DISCURSO DURANTE LA FIRMA DEL DECRETO QUE
RESTITUYE EL RÉGIMEN JUBILATORIO A INVESTIGADORES CIENTÍFICOS.
Néstor Kirchner
[25 de Febrero de
2005]
Señores ministros del Poder Ejecutivo
Nacional; autoridades nacionales, provinciales; funcionarios del CONICET;
representantes de la Mesa
del Diálogo y la Academia
de Ciencias; científicos, señoras, señores: entre las tantas utopías que
tenemos los argentinos planteadas por delante, en una sociedad que fue
fuertemente penetrada por el pragmatismo dependiente, ni siquiera por un
pragmatismo con sentido de realización nacional, está el recuperar el perfil de
un país autónomo, el perfil de un país integrado al mundo pero con capacidad de
elaboración, con capacidad de competitividad, mostrando la calidad de lo que
puede brindar.
Es evidente que el país factoría se fue consolidando en la década del 90, la idea de terminar con el pensamiento, la idea de quitarle capacidad y valor agregado a la producción argentina, la idea de quitarle el rol central y vital que tiene en el desarrollo de una sociedad la capacidad de investigación y de encontrar las nuevas respuestas a nuevos y viejos problemas, y también el centro de la construcción cultural y valorativa de nuestra sociedad, en lo cual tuvieron que ver no sólo los gobiernos; gobiernos, periodismo -porque esta es la realidad- y muchos otros factores que generando determinados microclimas fueron olvidando temas centrales como cuál debe ser el centro y el eje del hombre y la mujer argentinos que necesitamos. Se empezó a premiar al que era más pícaro, al que es capaz de hacer plata más rápido, al que es capaz de cruzar los escalones y violar todos los controles, las normativas y las convivencias de una sociedad, y se entró a dejar de lado al argentino que nosotros necesitamos, que es el que más estudia, el que más investiga, el que más trabaja, el más honesto, el verdadero ejemplo en que una generación puede mirarse y puede tomar de ellos la construcción de las alternativas que esta sociedad necesita. Entonces se fue desvalorizando todo hasta llegar en su momento a decir esa frase que mencionó recién el ministro Filmus, ese conocido caso de mandarlos a lavar los platos. Triste caso, lamentable, penoso caso que se dio acá enla Argentina. En una
época tan reciente, tan reciente.
Es evidente que el país factoría se fue consolidando en la década del 90, la idea de terminar con el pensamiento, la idea de quitarle capacidad y valor agregado a la producción argentina, la idea de quitarle el rol central y vital que tiene en el desarrollo de una sociedad la capacidad de investigación y de encontrar las nuevas respuestas a nuevos y viejos problemas, y también el centro de la construcción cultural y valorativa de nuestra sociedad, en lo cual tuvieron que ver no sólo los gobiernos; gobiernos, periodismo -porque esta es la realidad- y muchos otros factores que generando determinados microclimas fueron olvidando temas centrales como cuál debe ser el centro y el eje del hombre y la mujer argentinos que necesitamos. Se empezó a premiar al que era más pícaro, al que es capaz de hacer plata más rápido, al que es capaz de cruzar los escalones y violar todos los controles, las normativas y las convivencias de una sociedad, y se entró a dejar de lado al argentino que nosotros necesitamos, que es el que más estudia, el que más investiga, el que más trabaja, el más honesto, el verdadero ejemplo en que una generación puede mirarse y puede tomar de ellos la construcción de las alternativas que esta sociedad necesita. Entonces se fue desvalorizando todo hasta llegar en su momento a decir esa frase que mencionó recién el ministro Filmus, ese conocido caso de mandarlos a lavar los platos. Triste caso, lamentable, penoso caso que se dio acá en
Por eso nosotros vamos a poner todos
nuestros esfuerzos, confiamos seriamente en nuestros científicos, confiamos en
los chicos y en nuestros becarios. Estamos restaurando derechos, tendríamos que
estar consiguiendo nuevos derechos. Estamos restaurando lo que fue arrebatado
impunemente, como el caso de la jubilación del 85 por ciento del último sueldo.
Como lo hicimos con los docentes días pasados, con el 82 por ciento; como lo
hicimos con los docentes universitarios, donde prácticamente ya estamos
terminando con ese cartelito que tenían: “docentes universitarios debajo del
nivel de pobreza”. Algo lamentable, vergonzoso para los argentinos. Pero trabajando
juntos vamos dando esos pasos que para otros parecerán muy poco pero para los
argentinos empezar a superar esa escalera es realmente importante.
Obviamente, como bien dijo el Ministro, el
aumento es el aumento, no se puede recuperar -ustedes más que nadie lo saben-
lo arrebatado, lo perdido, lo entregado durante tanto tiempo, en poco tiempo,
pero está marcando una pauta que debe ser definitiva para la sociedad
argentina; está marcando una pauta de que todos los argentinos deben mejorar
gradualmente pero para que la
Argentina se recupere gradualmente y más rápido todos
aquellos que tienen capacidad de elaboración de pensamiento, de dotarla del
valor agregado que esta sociedad necesita para poder crecer, deben tener una
prioridad clara y concreta. Una sociedad que no prioriza lo que necesita, en
este caso algo fundamental como son los científicos, no puede tener ningún tipo
de destino.
Estamos dando este paso hoy, vamos a
persistir en el esfuerzo, lo dijimos el año pasado cuando nos sentamos y nos
mirábamos incrédulos a veces; nos han golpeado tanto a los argentinos que es
difícil creernos. Porque se trabaja para que no recuperemos la posibilidad de
creernos entre nosotros, siempre se trabaja para tratar de desviar el sentido
de la verdad. Pasa en muchas instituciones a veces este tipo de cosas. Por eso
estoy muy feliz de compartir con ustedes este momento y esta decisión, y
también decirles que es posible la construcción de esa Argentina diferente.
Hace un año y medio los argentinos
iniciábamos la tarea del canje de la deuda en default, las cosas que nos
dijeron. Que éramos locos, irracionales, de mí dijeron cualquier cosa. Los
sabios del neoliberalismo, los profetas de las respuestas económicas de la Argentina. Hoy los
ven en los diarios diciendo “va a llegar a tanto”. Que había que levantar la
fecha, que era una barbaridad la quita que hacíamos; que no la hicimos para
sacarle nada a nadie sino que fue una voluntad última del pueblo argentino de
tratar de cumplir con su obligación, una obligación que fue creada, armada,
estructurada para saquear al pueblo argentino. Solidariamente los argentinos
fuimos armando una estructura pero dijimos al mundo: podemos pagar esto,
podemos pagar el 25 por ciento de los cien mil millones de la deuda privada
post default, no podemos pagar otra cosa. Mucha gente, el pueblo argentino en
la calle ni hablar, pensadores, intelectuales nacionales también, pero
editorialistas de diarios, de diarios importantes en la Argentina que
acompañaron también en su momento, por supuesto, procesos nefastos en este
país, decían que cómo los argentinos no honrábamos nuestra deuda, cómo éramos
tan maleducados. No levantaban la vista, no veían más allá, la exclusión
social, el empobrecimiento de nuestros sectores medios, el quiebre de la estructura
productiva, la pérdida global, total del país, el desguace global que sufrió
esta Argentina. Porque cuando hablamos de la pérdida del Estado no estamos
hablando solamente del remate del capital nacional ni del robo que se hizo
sobre el Estado argentino, sino de la otra mayor pérdida: hicieron perder
neuronas, construyeron un Estado clientelista. Cuando ahora queremos
reconstruir el Estado no tenemos memoria, han desaparecido los cuadros que
durante tantos años sostuvieron los vaivenes de la política argentina, como
cualquier Estado serio que tiene neuronas permanentes que piensan, que
elaboran, que guardan memoria y ayudan a las distintas alternancias políticas a
gobernar. Todo eso fue destruido. Claro, eso hay que escribirlo muy chiquitito
y muy despacio, porque muchos de los que escriben fueron cómplices de todo ese
tipo de situaciones. Yo lo digo sin problemas, porque no vine para quedarme
toda la vida acá adentro ni para hacer complacencia con nadie, sino con los
errores y virtudes que pueda tener decir lo que siento y lo que pienso, porque
en esta Argentina lo que más falta hace es un gran manto de sinceridad y no de
hipocresía. Y animarnos a decir las cosas que sentimos y pensamos.
Hoy cuando a la mañana fui recibiendo datos
–esperamos tener el miércoles o jueves los definitivos- no es para ponerse
contento porque tuvimos que llegar, pero sí va a demostrar que los argentinos
podemos, que vamos a tener un buen resultado, calculo yo, en el canje de la
deuda; que habremos hecho la mejor negociación de la historia del mundo. Está
bien, nuestra deuda es la más grande de la historia del mundo, para el libro de
Guinness, ni hablar. Una cosa acompaña la otra. Pero miles y miles de millones
que iban a ser saqueados de las arcas de los argentinos han sido salvados y
ganados por todos los argentinos. Y ustedes van a ver cómo señores... siempre
me dicen que no diga apellidos, pero yo los digo, total, ¿por qué no los voy a
decir si aquí en la
Argentina es hora? Solanet, los de FIEL, todos estos señores
que escribían largas hojas en La Nación. Creo que Solanet es asesor económico de La Nación o de la familia. Han
escrito largas notas sobre el “desastre que han hecho”, que hay que prorrogar y
demás, y ahora van a decir “el exitoso canje argentino”. Del drama que ellos
mismos crearon, porque ellos fueron funcionarios de todos los gobiernos desde 1976 a la fecha. Sí señor
Solanet, usted fue funcionario de todos los gobiernos. Es una realidad, no se
lo digo para agraviarlo sino para que tenga memoria, nada más. Equivocarnos,
nos podemos equivocar todos.
De modo que realmente se dan dos cosas muy
importantes: compartir con los científicos, con nuestros becarios, que son un
verdadero orgullo y un verdadero ejemplo para que nuestros hijos se miren,
indudablemente en ustedes está gran parte de la recuperación nacional, que la
sociedad los vuelva a valorar, como creo que los está valorando y que sean el
verdadero espejo en el que los argentinos nos miremos; y este Estado que aunque
lento se está empezando a dar cuenta de que sin nuestros pensadores, sin
nuestros intelectuales, sin aquellos que van construyendo el verdadero capital
nacional –que ése es el verdadero gran capital nacional que permite después el
capital nacional material – es imposible la reconstrucción de un país en
pluralidad, en consenso, en diversidad, con independencia y con integración al
mundo.
Les agradezco mucho lo que ustedes hacen,
como presidente de la Nación
en este tiempo circunstancial de la historia que me toca estar y como
argentino. Siento por ustedes un gran respeto y también siento una gran
vergüenza muchas veces cuando los miro, porque es una Argentina que se cansó de
hablar de estas cosas y después siempre miró al costado y los dejó en la
sombra. Cuando más sean ustedes el centro de la vida nacional seguramente más
se estará recuperando nuestro querido país.
Muchas gracias, mucha fuerza y a seguir
trabajando en forma conjunta para que desde la verdad relativa de todos
logremos esa verdad sintetizadora que nos permita acceder a las verdades y respuestas
que nuestro país necesita.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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