DISCURSO EN RÍO
TURBIO, PROVINCIA DE SANTA CRUZ
Néstor Kirchner
[12 de Noviembre de
2004]
Señor gobernador de la provincia de Santa
Cruz, querido amigo y compañero Sergio; señor vicegobernador, querido amigo
Carlos Sancho; señor intendente municipal de Río Turbio, de “28 de Noviembre”,
queridos amigos intendentes los dos; señores ministros del Poder Ejecutivo;
autoridades nacionales, provinciales y municipales; amigas y amigos, hermanos,
trabajadores: la verdad que estoy feliz de poder compartir este momento con
todos ustedes, así en familia una vez más como tantas veces estuvimos en este
querido yacimiento de Río Turbio.
Vivimos emociones muy fuertes en el día de hoy, la verdad que el estar con los compañeros trabajadores allí donde están realizando el trabajo de recuperación de la mina, donde pasó el lamentable hecho, me emocionó tremendamente, porque la verdad que el coraje, la fuerza, la virilidad y la sensación de dar pelea para construir, viendo tanta fuerza allá adentro, les puedo asegurar que me da una energía para seguir peleando si es necesario contra los molinos de viento para hacer una Argentina con todos y para todos.
Vivimos emociones muy fuertes en el día de hoy, la verdad que el estar con los compañeros trabajadores allí donde están realizando el trabajo de recuperación de la mina, donde pasó el lamentable hecho, me emocionó tremendamente, porque la verdad que el coraje, la fuerza, la virilidad y la sensación de dar pelea para construir, viendo tanta fuerza allá adentro, les puedo asegurar que me da una energía para seguir peleando si es necesario contra los molinos de viento para hacer una Argentina con todos y para todos.
Es la Argentina que renace, la Argentina de la
inversión nacional, de las empresas nacionales, de los empresarios nacionales y
de los trabajadores. Se terminó este cuento que nos hicieron durante toda la
década del 90, que nos querían hacer sentir a los argentinos como menores, como
que no servíamos, como que había que hacer todo afuera o como que no nos
gustaba trabajar. A los predicadores de esa Argentina habría que traerlos e
invitarlos para ver lo que están haciendo los mineros del Turbio, en la mina de
Río Turbio, para poner la industria del carbón nacional en el lugar que se
merece.
Igualmente habría que llevarlos a astilleros
Río Santiago para ver cómo se va reactivando con manos y trabajadores
argentinos, que también decían que era una industria que generaba gastos y
costos. Cientos de personas trabajan en astilleros Río Santiago y se está
recuperando, como acá la industria del carbón, allá la industria naval
argentina, que fue orgullo nuestro durante muchos años.
Habría que llevarlos a Córdoba a la fábrica
recuperada Zanello, donde los trabajadores, poniendo su esfuerzo y sacrificio,
la mantuvieron en vilo durante el proceso de desguace argentino. El otro día
les fuimos a llevar la inversión, el fondo fiduciario con las autoridades del
Banco Nación y la autorización para que puedan fabricar colectivos y
automóviles a manos y trabajadores argentinos como la Zanello que salvaron.
Habría que llevarlos a Jujuy, allá donde
estuve con más de 20 mil hermanos y hermanas jujeñas, a ver cómo trabajadores
jujeños y trabajadoras jujeñas con cooperativas e inversiones que estamos
llevando adelante están construyendo su propia vivienda, cómo trabajan cuando
les dan la posibilidad de trabajar. Porque los argentinos no nacimos para
mendigar, necesitamos trabajo y dignidad, y eso es lo que tenemos que lograr
entre todos.
Habría también que llevarlos a las minas de
San Juan para que vieran cómo trabajadores argentinos están trabajando
fuertemente para poner en marcha la riqueza dormida. Y así se multiplica,
queridos hermanos y hermanas.
Ahora cuando anuncien la indigencia, la
pobreza y fundamentalmente el desempleo, también estará en baja de vuelta.
Desde que empezamos el Gobierno lo estamos bajando y el desempleo va a bajar
bastante; si bien todavía está alto pero lo estamos venciendo, lo estamos
derrotando creando inversión y trabajo argentino. Lo hacemos con el esfuerzo de
todos, con el sacrificio de todos, pero no para más ajustes sobre las espaldas
de los argentinos, esfuerzo y sacrificio para estar todos los días un poquito
mejor. Eso es lo que queremos todos los argentinos, que el esfuerzo y el
sacrificio sirvan para estar mejor.
Yo recorro la Argentina , voy pueblo a
pueblo y no voy a pedir que me sigan, como dijo alguno. Lo único que les pido a
los hermanos y hermanas argentinas es que me tomen de la mano y me ayuden a
caminar las avenidas de la
Patria para torcer esta historia de injusticia y de
indignidad y para hacer una Patria y una bandera que nos cobije a todos.
Bien dijo este gran gobernador santacruceño,
Sergio Acevedo, que iba a traer los fondos ahorrados por todos ustedes y lo
queríamos hablar en Santa Cruz, porque estos fondos los ahorraron los
santacruceños, no aquellos charlatanes que quieren hablar sobre los fondos de
Santa Cruz y que si los hubieran agarrado se los hubieran gastado. Los tuvimos
que poner al cuidado de todos.
Se imaginan ustedes si hubiéramos dejado los
fondos en manos de aquél que no quiero nombrar o si los hubiéramos dejado en
manos de aquel valiente presidente que cuando empezó a temblar la Argentina se escapó por
la puerta de atrás en helicóptero de la Casa Rosada. Nos hubieran quedado monedas como
les pasó a muchos argentinos.
Por eso estas manos, como las del
Gobernador, están absolutamente limpias, pero de estos fondos que ahorraron los
santacruceños, a los que les rendimos cuenta es a los santacruceños porque son
de ellos.
No tengo ninguna duda de que Sergio Acevedo,
junto a ustedes, los van a administrar e invertir para la felicidad de todos
los santacruceños. Estoy haciendo y voy a hacer lo mismo con la administración
del Estado nacional.
Ahora empieza a aparecer plata porque se
administra seria y honestamente. Por eso también estoy atento, porque cuando la
cosa comienza a mejorar, argentinos y argentinas, entran los pícaros a rondar y
hay que estar atentos para pegarles en la mano porque esa plata que comienza a
entrar por mejorar las cosas tiene que volver al pueblo argentino y ése es el
gran esfuerzo que tenemos que hacer entre todos.
Rindo mi homenaje a los trabajadores, a los
empresarios y a los comerciantes de Río Turbio y solamente les pido una cosa,
fundamentalmente a los dirigentes: es hora de no estar en discusiones
chiquitas, es hora de trabajar todos juntos para que podamos aprovechar este
tiempo de la historia. No importa de qué
partido seamos, lo importante es que esto crezca, que se genere trabajo y que
definitivamente la cuenca carbonífera tenga el lugar que se merece en la Provincia y en el
concierto nacional. Que se terminen las especulaciones de aquellos que a veces
quieren lucrar con la desgracia y que se terminen las especulaciones de
aquellos que para seguir siendo dirigentes quieren que las cosas vayan mal. No
se dan cuenta que los buenos dirigentes son los que los logran que las cosas
vayan bien porque eso es lo mejor que le puede pasar a un pueblo.
Queridos hermanos y hermanas: yo los abrazo
con todas mis fuerzas y con todo mi corazón; les digo que pongamos toda la
potencia, que sigamos trabajando y que hagamos de Santa Cruz y de la Argentina la tierra que
soñaron nuestros abuelos y nuestros pioneros.
Muchas gracias, los quiero mucho, los siento
muy cerca, gracias por todo, gracias a los trabajadores de la mina que me
brindaron el afecto y el cariño, que los sentí como hermanos en el día de hoy.
Gracias compañeros, a vuestras órdenes y tomémonos de la mano, levantemos la
bandera argentina, que la bandera los cubra y recuperemos nuestra fe y nuestra
autoestima porque es posible una patria mejor.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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