó sobre el país; 2) desorganización del Estado; 3) relajamiento de la moral pública y desmejor (sic) de los resortes de nuestra ética de nacion; que la honorabilidad de otro tiempo haya derivado en muchos grupos sociales hacia la religión del billete, hacia el ansia de hacer dinero rápido y a cualquier precio; y, por último, 4) la carencia de una legislación preventiva y punitiva vigorosa contra las diversas modalidades de la corrupción administrativa. La Ley de Salvaguardia del Patrimonio Público llegó hace ya varios meses al Congreso; la presentó el gobierno actual y contribuyó a elaborarla el entonces Ministro de Relaciones Interiores, Luis Piñerúa. Esa Ley crea un Tribunal especial para juzgar los delitos de peculado. Establece una serie de normas que permitirían detectar a los ladrones del erario público y conducirlos a la cárcel. No tengo por qué dudar que mi estimado amigo (lo digo sin ironía, porque es lo cierto) y respetado compatriota, doctor Rafael Caldera, está consciente de la necesidad de que le pongamos un freno rápido y enérgico a la inmoralidad administrativa, al tráfico de influencias. En 1945 el entonces joven jurista doctor Rafael Caldera, Procurador General de la Nación dentro del go¬bierno de la Junta Revolucionaria por mí presidido, expresó en los periódicos conceptos que mantienen su vigencia. Apuntó que con las Leyes y procedimientos ordinarios no era posible castigar severa y viablemente los delitos de peculado. Que era recomendable la creación de Tribunales especiales para juzgar este tipo de delitos. También se mostraba propicio a que la carga de la prueba, la demostración de no haberse enriquecido ilícitamente, correspondiera al acusado, y no al Fiscal del Ministerio Público acusador; y de que se revisaran las nociones de irretroactividad y de extinción del delito por prescripción.
LA VENEZUELA HONRADA CONTRA LOS TRAFICANTES CON LOS DINEROS DE LA NACIÓN
Propongo, seria y formalmente, al Partido Social Cristiano Copei, que nos acompañe en el Congreso de la República en las próximas sesiones ordinarias a aprobar la Ley contra los ladrones del Erario Público. Cuando hagamos eso, ya podremos estar en condiciones de vivir momentos tan emocionantes como ése que a distancia estamos viviendo, de ver cómo el señor ex Gobernador del Estado de Maryland, en Estados Unidos, el señor Marvill Mande!... (Una voz de mujer interrumpe al orador: “Ya sabe, mi Presidente, agua en los cerros”. Ah, bueno mija, de eso te va a hablar Piñerúa: tú tienes razón; no la molesten. Mira, compañera, de eso te va a hablar Luis Piñerúa, tu candidato a la Presidencia de la República. Tú tienes perfecto derecho a pedir agua en los cerros; es perfectamente legítima tu petición; no estás pidiendo el cielo, estás pidiendo un elemento vital para la existencia. Estoy seguro de que bajo este gobierno, con la eficaz actuación del compañero Manuel Mantilla en la Gobernación del Distrito Federal, antes de que comiencen las elecciones ya habrá agua en los cerros de Caracas) ... Sigo, Mandel, un señor riquísimo, millonario, miembro del Partido Demócrata., el del Presidente Carter, el que está gobernando, ha sido acusado y convicto de corrupción administrativa; va a perder, mejor, ya lo perdió, su cargo de Gobernador, obtenido, ganado, en elecciones; y los Tribunales, según las Leyes del Estado de Maryland, podrían condenarlo a prisión hasta por 105 años. ¡Una pelusa! Antes que Mandel fue Gobernador de Maryland, el señor Spiro Agnew, quien llegó luego de ser Vicepresidente de los Estados Unidos y la mano derecha del Presidente Nixon. Está enjuiciado por evasión de impuestos y acusado también de haber recibido por debajo de la mesa contribuciones irregulares para su campaña electoral de la senaturía. Corre el riesgo de ir a la cárcel y en la cárcel está el otrora poderoso Ministro de Justicia, Mittchel (sic), y está tam¬bién detrás de las rejas quien era el número tres dentro de la Administración de Nixon, el señor Eichmann, el brazo ejecutor de Watergate. Cuando nosotros en Venezuela veamos en una misma cárcel, y lo vamos a ver, en celdas colindantes, al alto funcionario público que se vendió y al industrial millonario que lo compró, cumpliendo ambos diez años de cárcel, en el país tendremos una fe profunda en nuestro gobierno. Y cuando me refiero a lo que sucede en los Estados Unidos no es avizorando lo imposible de hacerse en nuestro país. En Estados Unidos, antes de Carter, quien es un gobernante de moral puritana y bautista, la administración pública era una podrida sentina. Pero en ese país se está recuperando la moral pública, como vamos también a recuperarla en el nuestro. Los venezolanos responsables vamos a educar a la gente joven del país para que repudie y ponga cese a la tolerancia colectiva con los traficantes de los bienes públicos; para poner cese a un espectáculo avergonzador de que hombres supermillonarios, enriquecidos ilícitamente en la década del 48 al 58, sean los primeros figurantes de eventos sociales y de otras índoles. Cuando en Venezuela se pueda decir que no es cierta la frase de Tomás Lander o de Fermín Toro, a mediados del siglo pasado: “es la nuestra una sociedad de cómplices”. Cuando en Venezuela el ladrón de los dineros públicos esté asediado por el desprecio colectivo, nuestro país se habrá enrumbado por la vía de la grandeza auténtica.
SANEAMIENTO Y DIGNIFICACIÓN DEL PODER JUDICIAL
Hay otras proposiciones que formular al Partido Social Cristiano Copei. La primera es la de que saquemos adelante, rápidamente, la Ley que reforma el Poder Judicial, el cual, según apreciación generalizada, está bastante corrompido. Es necesario que se establezca un sistema que ponga fin a la calamidad públi¬ca de que el Poder Judicial sea un archipiélago, donde cada Partido político tenga una parcela. Que los miembros de la Judicatura sean escogidos por un organismo integrado por dos miembros de la Corte Suprema de Justicia, por dos miembros del Congreso Nacional y por un miembro del Ejecutivo. Mi amigo personal, el Fiscal General de la República, ha declarado hoy en la prensa “que el Juez no puede ser un eunuco político”. Sí; el Juez no tiene por qué ser un eunuco político pero tampoco puede ser un garañón barba-azul, que prevalido de un carnet de partido llevado en el bolsillo, o de la protección de un Partido político, pueda violar impunemente la Ley y la Justicia. Acción Democrática tiene la mayor cantidad de abogados del país inscritos en sus filas, y lo prueba el que haya obtenido en reciente Convención, por 5 a 0 en la Directiva, el con¬trol de la Federación Nacional de Colegios de Abogados. Ello mismo me obliga a hablar con cruda franqueza. Los abogados honrados de todos los Partidos, determinante mayoría en el gremio, son los primeros en creer y en decir que debe terminarse con eso de que buena parte de los Juzgados de Venezuela sean pulperías para la compra-venta de sentencias.
INAPLAZABLE COORDINACIÓN DE LAS POLICÍAS NACIONALES
Otra reforma legal de impostergable urgencia es la que consagre la coordinación de las policías nacionales. Así serán más eficaces en la represión del de¬lito y para que se le ponga cese a la inseguridad personal. La gente podrá disfrutar sosegadamente de sus bienes y sentirán protegida su vida. Hay que prevenir el delito con medidas sociales, amplias y generosas; pero a los delincuentes debe sancionárseles. El sabio refranero español lo dice: “En la boca el ruego; en la mano, el mazo”.
INCORPORACIÓN DE LA MUJER AL RANGO DE VENEZOLANA INTEGRAL
Es necesario también que el Congreso reforme los códigos anticuados y antidemocráticos, que mantienen a la mujer venezolana en una situación de menor valía dentro de nuestra sociedad. Para eso es necesario romper una valla de prejuicios. Aquí mismo lo estamos viendo, y lo digo porque la justicia entra por casa y porque pensar en voz alta es saludable y democrático. En un Partido que tiene como militantes suyos a medio millón de mujeres, ¿cuántas compañeras delegadas hay aquí? Podrá pensarse que al decir esto le estoy dando municiones al adversario político; pero resulta que en la Convención del Partido que está en la acera de enfrente, sucedió lo mismo.
SEPARAR LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DE LAS DE CUERPOS DELIBERANTES
Es necesaria también otra reforma legal. (Y en esto vaya expresar un pensamiento propio en una forma discreta, porque el Partido Acción Democrática no ha adoptado aún decisión sobre la materia). Creo firmemente que para mejorar nuestra estructura democrática deben hacerse reformas serias en los mecanismos del sufragio. Deben separarse las elecciones del Presidente de la República de las elecciones a Asambleas Legislativas, a Concejos Municipales y al Congreso Nacional. Esa es la manera de terminar con los Petarazos; esa es la manera de mejorar el Congreso y de adecentar los Concejos Municipales. Es inaplazable la respuesta positiva al justificado reclamo de la ciudadanía para que la función edilicia recobre dignidad y decoro.
ENMIENDA CONSTITUCIONAL PARA INCORPORAR A RESPONSABILIDADES PÚBLICAS AL VENEZOLANO POR NACIONALIZACIÓN
Y, por último, hay que impulsar, como lo señalaba esta mañana el compañero Carlos Andrés Pérez, la proyectada enmienda constitucional. La que permita a todos los venezolanos naturalizados tener una participación real en la vida política de la nación y que puedan desempeñar todas las posiciones públicas, con excepción de las de la Presidencia de la República; la Presidencia de la Corte Suprema de Justicia y la Presidencia del Congreso. Sólo en dos países de América, y absurdamente uno de ellos es Venezuela, los nacidos en el extranjero y nacionalizados son ciudadanos de segunda clase.
Este proyecto de enmienda constitucional y las reformas sugeridas a Leyes vigentes deben ser discutidas y aprobadas por el Congreso de la República. La mejor disposición tienen los Parlamentarios de Acción Democrática de aceptar modificaciones razonables a los textos ya presentados por el Ejecutivo y al de la Enmienda, que llegará en fecha inmediata a la Secretaría del Congreso. Pero si no se encuentra respaldo en el otro partido del status (como gusta decir la vasta gama, para todos los gustos, de los Partidos Socialistas criollos), en el Partido Social Cristiano Copei, por nuestra responsabilidad con el pueblo de Venezuela, se utilizará la mayoría parlamentaria para hacer aprobar esas reformas legales, por conceptuarlas favorables al país.
¿POR QUÉ SÓLO ACUERDO PARLAMENTARIO A.D.-COPEI?
Vaya concluir, pero quiero hacer una observación final. ¿Por qué he formulado este llamamiento de acuerdo parlamentario sólo al Partido Copei? ¿Es que dejo de atender a las normas no escritas del pluralismo democrático? Vaya razonar mi actitud de manera clara, sin esguinces. Me dirijo a Copei exclusivamente porque entre Copei y Acción Democrática capitalizan el 85% del electorado. Existe una polarización de esas dos fuerzas políticas en Venezuela, no determinada por mandato legal ni por argucia ventajista. El electorado, el pueblo sufragante, ha depositado sus votos y su confianza en esos dos Partidos. Dentro del 15% de votos que sobran, unos corresponden a grupos sinceros en su adhesión a la democracia. De los mayoritarios dentro de esa minoría, no puede decirse seriamente lo mismo. Ellos creen en el marxismo-leninismo-fidelismo. Ellos no quieren que la democracia mejore y se reforme. Ellos quieren que la democracia siga siendo lo más imperfecta posible. En eso se parecen a un personaje de la picaresca española, actor en no sé cuál libro, si en alguna de las novelas ejemplares de Cervantes, en Rinconete y Cortadillo; o en el Lazarillo de Tormes; o en Guzmán de A1farache. En una escena un grupo de estudiantes de medicina se dirigen a varios mendigos, en una calle de Salamanca. Los estudiantes le preguntan a los mendigos enfermos: ¿Por qué ustedes no quieren que nosotros les curemos sus pústulas, les curemos las enfermedades cutáneas desagradables en la cara y en las piernas? Uno de ellos, más audaz o más sincero, le respondió: “Si ustedes nos curan y dejamos de inspirar lástima, ¿de qué vamos a comer?”. Los Partidos contrarios al sistema demo¬crático de gobierno no quieren que este sistema mejore, y perfeccione sus estructuras y responda de manera adecuada a las demandas colectivas. Porque ¿de dónde van a obtener ellos dividendos políticos, si no se los procuran las fallas de la democracia? Por eso los demócratas de verdad verdad, y tengo la convicción de que los copeyanos y los adecos creemos sinceramente en el sistema democrático de gobierno, debemos unirnos y entendernos para sacar adelante estas reformas legis¬lativas. Las considero fundamentales para el país.
¡A INSCRIBIRSE EN LOS REGISTROS ELECTORALES, TODAS Y TODOS!
Vaya concluir haciendo un llamado a cuanta gente no se haya inscrito aún en los Registros Electorales, a que lo haga. Especialmente al cuantioso caudal de los nuevos votantes, a quienes han cumplido 18 años después de las elecciones de 1973. Que vayan a inscribirse, que voten después por el Candidato de su simpatía, cualquiera que él sea, pero que voten. Que voten, seguros de que su voto no se va a perder. Aquí en Venezuela no puede haber fraude electoral. La pureza del sufragio la garantiza un Cuarto Poder: el Consejo Supremo Electoral. Y son también garantes de su imparcialidad y limpieza las Fuerzas Armadas. Las Fuerzas Armadas acaban de elaborar su V Plan República. Ello significa que cuando los venezolanos, cual río humano, vayamos a depositar nuestro voto en el día electoral, la presencia a la puerta del recinto comicial, de un soldado compatriota nuestro, con el arma al brazo, nos dará la seguridad de que en Venezuela las elecciones son para elegir nuevos gobernantes; que las Fuerzas Armadas respaldarán a esos nuevos gobernantes, que ya definitivamente y para siempre las Fuerzas Armadas de nuestro país están institucionalizadas y tienen sólo un compromiso, doble y uno: con Venezuela y con su Constitución democrática.
UN JALÓN DE OREJAS A LOS POLTRONES
Un parrafito final, compañeros y compañeras: Nada de excesiva confianza triunfalista. Vamos a triunfar en los comicios del 78, pero actuemos como si tuviéramos miedo de perder. Renuevo aquí una palabra de orden que lancé hace cinco años, cuando me correspondió presentar la Candidatura de Carlos Andrés Pérez, en el mitin de Puerto La Cruz. Ni enchinchorrarse, ni empantuflarse. A trabajar mañana mismo, como si las elecciones fueran a realizarse pasado mañana; a ganar las elecciones, pero a ganarlas mediante un esfuerzo continuado y sostenido.
¡A paso de vencedores!
Concluyo: Compañeros y compañeras de Partido, innúmera masa de simpatizantes y amigos de Acción Democrática: Adelante Luis Piñerúa -baquiano que se conoce todos los caminos de Venezuela, conductor de mano firme y experta- a paso de vencedores hacia las elecciones presidenciales de 1978.
ROMULO A. BETANCOURT
[1] En la Columna de BRÚJULA del diario El Universal de fecha, 10 de setiembre, se hace mención de un ensayo sobre el Libertador escrito por el profesor Augusto Mijares, donde éste señala y lo ratificó para ese diario lo siguiente: “Comidero que Bolívar fue autodidacto, porque existe evidente desproporción entre la cultura que llegó atener y el tiempo y la calidad de la enseñanza sistemática que recibió”. Desde luego, agrega Mijares: “el Libertador había recibido el espléndido estímulo de don Simón Rodríguez, quien a su vez era un autodidacto”. “También Miranda, agrega Mijares, cuyos conocimientos en muchas materias eran asombrosos y que fuera maestro de matemáticas del Libertador O'Higgins, era autodidacto. Y así mismo lo fue Sucre, con el añadido de que salió a guerrear a los 16 años”. Para terminar sus declaraciones el profesor Augusto Mijares, señala que, “carece de toda importancia la discusión de si un individuo es autodidacto o no. También en esto debemos atenernos a la sentencia eterna: Por sus frutos los conoceréis”.

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