agosto 02, 2010

Discurso de Perón en la Asamblea de Representantes Bancarios (1945)

«Selección de discursos período 1943-1945»
“DISCURSO EN LA ASAMBLEA DE REPRESENTANTES BANCARIOS”
Juan Domingo Perón
[18 de Abril de 1945]

Deseo agradecer en breves palabras este amable homenaje que se rinde a la Secretaría de Trabajo y Previsión. En todas las tareas que desarrollamos en esta casa, algunas muy duras y continuadas, los sinsabores son abundantes; pero también los momentos agradables, como el presente, suelen sobrepasar en intensidad a todos los momentos de amargura que el trabajo nos brinda para probar .nuestro temple.
La República señores, vive en estos momentos quizá una de las horas de más dura prueba en que pueda colocarnos el destino. Una ola de intriga envuelve al país, lanzada a la calle por los interesados en producir un caos que no se producirá. Y puedo afirmar que ello no se producirá porque tenemos dos factores fundamentales para detener a todas las fuerzas que tras una mala causa puedan lanzarse a correr en el territorio de la patria: cantamos con el espíritu justiciero que ha de juzgarnos en la parte del pueblo que más vale, que es la que trabaja; y contarnos, además, con los medios necesarios para detener cualquier ambición bastarda que esté puesta frente al curso de esa justicia que estamos propugnando en toda la Nación.
Yo agradezco en nombre de mis colaboradores, este, homenaje a nuestro trabajo. No hacemos sino cumplir honradamente nuestra obligación, de manera que al ofrecernos un recuerdo por ello, lo atribuyo mas a la amabilidad de ustedes que a los merecimientos nuestros, que solamente pueden fincar en la buena voluntad que ponemos para resolver los difíciles problemas que hemos encarado mas con la fuerza de nuestro corazón que con el conocimiento que tenemos del arte de nivelar las grandes capas sociales del país. Por ello al agradecer esa amabilidad con que ustedes llegan a nosotros, les pido en nombre de la Secretaría de Trabajo, que recuerden siempre que esta casa es para todos los hombres de buena voluntad que con lealtad lleguen a ella buscando lo que les corresponde en justicia, pero jamás para aquellos que quieren medrar a costa de malas artes para enriquecerse o ganar mas de lo que merecen por sus actividades o por su trabajo. Desde luego por ello descartamos que ello provocará le enemistad de muchos, pero nos consolamos pensando que seremos amigos de quienes deseamos serlo y permanecer unidos para asegurar esa justicia social en el presente y luchar o pelear en el futuro, si es necesario, para mantenerla.
Agradezco las amables palabras que se acaban de decir para la Secretaría de Trabajo, como agradezco asimismo, la presencia del señor presidente del Banco Municipal, que ha tenido la amabilidad de honrarnos con su presencia, asociándose sentimentalmente con sus empleados, lo que para nosotros representa el mas grande de los hombres a que puede aspirar un hombre que dirige a otros hombres.
Antes de terminar, quiero rendir un homenaje conjunto a todos los bancarios del país, a quienes se animados de un profundo sentimiento de camaradería con nuestra Secretaría. Sabemos bien que los bancarios del país nos han comprendido y esa será nuestra felicidad: vernos comprendidos por los hombres que pueden comprendernos, ya que los que no quieren comprendernos –que también los hay- no nos interesarán jamás.
La Secretaría de Trabajo y Previsión por mi intermedio les presenta también sus sentimientos de agradecimiento. Nosotros hemos tratado de dar a esta casa un alma colectiva formada por un espíritu de bondad infinita en los que componen su personal de trabajo y con el de los que concurren a ella, buscando una colaboración para mejorar su situación en el orden del trabajo, del descanso o de sus haberes. Sabemos perfectamente que en el día en que todos los hombres que trabajan se sacrifican por el bien del país –en cualquier parte en que ese sacrificio se realice-, se unan con nosotros para obtener una mejor situación para el común de los argentinos y asegurar una justicia que he declarado varias veces es superior a todas las demás justicias de la tierra, porque se dirige a hacer felices a los hombres, cosa que rara vez consiguen otras justicias, ese día se habrá logrado un anhelo largamente alentado.
Por ello les pido que recuerden que en esta casa encontrarán siempre corazones amigos dispuestos a luchar al lado de ustedes para asegurar esa justicia que reconocemos dentro del país sobre todas las demás justicias.
JUAN DOMINGO PERÓN

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