marzo 05, 2012

Mensaje del Gobernador de Tierra del Fuego, Jorge M. Colazo, en el acto de toma de posesión del cargo (2004)

MENSAJE
DEL
GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE TIERRA DEL FUEGO
Jorge Mario Colazo
EN EL ACTO DE TOMA DE POSESION DEL CARGO
EL 10 DE ENERO DE 2004

Señoras legisladoras, señores legisladores, señor ministro del Interior, señores gobernadores de la Patagonia y de la provincia de Corrientes, señores miembros de la Diplomacia con asiento en la provincia de Buenos Aires, señores embajadores, delegación de nuestra hermana República de Chile, señores senadores y diputados nacionales, señores representantes de las cámaras empresariales, señores intendentes, señores concejales y querido pueblo de Tierra del Fuego:
Nuestra querida provincia y su gente viven hoy horas de alegría y esperanza.
Esperanza, ante todo, por la vigencia plena de la democracia y por este clima de libertad y de paz.
Alegría por este futuro de trabajo, de prosperidad, de equidad y de igualdad de oportunidades.
En lo personal, me embarga la alegría de asumir esta responsabilidad que hoy me honra y me emociona. Tierra del Fuego es para todos los que vinimos de otras provincias la tierra prometida.
El lugar en que anidaron todas nuestras esperanzas y nuestros sueños. Por eso mis primeras palabras son de agradecimiento.
Gracias Dios mío, por haberme permitido formar mi familia, trabajar, tener mi casa y cosechar tantos amigos.
Asumo hoy la distinción y la responsabilidad mayor que un pueblo puede conferir a un ciudadano.
La responsabilidad de orientar y conducir el destino de mi pueblo hacia un horizonte pleno de realizaciones en el que todos, sin distinciones, podamos vivir el bien común como el mejor de nuestros bienes, tanto personales como familiares.
En esta oportunidad que me brindan invertiré cada hora de mi vida para darle a este pueblo lo que merece y todavía no han sabido brindarle. Todo lo haré agradeciendo la oportunidad de servir a este pueblo maravilloso, bendecido por Dios.
Los hombres y mujeres que hoy me acompañan sienten a la política como yo la he sentido durante toda mi vida; como una responsabilidad ética y solidaria; como una vocación de servicio y de entrega a los demás; sin condiciones ni especulaciones, con toda la fuerza y la convicción de quien ha dedicado la mayor parte de su vida a servir a los demás.
Quienes hoy asumimos el gobierno de Tierra del Fuego somos gente de trabajo, de valores y de convicciones; vivimos la política como entrega y como servicio.
Vivimos la política como una vocación transformadora, sin partidismos, sin otro objetivo que el compromiso con el bien común y el interés general.
Respondemos al llamado de un pueblo que al cabo de una etapa de desencuentros y frustraciones, avizora por fin un sendero de coincidencias.
Todos ustedes conocen quién soy, de dónde vengo y en qué medida, con toda humildad, puedo servir a este destino común.
Y hoy asumo, con el mismo espíritu de esfuerzo y de compromiso, con la misma humildad y la fe que todos me conocen esta nueva tarea que me permite, una vez más, servir a mi pueblo.
Sólo aspiro a devolver lo mucho que he recibido y, sobre todo, a desempeñar esta suprema responsabilidad de gobernar esta provincia en un momento decisivo en la historia de Tierra del Fuego.
Permítanme ante todo, compartir con ustedes mi visión de los problemas de nuestra provincia.
Desde esta visión que seguramente compartimos, esbozaré algunos de los lineamientos que presidirán nuestra acción de gobierno en los próximos años:
Con la pérdida del trabajo han caído sobre nuestra sociedad flagelos que los que vivimos en Tierra del Fuego jamás imaginamos.
El deterioro de la educación, la salud, la calidad institucional y la falta de trabajo, hablan a las claras de una quiebra profunda de ese contrato social básico y fundamental para toda sociedad civilizada.
Personalmente, no comparto en absoluto las ideas de quienes nos hablan de una sociedad enferma o incapaz para el progreso.
Me subleva la sola idea, tantas veces escuchada por los profetas del odio y la incomprensión, de que somos una sociedad incapaz. Me subleva porque no es la sociedad que yo conozco y en la cual vivo y trabajo.
Creo que nuestra sociedad es una sociedad plena de valores y esperanzas.
Los habitantes de Tierra del Fuego jamás nos resignaremos al escepticismo y cinismo de los poderosos.
La nuestra es una sociedad que, desde el abismo al que la precipitaron los especuladores, supo unirse a través de la solidaridad y el esfuerzo y hoy asombra con su extraordinaria capacidad de recuperación.
Una sociedad que sigue peleando por el imperio de la Constitución y de las leyes.
Una sociedad que jamás se resignará ante el privilegio y la corrupción.
Que está dispuesta a destrozar cualquier intento de reconducirla a los odios del pasado. Tierra del Fuego no negocia. No se rinde. Defenderá con todas sus fuerzas su derecho a un futuro en paz y en prosperidad.
No merecemos esta política. No merecemos estos dirigentes. No merecemos una política de pactos oscuros, de demagogia y de irresponsabilidad.
Éste es el compromiso de quienes hoy asumimos esta sagrada responsabilidad de gobernar Tierra del Fuego.
No tenemos ningún compromiso con esa visión de la política. Jamás haremos el juego a quienes pretendan convencernos de una supuesta inferioridad nuestra como pueblo.
Venimos a, hacer realidad el reclamo de una nueva política. Una política capaz de reconstruir y defender nuestras instituciones, de volver hacer del trabajo un instrumento formidable para el cambio social.
Conocemos muy bien los riesgos. Nos hemos preparado para afrontarlos y resolverlos. No nos vamos a rendir.
Jamás sacrificaremos esta esperanza maravillosa que sentimos y que inspiró el mandato popular que hoy asumimos.
No estamos solos. Pertenecemos a una nueva generación de políticos que en todo el país procura arrinconar para siempre los fantasmas de la Argentina vieja; terminar para siempre con la corrupción y los privilegios; hacer de la Argentina, nuevamente, una tierra de promisión, capaz de albergar a todos los hombres del mundo bajo el imperio de la ley y la Constitución.
Pertenezco, como el presidente Kirchner y los gobernadores que hoy nos acompañan, a una generación de dirigentes patagónicos dispuestos a cambiar la Argentina para proyectar el ejemplo de los hombres y mujeres que trabajamos en esta región hacia un país que hoy busca ejemplos para reconstruir su ética del trabajo y de la solidaridad.
Quienes habitamos esta bendita región, olvidada durante muchos años por las políticas nacionales, sabemos de sacrificios y de trabajo; sabemos lo que valen la libertad, la educación, la austeridad y la igualdad de oportunidades como instrumentos para el cambio.
Aspiramos por ello, a una sociedad fundada en el trabajo y en la producción.
Aspiramos a una sociedad más justa y más solidaria, más tolerante y respetuosa, más abierta a la innovación, más abierta al mundo, más consciente de la necesidad de defender -hoy más que nunca- nuestros intereses como Nación, como región, como provincia, como pueblo.
Vamos -les aseguro- a dar vuelta la página en la historia de Tierra del Fuego.
Hoy termina una forma de ver y hacer política. Termina una visión cínica de los problemas, según la cual el poder es un botín para los poderosos.
Aspiramos a una visión nueva y renovada, abierta a todos los habitantes, capaz de capitalizar y defender el fruto del esfuerzo maravilloso de nuestro pueblo.
Somos perfectamente conscientes de nuestras limitaciones. Muchas surgen del legado que hoy recibimos.
Durante años renunciamos a una visión compartida sin estrategias de conjunto, sin visión, sin objetivos, sin metas, sin planes y, como consecuencia natural, sin resultados ni perspectivas de futuro.
Ésta es la Tierra del Fuego que venimos a cambiar. Vamos a hacer, en lo político, lo que un padre o una madre, un maestro o un trabajador hace todos los días.
No vamos a gastar lo que no tenemos.
Vamos a hacer de la palabra empeñada un mandato irrenunciable. Vamos a hacer lo que dijimos. Ya comenzamos a hacerlo.
Vamos a avanzar con una visión clara de nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Vamos a fijarnos metas realistas.
Sabemos que la tarea es enorme, pero sentimos la fuerza inmensa que nos da la confianza popular.
Debemos también, entre todos, recrear nuestra fe colectiva, reconstruir nuestra ética pública, devolverle al Estado herramientas esenciales para ayudar y promover una economía con inversiones, con trabajo, con equidad, seguridad jurídica y calidad institucional.
Vamos a dar una batalla sin cuartel contra el clientelismo político. Terminaremos con las formas de explotación de las necesidades de los que menos tienen que aún avergüenzan a nuestra provincia.
Lo decimos desde un principio, para que nadie se llame a engaño, seremos implacables con la corrupción y la falta de transparencia. (Aplausos). Castigaremos severamente todo intento de lucrar con el hambre, el miedo, la inseguridad de los habitantes de esta tierra maravillosa.
Aspiramos a una democracia de alta participación movilizada constantemente en función de sus necesidades básicas. Desarrollaremos para ello las más modernas herramientas de gestión pública.
Velaremos por que nuestras escuelas, nuestros hospitales, nuestros lugares de trabajo se conviertan en ámbitos de respuesta cada vez más eficientes a quienes los necesiten.
Gobernaremos con los más capaces, sin exclusiones, buscando siempre el premio a la imaginación creativa, la austeridad y el trabajo.
Nuestra prioridad es sin duda, la juventud. Concentraremos todo nuestro esfuerzo en nuestros jóvenes, en la convicción de que ellos tienen las soluciones que buscamos.
El nuestro será un gobierno joven. Jamás satisfecho frente al estado de cosas que hemos heredado. Respetuoso de las tradiciones, pero al mismo tiempo, dispuesto a romper todos los moldes que hagan falta.
De lo que se trata es de algo tan simple, como concretar todo lo que hemos prometido.
Todos quienes me conocen saben también que otra de las prioridades centrales será la familia.
Trabajaremos para que la familia vuelva a ser la plataforma decisiva para reconstruir una vida digna de ser vivida.
Vamos a dar batalla. Jamás nos resignaremos, es nuestra promesa sagrada ante la ciudadanía que nos ha votado.
He venido a renovar el compromiso con el voto popular. He venido a comprometer nuevamente mi palabra y la de todos quienes me acompañarán en este nuevo ciclo de la historia de nuestra provincia.
Vamos a cancelar una historia de desencuentros y fracasos.
Vamos a honrar la confianza de esta sociedad que mira hacia adelante y que sabe que el futuro está en sus manos.
Para ello, hemos diseñado un programa económico pensado para todo nuestro mandato, con las políticas y acciones más acertadas para atender cada uno de los compromisos que hemos asumido.
Para iniciar esta etapa de crecimiento y desarrollo reformularemos el presupuesto. El nuevo presupuesto puede ser leído y entendido por todos los ciudadanos.
En cada una de sus páginas, se encuentran expresados los contenidos de programas y actividades que el Estado provincial y sus organismos desarrollarán durante todo el período de Gobierno.
Aplicaremos el programa “Crece Familia”, para que las familias que hoy se encuentran castigadas por el desempleo accedan a un proyecto productivo en el entorno familiar.
Hemos creado un Ministerio de la Juventud, hecho sin precedentes en las provincias argentinas.
En este ámbito brindaremos numerosos programas destinados a brindar capacitación y formación técnica o profesional a nuestros jóvenes.
Queremos que nuestros jóvenes amen y permanezcan en su tierra, constituyan los nuevos hogares del futuro y que vivan felices en la tierra en que nacieron.
En lo que respecta a nuestro compromiso con los empleados públicos, cumplimos, nuestro compromiso básico: a partir de este mes, cobrarán los mismos sueldos de escala que cobraban antes del ajuste del gobierno anterior.
Ello significa un gran esfuerzo económico para todos, que hemos emprendido en función de un objetivo de solidaridad. Sin embargo, no podemos olvidar que este compromiso va más allá de resolver los problemas de un sector o escalafón.
Aspiramos a modernizar y dinamizar el Estado. Muchas familias no tienen trabajo.
Carecen de toda estabilidad, obra social, jubilaciones y salario familiar.
Ellos también merecen el mismo esfuerzo y la misma distribución de los ingresos.
La recomposición salarial significa una inversión de más de cincuenta millones de pesos en el año, mientras que con gran esfuerzo de toda la sociedad esperamos recaudar nueve millones de pesos para los programas destinados a atenuar el desempleo por la vía de los micro emprendimientos; por lo que aún la distribución no es equitativa. Apelamos a que cada uno de nosotros nos ubiquemos en la realidad que vive el conjunto de nuestra sociedad; que nos sumemos en el esfuerzo y la comprensión, si no estaremos agravando aún más esta brecha que separa a la sociedad entre los más desprotegidos y los que más pueden.
Hemos incrementado los presupuestos de salud, educación y desarrollo social en más de un treinta por ciento. En total, la inversión social -insisto- la inversión -y no el gasto social-
llegará al cuarenta y cuatro por ciento del total del Presupuesto 2004. Este porcentaje, constituye la mayor asignación que ha tenido la provincia en toda su historia.
No es casual, ya que nuestro plan de gobierno privilegia la atención de las necesidades de los que menos tienen, de quienes hoy necesitan toda nuestra atención, de los jóvenes que no deben perder la ilusión, de los abuelitos que no deben abandonar la esperanza.
En materia de planes de empleo, hemos incrementado la asignación del presupuesto llegando a una inversión total para 2004 de dieciséis millones de pesos con lo que hemos previsto la mayor cobertura posible para quienes sufren este flagelo.
Los programas sociales alimentarios, así como aquellos destinados a resolver la problemática social y el desamparo, tendrán el máximo apoyo financiero.
No descuidaremos un centavo que se destine en el presupuesto nacional para estos programas, sino al contrario, estaremos reforzando la gestión para obtener mayores fondos y así ampliar al máximo las coberturas.
Construiremos escuelas y jardines, ampliaremos el número de centros de salud, haremos la ampliación de los hospitales, la construcción de viviendas y equipamientos comunitarios, la generación y distribución de energía eléctrica, de agua potable y de los demás servicios elementales.
Estas obras planeadas a lo largo de nuestra gestión, implicarán una inversión de más de doscientos cincuenta millones de pesos, y consideran también la obra del puerto de la ciudad de Río Grande, la pavimentación de accesos a la Ruta Nacional Nº 3, a la altura del paso fronterizo de San Sebastián, la ampliación de la escuela y jardín de infantes de Tólhuin, la construcción de nuevos complejos deportivos en las ciudades de Ushuaia y Río Grande.
La creación de un centro invernal en Tólhuin y un complejo deportivo, cultural y centro de convenciones en esa comuna, y un conjunto de obras destinadas a promover el desarrollo productivo en localidades o parajes rurales, como el caso de Puerto Almanza y San Sebastián.
Es pública la crisis que soporta el sistema previsional y de seguridad social en la provincia; en principio hemos aumentado los aportes patronales llevándolos a lo largo de la gestión del siete coma cinco al once por ciento. Simultáneamente, incrementamos y ampliamos a todo el conjunto de la administración provincial y los municipios el régimen de retenciones automáticas de aportes, del dieciocho al veinticuatro por ciento.
Hemos ofrecido la conducción y administración del organismo a los sectores representativos de los afiliados activos, los gremios, los jubilados y los municipios, y confiamos que lograrán el objetivo de equilibrar las cuentas y recuperar tan prestigiosa institución de esta anticipada crisis.
Vamos a cumplir la palabra de campaña.
La Caja para los jubilados, la Obra Social para los trabajadores.
Esa fue la campaña y ahora vamos a hacer lo que dijimos.
Con los Municipios, a diferencia del pasado, hemos trazado un nuevo entendimiento cumpliendo con el principio constitucional de garantizar su absoluta autonomía.
No solamente llevaremos adelante un programa de obras, que por convenio con los intendentes resolveremos problemas de infraestructura y cuestiones que hacen al mejoramiento urbano y ambiental de nuestras ciudades.
También hemos previsto la liquidación diaria y automática desde el Banco de Tierra del Fuego de los recursos de coparticipación.
Evitaremos así la especulación política que siempre se ha ejercido desde el Poder Central con los fondos municipales.
Nuestro Gobierno empeñará todo su esfuerzo en la consolidación y fortalecimiento del régimen de promoción fiscal.
No descansaremos hasta lograr la total autonomía de la provincia como autoridad de aplicación del Régimen de Promoción de la Ley 19.640.
Los empresarios y los profesionales tendrán nuestras puertas siempre abiertas. Creemos esencial el diálogo y el trabajo conjunto. Todos tendrán su lugar, su apoyo, la atención que merecen sus proyectos productivos.
Queremos industrias fuertes, que necesiten más trabajadores, que le den trabajo a nuestros hijos, que crezcan y prosperen en esta tierra.
Deseamos que nuestros industriales y trabajadores avancen codo a codo para lograr el bienestar de todos, en una actitud solidaria y humana.
Confiamos sobre todo en esa industria sin fábricas ni chimeneas que es el turismo, clave esencial de la prosperidad de muchos pueblos de la tierra, injustamente postergada en la Argentina que fracasó. Tierra del Fuego desarrollará nuevas iniciativas y modelos, para los que hemos venido trabajando durante todos estos meses.
Pero la base es la renovación política.
Es así, y lo digo con mucho orgullo y verdadero sentir. Hoy podemos exhibir a nuestra gente y a la Argentina entera, esta nueva convivencia, esta nueva forma de concebir y vivir la tarea de gobierno.
Un radical y un peronista se funden en un abrazo, junto a otros hombres y mujeres de los demás partidos y grupos independientes, para construir un futuro común, para inaugurar un modo nuevo de resolver los problemas sin partidismos, sin internismos, sin recelos, sin rencores.
El nuestro es un proyecto abierto a todos. Sin distinciones de condición social y de credo partidario.
Pido por ello a la dirigencia de los partidos, sobre todo la de nuestros propios partidos, un acto de humildad.
Escuchemos el mensaje del pueblo. Escuchemos sus necesidades, sus esperanzas y sus propuestas hacia el futuro.
No hace falta nada especial para entender este mensaje.
Es, ante todo, un mensaje que nos exige humildad, trabajo, entrega y sacrificio.
A nuestros militantes les recuerdo que la victoria no da derechos. Al contrario, sólo impone mayores deberes y responsabilidades.
A nuestros adversarios les advierto que nada ni nadie doblegará nuestra voluntad de avanzar hacia la concreción de este gran sueño del pueblo de Tierra del Fuego. Les pido por ello, una oposición leal y constructiva. Nuestra mano siempre estará abierta para el diálogo y el esfuerzo común.
A quienes pretendan seguir ejerciendo una oposición sectaria y destructiva, sepan también que defenderemos como un mandato sagrado la integridad de las instituciones.
Jamás negociaremos el fruto del trabajo y la esperanza de nuestro pueblo. Al Gobierno nacional, le pido la comprensión de los intereses de nuestra Provincia, injustamente discriminada y marginada de muchos avances en el proceso actual de recuperación de las energías nacionales.
Nos sentimos parte del esfuerzo que hoy encabeza el presidente Néstor Kirchner, de su empeño, por imponer los intereses y la dignidad de Argentina en el mundo.
Tierra del Fuego siempre acompañará este esfuerzo desde sus propias posiciones y desde sus propios intereses.
Convocamos una vez más a una política de consensos y trabajo en común.
Nuestro gobierno propugnará desde mañana mismo un avance decisivo en el calendario de las reformas pendientes, sobre todo en el empleo y la atención de quienes sufren el embate de la crisis.
Avanzaremos en la modernización de nuestras instituciones, en la garantía a la independencia de los poderes, en el aseguramiento de la selección de los mejores, en el control de los abusos de poder, la especulación y el privilegio.
Hemos comenzado a generar hechos históricos, cambios; cambios genuinos que nacen de nuestra gente.
Ante la falta de trabajo nadie puede invocar espacios de poder, divisiones partidarias artificiales que sólo pueden ahondar diferencias.
Aspiramos a la vigencia plena de una democracia participativa. Prueba de ello fue la conformación de las comisiones de trabajo en las que trabajaron más de dos mil personas entre Río Grande, Tólhuin y Ushuaia durante seis meses y medio.
Sus conclusiones son la base de los programas de cada ministerio. Allí los ciudadanos conocieron a los ministros y se inauguró un espíritu de responsabilidad permanente. Somos, ante todo, servidores públicos. Ésta es una experiencia inédita en nuestro país.
Quiero anunciar que estas comisiones seguirán funcionando como órgano de contralor del trabajo de cada ministerio. Cada ministro deberá reunirse periódicamente para receptar iniciativas, ideas y propuestas, para responder por su gestión.
Nuestra vocación y servicio de cambio es integral. El pueblo de Tierra del Fuego no tolerará retrocesos. Este es el desafío. El desafío de esta Provincia que lucha por la honestidad y la solidaridad. Por un mañana mejor para nuestros hijos y para nuestros nietos.
Pondremos en marcha el Consejo de Planificación Provincial, la mesa del diálogo y el
Consejo Económico y Social. Haremos de la audiencia pública un instrumento permanente.
Constituiremos foros de todos los sectores que integran la vida de nuestra provincia y haremos de la consulta popular un herramienta de participación ciudadana.
Es la voluntad de un gobierno nacido de la participación y dispuesto a hacer de la participación una cruzada en pos de un futuro pleno de desarrollo y trabajo.
Tierra del Fuego inaugura hoy la esperanza genuina que nace de los corazones de un pueblo cansado y agobiado, y le dice hoy: No al sectarismo, no al egoísmo social, no al clientelismo político, no al abuso de poder, no a las hegemonías, no al saqueo de nuestras riquezas naturales, no a la irresponsabilidad, no a la impunidad, no al pasado.
Nuestro querido pueblo de Tierra del Fuego le dice hoy: Sí al trabajo digno para todos, sí a la inversión productiva, sí al compromiso transformador, sí a la política de consensos, sí al respeto, sí a la dignidad de las instituciones, sí a la honestidad, sí al esfuerzo, sí a la dignidad de nuestros hombres y mujeres, sí al futuro de nuestros jóvenes, sí a la felicidad de nuestros chicos, ningún chico en Tierra del Fuego va a padecer hambre a partir de hoy.
Sí a brindarle paz y contención a nuestros abuelos y jubilados, sí a la solidaridad, sí a la hermandad profunda y definitiva entre todos los habitantes de esta tierra hermosa.
Vamos a trabajar en conjunto con las autoridades del Mercosur, con los países hermanos, que lo integran para lograr desde ahí un flujo de desarrollo para nuestra provincia.
Con la zona franca de Brasil y otros países de América, comenzaremos un trabajo de inversión para el beneficio de todos.
Quiero agradecer especialmente la presencia de tantos embajadores y encargados de negocios de las Embajadas con representación en nuestro país, que hoy nos honran con su presencia. Gracias por estar aquí.
La solidaridad internacional con los países que más lo necesitan hará de esta humanidad la tan ansiada civilización del amor, como dice el Papa Juan Pablo II.
Hacemos nuestra la decisión del presidente Kirchner de llevar adelante una afirmación permanente de los derechos y de la identidad nacional.
Nuestro presidente es patagónico, es nuestro vecino, es nuestro amigo, nacido en la provincia hermana de Santa Cruz, por eso estamos seguros que la Patagonia tendrá hoy el apoyo del gobierno nacional, hoy representado por el ministro del Interior, don Aníbal Fernández.
Queridos gobernadores de las provincias hermanas de la Patagonia y de nuestro país, quiero agradecer el gesto noble y solidario de honrarnos hoy con su presencia.
Esto demuestra que nuestro país está cambiando y que ustedes, hermanos patagónicos y argentinos, reconocen como nosotros, la importancia geopolítica y de soberanía que tiene esta maravillosa región.
Reciban el agradecimiento del pueblo de Tierra del Fuego, porque es un hecho sin precedentes en nuestra querida provincia y nos llena de orgullo. Este es un homenaje de ustedes a nuestro pueblo.
Hace muchos años que tengo el privilegio de habitar la Patagonia argentino-chilena, y sé del tesoro de su gente. Quiero realizar un homenaje al pueblo chileno que habita nuestra provincia porque su presencia, trabajo y esfuerzo ha colaborado para nuestro desarrollo.
Y en esa línea de pensamientos, deseo rendir un homenaje a todos los hermanos de países de América y del mundo que vinieron a nuestra provincia y aportaron su trabajo y su cultura.
Hoy, 10 de enero, es el día del perdón. Debemos superar todas las cosas que nos separan y llevar adelante el ejemplo de nuestro presidente y unirnos todos con un solo objetivo: la felicidad de nuestra gente.
Sólo quiero pedirles, una vez más, que trabajemos juntos por este sueño, para que podamos mirar a los ojos a nuestro pueblo, para que podamos sentir el orgullo de haberlo hecho juntos.
Inauguramos una Tierra del Fuego donde su gobernador, el vicegobernador y su equipo harán obras y más obras, todas las que hagan falta y donde sean tan contundentes que no necesitaremos palabras.
Quiero pedirle a Dios que acompañe e ilumine este trabajo que hoy iniciamos.
Que sepamos hacer de la libertad una herramienta de progreso e igualdad.
De la justicia un instrumento para la paz y la hermandad de todos los que vivimos en Tierra del Fuego, tierra de esperanza, de sueños y de realizaciones.
Permítanme en este día en que todavía compartimos el espíritu de la Navidad, recordar aquel credo que nos legó Martín Luther King, y que cobra vigencia en esta hora:
Hoy, en medio de la noche del mundo y en la esperanza de la buena nueva, afirmo con audacia mi fe en el porvenir de la humanidad”}.
Me niego a creer que las circunstancias actuales incapaciten al hombre para hacer una tierra mejor.
Me niego a compartir la opinión de quienes pretenden que el hombre está cautivo de la noche sin estrellas, del racismo, de la opresión, de la guerra.
Me niego a creer que la aurora radiante de la paz y de la fraternidad no podrá nunca llegar a ser realidad.
Creo que un día toda la humanidad reconocerá en Dios la fuente de su amor.
Creo que este amor salvador y pacífico será un día la ley.
El lobo y el cordero podrán descansar juntos y todos los hombres podrán sentarse bajo su higuera, en su viña y nadie tendrá motivos para tener miedo.”
Esta es mi esperanza. Esta es nuestra esperanza. Por eso les agradezco mucho. Que Dios nos bendiga.
Gracias.
JORGE MARIO COLAZO

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