nOTA AL PRESIDENTE DE LA lEGISLATURA DE
JUJUY
«Del gobierno a casa»
Hipólito Yrigoyen
[20 de Septiembre de 1921]
Buenos
Aires, septiembre 20 de 1921.
Señor Presidente de la Legislatura de Jujuy,
diputado Froilán Calvetti:
JUJUY
De
regreso de un momento de descanso me enteré del desmentido que hizo sobre la
intencionada inventiva de que con mi intervención habían resuelto ustedes
adjudicar las senadurías nacionales de esa provincia a los doctores Salinas y
Sánchez de Bustamante.
Pero no obstante su categórica rectificación las malevolencias y las irreverencias —que son los recursos únicos que se utilizan contra el espíritu nuevo—, se repiten diariamente, y aun que no tendrán eco ante el juicio nacional, quiero yo también desautorizarlas.
Pero no obstante su categórica rectificación las malevolencias y las irreverencias —que son los recursos únicos que se utilizan contra el espíritu nuevo—, se repiten diariamente, y aun que no tendrán eco ante el juicio nacional, quiero yo también desautorizarlas.
Jamás,
ni desde el llano ni desde la cumbre, he insinuado siquiera la menor indicación
de carácter personal para ocupar caigo alguno, ni nadie me ha consultado al
respecto, puesto que son notoriamente conocidas, mis modalidades y no habrá
quien pueda afirmar lo contrario, sea quien fuera.
En
el caso referente, al visitarme ustedes, lo que hice fue expresarles la
satisfacción que me había causado saber por el mismo doctor Salinas que éste,
considerando incompatible su elección con la reparación pública que llevamos a
cabo, así les había contestado terminantemente, y que así ustedes también lo
habían comprendido.
Cuando
asumí el Poder Ejecutivo de la
República (previendo lo que habría de suceder, dados los
prestigios con que estaban revestidos los ciudadanos que designé para ser mis
colaboradores y dándome cuenta de que habrían de acentuarse en el conceptuoso
desempeño del gobierno), entre las reglas de conducta que fijamos, fue una de
ellas, que desde los estrados del poder, pasaríamos directa y únicamente a
nuestras casas y de allí a las filas de la opinión que ha de cimentar y
custodiar los esplendores alcanzados por nuestra patria para hacerla cada vez
más eminente y grandiosa.
No
pueden tenerse dudas ni vacilaciones al respecto. Se consuman en estas horas
con los más auspiciosos augurios, las legítimas imposiciones del presente que
proyectarán los encumbramientos de nuestra patria en la sucesión de los
tiempos.
Ese
debe ser el culto cívico del cual surgirán los raudales de luz deslumbrante que
han de iluminar a la
República en todos los estímulos hacia las evidentes
consagraciones de los perfeccionamientos humanos.
Todo
cuanto no esté encauzado en la exactitud de esos conceptos, será vano y fatal
en sus consecuencias; porque de la selección de los elementos constitutivos, y
de sus probidades para aplicarlos, dependieron siempre la eficacia y la suerte
de las reparaciones humanas. Las demás actitudes no fueron sino
descalificaciones tan lamentables como las mismas causas determinantes; porque
las que adolecen de las calidades esenciales a aquello que se proponen,
fracasan siempre.
Las
experimentaciones humanas dan toda la certeza de esta afirmación, revelando uno
de los aspectos de psicología política que viene retardando las justas
renovaciones y transformaciones de la vida universal.
Si
bien durante cierto tiempo imprimieron actividades nuevas, concluyeron por
contagiarse del mismo mal que combatían; y deteniéndose o degenerando,
perdieron su caracterización, siendo menester nuevas concitaciones que
generalmente padecieron de las mismas deficiencias y cayeron inevitablemente en
iguales desconciertos, alejando cada día más las soluciones anheladas.
En
cambio los acontecimientos históricos fueron siempre providenciales cuando sus
pronunciamientos se cumplieron con la divina inspiración de sus concepciones y
de sus fundamentos.
Si
se llegara a declinar de la poderosa energía con que el pueblo argentino ha
sancionado los imperativos categóricos en la marcha definitiva de sus destinos,
señalaríase la transgresión más honda que registraron los anales de las
reivindicaciones y la apostasía más nefasta de que haya memoria. Las cuestiones
planteadas en el orden de los sucesos públicos, y resueltas en sentido
contrario, como las promesas formuladas y no cumplidas, constituyen los más
vulnerables descreimientos y los retrocesos más lacerantes.
A
través de enormes sacrificios de la vida toda, nos henos prometido grandes
conquistas y las hemos alcanzado con las más relevantes sanciones.
Vivifiquémoslas siempre con la nobleza de los fines porque es así como los
pueblos se elevan y se hacen superiores al soplo mágico de su genio.
Cuando
se hayan desvanecido todos los resabios del pasado por las selectas evoluciones
del presente y todo nos hable de intereses comunes y solidarios, de prestigios
morales y políticos con sabia orientación hacia los más altos y purísimos
anhelos; cuando los organismos tutelares de la República se hayan
asegurado en su funcionamiento, podrán muy bien ser lógicamente democráticas
las designaciones públicas del carácter de las que aludimos; pero hoy, ante la
transición que se opera entre dos situaciones tan absolutamente encontradas, no
son ellas congruentes con el imperioso deber de mantener el celo de la austeridad
representativa, ejemplarizando los escenarios nacionales por demostraciones
altamente instructivas y severamente sentenciosas.
Los
estadistas que sean capaces de colocarse en la recta línea de los mandatos
históricos y muestren toda la entereza requerida para cumplimentarlos, se
destacarán como los dignísimos magistrados con que la Unión Cívica Radical,
soñara al volcarse tan intrépida y prolongadamente en los azarosos designios de
restaurar a la Patria
en la plenitud de todas sus majestades y como de reintegrarlas en el ejercicio
de todas sus prerrogativas ; y no habrá ciudadano, verdaderamente argentino,
que no tribute los más respetuosos homenajes al derecho público de este modo
definitivamente consagrado.
Salúdalo
muy cordialmente.
YRIGOYEN
Fuente:
“Ley 12839. Documentos de Hipólito Yrigoyen. Apostolado Cívico – Obra de
Gobierno – Defensa ante la Corte ”,
Talleres Gráficos de la
Dirección General de Institutos Penales, Bs. As 1949.-
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