junio 21, 2012

Discurso de Nestor Kirchner en Gualeguaychú, Entre Ríos (2006)

DISCURSO EN GUALEGUAYCHÚ, PROVINCIA DE ENTRE RÍOS
Néstor Kirchner
[5 de Mayo de 2006]

Señores Gobernadores; señores legisladores; autoridades nacionales; señor Intendente de Gualeguaychú, querido amigo, que nos conocemos igual que con el Gobernador de tanto tiempo; señores intendentes de todas las localidades del país que se encuentran presentes; integrantes de la Confederación Central del Trabajo; señores empresarios; señores de la Asamblea Ambiental; amigos, amigas; hermanos y hermanas del pueblo de Gualeguaychú: es una gran felicidad poder estar compartiendo con ustedes esta verdadera asamblea ciudadana, de ciudadanos argentinos de una punta a la otra: de Sur a Norte y de Norte a Sur.
Quiero agradecer profundamente la presencia de los señores gobernadores, intendentes, concejales y legisladores. Su presencia y el motivo que nos convoca tiene especialísima relevancia y fuerte simbolismo. Estamos aquí reunidos la totalidad de las distintas instancias de Gobierno y pueblo, la suma plural de todos los idearios políticos comprometidos con la Nación, con responsabilidad institucional, en un esfuerzo conjunto por superar divisas y asumir sólidos compromisos con el país y con nuestro pueblo.
Es relevante que todos manifestemos, como lo ha hecho ya la Legislatura de Entre Ríos, y a su solicitud el Congreso de la Nación, nuestro apoyo a una instancia que debemos emprender. Tiene especial simbolismo que lo hagamos cada uno desde nuestra responsabilidad institucional y desde nuestro propio alineamiento partidario, nuestras convicciones y nuestros ideales, teniendo conciencia de que en esa enriquecedora diversidad expresamos un conjunto unido y solidario.
Hemos venido a Gualeguaychú, más allá de cualquier especulación, más allá de cualquier actitud descalificatoria o agravio que le quiera restar la calidad soberana y nacional que tiene esta soberanía, a comprometernos con el desarrollo sostenible para consolidar una política de crecimiento con equidad, que incorpore con fuerza la dimensión ambiental a las acciones de todos los niveles de Gobierno; hemos venido a Gualeguaychú a comprometernos a elevar los estándares actuales de cuidado de nuestro medio ambiente para que permanezca sano y saludable; hemos venido también a respaldar el camino seguido, respetuoso del derecho interno e internacional, en el diferendo ambiental que tenemos con el Gobierno de la hermana República Oriental del Uruguay en razón de la violación de las obligaciones que surgen del Estatuto del Río Uruguay.
Esa controversia nos lleva hoy ante la Corte Internacional de Justicia, por imperio del artículo 60 Estatuto del Río Uruguay, firmado en Salto, Uruguay, el 26 de febrero de 1975. En violación de aquel estatuto, que es ley para las partes que debe ser observada, el Gobierno de Uruguay autorizó la construcción de las plantas de pasta de papel ENCE y BOTNIA en Fray Bentos, a menos de 7 kilómetros entre sí, desconociendo los riesgos significativos ambientales y a la salud que establecimientos de tales características pueden causar, y sin haber satisfecho nuestras preocupaciones concernientes al impacto sobre el río, el medio ambiente y la población de ambas orillas.
Hemos venido a decir que no es una cuestión que atañe sólo a la provincia de Entre Ríos o a la ciudad de Gualeguaychú, esta es una cuestión ambiental que atañe a los pueblos uruguayo y argentino y que la República Argentina toda asume como un problema propio.
No estamos hablando de afectar la soberanía de ningún país, estamos hablando de defender el medio ambiente sano. Nadie, nadie puede reclamar soberanía para el uso de un bien, de un recurso que no es enteramente propio. El Río Uruguay es un río internacional y como tal debe ser protegido y preservado. Por eso nos dimos un estatuto que debemos respetar ambos países. 
Debemos respetar la soberanía e integridad territorial de todos los estados y de conformidad a ese estatuto y las normas del derecho internacional todo uso proyectado por uno de los Estados de este curso de agua debe ser informado. Cuando la actividad proyectada tiene entidad suficiente para causar un eventual daño transfronterizo, como es el caso de la plantas, su localización y la falta de previsión respecto de sus residuos líquidos, sólidos o gaseosos, el Estado que las permite debe consultar a los fines de negociar de buena fe el emplazamiento, las técnicas y las modalidades del emprendimiento, para impedir el daño ambiental. Si esa actividad se manifiesta de efecto nocivo transfronterizo no puede llevarse adelante sin consentimiento o autorización explícita del país afectado.  Si existe daño transfronterizo y no existe consentimiento o autorización, el Estado responsable debe cesar en su actividad haciéndose responsable del daño causado.
Nos dicen que se trata de la mejor tecnología disponible y que el impacto será mínimo, pero no nos brindan la información suficiente ni encaran los estudios que aclararían la cuestión. Nos dicen que nosotros también tenemos plantas que contaminan y cuya tecnología deberemos mejorar seguramente, pero no dicen que están distribuidas en distintas localizaciones, bien distantes entre sí, y que producen anualmente sumadas apenas la mitad de lo que producirían en un solo emplazamiento las papeleras de Fray Bentos.
Tenemos derecho a que Uruguay respete las obligaciones previstas por el Estatuto de 1975 y como las negociaciones directas lamentablemente hasta ahora han resultado infructuosas, estamos habilitados a someter esta controversia a la Corte Internacional de Justicia para que se respete el derecho internacional vigente. 
Elegimos el camino del derecho, la prudencia, la racionalidad, firme y dignamente defenderemos nuestro derecho a un ambiente sano, exigiendo el respeto a la ley.
No están ni la provincia de Entre Ríos ni la ciudad de Gualeguaychú solas en esta lucha por el derecho, está la República Argentina y el pueblo argentino todo comprometido para solucionar esta controversia.
Queremos también hoy aquí comprometernos a promover incansablemente la integración regional que nos permita un desarrollo sostenible en función de tres componentes: el crecimiento económico, la equidad social y la protección del medio ambiente.
Esta integración debe respetar los derechos de cada uno de los países, la integración no puede ser el resultado de la imposición unilateral, de la abierta y flagrante violación de los acuerdos bilaterales, que además forman parte del derecho internacional. Eso nos obliga a adoptar y promover la adopción de políticas que integren la dimensión ambiental, social y económica para asegurar su plena operatividad.
En la región y en nuestro país debemos incorporar la dimensión ambiental en todos los niveles de Gobierno, optimizando el uso de instrumentos tales como el ordenamiento territorial, la obligatoria evaluación del impacto ambiental, la adopción de sistemas de diagnóstico e información ambiental, la participación ciudadana y el régimen económico de desarrollo sostenible.
La protección de un ambiente sano debe estar en el centro de nuestras políticas de Estado, en el marco de una verdadera responsabilidad intergeneracional.
Desde nuestro carácter de acreedores ambientales del mundo los países en desarrollo debemos interpelar con serenidad, pero con firmeza y sinceridad, al mundo desarrollado. Los países que han logrado mayor desarrollo muchas veces lo han hecho a costa de la degradación del medio ambiente y produciendo una fuerte afectación mundial, evidenciada claramente en el cambio climático. Sabemos que instituciones internacionales y fundamentalmente algunos de esos mismos países, desde hace años, postulan alentar a las industrias contaminantes para que se muden a los países pobres del planeta en razón de los menores costos. Sería trágico que, valiéndose del poder del desarrollo económico, nos impusieran la degradación del inmenso capital ambiental que nos han dejado en nuestro atraso relativo, como precio por la creación de puestos de trabajo que nuestras sociedades necesitan.
El mundo es uno solo, de modo que no resulta razonable transferir empresas contaminantes al mundo en desarrollo, menos cuando son de un tamaño tal que no encontrarán en nuestros ambientes menos contaminados los sumidores adecuados para neutralizar los efectos degradantes de nuestros recursos hídricos, nuestro suelos y nuestra atmósfera. La única opción es respetar el medio ambiente en los países desarrollados y también en los demás, puesto que el daño que se le provoca al ambiente se le provoca al hombre, a la mujer y a la humanidad.
Los argentinos y los latinoamericanos que valoramos el derecho a la vida como un bien supremo, debemos hacernos cargo de la lucha por evitar que los países centrales nos parcelen en función de sus intereses, aprovechando nuestras carencias y evadiendo al mismo tiempo la responsabilidad que tienen en la materia del cambio climático y degradación del medio ambiente.
El mundo es un solo y todos debemos ser parte del debate, el norte debe escuchar al sur, los que tienen desarrollo a los que aún no lo han logrado, para que todos colaboremos con el cuidado del medio ambiente.
Tenemos absolutamente claro que no puede haber soluciones confiables sin la acción de todos los países del mundo, en tanto la naturaleza del problema es de escala planetaria. No puede ser que los estados en desarrollo reclamemos pero nadie nos escuche. Es imperioso recorrer el camino de las soluciones, debemos exigir soluciones.
Los que tienen más recursos de capital y más recursos tecnológicos para hacer frente a los efectos adversos del cambio climático no pueden seguir incumpliendo los compromisos que surgen por efecto de la aplicación del protocolo de Kyoto. Ellos, que a lo largo de dos siglos de desarrollo industrial usaron sin costo el bien común global que es el medio ambiente y por tanto han recibido de los países menos desarrollados un subsidio ambiental implícito, no pueden traernos hoy, como solución a nuestros males, la creación de puestos de trabajo a costa de nuestra degradación ambiental, deben tomar un fuerte compromiso con el cuidado del ambiente en todos lados y abandonar el doble estándar que aplican cuando cuidan la polución en sus países de origen pero contaminan al sur.
En este reclamo los habitantes de Latinoamérica debemos estar unidos en todos los foros y circunstancias. Ese debe ser el único camino, exigiendo juntos las soluciones que imperiosamente se necesitan.
Una vez más agradezco la presencia de todos ustedes aquí, por su importancia, por su relevancia, por su fuerte simbolismo, por su lucha. Venimos a decirles a los entrerrianos que nada de lo que ocurre es ajeno al resto de la Patria ni le es indiferente a la Nación. La preocupación del pueblo entrerriano por la amenaza de la contaminación es preocupación de todo el pueblo argentino, la vocación de Gualeguaychú por la preservación de su ambiente expresa en el lugar la propia vocación del pueblo argentino y latinoamericano por el cuidado del medio ambiente.
Desde el corazón les digo que sé cómo se han sentido y cómo se sienten. Mi provincia, cuando discutió el problema limítrofe por los hielos continentales, sintió muchas veces la soledad, y hubiera valorado mucho un acto como este que muestra a todo un país acompañando al pueblo de Gualeguaychú.
Por eso les digo: racionalidad, fuerza, coraje, la República Argentina en su rica pluralidad y diversidad está con ustedes. Tenemos la razón, el derecho está de nuestro lado, con la fuerza moral que da el saberlo confiemos que lograremos superar y obtener los resultados que corresponden de este diferendo.
Es una prueba de madurez muy grande la que está demostrando el pueblo argentino. Les pido a todos los hermanos argentinos y a todos los hermanos uruguayos que no caigamos víctimas de la provocación de discursos que, sin tener la razón, quieren generar situaciones de política chica, cuando a esta altura de la historia, de los tiempos y del sufrimiento que han pasado nuestros pueblos, necesitan dirigentes que hagan política en grande, superando esas contradicciones pequeñas que nos anulen el futuro y los tiempos por venir.
Agradezco a todos los señores gobernadores presentes aquí, con la pluralidad de ideas, a los señores intendentes y al pueblo presente, con sus diversos pensamientos e ideas sobre cada tema, pero fundamentalmente entendiendo la unicidad global que es esta Argentina. No me preocupa la malsana especulación de algunos que quieren confundir este verdadero acto de conciencia, de responsabilidad, con pequeños actos electorales de cuarto nivel que los argentinos hemos aprendido a superar con grandeza, en la lucha por construir un país que nos contenga a todos.
Como les dije siempre, hermanos y hermanas argentinos y entrerrianos, no me interesa preservarme detrás de un sillón, hoy mi responsabilidad es representar a este amado pueblo argentino y así lo voy a hacer.
También la responsabilidad de quienes estamos aquí es defender la integración de Latinoamérica y así lo vamos a hacer. Siempre les abrimos los brazos a todos los pueblos de Latinoamérica y así lo hacemos con los hermanos de este querido pueblo de Uruguay. Como en algún momento alguien muy importante de ese pueblo uruguayo me dijo que las plantas eran un presente griego para la tarea que tenían que asumir, les sigo diciendo desde acá, en este glorioso pueblo de Gualeguaychú, que seguimos dispuestos a ayudarlos para encontrar el camino de la preservación del medio ambiente, en unidad y en convivencia, como todos debemos llevar adelante.
Muchas gracias pueblo de Entre Ríos, muchas gracias Gualeguaychú, muchas gracias Argentina, muchas gracias gobernadores, muchas gracias Patria querida. Tomémonos de las manos y mirándonos unos a los otros, entre todos, vayamos construyendo la Argentina que merecen los argentinos.
Muchas gracias por compartir este momento.
NESTOR KIRCHNER

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