agosto 20, 2010

"Buenos Aires y la Inmigración" Carta de Sarmiento a Mariano de Sarratea (1855)

CARTA A MARIANO DE SARRATEA [1]
"Buenos Aires y la Inmigración"
Domingo F. Sarmiento
[29 de Mayo de 1855]

Buenos Aires, 29 de mayo de 1855.
Mi querido amigo:
Más he hecho en examinar esta sociedad que en las fiestas de mayo está en exhibición. Estoy encantado, y descontento. Buenos Aires es ya el pueblo de la América del Sur que más se acerca en sus manifestaciones exteriores a los Estados Unidos.
Mezclándome con las muchedumbres que acuden a los fuegos en estos días y llenan completamente la plaza de la Victoria, no he encontrado pueblo, chusma, plebe, rotos. En lugar de los rotos de Chile lo ocupan millares de vascos, italianos, españoles, franceses, etc. El traje es el mismo para todas las clases, o más propiamente hablando no hay clases. El gaucho abandona el poncho, y la campaña es invadida por la ciudad como ésta por la Europa. En estos veinte días que he estado aquí han llegado trescientos vascos, cuatrocientos italianos, y están anunciados 600 franceses, 200 canarios, y otros tantos vascos y españoles. El salario no baja, y apenas llegan estos millares de hombres son absorbidos por la vorágine del trabajo. De aquí puede Vd. colegir qué profunda revolución se ha hecho en estos países.
La cultura está en proporción. En Santiago, tomando las clases que se reputan iguales, no encontraríamos 200 familias de la alta sociedad para reunirse. Aquí he estado en uno de los bailes mensuales del Club del Progreso compuesto de 270 miembros, reunión que sólo rivaliza en elegancia con la mejor de Santiago. Pero queda el Club de Mayo a que asisten 200 familias y jóvenes distintos; la Filarmónica, compuesta por otras familias, y después de todo esto dos teatros se llenan de gente, al mismo tiempo que el Club del Progreso de su baile. En la función de la Sociedad de Beneficencia para repartir premios, un teatro como el viejo de Santiago, estaba lleno exclusivamente de señoras, palcos, cazuela, platea y proscenio, y éstas eran sólo las que habían merecido un palco de la policía o la Sociedad. Imagínese Vd. 250 niñas, vestidas con gusto exquisito de blanco y celeste y corona de azahares, ocupando toda la platea, y se dará Ud. Una leve idea de este acto; pero ni la imaginación ni las palabras le pintarán el entusiasmo público por concurrir a esta escena, que es una de las más gloriosas tradiciones del país.
Aquí hay, pues, elementos para una regeneración completa. Con la guerra, la paz, la dislocación, o la unión este país marcha, marchará. El espectáculo de las cosas que veo y palpo aquí me ha traído a conclusiones extrañas que a mí mismo me espantan. El azote de estos pueblos es la guerra, se dice sin comprenderlo. Es el azote que los hace marchar, como la espuela aguda del gaucho hace correr la sangre de los ijares del caballo para que dé todo lo que tiene que dar. Chile debiera probar por los hechos que treinta años de paz le han sido útiles. Cuarenta mil rotos en Santiago arguyen poco a favor de los progresos del país; y si Buenos Aires sólo ostenta riquezas, cultura, y población y emigración, puede admitirse que sin guerra, sin tiranos habría caído en la atonía de aquellos pueblos. La paz, el orden han atrasado a Chile, dando tiempo a la colonia española para reorganizarse.
DOMINGO F. SARMIENTO

[1] (La correspondencia de Sarmiento. Primera serie: tomo II, años 1855-1861, Segreti, Carlos comp. Tomado de Página 12 Nº 25 Historia Argentina. Colegio Nacional de Buenos Aires, 1999)

No hay comentarios:

Publicar un comentario