DISCURSO EN EL ACTO
DE CONMEMORACIÓN DEL 150° ANIVERSARIO DE LA BOLSA DE COMERCIO DE BUENOS AIRES
Néstor
Kirchner
[12 de Julio de
2004]
Señor presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos
Aires; señor jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; señores
ministros del Poder Ejecutivo Nacional; autoridades nacionales; miembros del
Cuerpo Diplomático; autoridades de la
Bolsa de Comercio; señores empresarios; señoras, señores:
venimos a compartir la alegría de la celebración de un siglo y medio de
actividad de la Bolsa
de Comercio de Buenos Aires; venimos también a compartir con ustedes la
posibilidad de expresar nuestros puntos de vista y nuestras reflexiones.
Sabemos que no se trata sólo de una actividad protocolar.
En la vida de cualquier institución, pero más en la vida de una institución que tiene que ver con los sucesos de la economía, es importante permanecer en pie luego de 150 años enla República Argentina ,
que acumula sólo 194 años de existencia.
En la vida de cualquier institución, pero más en la vida de una institución que tiene que ver con los sucesos de la economía, es importante permanecer en pie luego de 150 años en
Es fácil advertir, por el tipo de sucesos
que lamentablemente han caracterizado por muchos años la vida económica e
institucional de nuestra patria, que no debe haber sido fácil. La sola
permanencia en el tiempo, acredita, en el caso de la Bolsa , una capacidad de
adaptación a los distintos avatares digna de elogio.
Al conmemorarse el aniversario anterior
expresamos aquí nuestra convocatoria para la construcción de un proyecto de
país que nos contenga a todos los argentinos. Sigue vigente la necesidad de
contar con un modelo político y económico que regenere la calidad
institucional, que termine con el abuso, la concentración y la pobreza, que
ponga en marcha la producción y recupere el trabajo como única forma de
desarrollo digno en una sociedad moderna. Debemos persistir en el esfuerzo de
valernos de la creatividad, de valernos de otras lógicas que nos impulsen en la
construcción de un país diferente.
Ustedes han tenido muestras de cuánto
queremos comportarnos como lectores cuidadosos de la demanda de la sociedad
adoptando, en consecuencia, la mejor estrategia de desarrollo sustentable desde
lo profundo de la crisis que nos afecta.
La importancia de la existencia de un
empresariado con decisión nacional, comprometido con la realidad económica de
nuestra patria y decidido a aceptar el desafío de la competencia, es central.
El país necesita hombres de negocios que, además de buscar sus merecidos
réditos, favorezcan el desarrollo humano en nuestra sociedad.
La ética de nuestro tiempo marca la
importancia de contar con empresarios que no sean ajenos a las crisis, al
hambre de los argentinos marginados, a la necesidad de dotarnos de
infraestructura acorde a estos tiempos, al nivel de la educación que se imparte
o a la calidad de la salud pública que se brinda. Debe asumirse que ningún
proyecto económico, político o social tiene sentido si no aporta de algún modo
a la mejora de las condiciones de vida de cada componente de nuestra comunidad.
En el último año hemos avanzado en un
proceso de crecimiento sostenido y sustentable que viene produciendo frutos en
el sentido de mejorar la situación de los argentinos. Basta repasar de un modo
resumido el comportamiento de los principales indicadores de nuestra economía
para medir el grado de avance, sin obviar contemplar el punto de partida, para
entender que hemos iniciado un ciclo virtuoso que nos lleva a un mejor país, a
un país normal.
La recuperación de la actividad económica,
el impulso que los bienes transables dan a la recuperación del producto interno
bruto, el impresionante crecimiento de la producción industrial a un ritmo
equivalente al 13,8 por ciento anual, hablan por sí solos. La recuperación de
los sectores del trabajo intensivo, como el rubro textil y el metalmecánico, la
recuperación de la inversión y del consumo, la mejora de los indicadores
laborales y sociales, especialmente la mayor demanda de trabajo, sobre todo en
las ciudades del interior con la recuperación del salario real, constituyen
datos muy claros de la mejora de la situación.
A ello hay que agregarle al existencia de un
marcho de estabilización de los precios, consistencia monetaria y fiscal,
recomposición de las reservas del Banco Central y de los depósitos en las
entidades financieras, superávit de la balanza comercial, un tipo de cambio
realista y sin rigidez. Debe sumarse también, como dato positivo, el constante
y exitoso esfuerzo por mantener el equilibrio fiscal favorecido por el
importante incremento de la recaudación de impuestos que ha sido récord
histórico en el último cuatrimestre.
Avanzamos en la eficiencia del gasto público
en lo social, hemos vuelto a planificar y ejecutar obra pública sin afectar
aquel equilibrio, lo que posibilitó mostrar en números concretos las mejores
del sector público nacional respecto de los años precedentes y de la década del
90 en particular, con un superávit primario récord y un resultado global
positivo para 2003 de 8.677 millones y 1.794 millones respectivamente, que no
se obtenían desde hace ya más de una década.
El Estado ha recuperado capacidad para
hacerse presente en la construcción de infraestructura, escuelas, hospitales,
cárceles, viviendas, puentes, caminos en construcción y las licitaciones en
marcha lo atestiguan por todas las latitudes de nuestro interior federal.
Aquella recuperación, a su vez, cimienta un
nuevo empuje a la actividad económica; a su vez, hemos disminuido en términos
netos la deuda pública con organismos multilaterales de crédito variando la
tendencia anterior.
En materia de papeles públicos cumplimos y
seguiremos haciendo los compromisos sobre el 48 por ciento de la deuda pública
y estamos en la etapa final del canje para reestructurar el 52 por ciento
restante. Creemos que el canje propuesto equilibra los intereses de los
acreedores con la efectiva capacidad de pago del país en el marco de esta
política de crecimiento, creación de empleo y reducción de pobreza.
Precisamente, por ello, por constituir un
canje realista, serio y sustentable en el tiempo, esperamos que los operadores
del mercado, muy particularmente los del mercado interno que mejor conocen la
realidad social y económica de la
Argentina , le den su pleno apoyo.
Este proceso de crecimiento sostenido y
sustentable, que es el objetivo básico de nuestro programa económico, requiere
de mercados de capitales abiertos y transparentes, lo que destaca la
importancia de la actividad que ustedes llevan a cabo.
La correcta valuación de los activos de las
empresas, de sus flujos de venta y rentabilidad, así como la calidad de los
papeles del sector público, incluyendo su sustentabilidad de mediano y largo
plazo, son requisitos irrenunciables para el desarrollo de mercados eficientes
ajenos a la especulación del corto plazo.
Debemos alentar proactivamente con la
reglamentación de la Ley
de Apoyo a la Inversión
la apertura en Bolsa del capital de empresas; el mercado de la Bolsa debe constituirse en el
gran impulsor, en el gran articulador, en el gran movilizador del ahorro
privado para que el ahorro argentino financie proyectos de inversión
permanentes y rentables.
Como se sabe, los proyectos necesitan
financiamientos para crecer, para desarrollarse y la Bolsa de Comercio tiene que
ser un ámbito de articulación natural entre el ahorro argentino y los
emprendedores.
La negociación de cheques de pago diferidos
en esta casa, la constitución del fideicomiso para reconstruir el complejo
industrial de la telecomunicaciones, la puesta en valor del Ferrocarril
Belgrano Cargas, la futura puesta en funcionamiento del mercado electrónico del
gas, la posibilidad de la participación en el financiamiento de nuevas empresas
como ENARSA, constituyen ámbitos de acción en donde el Estado y la Bolsa han podido y pueden
actuar en procura de beneficios mutuos y de resultados beneficiosos para el
país.
Se trata de una muestra de los nuevos
tiempos, no es una simple enumeración de cifras, datos o circunstancias
auspiciosas ni un catálogo de buenos deseos. Constituyen hechos que muestran la
característica de un nuevo tiempo. Por eso valoramos como sumamente auspicioso
que estos primeros 150 años de vida les encuentren con una proyección
importante hacia el ámbito regional, explorando nuevas alternativas de
inversión y difundiendo el conocimiento respecto de las oportunidades de
inversión y funcionamiento que la
Bolsa de Comercio constituye.
Los datos de la economía inspiran confianza,
más allá de cualquier ruido mediático que quiera desmerecerlos. Ante una
economía que se recupera el mercado bursátil y los operadores de bolsa deben
jugar un rol central. La confianza, la transparencia, la honestidad y el
compromiso deben ser reglas invulnerables.
Buscamos una economía capitalista,
productiva y transparente, basada en una
cultura que favorezca la producción y premie el esfuerzo. En esta búsqueda
necesitamos que las instituciones como ésta aporten toda su profesionalidad,
eficiencia y honestidad.
Nos ha tocado el tiempo de diseño de un
modelo de nación en el que las economías regionales se desarrollen y se
integren para forjar un capitalismo tan pujante, moderno e inteligente que nos
permita acrecentar el bienestar de nuestro pueblo e incluir hoy a los que
sufren marginación.
Nos toca superar el descreimiento aún a
costa de sufrir críticas, que las aceptamos con toda amplitud en nombre de la
pluralidad y el crecimiento argentino. Es la tarea de construir un país en el
que las normas se cumplan, un país donde no sea posible que por imperio de la
inequidad unos tengan que sufrir para que otros disfruten, un país que
distribuya con justicia la elaboración de su riqueza.
Por eso no debemos amedrentarnos ante los
problemas viejos o nuevos, sabemos que falta todavía andar por el buen camino
para dejar atrás los malos tiempos, pero creemos que estamos entrando a caminar
por el buen rumbo. Por eso debemos responder con trabajo y con esfuerzo, porque
estamos haciendo un nuevo país que necesita poner toda la energía en esa
construcción. No debemos ser ni nostálgicos ni contestatarios, debemos vivir
nuestra época. Eso sí, nos tenemos que negar a aceptar como una fatalidad el
retraso productivo, la endeblez institucional o el agravamiento de la
injusticia social.
Estamos recorriendo el camino de un cambio
de época. Por políticas locales erradas, el intenso incremento de la
profundidad y velocidad del proceso de globalización puso en riesgo los
intereses nacionales y terminó por llevarnos al borde de la disolución. Hoy
sabemos que nuestro país debe defender su propio interés, alejarse cada vez más
del imperio de un pensamiento según el cual la libertad de los mercados es por
sí una panacea universal que conduce de un modo sostenido y automático a una
mayor prosperidad. Hemos pagado y estamos pagando un enorme costo por un rumbo
equivocado, costo en términos de pobreza, exclusión y ensanchamiento de la
brecha de desigualdad social.
Pero no se trata de volver a otros viejos
modelos, se trata de construir con imaginación y creatividad, poniendo las
cosas en su justo lugar, lo nuevo.
Hablamos de un cambio de época y cuando lo
hacemos nos referimos a un nuevo lugar del Estado, a un nuevo lugar de la
política, a una nueva concepción de la propia integración regional y mundial.
El Estado inteligente y fuerte en el cumplimiento pleno de su rol de garante
pleno del ejercicio de la ciudadanía; un mercado interno fuerte, competitivo y
ampliado, en el contexto de una ciudadanía más plena que dé mayor satisfacción
a las demandas de nuestro pueblo; una República Argentina integrada a la región
y al mundo, desde sus intereses y con dignidad.
Los argentinos queremos construir un país
serio, queremos vivir en un país normal. Necesitamos enfrentar nuestros
problemas con creatividad, con alegría y con amor para insertarnos en un futuro
mejor.
Nosotros queremos realmente agradecer la
permanente tarea de creatividad e imaginación del empresariado argentino y el
acompañamiento que hemos sentido de la
Bolsa de Comercio, señor Presidente.
Es una Argentina muy difícil, es una
Argentina que está emergiendo, como digo permanentemente, del escalón más bajo
del infierno, y es allí donde uno palpa la solidaridad, la creatividad, la
imaginación, la idea y el disenso productivo, que también es bueno que nos
permita alcanzar nuevas síntesis.
Por eso nosotros, señores empresarios, al
cabo de este año y un mes de trabajo en forma conjunta, les queremos hacer
llegar desde esta pluralidad, desde este consenso, desde esa creatividad e
imaginación, un profundo agradecimiento, porque desde los temas que podemos
pensar igual y desde los temas que podemos tener una visión diferente, hemos
puesto toda la mirada en construir un nuevo país, una Argentina seria, una
Argentina que se vaya consolidando definitivamente. Por ello, como presidente
de la Nación y
con absoluta humildad les digo muchas gracias por compartir estos 150 años,
gracias por habernos hecho parte de esto.
NESTOR KIRCHNER
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