DISCURSO EN EL DÍA
DE LA ARMADA
ARGENTINA
Néstor Kirchner
[17 de Mayo de
2005]
Señor jefe del Estado Mayor General de la Armada ; señor jefe del
Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas; señores ministros; autoridades
nacionales, provinciales y municipales; miembros del cuerpo diplomático;
personal militar superior y subalterno de la Armada Argentina ;
señoras y señores; amigos y amigas presentes: en mi calidad de comandante en
jefe de las Fuerzas Armadas vengo a la base de Puerto Belgrano a saludar en su
día a la Armada
Argentina , a sus hombres y mujeres, y a celebrar muy
especialmente el Centenario del Arsenal Naval.
El Día dela Armada es una de esas
fechas donde recordamos los orígenes de la Patria , sus batallas más gloriosas, sus acciones
más valientes como la batalla de Montevideo, sus próceres más notables como el
almirante Guillermo Brown, padre de nuestra Marina de Guerra.
El Día de
En esta celebración, que es de todos los
argentinos, rendimos homenaje a los héroes que a lo largo de la historia
aportaron su esfuerzo y construyeron independencia, soberanía y patria;
homenaje dirigido también a los héroes que pelearon por esas banderas y a
quienes perdieron la vida defendiéndolas.
Este día debe servir para la revalorización
del espíritu pionero, el respeto por el otro, el rescate del valor ético de lo
cotidiano, del trabajo día a día sin aflojar en el esfuerzo. Muchos piensan que
sólo el Estado fue devastado y desguazado en estos años, creo que también se
intentó devastar la autoestima de los argentinos queriendo hacer creer que lo
nuestro no valía. En la base de la destrucción de lo nacional estaba la
desvalorización de nuestra moral. Desde ese punto de vista queda claro cuánto
valdrá que los argentinos encontremos puntos de unidad que nos ayuden a
persistir en el esfuerzo de la importante puesta en valor de lo propio.
El Centenario del Arsenal Naval de Puerto
Belgrano encierra también enseñanzas en el mismo sentido y se constituye en un
fuerte símbolo de lo que nos pasó. Esta infraestructura con el dique de carena
y la grada fue concebida por visionarios conscientes de la importancia
estratégica de nuestro mar y de nuestros recursos. En su construcción
trabajaron codo a codo inmigrantes y nacionales, calificados técnicos y
obreros, para concretar el sueño del puerto y los diques de carena con
capacidad para poner a seco y reparar buques militares y civiles de hasta 20 metros de largo y 23 metros de ancho. Cien
años más tarde los desafíos son otros, pero la misión primera del Arsenal Naval
es la misma, el mantenimiento técnico de los buques de la flota y las unidades
operativas de la Armada
que sirven de soporte lógico para la defensa de los intereses nacionales en el
mar.
Desde la más pequeña soldadura hasta la más
elaborada carpintería, abarcando la electrónica, la hidráulica, los motores
turbina y calderas, todo pasa por las manos de los técnicos que trabajan en sus
talleres y depósitos en sus diques en sus grúas; además de los buques de
nuestra flota naval también llegan hasta aquí cargueros, petroleros y
pesqueros.
Con esta infraestructura el capital humano
que habita la actividad puede crecer aún más, generando más fuentes de trabajo
y una más fecunda interacción con las empresas privadas de la zona. Estos
técnicos altamente capacitados en su mayoría se formaron en la Escuela de Aprendices de
Puerto Belgrano creada en 1937 y cerrada en 1998; de la misma forma se cerraron
tantas industrias que declinaron nuestros astilleros y nuestra Marina Mercante
y los barcos con bandera argentina llegaron casi a extinguirse.
Estamos revirtiendo esa triste realidad y la Armada trabaja en programas
que permitirán la incorporación de conocimientos de tornería, calderas,
carpintería, electricidad, soldadura, pintura y mecánica a ciudadanos sin
oficio. Esperamos también poder reabrir la Escuela de Aprendices de Puerto Belgrano, como
hicimos con los astilleros Domecq García, porque lo cierto es que la Argentina necesita esta
base, necesita este arsenal y necesita a toda su gente trabajando y
capacitándose para tener una Armada moderna, acorde a los desafíos de la Argentina del siglo XXI.
Porque además de llanos, pampa, montañas,
valles, la Argentina
es un país fluvial y marítimo; tenemos una zona económica exclusiva con una extensión
más vasta que nuestro territorio, contamos con una de las plataformas
continentales más extensas del mundo, tenemos 4.500 kilómetros
de costa, 3.000
kilómetros de vías fluviales navegables, todo un caudal
de riqueza pesquera, energética, comercial, industrial, naval y naviera,
tecnológica y científica, que históricamente hemos desaprovechado.
Trabajamos por una Argentina donde costas,
cuencas, puertos, hidrovías, plataforma y océanos sean canales productivos de
una nación pujante, justa y fuerte. En el corazón de la defensa de este mundo
marítimo y fluvial que nos enriquece, está la Armada Argentina.
Por eso desde el Arsenal Naval Puerto Belgrano quiero saludar a los hombres y
mujeres que la componen y cumplen con dignidad y orgullo las misiones que les
asignamos.
Es preciso recordar también que en este
centenario arsenal fue reparado el aviso Alférez Sobral; debemos rendir
homenaje a sus valientes tripulantes, a su heroico comandante, capitán de
corbeta Sergio Gómez Roca y a los 323 héroes del crucero General Belgrano que
ofrendaron sus vidas por la soberanía en las Malvinas. Que su patriótico
espíritu nos guíe para seguir llevando adelante, por los canales diplomáticos,
nuestro justo reclamo en nombre del pueblo argentino. Quiera Dios que en su
ejemplo de generosa entrega sepamos encontrar la grandeza, la sabiduría y la
habilidad imprescindible para continuar el camino de la construcción de una
Argentina cada día más recuperada y unida.
Del Estado nos quedaron ruinas y astillas,
nada más, pero sobre esas astillas tenemos el deber patriótico de reconstruir,
de volver a creer, de volver a soñar, en definitiva de volver a amar lo que
hacemos, de creer en nosotros mismos. Sobre las ruinas del Estado recuperaremos
también el trabajo, la seguridad, la justicia y la equidad.
Sabemos que son muchas las dificultades que
deberemos vencer, pues resulta más fácil el desguace que la reconstrucción,
pero esa recuperación será firme y no la podrán detener si valoramos el día a
día y el paso a paso, si revalorizamos las tareas cotidianas como el camino
práctico para volver realidad los sueños.
Los tiempos de la recuperación nacional a
veces parecen más largos que lo que la urgencia de nuestras necesidades
requiere, pero si desde el Estado y el Gobierno trabajamos duro y bien, si
somos capaces de aunar la voluntad estatal, la vocación privada empresarial y
la enorme fe de los argentinos, iremos recuperando el mejor tiempo.
Más allá de las viejas y nuevas heridas, que
estamos intentando superar con justicia y verdad, debemos trazar líneas que
unan la Marina
de Guerra nacida bajo el signo definitivo del almirante Guillermo Brown y esta
Marina actualizada a los nuevos tiempos que nos tocan vivir. Una línea asentada
en el amor a la patria, el respeto por aquellos que hicieron nuestra patria, el
ejemplo luminoso de los que brindaron su vida para hacerla grande.
Como ya hemos sostenido debe valorarse el
rechazo categórico de vuestro jefe de Estado Mayor Conjunto a los hechos
aberrantes y agraviantes a la dignidad humana, la ética y la ley, cometidos en
la aciaga noche dictatorial, que pone a la Armada en rumbo del reencuentro con la sociedad
argentina. No debemos permitir que quienes cometieron crímenes que la humanidad
condena se escuden detrás del prestigio de nuestras instituciones para evitar
afrontar sus responsabilidades.
Los exhorto una vez más a llevar bien alto
el estandarte de los valores de nuestros héroes de la independencia, a
retemplarse en el espíritu malvinero, en la eterna gloria de los 323 héroes del
crucero General Belgrano, en el coraje del capitán Sergio Gómez Roca y los
valientes tripulantes del aviso Sobral.
Los exhorto a vivir plenamente el
sentimiento de patria que seguramente llevan en los corazones y que los ha
hecho abrazar su carrera de marinos para elevarla y honrarla.
Que no nos pesen todos los esfuerzos
realizados si pueden ser útiles a la patria de nuestros hijos. Recojamos con
ellos las enseñanzas del almirante Guillermo Brown y recuperando fuertemente la
autoestima de todos los argentinos, generando una patria que nos contenga a
todos, caminemos rumbo a la reconstrucción nacional, sabiendo que la Argentina puede, que los
argentinos podemos y que en el pensamiento de nuestros jóvenes, de nuestras
generaciones, de nuestra clase media, de nuestros trabajadores, de nuestros
empresarios nacionales, de nuestras Fuerzas Armadas e instituciones que
componen el país, podemos encontrar el camino de la Argentina que nos merecemos.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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