DISCURSO EN LA CENA ANUAL DE
CAMARADERÍA DE LAS FUERZAS ARMADAS, EN EL EDIFICIO “LIBERTAD”
Néstor Kirchner
[6 de Julio de
2005]
Señor Vicepresidente de la Nación ; señor Presidente
Provisional del Honorable Senado de la Nación ; señores ministros del Poder Ejecutivo
Nacional; señores jefes del Estados Mayor Conjunto y de los Estados Mayores
Generales de las Fuerzas Armadas; autoridades nacionales; señores jefes de las
Fuerzas de Seguridad; señores miembros de las Fuerzas Armadas; señoras y
señores: una vez más compartimos esta Cena Anual de Camaradería de nuestras
Fuerzas Armadas, en vísperas de un nuevo aniversario de la fecha de nuestra
independencia.
En mi carácter de Comandante en Jefe quiero compartir con ustedes, además de un momento grato, un conjunto de reflexiones sobre el país, la situación de nuestra defensa, el accionar de las Fuerzas Armadas y las perspectivas de nuestro trabajo.
En mi carácter de Comandante en Jefe quiero compartir con ustedes, además de un momento grato, un conjunto de reflexiones sobre el país, la situación de nuestra defensa, el accionar de las Fuerzas Armadas y las perspectivas de nuestro trabajo.
La transitoria función que cumplo no me hace
olvidar de mis ideas ni de mis convicciones. Puedo decirles que les hablo desde
el corazón, sin odios ni rencores, con profundo compromiso patriótico y
convencimiento respecto de que los argentinos, mientras superamos los
problemas, vamos forjando una sólida unidad nacional. Una unidad nacional que
no borra policromías, que es rica en diversidad y pluralidad, unidad en la que conviven
visiones relativas.
Las cercanías de una fecha tan clara a
nuestros sentimientos es una oportunidad importante para la revisión de lo
hecho y lo por hacer. Como cada año buscamos en la celebración de un día
histórico enseñanzas que parten de las raíces de nuestra identidad.
Venimos de una estrepitosa caída, nuestra
Patria ha sufrido la destrucción de fuentes de trabajo, grandes sectores
cayeron a la pobreza, a la indigencia y acumulamos una deuda gigantesca. Caer
por una pendiente es rápido, destructivo y desesperante; hoy vemos que volver a
subir la cuesta es trabajoso, a veces lento y siempre esforzado.
Lógicamente en sólo dos años no hemos podido
todavía recuperar íntegramente lo que se destruyó en décadas. Sin embargo, el
rumbo es el correcto. Hemos obtenido éxito en la tarea de convencer al mundo
que Argentina cumplirá sus compromisos, en la medida que no se ponga en juego
el bienestar de nuestro pueblo y el crecimiento de nuestra economía, que ya
supera los niveles previos a nuestra más cercana crisis.
Hemos expresado en todos los foros nuestra
idea de que no habrá paz ni mundo seguro si no logramos reducir la brecha entre
países, si no eliminamos la exclusión y la desigualdad al interior de nuestros
pueblos.
Argentina supera sus problemas y mantiene
relaciones maduras con todos los países desde una posición de firmeza y
dignidad nacional en sus relaciones, colaborando con el mantenimiento de la
estabilidad y la paz en la región. Hemos quebrado la tendencia declinante de
una economía destrozada y sacado a millones de argentinos de la pobreza y de la
indigencia, mejora paulatinamente, lentamente la distribución del ingreso y
creamos constantemente puestos de trabajo que mejoran la calidad de vida de
nuestra población. Trabajamos sin descanso para consolidar la inversión
nacional; construir una economía con decisión propia, basada cada vez más en la
producción y en la industria nacional generadoras de empleos; defendiendo los
intereses soberanos; construyendo la integración regional e internacional
dignas; promoviendo la educación y la justicia social; incrementando la calidad
institucional, consolidando una Justicia independiente y defendiendo con ahínco
los derechos humanos.
Nuestro trabajo está en línea con aquel
pasado honroso. En la medida en que superamos dificultades somos más
independientes y más libres. Estamos forjando una unidad nacional, con lugar
para todos, sin exclusiones ni excluidos. Trabajamos para forjar una unidad
nacional, que no se asienta sobre la hipocresía ni sobre la venganza, sino sobre
la memoria, la verdad y la justicia para no volver atrás, abriendo un camino de
unidad, que necesitamos caminar, andar, para hacerlo cada día más ancho y
firme. Una unidad nacional que no debe asimilarse a la uniformidad, que crece
en democracia, que encuentra en el área de la defensa una columna central, un
eje vertebral, en cuanto las Fuerzas Armadas cumplen su rol de defensa de
nuestra integridad territorial y de nuestros intereses soberanos. Se agrega a
ello la aplicación de una visión integral, que incorpora el rol productivo de
la industria y la defensa de sus desarrollos innovadores, la profundización del
rol internacional en el marco del multilateralismo en misiones de paz y de su
rol como Fuerzas Armadas a favor del bien común de nuestro pueblo, del que
proviene y a quien se debe por entero.
Enfrentando dificultades, venciendo
obstáculos, pero con la frente alta, los argentinos – y entre ellos nuestras
Fuerzas Armadas – avanzamos por un camino de convivencia democrática
defendiendo y fortaleciendo la institucionalidad, ubicando correctamente la
tarea compleja e integral de la defensa de la nación en la agenda de la
democracia. Tenemos conciencia en cuanto a que la persistencia en ese rumbo nos
conduce a la comunidad de intereses, a la fraternidad, a la cohesión nacional.
En esta marcha recordamos nuestra
independencia, reconociendo nuestros héroes que defendieron la Patria , sin olvidar los
valores éticos de San Martín, de Belgrano y de Brown. Nos acompaña el recuerdo
de los jóvenes soldados, oficiales y suboficiales, que fueron a pelear a
Malvinas con su bandera y su coraje, el de los héroes del crucero “General
Belgrano”, los del Aviso Sobral y los aviadores, que a fuerza de arrojo,
prestigiaron nuestra Fuerza Aérea.
El compromiso con nuestra historia es total,
debemos ganar confianza, tener alegría, construir con optimismo con la
tranquilidad de saber que el pueblo argentino reconoce a aquellos que
trabajamos por el bien común y la defensa de los altos intereses de la nación.
Debemos ir valorando cada logro, sin perder
el sentido de nuestra utopías, ir transformando los sueños y las ideas en
realidades que tienen que ir cargándonos de mayores energías para enfrentar los
nuevos tiempos sin miedos, sin que nos hagan bajar los brazos. Se puede
confiando en la tarea diaria bien cumplida; se puede asumiendo nuestras
responsabilidades; se puede con esfuerzo y sacrificio. Cuidando los ingresos
del Estado y manejando con prudencia damos pasos para desarrollar una política
de protección del poder de compra de la población, en general, y de quienes
dependen del presupuesto nacional en particular. En ese marco hemos tomado la
decisión de acordar un ajuste de remuneraciones. Este aumento será para el
personal en actividad de las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad; tendrá
vigencia a partir del 1 de julio y será de igual magnitud – una vez que se
decida – para todos los dependientes de la administración nacional. Su
implementación específica se concretará en los próximos días, una vez que
concluyan las negociaciones sectoriales en curso, tanto para el personal de la
administración nacional como para el personal civil de las Fuerzas Armadas.
Para finalizar, quiero expresarles mi
alegría de compartir con ustedes esta Cena Anual de Camaradería. Como
Presidente de la Nación
y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas aspiro a sacar adelante a la Argentina en este tiempo
de la historia que me toca desempeñar, con temporalidad, la honorable y honrosa
función de ser Presidente de la
Nación.
Nuestra mayor aspiración es que en unos
años, cuando otros hayan seguido esta senda, cualquier ciudadano que nos cruce
nos reconozca por los aportes y pueda decir que hemos actuado con voluntad, con
decisión, con honestidad y siempre con la capacidad de autocrítica necesaria
para poder ejercer la función que nos toca.
Y aspiro a que digan de ustedes: “aquel
General, este Almirante, el Brigadier, aquel Capitán, aquel Teniente fueron
soldados que supieron hacerle honor a la Patria y a sus instituciones”. En todo caso,
estoy seguro de que los esfuerzos que hacemos hoy políticos, empresarios,
trabajadores, representantes de organizaciones civiles, funcionarios, miembros
de las Fuerzas Armadas, ciudadanos y ciudadanas, servirán para cimentar la
senda, de modo que el Bicentenario nos encuentre en un país en crecimiento, con
producción, con justicia, sin exclusión, en paz y en soberanía plena.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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