MENSAJE
DEL
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA ARGENTINA
Julio Argentino Roca
AL ABRIR LAS SESIONES DEL CONGRESO NACIONAL
EN MAYO DE 1885
En la Ciudad de Buenos Aires, Capital Federal de la República Argentina
SEÑORES SENADORES Y DIPUTADOS:
Tengo la satisfacción de anunciaros que la paz interna no se ha alterado y que continuamos conservando la mejor amistad con las demás naciones. El incidente diplomático que tuvo lugar al finalizar vuestras sesiones del año pasado con el Nuncio de Su Santidad, ha seguido el curso que le corresponde según las reglas del derecho internacional, y el señor Ministro de Relaciones Exteriores pondrá oportunamente en vuestro conocimiento todos los antecedentes del caso.
El país prosigue con anhelo su marcha próspera en el desarrollo de sus fuerzas morales, intelectuales y materiales, y cada día conquista nuevos elementos y cobra mayor vigor.
El Poder Ejecutivo por su parte ha puesto el mayor celo en el desempeño de las múltiples tareas administrativas, no economizando trabajo, tiempo, ni medios, en atender todo aquello que pudiese redundar en bien para la Nación.
El ferrocarril a los Andes, que se ha inaugurado en medio del mayor entusiasmo de los pueblos de tres provincias, es una de las tantas pruebas de esa labor administrativa, y uno de los frutos mas fecundos del período de tranquilidad que hemos tenido y que creo firmemente no será interrumpido.
Todos los que han asistido a esas fiestas y atravesado en toda su extensión el “Far West” argentino, han podido notar el contento público y los síntomas halagadores de vida y de progreso, que se manifiestan por toda la República.
La crisis financiera que atravesamos en estos momentos, perturba transitoriamente su estado económico, pero esta perturbación ha de pasar sin dejar hondas huellas, porque la prosperidad de la Nación es un hecho incontestable, porque su comercio y sus medios de producción en el fondo y realidad de las cosas, están completamente sanos, y en fin, porque la Providencia nos ha favorecido con años excepcionales.
Todo nos ha sido propicio en estos últimos tiempos, y es muy posible que a esto mismo debamos la perturbación comercial que sufrimos, tan difícil es a la condición humana, en los días de prosperidad como de abatimiento, contenerse en el justo límite.
El progreso rápido y sorprendente de un país nuevo como el nuestro, no se elabora sin sufrir accidentes. Si hemos exagerado nuestros recursos y gastado mucho, los gobiernos y los particulares, debemos hacer constar que no ha sido en desórdenes y guerras estériles, sino impulsados por un noble anhelo de ir siempre adelante, que se apoderó de todos.
Pero no hay nada perdido: es un pequeño alto en la marcha que llevábamos, no un retroceso. Si se ha gastado mucho ahí está todo como capital activo de la Nación. Los ferrocarriles concluidos o a concluirse, los telégrafos, puertos y puentes, los millares de leguas conquistadas al salvaje, los edificios y obras exigidas por la evolución que hizo de la ciudad de los Virreyes y de los gobiernos que declararon la independencia americana, la capital permanente de la Nación, el aumento rápido de los productos agrícolas, los rebaños de ganado mejorando su clase y multiplicándose al infinito, la inmigración que aumenta cada día y mil industrias que nacen y se desarrollan con fuerza en todo el país.
Para que podáis, Honorables Representantes, juzgar con precisión la situación actual y dictar las medidas que a vuestro juicio encontrareis más conducentes, paso a daros prolija cuenta del estado de las finanzas, del crédito y del tesoro de la Nación.
Hasta el año 1882 el saldo de la exportación nos había sido favorable; pero en 1883, sin que el nivel de la exportación decreciera, se comprobó un exceso de importación por valor de veinte millones. En 1884, la importación presenta un movimiento de noventa y cuatro millones, mientras que la exportación sólo alcanza a sesenta y ocho, notándose así un desequilibrio de veintiséis millones.
Pero si la producción no ha tenido el desarrollo de la importación, no ha permanecido estacionaria, supuesto que el aumento en 1884 respecto del 83, representa un valor de siete millones ochocientos mil pesos, o sea un crecimiento de un trece por ciento; y en el primer trimestre del 85, la cuenta de nuestro comercio internacional manifiesta una reacción favorable, alcanzando la exportación a veintitrés millones y la importación a diecinueve. Hay muchas razones para esperar que continuará esta proporción hasta el fin del año.
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Para 1884 fueron calculadas las rentas generales en treinta y tres millones setecientos setenta mil pesos ($ 35.770.000) y se recaudaron treinta y siete millones trescientos veintiocho mil ($ 37.328.000), de manera que comparado esta última suma con la producida en 1883, resulta un aumento de un veinte por ciento.
El presupuesto votado para el mismo año fue de treinta y cuatro millones cincuenta y tres mil pesos ($ 34.053.000) invirtiéndose de esta suma sólo treinta y dos millones ciento cincuenta y cuatro mil setecientos quince ($ 32.154.715) y quedando un sobrante no gastado, de un millón ochocientos ochenta y ocho mil setecientos sesenta y ocho pesos ($ 1.888.768).
La renta de 1884, ha dejado así un superávit de cinco millones ciento setenta y tres mil doscientos ochenta y cinco pesos ($ 5.173.285), empleados en pagar gastos sancionados sin que hubiera recursos votados para atenderlos, de lo que oportunamente se os dará cuenta prolija por el Ministerio del ramo
No puede aun conocerse de una manera exacta toda la renta recaudada durante el primer trimestre de este año, pero las entradas de la sola Aduana de la Capital, comparadas con las que se obtuvieron en igual período del 84, ofrecen un aumento de quince por ciento.
Como veis, la renta pública aumenta y el cálculo de recursos responde a los presupuestos ordinarios.
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Del empréstito de treinta millones para obras públicas, se colocó una tercera parte, dando un producto de ocho millones ciento cincuenta mil pesos, y del de doce millones para las obras de salubridad y las del Riachuelo, se realizaron cuatro millones, dando un producto líquido de tres millones doscientos mil pesos; y como han surgido dificultades para terminar estas operaciones, el Poder Ejecutivo se vio en la necesidad de enviar a Europa un comisionado especial para que procure allanarlas.
Las obras públicas han demandado hasta hoy un gasto de veintidós millones que ha sido atendido con el producido de los empréstitos y con fondos tomados en el país y fuera de él por operaciones de crédito que no han causado apuro al tesoro ni impuesto sacrificios.
Todos los compromisos de la Nación se cumplen fielmente, y tanto el servicio de la deuda interna y externa, como los contratos hechos en Europa, no han sufrido demora alguna, siendo excusado que declare solemnemente que el Gobierno Argentino continuará pagando la deuda pública con toda religiosidad.
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Las causas que obligaron al Poder Ejecutivo a amparar a todos los bancos de emisión de la República con el curso legal os son conocidas. Fue una de esas medidas dictadas por la fuerza de las cosas y como único recurso para salvar al país de un desastre comercial.
En el año pasado comenzó el comercio a pedir a los bancos, cambio sobre el extranjero y la conversión en oro de sus billetes. Los bancos Nacional y de la Provincia de Buenos Aires, sostuvieron la conversión bajo estas dos formas; pero al principio del presente, sus recursos están agotados. Habían dado cambio por valor de setenta y siete millones.
Creo que la depreciación actual del billete bancario es pasajera y de corta duración, y para juzgarlo así, no tomo por base de cotización de la Bolsa, porque han pesado hasta ahora en el mercado la deuda en cambios de los bancos, como consecuencia de los sucesos del 84 y la conmoción producida por la inconversión.
Esa deuda ha sido ya satisfecha, lo que revela los poderosos ele¬mentos de capital y de crédito de que disponían esos bancos, y la potencia comercial del país, al pagar setenta y siete millones de pesos nacionales en un breve espacio de tiempo.
Y aun cuando predominan con alguna generalidad ideas exageradas acerca de la deuda de la Nación, esta no es de ninguna manera superior a sus recursos y a sus medios, como os lo demostrará el Ministro del ramo en su memoria respectiva.
Una económica prudente y estricta, tanto en los particulares como de parte de los poderes públicos nacionales y provinciales que también se han dejado llevar del movimiento general, contrayendo empréstitos y emprendiendo obras de grande aliento, bastará para que en un año o dos vuelvan las cosas a su estado normal, y se restablezca el equilibrio momentáneamente perturbado. Desde el primer instante en que se sintió la crisis, el Poder Ejecutivo se ha entregado resueltamente en este camino, el mas eficaz sin duda, sino el único para curar esta clase de males.
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En la Memoria que el señor Ministro del Interior os presentará oportunamente, encontrareis los detalles relativos a las obras públicas realizadas, a los trabajos ordinarios de ese departamento y a la ejecución de las leyes de distinto carácter que dejasteis sancionadas en vuestras sesiones del año pasado.
Yo deba limitarme a consignar los datos más importantes y que puedan servir para formar una ligera idea del movimiento operado en esa parte de la administración.
Las líneas férreas siguen avanzando en todas direcciones.
Como os lo he anunciado ya, el ferrocarril Andino ha sido inaugurado a Mendoza y San Juan, y esta vía que se extiende desde Villa María hasta la última de esas ciudades, tiene setecientos sesenta y siete kilómetros.
En Octubre del año pasado fue también entregado al servicio público el ramal de Frías a Santiago, cuya extensión es de ciento sesenta y dos kilómetros.
En Enero quedó igualmente terminada la sección de Tucumán a Vipos que consta de cuarenta y siete kilómetros, allanándose así una parte de las dificultades que han ofrecido hasta ahora para el tráfico, los ásperos caminos del Norte.
Si, como es de esperarse, no ha obstáculos para la remisión de los materiales que existen depositados en Rosario, podrá también ser entregada en este año al servicio general, la sección que llega hasta San José de Metán.
La línea a Chumbicha estará concluida en algunos meses más, y las provincias de La Rioja y Catamarca reportarán los beneficios de esa obra destinada a modificar ventajosamente la situación social y económica de aquella parte de la República.
La prolongación del ferrocarril de Campana se verifica con rapidez, pues se encuentran ya habilitadas las secciones hasta el Baradero, y la empresa espera llegar en el presente año a la ciudad del Rosario.
Los trabajos del ferrocarril Trasandino continúan con empeño, habiéndose abierto ya las secciones de Chacabuco y Junín.
En la provincia de Buenos Aires se han extendido también las líneas férreas de una manera considerable.
Santa Fe inauguró el año anterior el ferrocarril Oeste Santafecino que liga el Rosario con la Colonia Candelaria, y lo ha hecho este año con tres secciones de la línea que parte de la ciudad de Santa Fe, llega ya a las colonias San Carlos y Esperanza, y se dirige a las que se encuentran situadas al Oeste de aquella provincia.
A principios del año 1881 tenía el país dos mil trescientos noventa y cuatro kilómetros de líneas férreas en explotación, y ha alcanzado al presente a cuatro mil ciento veintiocho, siendo la extensión de las vías en construcción, de mil novecientos setenta y ocho kilómetros que se terminarán seguramente a fines de 1886, y tendrá entonces la República seis mil cuatrocientos kilómetros, cuyo costo se calcula aproximadamente en ciento veinte millones de pesos fuertes.
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Las obras del Riachuelo de Barracas, tan importantes para el comercio de la República, continúan con actividad. El movimiento de ese puerto en 1884 presenta un notable aumento sobre 1883 en el total del tonelaje de registro. El mismo aumento se manifiesta en los buques de ultramar, mostrando estos hechos el conocimiento que se adquiere en el exterior del nuevo puerto y las ventajas que él ofrece.
La comisión que dirige esos trabajos cree que en el presente año el canal se extenderá hasta el fondeadero de los paquetes precedentes de Europa, y que todos los buques que naveguen en el Río de la Plata podrán entrar directamente en el Riachuelo.
La obra del puerto de la capital debatida desde los primeros años de este siglo, ha sido al fin resuelta, usando el Poder Ejecutivo de la autorización que le fue conferida por el Honorable Congreso para contratar con don Eduardo Madero esos trabajos. Las prescripciones de la ley de Octubre de 1882 han sido cumplidas. Las bases establecidas en ella están registradas en el contrato, y se han consignado también de estipulaciones tendientes a garantir los intereses nacionales y la más perfecta ejecución de la obra.
Están celebrados ya algunos contratos para la ejecución de puerto del Rosario, que contribuirá eficazmente al desenvolvimiento del comercio exterior.
Actualmente se ejecutan algunos trabajos previos y pronto se acometerán los principales.
Los edificios públicas decretados por el Honorable Congreso, están en su mayor parte en construcción y otros próximos a emprenderse, pudiendo asegurarse que quedarán en poco tiempo terminados.
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La inmigración continúa aumentando, atraída por las ventajas que le ofrecen las condiciones de nuestro país.
En el año anterior y a pesar de la perturbación producida por la aparición del cólera en Europa, que nos obligó a clausurar nuestros puertos a los buques procedentes de lugares infestados, ha ascendido a ochenta y un mil quinientos cuarenta y un inmigrantes.
Todos ellos han encontrado las franquicias que les acuerda la ley, y una pronta y provechosa colocación.
En el primer cuatrimestre del presente año hemos tenido cuarenta y seis mil cuatrocientos quince inmigrantes, y calculando la misma proporción para los ocho meses restantes, se habrá elevado a ciento treinta y nueve mil doscientos cuarenta y cinco el número de inmigrantes durante 1885.
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El plan de colonización desarrollado por el Gobierno Nacional sigue adelante.
En cuanto a las colonias provinciales, todas prosperan rápidamente, y el alto valor qua ha tomado la tierra en Santa Fe y Entre Ríos, revela el movimiento creciente de la población en esas provincias.
Es necesario perseverar en este propósito y dotar a las colonias de puertos y de caminos que faciliten la exportación de sus productos. Estos trabajos impondrán algunas erogaciones, pero serán retribuidas en poco tiempo por el progreso de las localidades en que se practiquen.
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La población y administración de los territorios nacionales ha sido el objetivo de algunas leyes últimamente sancionadas, y el Poder Ejecutivo ha dado ya cumplimiento a sus principales disposiciones.
La ley de organización de esos territorios provee a lo necesario para su administración pública, hasta que puedan convertirse en nuevas provincias, pero la instalación de todas las autoridades que ellas crean, requiere la división interna y la formación de censo de población. Se han nombrado los gobernadores y sus agentes principales; se han aprobado las divisiones de la mayor parte de las gobernaciones, y se esperaba la reunión del Honorable Senado y el cumplimiento de los mencionados requisitos legales para establecer los demás funcionarios y completar la organización administrativa.
Las leyes que autorizan la enajenación de la tierra pública, concurren eficazmente al progreso de los territorios, porque tienen por base la radicación en ellos de la población y de los capitales. Todas las sancionadas a este respecto se encuentran reglamentadas y en ejecución.
Se ha dictado también un decreto que reglamenta la ley que establece los derechos de los ocupantes, procurando el orden y la regularidad en los procedimientos como garantía del fisco y de los particulares, y otro que autoriza los arrendamientos a precios equitativos y según las localidades en que se halla ubicada la tierra.
Se ha reglamentado por último la ley sobre donación de pequeños lotes a los ciudadanos y extranjeros nacionalizados que acepten la obligación de poblarlos personalmente, y se espera la terminación de las mensuras para dar cumplimiento a sus previsoras disposiciones, que aseguren en todo tiempo a la población laboriosa el medio de proveer a sus necesidades y labrar su porvenir.
Las ventas y concesiones se harán, teniendo como base las mensuras oficiales, de modo que pueda formarse un catastro perfecto, y facilitar en los territorios con leyes adecuadas la trasmisión de la propiedad privada.
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Tuvo lugar el Congreso Postal de Lisboa, y la República ha sido competente y satisfactoriamente representada en él, habiéndose obtenido ventajas de consideración para los intereses postales argentinos.
La renta recaudada por las oficinas de correos en el año 1881, es de seiscientos treinta y ocho mil seiscientos setenta y cinco pesos ($ 638.675), resultando un aumento sobre el anterior de sesenta y un mil quinientos cuatro pesos ($ 61.504).
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La red nacional de telégrafos ha sido aumentada en 1884 con tres mil doscientos kilómetros de nuevos conductores, pudiendo afirmarse que somos el país de Sudamérica que mayor número de telégrafos tiene construidos en el año expresado.
La renta de telégrafos en el mismo año de 1884, ha sido de doscientos ochenta y ocho mil cuatrocientos cincuenta pesos ($ 288.450); hay a favor de 1883 una diferencia de quince mil pesos ($ 15.000), que sólo es causada por la rebaja en la tarifa, sancionada en el período anterior de vuestras sesiones.
La ley en que ordenasteis la construcción de varias líneas telegráficas, no ha podido ser cumplida en su totalidad por la deficiencia de los fondos votados. En la Memoria del Ministerio del Interior se os darán al respecto las explicaciones detalladas.
La línea al Rosario, votada también por una de vuestras sancio¬nes, esta en construcción, y muy pronto tendremos doblada la comunicación con aquella importante ciudad.
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En el año anterior os manifesté la necesidad de reformar la ley municipal, a fin de garantir la libre manifestación del sufragio, para que esa corporación sea expresión ingenua del vecindario.
La reforma fue sancionada en el Honorable Senado, pero no alcanzó a considerarse en la Cámara Diputados.
Sintiéndose mientras tanto ciertas dificultades para verificar con regularidad la renovación de la Municipalidad, y aun cuando se hicieron esfuerzos para suprimirlas, la inscripción, los juicios de tachas y demás evoluciones previas a la elección, adolecieron de deficiencias y nulidades que habrían viciado completamente el acto electoral.
En vista de esos inconvenientes, el Intendente resolvió aplazar la elección, y el Poder Ejecutivo, teniendo presente que el proyecto de ley sancionado en el Senado, será considerado preferentemente por la Cámara de Diputados, ha creído prudente aprobar ese proceder, hasta que el Honorable Congreso resuelva lo que estime conveniente para el buen gobierno de la capital.
Entretanto, y a fin de no perjudicar en lo más mínimo los intereses del Municipio, ha nombrado provisionalmente un número de concejales igual al que había cesado en sus funciones, para que reunidos a los que conservan su mandato, integren la Municipalidad.
El Ministro del Interior tiene instrucciones de presentar al Honorable Congreso todos los documentos referentes a este asunto.
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Me es agradable deciros que la administración de justicia nacional es satisfactoria, no obstante las deficiencias de nuestra legislación.
La Corte Suprema en el desempeño de su alta misión, da ejemplos de sabiduría y laboriosidad que contribuyen eficazmente a la organización nacional; los juzgados federales funcionan con regularidad y los tribunales de la capital trabajan con asiduidad y acierto a pesar de su pesada tarea.
La Nación no tiene aún completos sus códigos fundamentales, y las leyes de los procedimientos en vigencia, son inadecuados para nuestro actual estado. Toca a vosotros subsanar esta deficiencia.
Se hallan al estudio del Congreso los proyectos de reforma a las leyes penales, comerciales y de procedimientos en materia criminal. En los primeros días de sesiones será envidado el de procedimiento civil y comercial, y quizás también en este año el de minería, cuya redacción no ha terminado aún el jurisconsulto que tiene ese trabajo a su cargo. Pende además de vuestra sanción el proyecto de reforma a la ley orgánica de los tribunales de la capital.
Inútil me parece encareceros la necesidad de despachar esos proyectos, y creo de mi deber apuntaros como el único medio de hacerlo, que ellos sean sancionados sin el estudio detallado de cada artículo, pues la experiencia ha demostrado en todo el mundo, que los cuerpos legislativos no verifican sino excepcionalmente la inmensa tarea de estudiar los códigos en esa forma.
El año pasado os fue presentado por el Ministerio de Justicia un proyecto tendiente a obtener la sanción inmediata de esos proyectos, manifestando que aun en el caso de adolecer las leyes así sancionadas de graves errores y defectos, su sanción en conjunto sería benéfica, pues los errores y defectos podrían salvarse con leyes adicionales.
Insisto ante el Honorable Congreso en esa idea, presentándola de nuevo como el único medio de dotar al país de leyes tan vivamente reclamadas.
La ley de registro civil que sancionasteis el año pasado está en vigencia, y será puesta en práctica dentro de los plazos que señalasteis.
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La Nación, encargada de sostener el culto católico, lo ha hecho en el límite de los recursos de que el país puede disponer.
Algunos hechos conocidos han impuesto al Poder Ejecutivo, a pesar suyo, la necesidad de tomar medidas administrativas que no afectan en nada el cumplimiento de sus altos deberes para con la Iglesia, y que se hacían indispensables a fin de mantener el respeto que se debe a la soberanía de la Nación.
Estos hechos muestran la urgencia de cumplir el precepto constitucional que manda dictar leyes que reglen el patronato.
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Durante el año escolar anterior han asistido a las aulas de las universidades de la Nación, como alumnos de ellas, setecientos ochenta y cinco estudiantes, recibiendo una amplia y metódica educación científica.
El la cifra anterior no figura el número de estudiantes libres que representa habitualmente otro tanto de estudiantes que siguen los cursos regulares.
En el presente año la primera cifra se halla notablemente acrecentada, y el aumento en la segunda es proporcional a ésta.
La instrucción secundaria ha seguido el mismo desarrollo que las otras dos grandes divisiones de la instrucción pública.
Los colegios nacionales han abierto sus clases el corriente año con tres mil setecientos alumnos inscriptos, mientras que durante el año anterior presentaron una inscripción total de tres mil cuarenta y dos, resultando a favor de este año un aumento de seiscientos cincuenta y ocho, os sea un 21 por ciento sobre la cifra de 1884.
Las escuelas normales, cuya importancia para el país es tan notoria, presentan una inscripción total de seis mil trescientos setenta y nueve, siendo la del año anterior de cinco mil cuatrocientos veintiuno, cantidades que comparadas, muestran un aumento de novecientos cincuenta y ocho a favor de esta año.
En cuanto a la instrucción primaria, debo deciros que el número de niños aptos para recibir educación, asciende en toda la República a quinientos tres mil quinientos noventa y uno, de los cuales asiste a la escuela, ciento cuarenta y seis mil trescientos veinticinco.
En la Capital se educan treinta y cinco mil setecientos cuarenta y un niños, de los cuales veinticuatro mil trescientos cincuenta y uno frecuentan las escuelas públicas, y los restantes las escuelas particulares.
Se han inaugurado el año pasado catorce grandes edificios apropiados, higiénicos, monumentales, que al mismo tiempo de ser templos en que se prepara a los que mas tarde, conscientes de sus deberes cívicos, dirigirán los destinos de la Nación, adornar la ciudad con su bella arquitectura.
El Consejo Nacional de Educación prepara en este momento treinta y cuatro edificios más, de los cuales veintidós podrán ser inaugurados próximamente. De esta suerte dentro de pocos años todas las escuelas funcionarán a la sombra de su techo propio, no sólo en la capital sino también en las colonias, territorios nacionales y en la mayoría de las provincias.
Las colonias y territorios nacionales cuentan ya veintiséis escuelas, y se construyen actualmente edificios adecuados en Formosa, Viedma, Victorica y Acha, teniendo seis más en estudio que serán en breve decretadas.
Las escuelas de los territorios nacionales son frecuentadas actualmente por mil quinientos setenta niños, cifra que denota un progreso, si se tiene en cuenta los apartados lugares en que esas escuelas funcionan, y que ayer no más eran del dominio de los indios.
En todas las provincias se hacen grandes esfuerzos para dotar las escuelas de maestros normales y para levantar nuevos edificios adecuados. En la provincia de Buenos Aires se destinan fuertes sumas a la edificación de escuelas; en La Rioja ya está hecha la licitación para la erección de veinte edificios; en San Luis deben levantarse tres hermosos, cuyos planos y presupuestos han sido ya aprobados; en Salta es notable el que está por terminarse en la capital por su belleza arquitectónica y su grande extensión; los dos edificios que asociaciones de caridad levantan en la ciudad de Córdoba, han recibido del Consejo de Educación importantes subvenciones, habiendo ocurrido lo mismo con los que se hacen también por asociaciones de beneficencia de la capital; en San Juan el gobierno ha ofrecido duplicar el monto de las suscripciones que se promueven en los departamentos para edificar sus casas de escuela, y esas suscripciones particulares del vecindario se levantan ya a una suma considerable; en fin, en Santiago del Estero destináronse valiosas tierras públicas al mismo objeto; a la par que ricos hacendados y dueños de ingenios azucareros, han tomado compromiso de levantar cada uno un edificio escolar en el centro de sus establecimientos.
Tales son los datos que os puedo presentar sobre instrucción pública. No son, sin duda, del todo halagüeños, considerados con independencia de nuestras presentes y pasadas circunstancias, pero satisfechos, si se los relaciona con los diversos factores que obran sobre nuestro desenvolvimiento social.
Os llamo la atención para una de las cifras que he mencionado, la referente a la población escolar y a la parte de ella que recibe instrucción en las escuelas.
Quinientos mil niños hay en la República, aptos para asistir a ellas y sólo la cuarta parte recibe instrucción.
Esto es muy poco, y mientras toda nuestra población escolar no reviste en la estadística de asistencia a las escuelas, los poderes públicos argentinos no habrán cumplido con los deberes que la civilización y la índole de nuestras instituciones les imponen.
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La expedición al Chaco que os dignasteis autorizar en Septiembre último, se llevó a cabo con el más completo éxito, llenando bien esa importante operación militar por el acierto con que fue ejecutada y por sus resultados provechosos, el año administrativo en el ramo de la Guerra. El General que la dirigió y el cuerpo del ejército que ha tomado parte en esa campaña, han prestado un importantísimo servicio al país y os los presento a vuestra consideración.
Quedan, pues, levantadas desde hoy las barreras absurdas que la barbarie nos oponía al Norte como al Sur en nuestro propio territorio, y cuando se hable de fronteras en adelante, se encenderá que nos referimos a las líneas que nos dividen de las naciones vecinas y no a las que han sido entre nosotros sinónimos de sangre, de duelo, de inseguridad y de descrédito para la República.
Como la Pampa, el territorio del Limay, la Patagonia y la Tierra del Fuego, el Chaco entra ahora con sus hermosos campos y bosques seculares, a ser posesión real y positiva de la Nación.
La Memoria del señor Ministro de la Guerra os impondrá detalladamente de las operaciones militares, trabajos y estudios que se han ejecutado en la campaña que tan hábilmente ha dirigido, lo mismo que del número de tribus batidas y sometidas, de los pueblos trazados y fundados, de los caminos abiertos a través del Chaco, poniendo así en comunicación directa a las provincias de Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos con las de Salta, Jujuy y Tucumán, y de los resultados de los ensayos de navegación de los ríos Bermejo y Pilcomayo, que no pueden ser mas satisfactorios
El último de los caciques del Sur, el soberano del país de las Manzanas que aun andaba huyendo con su tribu por las nacientes del Chubut, sin querer someterse, acaba de presentarse con tres mil indios y se encuentra él en esta capital, a donde ha venido a rendir homenaje y jurar acatamiento a la autoridad nacional.
El crecido número de indígenas sometidos, os obliga a tomar medidas inmediatas para proveer a su colocación, de manera que se los establezca no sólo en condiciones de poder subsistir sin ocasionar perjuicios, sino también para que puedan mejorar sus costumbres, civilizarse en una palabra, e incorporarse a le masa de la población como ciudadanos argentinos.
El Poder Ejecutivo con mejor conocimiento de lo que es necesario hacer, os someterá un proyecto de ley al respecto.
La marina militar no se ha concretado a tomar parte activa en la expedición al Chaco, estudiando y navegando los ríos de esta región, sino que ha extendido sus exploraciones y trabajos por toda la costa de la Patagonia, habilitando sus puertos principales, habilitando sus puertos principales, balizando el de San Blas, que por su posición e inmejorables condiciones está destinado a ser de la mayor importancia, e instalando las subprefecturas que votasteis el año pasado en la Tierra del Fuego e Isla de los Estados, donde un faro por la primera vez alumbra en esas largas noches de las latitudes del Sur, a los miles de naves que constantemente doblan el Cabo de Hornos, y que tienen que mirar con simpatía y reconocimiento a la Nación que les presta así tan poderoso auxilio.
Independientemente de los trabajos científicos y de indiscutible utilidad práctica que se han realizado hasta el presente, se ha atendido a la instrucción militar y marinera del personal de nuestra armada.
Por primera vez fue organizada una escuadra de evoluciones compuesta de los principales buques al mando del Comodoro Cordero, que ha navegado y permanecido durante algunos meses en puertos argentinos y extranjeros, ejecutando ejercicios y maniobras que revelan los progresos que en estos últimos tiempos ha alcanzado nuestra marina.
Por lo demás, las escuelas tanto militares como navales, son objeto de constante celo por parte de la administración, tomándose las medidas que propenden a su perfeccionamiento, y todas ellas dan ventajosos resultados, llenando con sus alumnos aprobados los cuadros en la oficiliadad subalterna.
Permitidme recordaros que tenéis pendientes de vuestro estudio las leyes de Organización del Ejército y de la Armada y las Ordenanzas Generales, y que se hace ya necesaria su sanción definitiva.
Espero que podrán inaugurarse durante las presentes sesiones los talleres militares y los de marina, cuya importancia os será dado apreciar. Estos establecimientos, corno la fábrica de pólvora en pleno funcionamiento, bastan a las necesidades del servicio actual, y están calculados para responder a todas las eventualidades del porvenir.
SEÑORES SENADORES Y DIPUTADOS:
La República entra ahora en un período de actividad en su política con motivo de la próxima elección presidencial.
En este momento más difícil de todo gobernante y la piedra de toque para comprobar la solidez de nuestras instituciones, por las controversias, luchas y ardorosos apasionamientos que ella suscita, y los desbordes de savia que produce generalmente en naciones jóvenes, impacientes por alcanzar de golpe todas las perfecciones y realizar todos los ideales.
Felizmente la razón pública ha adelantado mucho en estos últimos años, y la experiencia ha enseñado por dolorosas pruebas al pueblo argentino, que el más grande de sus beneficios es la paz en la libertad; que ningún interés personal o de partido es bastante legítimo para merecerle siquiera un solo estremecimiento perturbador de su tranquilidad; y que el desorden no se cotiza en la bolsa de Londres.
Tengo la profunda convicción, por lo demás, de que nadie ha de intentar traer a las cuestiones que nuestra democracia debate, elementos insanos y pasiones anárquicas, por mas que espíritus medrosos crean oír ruidos siniestros, en medio de esta era de trabajo y adelanto extraordinarios.
Debo, no obstante, a vosotros, señores Senadores y Diputados, y al país entero, en estos momentos solemnes, la promesa leal y franca de ser hasta el último instante de mi gobierno, fiel a la Constitución; de dar en mi carácter de primer magistrado de la Nación, completa libertad a todas las ambiciones y a todos los partidos sin excluir a ninguna, y sin echar a favor de nadie el peso del poder que me confiaron mis conciudadanos para llenar los fines del Gobierno, conservar el orden y hacer cumplir las leyes.
Trasmitido el mando en paz con el concurso noble y patriótico de todos, habremos agregado una conquista más al catálogo de las ya realizadas, y doblado por fin, al cabo de las tempestades electorales, abriendo horizontes más amplios y rutas más seguras a la grandeza y porvenir de la República Argentina.
SEÑORES SENADORES Y DIPUTADOS:
Declaro abiertas vuestras sesiones.
Buenos Aires, Mayo de 1885.
JULIO A. ROCA
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