DISCURSO EN EL ACTO
DE PRESENTACIÓN DE LOS PRÉSTAMOS PARA ADQUISICIÓN Y RENOVACIÓN DEL PARQUE
TAXÍMETRO
Néstor Kirchner
[1 de Septiembre de
2004]
Estamos con mucho esfuerzo tratando de que esta casa vuelva paulatinamente a sus legítimos dueños, que es el pueblo argentino y que tanto tiempo estuvo alejada de todos los argentinos.
Sé que el país fue sometido a un proceso de
quiebre, de desguace, de matarnos la esperanza, de acostumbrarnos a la
resignación. Escuchaba lo que decía el señor secretario general de Propietarios
de Taxis y el de Gremios de Taxis y es verdad, nos fueron acostumbrando a que
cada día teníamos que vivir peor en la Argentina y que para que la Argentina creciera, los
únicos que tenían que poner el pecho y el sacrificio eran los trabajadores
argentinos.
Esto lo estuvieron diciendo, por lo menos,
con interrupciones, desde 1976
a la fecha, reitero, con interrupciones, no quiero
generalizar, y en los últimos 10 años ni hablar de las cosas que nos decían.
Cuando se hablaba de sacrificio, la balanza se inclinaba siempre para un solo
lado y también cuando se hablaba de la defensa de lo nacional, siempre se decía
que la industria nacional no era competitiva. Y esto lo tienen que aprender los
industriales nacionales, porque así nos fueron destruyendo toda nuestra
capacidad de producción y de industria nacional, diciendo que todo lo que venía
importado era absolutamente mejor que lo que hacíamos los argentinos.
Esa cultura, lamentablemente, se instaló.
Ahora nos olvidamos, porque nosotros tenemos esa memoria tan corta, pero
instalaron una calidad de desprecio hacia lo nacional que nos llevó a la
pérdida del trabajo, a la pérdida del capital nacional, a la pérdida de poder
crear nuestras propias riquezas y nuestra propia producción.
Todo pasó tan rápido y tan dolorasamente que
a veces nos olvidamos, pero esa cultura se fue instalando durante mucho tiempo.
Parecía que todo lo nuestro no servía.
Tienen que aprender los industriales
nacionales y acá y ahora tienen una oportunidad de demostrar que han entendido
cómo se construye una nueva Argentina, que han entendido que no hay país
posible si no hay una alianza entre el capital y el trabajo que es central y
esencial para consolidar cualquier proceso económico.
Esperamos que este esfuerzo que hacemos a
través del Banco Nación y este esfuerzo que hacen los trabajadores y los
empresarios del taxi para modernizar su flota tenga sus frutos. Toda esa
competencia desleal, que es cierto que existe, debe ser solucionada por los
organismos que corresponden; también es hora que esta demanda que se le abre a las
fábricas de automóviles y demás de la República Argentina
la entiendan y realmente espero -y voy a peticionar junto a ustedes- que
también ellas pongan su cuota en el precio y en la financiación de los
vehículos para que todos los propietarios de taxis de la República Argentina
puedan acceder a la renovación de su flota. Esto es central.
Sé que estamos notando avances en la
indigencia, en la pobreza, en el desempleo, que ha bajado mucho pero que había
parado de bajar por la crisis energética que tuvimos; tenemos índices recientes
del mes de agosto que la demanda laboral ha crecido casi el 28 por ciento
durante ese mes. Es decir que a pesar de todo lo que hacen para tratar de
frenar la economía algunos sectores, no lo van a poder lograr.
Obviamente que partimos del Infierno del
Infierno, como decimos nosotros permanentemente, y estamos subiendo los
escalones del Infierno, pero, queridos amigos y compañeros, ¿quiénes nos
llevaron hasta allí? Son los mismos a los que escuchamos hablar permanentemente
en la mayoría de los medios: los integrantes de fundaciones económicas que son
financiadas por los organismos internacionales, que escuchan más que el
discurso de los argentinos, el de los organismos que fueron responsables
durante mucho tiempo de la conducción económica del país y hoy nos quieren
decir qué es lo que tenemos que hacer como avezados e ilustrados hombres de la
economía. Fueron ilustrados para despojar al pueblo argentino de las pocas
cosas que tenían y ahora nos cargan con la responsabilidad de que nosotros
tenemos que arreglar en tres días lo que ellos destruyeron durante muchísimos
años.
No le vamos a escapar al desafío, pero esto
hay que tenerlo en claro, porque las contradicciones se agudizan entre aquellos
que quieren frenar el cambio del país y los que queremos cambiar el país.
Porque los que quieren frenar el cambio del país, precisamente, no quieren
participación de los trabajadores, no quieren la alianza del capital y del
trabajo, quieren seguir pagando lo que quieren, quieren seguir viviendo en un
esquema donde siempre el esfuerzo caiga en un solo lado, les preocupa la
creación, la fundamentación y el crecimiento que está teniendo la industria
nacional, quieren el Estado absolutamente desguazado, no quieren que retomemos
la línea de bandera en la industria naval como lo hicimos el otro día y como lo
vamos a hacer mañana poniendo en marcha Astilleros Domecq. Es decir, que
volveremos a potenciar lo qué es la industria naval nacional argentina que es
tremendamente importante, no quieren que crezca el sentido como el otro día
cuando pusimos en marcha con el compañero Momo Benegas el seguro de desempleo
de los rurales. Quieren, en definitiva, que solamente la economía y el esfuerzo
de todos los argentinos sean para un pequeño sector de la sociedad: los
sectores concentrados y eso en la
Argentina se terminó. . Hay que variar, está mejorando la
distribución del ingreso y tiene que mejorar mucho más.
Recién lo nombrábamos al general Perón y hay
un hecho que lo marca: en los años ’50, ’51, ’52, la diferencia entre los
sectores que más tenían de la sociedad y los que menos tenían era de 1 a 7; con toda la crisis,
llegamos de 1 a
50 y, ahora, estaríamos de 1 a
35 ó 36. Miren qué lejos estamos todavía de volver a recuperar la posibilidad
de una sociedad equitativa. Tenemos que trabajar fuertemente para volver a
recuperarla paulatinamente.
Esta diferencia no es que se haya perdido,
que se haya evaporado, sino que lo que perdieron unos lo ganaron indebidamente
los otros. Así que, paulatinamente, con racionalidad pero siempre con la meta
firme, tenemos que llegar a encontrar esa sociedad justa y con equilibrio que
es central y fundamental. Para eso estamos trabajando con mucho esfuerzo.
Yo les puedo asegurar que no vine a ocupar
esta silla en la que honrosamente me sentó el pueblo argentino para seguir
concibiendo que sigan pasando las cosas que pasaban. Me pueden generar
acciones, pueden hacer movimientos de todo tipo –que los hacen permanentemente
algunos sectores privilegiados de la Argentina-, pero vayan sabiendo –se los digo con
absoluto cariño y afecto a ellos mismos- que la decisión de trabajar por una
nueva Argentina es irrevocable.
Quiero que dentro de cuatro años y medio,
cuando salga de esta casa, pueda mirar a los ojos a los argentinos, a la clase
media argentina, a los empresarios nacionales y a la clase trabajadora
argentina y hacerles sentir que con todos los errores que uno pudo haber
cometido no los deshonró, que hizo todo lo que pudo para dejar un país mejor
que el que le tocó tomar. Este es el camino y éste es el rumbo en el que vamos
a poner todo nuestro esfuerzo.
Les agradezco profundamente vuestra
presencia y juntos tenemos que seguir avanzando en la construcción de una
sociedad que alguna vez el pueblo argentino la vivió, la tuvo; después nos
dijeron en nombre del cambio que la supuesta modernización ya no podía existir
más, que era una ilusión óptica. Yo sigo creyendo en lo mismo que creyeron
nuestros padres, nuestros abuelos: que la igualdad, la equidad y la alianza
entre el capital y el trabajo es fundamental para construir una sociedad con
equidad y con justicia. Luchemos fuertemente para lograrla entre todos.
NESTOR KIRCHNER
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