DISCURSO EN LA COMIDA DE ESTADO
OFRECIDA EN HONOR A SU MAJESTAD, LA REINA BEATRIX , DE LOS PAÍSES BAJOS
Néstor Kirchner
[30 de Marzo de
2006]
Su Majestad, la Reina Beatriz , de
los Países Bajos; Su Alteza Real, el Príncipe de Orange; Su Alteza Real, la Princesa Máxima ,
de los Países Bajos; señor Vicepresidente de la Nación ; señores presidentes
de ambas Cámaras legislativas; señores gobernadores; distinguida comitiva que
acompaña a Su Majestad, la Reina
de los Países Bajos; distintas organizaciones empresariales y sociales;
autoridades nacionales; amigos y amigas: deseo, en primer lugar, reiterar
nuestra más calurosa bienvenida a la República Argentina
ya que su visita es motivo de particular satisfacción y estoy seguro que nos
permitirá profundizar aún más los vínculos que unen a nuestros pueblos.
En la mañana de hoy hemos mantenido una fructífera reunión. Nuestros países pueden celebrar el excelente grado de entendimiento en nuestra relación bilateral y constatar que el futuro presenta posibilidades muy alentadoras.
En la mañana de hoy hemos mantenido una fructífera reunión. Nuestros países pueden celebrar el excelente grado de entendimiento en nuestra relación bilateral y constatar que el futuro presenta posibilidades muy alentadoras.
En ese sentido, celebramos que venga usted
acompañada por una destacada delegación empresarial, particularmente la del
sector agroindustrial.
Sé que durante su estancia en nuestro país
están desarrollando una intensa agenda que conducirá, sin duda, a fortalecer nuestros
importantes vínculos comerciales y económicos y que habrán establecido
contactos que serán muy útiles para impulsar nuevos negocios e inversiones.
Hoy, tantos esfuerzos han hecho de la Argentina un país
confiable. Las condiciones están dadas, bienvenidos sean entonces, los
emprendimientos directos o indirectos con los que vuestros empresarios
participen de nuestro crecimiento económico sobre un beneficio mutuo, con
reglas claras y con seriedad.
Hace muchos años que la presencia de los
intereses de los Países Bajos forman parte de la imagen empresarial nacional.
Muchas compañías de aquel origen estuvieron presentes desde el comienzo del
desarrollo argentino, permanecieron durante las épocas difíciles y se expanden
en la actualidad.
El compromiso que tenemos con nuestros
pueblos exige que redoblemos nuestros esfuerzos para acercar nuestros mercados.
Confiamos, por ello, en la participación sin duda significativa que tiene su
país en las negociaciones entre el MERCOSUR y la Unión Europea y
esperamos poder contar con su comprensión en el desmantelamiento de esquemas
proteccionistas e injustificados que hoy traban nuestras exportaciones hacia
ese continente y hacia otros destinos del mundo.
Es importante constatar que existe un
abanico de coincidencias que fundamentan nuestra relación. Desde un pasado
forjado en la inmigración y el comercio hasta nuestro compromiso en la defensa
de los valores democráticos, de la libertad y del respeto a los derechos
humanos.
Nuestra actuación en diversos foros y
organismos internacionales, han puesto de manifiesto muchas veces una
compartida vocación por la defensa del multilateralismo, la no proliferación,
la lucha contra el terrorismo internacional, el combate contra la pobreza y la
desigualdad.
Los Países Bajos y la República Argentina
han recorrido juntos un largo camino en la historia de relaciones entre los
pueblos. Nuestra amistad es de vieja data y hoy mantenemos una relación
bilateral de excelencia y una cooperación internacional intensa.
En el campo de los derechos humanos
trabajamos mancomunadamente para su promoción y protección en todos los países
del mundo. Al respecto, Majestad, no podemos dejar de recordar que su país fue
tierra de refugio para quienes en los años más oscuros de nuestra historia
reciente, debieron abandonar nuestro país para escapar a la persecución del
terrorismo de Estado.
Estoy convencido que podemos construir una
sociedad internacional sobre la base del respeto al Estado de derecho que nos
permita avanzar hacia un nuevo orden internacional más justo y equitativo capaz
de garantizar el beneficio de todos.
El excelente nivel de relaciones entre
nuestros dos países se manifiestan también en el orden cultural. Un campo
fértil para la cooperación que debiéramos explorar más es, sin duda, el
universitario, en el que los Países Bajos tienen un prestigio secular.
Dada la excelencia internacional de los
centros de investigación y formación de los Países Bajos y el prestigio
tradicional de nuestras universidades, deseo destacar en esta oportunidad el
firme interés de la
Argentina en comenzar a explorar vías que permitan crear un
marco más eficiente destinado a intensificar el nivel que merece la cooperación
en este terreno.
Su Majestad, una demostración fehaciente de
la mutua estima de nuestros pueblos, lo constituye la plaza que lleva su
nombre. Es un homenaje a una Reina que goza del cariño y el respeto de un
pueblo que ha soportado en el siglo XX tremendas vicisitudes, pero que también
ha conocido un extraordinario progreso en un medio democrático que persigue la
tolerancia y la cuestión social.
Se advierte la tarea de Su Alteza Real, el
Príncipe Guillermo Alejandro, en causas que interesan a toda la humanidad, en
particular con referencia al desarrollo sustentable y a un recurso vital y
escaso como es el agua.
Permítame, Su Majestad, poder cerrar con la
profunda alegría y el agradecimiento que nos genera la presencia de la Princesa Máxima
que sabemos que va a hacer una gran tarea en los Países Bajos, que va a
realizar una tarea realmente importante en todo lo que hace a la construcción
de los tiempos que vienen en dichos países, pero nosotros la sentimos
argentina, la seguimos sintiendo argentina y sabemos que junto a ella vamos a
poder encontrar la mano solidaria y permanente de alguien que ama a su tierra,
a su Patria y, querida Princesa, la recibimos con los brazos de hermanos
absolutamente abiertos, está usted en su casa y realmente nos causa un profundo
placer compartir con usted este momento.
Finalmente, quisiera elevar una copa para
brindar por la felicidad y ventura personal de todos los aquí presentes.
Gracias.
NESTOR KIRCHNER
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