Discurso ante el Parlamento Ruso sobre la reunificación de Crimea
Vladimir Putin
[18 de Marzo de 2014]
Miembros del Consejo de Federación; Diputados de la Duma; Representantes de la República de Crimea y Sebastopol que están aquí entre nosotros; Ciudadanos de Rusia residentes de Crimea y Sebastopol.
Queridos amigos:
Hoy nos hemos reunido aquí en relación a un asunto que es de vital significado histórico para todos nosotros. El 16 de Marzo se realizó un referéndum en Crimea en cumplimiento total con los procedimientos democráticos y normas internacionales.
Más del 82 por ciento del electorado participó en la votación. Más del 96 por ciento de ellos se pronunciaron a favor de la reunificación con Rusia. Estas cifras hablan por sí solas.
Para entender la razón detrás de tal decisión hay que conocer la historia de Crimea y lo que Rusia y Crimea siempre han significado la una para la otra.
Todo en Crimea habla de nuestra historia y orgullo compartidos. Esta es el sitio de los antiguos Khersones, donde el príncipe Vladimir fue bautizado. Su hazaña espiritual al adoptar la Ortodoxia, predeterminó la base general de la cultura, civilización y valores humanos que unen a las personas de Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Las tumbas de los soldados rusos, cuyo valor introdujo a Crimea al Imperio Ruso, también están en Crimea y en Sebastopol, una ciudad legendaria con una historia extraordinaria, una fortaleza que sirve como el lugar de nacimiento de la Flota Rusa del Mar Negro. Crimea es Balaklava y Kerch, Malakhov Kurgn y Sapun Ridge. Cada uno de estos lugares es muy cercano a nuestros corazones, simbolizando la gloria militar rusa por notable valentía.
Crimea es una mezcla única de culturas y tradiciones de pueblos diferentes. Esto la hace similar a Rusia en su conjunto, donde ni un solo grupo étnico ha sido perdido durante los siglos. Los rusos y los ucranianos, los tártaros de Crimea y la gente de otros grupos étnicos han convivido en Crimea, manteniendo su propia identidad, sus tradiciones, su lenguaje y su fe.
Por cierto, la población total de la península de Crimea hoy es de 2,2 millones de personas, de los cuales casi 1,5 millones son rusos, 350.000 son ucranianos, que predominantemente consideran el ruso como su lengua materna, y alrededor de 290.000 a 300.000 son tártaros de Crimea, quienes, como el referéndum ha mostrado, también se inclinan a Rusia.
En verdad, hubo un tiempo cuando los tátaros de Crimea fueron tratados de manera injusta, de la misma manera que numerosas personas en la Unión Soviética (URSS). Solo hay una cosa que se puede decir aquí: millones de personas de varias etnias sufrieron durante esas represiones, principalmente rusos.
Los tártaros de Crimea retornaron a su patria. Creo que deberíamos tomar todas las decisiones políticas y legislativas necesarias para finalizar la rehabilitación de los tártaros de Crimea, restaurarlos en sus derechos y limpiar su buen nombre.
Tenemos un gran respeto por la gente de todos los grupos étnicos que viven en Crimea. Éste es su hogar común, su patria, y sería correcto —sé que la población local apoya esto— que Crimea pueda tener tres lenguas nacionales en un pie de igualdad: la rusa, la ucraniana y la tártara.
Colegas:
En los corazones y las mentes del pueblo, Crimea siempre ha sido una parte inseparable de Rusia. Esta firme convicción está basada en la verdad y la justicia, y fue transmitida de generación en generación, con el tiempo, bajo cualquier circunstancia, a pesar de todos los dramáticos cambios por los que nuestro país pasó durante todo el siglo XX.
Después de la revolución, los bolcheviques, por una serie de razones -que Dios los juzgue - añadió amplios sectores del sur histórico de Rusia a la República de Ucrania. Esto se hizo sin tener en cuenta la composición étnica de la población, y en la actualidad estas áreas forman el sureste de Ucrania. Luego, en 1954, se tomó la decisión de transferir la región de Crimea a Ucrania, junto con Sebastopol, a pesar del hecho de que era una ciudad federal. Esta fue una iniciativa personal del jefe del Partido Comunista Nikita Khrushchev. Lo que estaba detrás de esta decisión era su deseo de ganar el apoyo de la clase política ucraniana o para expiar las represiones masivas de la década de 1930 en Ucrania. Esta tarea de los historiadores averiguarlo.
Lo que interesa ahora es que dicha decisión fue tomada en clara violación de las normas constitucionales que estaban vigentes aún entonces. La decisión fue tomada entre bastidores. Naturalmente, en un Estado totalitario nadie se molestó en preguntar a los ciudadanos de Crimea y Sebastopol. Ellos se vieron enfrentados con los hechos consumados. La gente, por supuesto, se preguntó por qué de repente Crimea era parte de Ucrania. Pero en general —y debemos declarar esto claramente, todos lo sabemos— esta decisión fue tratada como una especie de formalidad, porque el territorio fue transferido dentro de los límites de un solo Estado. En aquel entonces era imposible imaginar que Ucrania y Rusia pudieran dispersarse y convertirse en dos Estados separados. Sin embargo, esto es lo que ha ocurrido.
Por desgracia, lo que parecía imposible se convirtió en una realidad. La URSS se desintegró. Las cosas se desarrollaron tan rápidamente que pocas personas comprendieron cuán realmente dramáticos serían aquellos acontecimientos y sus consecuencias. Muchas personas tanto en Rusia como en Ucrania, así como en otras repúblicas, esperaban que la Comunidad de Estados Independientes que fue creada entonces llegaría a ser la nueva forma común de la estructura del Estado. Les dijeron que habría una sola moneda, un solo espacio económico y fuerzas armadas conjuntas; sin embargo, todo esto quedó como promesas vacías, mientras el gran país desaparecía. Fue sólo cuando Crimea terminó como parte de un país diferente que Rusia comprendió que no fue simplemente robada sino que fue saqueada.
Al mismo tiempo, tenemos que admitir que, poniendo en marcha la sucesión de la soberanía, Rusia misma ayudó al colapso de la Unión Soviética. Y cuando este colapso fue legalizado, cada uno se olvidó de Crimea y Sebastopol, la principal base de la Flota del Mar Negro. Millones de personas se acostaron en un país y despertaron en otro diferente, convirtiéndose durante la noche en minorías étnicas en las antiguas repúblicas de la Unión, mientras la nación rusa llegó a ser uno de los grupos étnicos más grandes, si no el más grande, en el mundo a ser dividido en fronteras.
Ahora, muchos años después, he escuchado a residentes de Crimea decir que en 1991 ellos fueron entregados como un saco de papas. Es difícil no estar de acuerdo con esto. ¿Y qué hay con el Estado ruso? ¿Y Rusia? Ésta humildemente aceptó la situación. Este país estaba pasando por tiempos tan duros entonces que de una manera realista era incapaz de proteger sus intereses. Sin embargo, la gente no podía reconciliarse con esta injusticia histórica escandalosa. Todos estos años, los ciudadanos y muchas figuras públicas retomaron este asunto, diciendo que Crimea es tierra históricamente rusa y que Sebastopol es una ciudad rusa. Sí, todos sabíamos esto en nuestros corazones y mentes, pero teníamos que proceder desde la realidad existente y construír nuestras relaciones de buena vecindad con una Ucrania independiente sobre una nueva base. Mientras tanto, nuestras relaciones con Ucrania, con el fraternal pueblo ucraniano siempre han sido y seguirán siendo de la mayor importancia para nosotros.
Hoy podemos hablar sobre ello abiertamente, y me gustaría compartir con ustedes algunos detalles de las negociaciones que tuvieron lugar en la década de los años 2000. El entonces presidente de Ucrania Leonid Kuchma me pidió que acelerara el proceso para delimitar la frontera entre Rusia y Ucrania. En ese entonces, el proceso estaba prácticamente paralizado. Rusia parecía haber reconocido Crimea como parte de Ucrania, pero no hubo negociaciones en cuanto a la delimitación de las fronteras. A pesar de la complejidad de la situación, inmediatamente publiqué instrucciones para las agencias rusas del gobierno para que aceleraran su trabajo para documentar las fronteras, de modo que cada uno tuviera un claro entendimiento de que consintiendo en delimitar la frontera estábamos admitiendo de facto y de jure que Crimea era territorio ucraniano, cerrando por lo tanto el tema.
Nosotros nos adecuamos a Ucrania no sólo en cuanto a Crimea sino también en una materia tan complicada como el límite marítimo en el Mar de Azov y en el Estrecho de Kerch. Lo que ocurrió entonces era que las buenas relaciones con Ucrania importaban más para nosotros y ellas no debían caer como rehenes en un punto muerto por las disputas territoriales. Sin embargo, esperábamos que Ucrania permaneciera como nuestro buen vecino. Esperábamos que los ciudadanos rusos y de habla ruso en Ucrania, especialmente en su Sudeste y en Crimea, vivieran en un Estado amistoso, democrático y civilizado que protegería sus derechos, de acuerdo con las normas de la ley internacional.
Sin embargo, no fue así como se desarrolló la situación. Una y otra vez se hicieron intentos para privar a los rusos de su memoria histórica, incluso de su lengua, y para someterlos a la asimilación forzada. Por otra parte, los rusos, al igual que otros ciudadanos de Ucrania, están sufriendo por la constante crisis política y del Estado, que ha estado sacudiendo a dicho país por más de 20 años.
Yo entiendo por qué la gente ucraniana quería un cambio. Ellos han tenido suficiente de las autoridades en el poder durante los años de la independencia de Ucrania. Cambiaron presidentes, los Primeros Ministros y los parlamentarios, pero su actitud frente al país y su gente permaneció siendo la misma. Exprimieron el país, lucharon entre sí por el poder, por los bienes y los flujos de dinero, y no se preocuparon mucho por la gente común. Ellos no se preguntaron por qué millones de ciudadanos ucranianos no veían ninguna perspectiva en su patria e iban a otros países para trabajar como jornaleros. Me gustaría hacer hincapié en esto: no era cierto Silicon Valley a donde ellos huyeron, sino que fueron para convertirse en jornaleros. Solo el año pasado casi 3 millones de personas encontraron tales empleos en Rusia. Según algunas fuentes, en 2013 sus ganancias en Rusia ascendieron a más de 20.000 millones de dólares, que es aproximadamente el 12% del PIB de Ucrania.
Me gustaría reiterar que comprendo a aquellos que salieron en Maidan con consignas pacíficas contra la corrupción, la gestión estatal ineficiente y la pobreza. El derecho a protestar, los procedimientos democráticos y las elecciones, existen para el único objetivo de sustituir a las autoridades que no cumplen con el pueblo. Sin embargo, aquellos que estaban detrás de los últimos acontecimientos en Ucrania tenían una agenda diferente: ellos estaban preparando todavía otra toma del poder gubernamental; ellos querían tomar el poder y no se detendrían por nada. Recurrieron al terror, al asesinato y a disturbios. Nacionalistas, neonazis, rusófobos y los antisemitas ejecutaron este golpe. Ellos siguen marcando las pautas en Ucrania hasta hoy en día.
Las llamadas nuevas autoridades comenzaron con la introducción de un proyecto de ley para revisar la política lingüística, que era una violación directa a los derechos de las minorías étnicas. Sin embargo, ellos fueron inmediatamente “disciplinados” por los patrocinadores extranjeros de esos llamados políticos. Uno tiene que admitir que los consejeros de estas actuales autoridades son astutos y saben bien a qué pueden conducir tales intentos de construir un Estado puramente ucraniano. El proyecto de ley fue anulado, pero claramente reservado para el futuro. Difícilmente se haga ahora alguna mención a esta tentativa, probablemente con la presunción de que la gente tiene poca memoria. Sin embargo, podemos ver todos claramente las intenciones de estos herederos ideológicos de Bandera, el cómplice de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.
Es también obvio que no hay ninguna autoridad ejecutiva legítima en Ucrania ahora, nadie con quien hablar. Los impostores se han apoderado de muchas agencias del gobierno, pero ellos no tienen ningún control en el país, mientras que ellos mismos —y me gustaría hacer hincapié en esto— a menudo son controlados por los radicales. En algunos casos, se necesita un permiso especial de los militantes en Maidan para reunirse con algunos ministros del actual gobierno. Esto no es una broma, es la realidad. Aquellos que se opusieron al golpe fueron inmediatamente amenazados con la represión. Naturalmente, el primero en la línea aquí fue Crimea, la Crimea de lengua rusa. En vista de esto, los habitantes de Crimea y Sebastopol se volvieron a Rusia en busca de ayuda en la defensa de sus derechos y sus vidas, en prevención de los acontecimientos que se estaban desarrollando y que están todavía en marcha en Kiev, Donetsk, Járkov y otras ciudades ucranianas.
Naturalmente, no podíamos dejar esta petición en letra muerta; no podíamos abandonar a Crimea en su desgracia. No ayudarla hubiera sido una traición.
Primero, tuvimos que ayudar a crear las condiciones de modo que los residentes de Crimea por primera vez en la historia fueran capaces de expresar pacíficamente su libre voluntad en cuanto a su propio futuro. Sin embargo, ¿qué escuchamos de nuestros colegas en Europa Occidental y EE. UU.? Nos dicen que estamos violando el derecho internacional. Que bien que occidente recuerde el derecho internacional, más vale tarde que nunca.
En segundo lugar, y más importante aún, ¿qué estamos violando? La verdad es que el presidente de la Federación Rusa recibió el permiso de la Cámara Alta del Parlamento para usar las Fuerzas Armadas en Ucrania. Sin embargo, en rigor, nadie ha actuado en base a este permiso todavía. Las Fuerzas Armadas de Rusia nunca entraron en Crimea; ellas ya estaban allí de acuerdo con un compromiso internacional. Es cierto que mejoramos nuestras fuerzas allí; sin embargo —y esto es algo que me gustaría que todos escuchen y sepan— no excedimos el límite de personal de nuestras Fuerzas Armadas en Crimea, que está fijado en 25.000, porque no había ninguna necesidad de hacerlo.
Después, cuando se declaró la independencia y decidió realizar un referéndum, el Consejo Supremo de Crimea se refirió a la Carta de Naciones Unidas, que habla del derecho de las naciones a la autodeterminación. Por cierto, me gustaría recordarles a ustedes que cuando Ucrania se separó de la URSS hizo exactamente lo mismo, casi palabra por palabra. Ucrania usó este derecho, pero a los residentes de Crimea les es negado. ¿Por qué?
Además, las autoridades de Crimea se refirieron al bien conocido precedente de Kosovo, un precedente que nuestros colegas occidentales crearon con sus propias manos en una situación muy similar, cuando ellos estuvieron de acuerdo en que la separación unilateral de Kosovo de Servia, exactamente lo que Crimea está haciendo ahora, era legítima y no requería ningún permiso de las autoridades centrales del país. De conformidad con el artículo 2, capítulo 1, de la Carta de Naciones Unidas, el Tribunal Internacional de la ONU estuvo de acuerdo con este enfoque e hizo el siguiente comentario en su sentencia del 22 de Julio de 2010, y cito: “Ninguna prohibición general puede ser deducida de la práctica del Consejo de Seguridad en cuanto a declaraciones de independencia”, y “el derecho internacional general no contiene ninguna prohibición sobre declaraciones de independencia”. Claro como el cristal, como se suele de decir.
No me gusta recurrir a citas, pero en este caso no puedo evitarlo. Aquí está una cita de otro documento oficial: la Declaración Escrita de Estados Unidos del 17 de Abril de 2009, presentada al mismo Tribunal Internacional de Naciones Unidas en relación a las audiencias en Kosovo. Cito nuevamente: “Las declaraciones de independencia pueden violar, y a menudo lo hacen, la legislación nacional. Sin embargo, esto no los convierte en violaciones del derecho internacional”. Fin de la cita. Ellos mismos lo escribieron, lo fomentaron en todo el mundo, doblegaron a todos y ahora se indignan. ¿Pero de qué? Las acciones del pueblo de Crimea se ajustan completamente a estas instrucciones, por así decirlo. Por alguna razón, las cosas que a los albaneses de Kosovo (y tenemos un total respeto por ellos) les permitieron hacer, a los rusos, ucranianos y tártaros de Crimea no les son permitidas. Nuevamente, uno se pregunta ¿por qué?
Seguimos escuchando desde EE.UU. y Europa Occidental que Kosovo es un caso especial. ¿Qué lo hace tan especial a los ojos de nuestros compañeros? Resulta que es el hecho de que el conflicto de Kosovo provocó numerosas víctimas humanas. ¿Es este un argumento legal? El decreto de la Corte Internacional no dice nada acerca de esto. Esto ni siquiera es un doble estándar, es un cinismo increíble, primitivo y contundente. Uno no debe tratar tan crudamente para que todo se adapte a sus intereses, llamando a la misma cosa blanca hoy y negra mañana. De acuerdo con esta lógica, tenemos que asegurarnos de que cada conflicto conduce a pérdidas humanas.
Lo diré claramente: si las unidades de autodefensa local de Crimea no hubieran tomado la situación bajo su control, podría haber habido víctimas también. Por suerte eso no sucedió. No hubo ni una sola confrontación armada en Crimea y ninguna baja. ¿Por qué creen ustedes que fue así? La respuesta es simple: porque es muy difícil, prácticamente imposible, luchar contra la voluntad de la gente. Aquí me gustaría dar las gracias a los militares ucranianos, y éstos son 22.000 militares totalmente armados. Me gustaría dar las gracias a aquellos miembros de servicio ucranianos que se abstuvieron de derramar sangre y no mancharon así sus uniformes (con sangre).
Otros pensamientos vienen a la mente en relación a esto. Ellos siguen hablando de una intervención rusa en Crimea, de alguna clase de agresión. Esto es extraño oír. No puedo recordar un solo caso en la Historia de una intervención sin un solo tiro disparado y sin bajas humanas.
Colegas:
Como un espejo, la situación en Ucrania refleja lo que está ocurriendo y lo que ha estado sucediendo en el mundo durante las últimas décadas. Después de la disolución de la bipolaridad en el planeta, ya no tenemos estabilidad. Las instituciones internacionales claves no se han hecho más fuertes; al contrario, en muchos casos ellas tristemente se están degradando. Nuestros socios occidentales, liderados por los EE. UU., en su práctica política prefieren no ser guiados por el derecho internacional, sino por la ley del mas fuerte. Ellos han llegado a creer en su exclusividad y excepcionalismo, que pueden decidir los destinos del mundo, y que sólo ellos pueden tener siempre razón. Actúan como les gusta: aquí y allá, usan la fuerza contra Estados soberanos, crean coaliciones con base en el principio de 'Si no estás con nosotros, estás contra nosotros'. Para que esta agresión parezca legítima, obligan a las organizaciones internacionales producir los acuerdos necesarios, y si por alguna razón esto no funciona, simplemente ignoran el Consejo de Seguridad de la ONU y a la ONU en general.
Esto sucedió en Yugoslavia; recordamos 1999 muy bien. Era difícil de creer, aún viéndolo con mis propios ojos, que al final del siglo XX, una de las capitales de Europa, Belgrado, estaba bajo el ataque de misiles durante varias semanas; y luego vino la verdadera intervención. ¿Hubo alguna resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre esta cuestión, permitiendo estas acciones? Nada de eso. Y luego, llegan a Afganistán, Irak y, francamente, violaron la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Libia, cuando en vez de imponer la llamada zona de exclusión comenzaron a bombardearla también.
Hubo una serie entera de revoluciones “de color” controladas. Claramente, la gente en aquellas naciones, donde estos acontecimientos tuvieron lugar, estaba enferma de la tiranía y la pobreza, de la falta de perspectivas; pero estos sentimientos fueron aprovechados cínicamente. Sobre esas naciones fueron impuestos estándares que de ninguna manera correspondían a su estilo de vida, tradiciones o a las culturas de estos pueblos. Como resultado, en lugar de democracia y libertad, hubo caos, brotes de violencia y una serie de convulsiones. La Primavera Árabe se convirtió en el Invierno Árabe.
Una situación similar se desarrolló en Ucrania. En el año 2004, para impulsar al candidato que respaldaban en las elecciones presidenciales, ellos pensaron es una especie de tercera ronda que no estaba estipulada por la ley. Era absurdo y una burla de la Constitución. Y ahora, ellos han lanzado un ejército organizado y bien equipado de militantes.
Somos concientes de lo que está sucediendo; entendemos que estas acciones fueron dirigidas contra Ucrania, Rusia y la integración euroasiática. Y todo esto mientras Rusia se esforzaba por entablar un diálogo con nuestros colegas del occidente. Estamos proponiendo constantemente la cooperación en todos los temas claves; queremos fortalecer nuestro nivel de confianza para que nuestras relaciones sean igualitarias, abiertas y justas. Pero no hemos visto medidas recíprocas.
Al contrario, ellos nos han mentido muchas veces, han tomado decisiones a nuestras espaldas, colocándonos ante hechos consumados. Esto ocurrió con la expansión de la OTAN hacia el Este, así como el despliegue de infraestructura militar en nuestras fronteras. Ellos nos decían lo mismo: “Bien, esto no es asunto con ustedes”. Eso es fácil decirlo.
Sucedió con el despliegue de un sistema de defensa misilístico. A pesar de todos nuestros temores, el proyecto está funcionando y avanza. Sucedió con las interminables dilaciones de las conversaciones sobre cuestiones de visado, las promesas de competencia leal y libre acceso a los mercados globales.
Hoy, estamos siendo amenazados con sanciones, pero eso ya lo experimentamos con muchas limitaciones, que son muy importantes para nosotros, nuestra economía y nuestra nación. Por ejemplo, aún en los tiempos de la guerra fría, los EE. UU. y posteriormente otras naciones, limitaron una lista grande de tecnologías y equipamiento para ser vendidos a la URSS, creando el Comité de Coordinación para el Control Multilateral. Hoy en día, que han sido eliminadas, lo ha sido sólo formalmente; pues, en realidad, muchas limitaciones siguen todavía vigentes.
La política de contención de Rusia continúa. Constantemente están tratando de arrinconarnos por el hecho de que tenemos nuestra propia posición y no somos hipócritas. Pero todo tiene sus límites. Nuestros socios occidentales cruzaron la línea roja en el caso de Ucrania.
Después de todo, están totalmente conscientes de que hay millones de rusos viviendo en Ucrania y en Crimea. Deben haber realmente carecido de instinto político y sentido común para no prever todas las consecuencias de sus acciones. Rusia se encontró en una posición de la que no podía retirarse. Si comprime el resorte completamente hasta su límite, éste golpeará de nuevo con fuerza. Siempre hay que recordar esto.
Hoy en día es necesario detener la histeria, abandonar la retórica de la Guerra Fría y aceptar lo obvio: Rusia es un participante independiente y activo de la vida internacional. Como otros países, tiene sus propios intereses nacionales que deben ser considerados y respetados.
Al mismo tiempo, estamos agradecidos a todos los que entendieron nuestras acciones en Crimea. Estamos agradecidos con el pueblo de China, cuyos líderes siempre han considerado la situación en Ucrania y Crimea, teniendo en cuenta el contexto histórico y político, y agradecería mucho reserva y la objetividad de la India.
Hoy, me gustaría dirigirme a la gente de los EE. UU., las personas que, desde la fundación de la nación y la adopción de la Declaración de Independencia, han estado orgullosos de celebrar la libertad por encima de todo. ¿No es el deseo de los residentes de Crimea a elegir libremente su destino con tal valor? Por favor entiéndanos.
Creo que los europeos y, en primer lugar, los alemanes, también me comprenderán. Permítanme recordarles que en el curso de las consultas políticas sobre la unificación de Alemania Oriental y Occidental... algunas naciones que eran y ahora son aliadas de Alemania no respaldaron la idea de la unificación. Nuestra nación, sin embargo, inequívocamente apoyó el deseo sincero, imparable de los alemanes a la unidad nacional. Estoy seguro de que ustedes no lo han olvidado, y espero que los ciudadanos de Alemania también apoyen la aspiración de los rusos, de la Rusia histórica, de restaurar su unidad.
También quiero dirigirme al pueblo de Ucrania. Sinceramente quiero que nos entiendan: no queremos dañarlos de ninguna manera, o herir sus sentimientos nacionales. Siempre hemos respetado la integridad territorial del Estado ucraniano, por cierto, a diferencia de aquellos que sacrificaron la unidad de Ucrania a favor de sus ambiciones políticas. Ellos hacen alarde de slogans sobre la grandeza de Ucrania, pero son ellos quienes hicieron todo para dividir la nación. Hoy en día, están enteramente sobre sus conciencias los enfrentamientos entre civiles. Quiero que ustedes me escuchen, mis queridos amigos. No crean a aquellos que quieren que ustedes teman a Rusia, gritando que otras regiones seguirán a Crimea. No queremos dividir Ucrania; no necesitamos eso. En cuanto a Crimea, fue y sigue siendo una tierra rusa, ucraniana, y de los tártaros de Crimea.
Repito, al igual que lo ha sido durante siglos, será un hogar para todos los pueblos que viven allí. ¡Lo que nunca ocurrirá ni hará es seguir los pasos de Bandera!.
Crimea es nuestra herencia histórica común y un factor muy importante en la estabilidad regional. Y este territorio estratégico debe ser parte de una soberanía fuerte y estable, que hoy sólo puede ser rusa. De lo contrario, queridos amigos (me dirijo tanto a Ucrania como a Rusia), ustedes y nosotros —los rusos y los ucranianos — podríamos perder Crimea completamente, y eso podría suceder en la cercana perspectiva histórica. Por favor piensen en ello.
Déjenme señalar también que ya hemos escuchado las declaraciones de Kiev sobre Ucrania antes de unirse a la OTAN. ¿Qué habría significado esto para Crimea y Sebastopol en el futuro? Esto habría significado que la armada de la OTAN estaría justo allí en esa ciudad de la gloria militar de Rusia, y aquello crearía una amenaza no ilusoria, sino perfectamente real para todo el sur de Rusia. Éstas son cosas que podrían haberse hecho realidad si no fuera por la elección que hizo el pueblo de Crimea, y quiero dar las gracias a ellos por esto.
Pero permítanme decir también que no estamos en contra de colaborar con la OTAN, pero no queremos que esa organización militar gobierne dentro de las fronteras. La OTAN sigue siendo una alianza militar, y estamos en contra de tener una alianza militar desplegándose como en casa, cerca de nuestra valla o en nuestro territorio histórico. Yo simplemente no puedo imaginar el que tuviéramos que viajar a Sebastopol a visitar a los marineros de la OTAN. Por supuesto, la mayoría de ellos son chicos maravillosos, pero sería mejor que vayan a Sebastopol como huéspedes, en lugar de al revés.
Francamente me duele el corazón ver lo que está ocurriendo en Ucrania en este momento, ver el sufrimiento de la gente y su incertidumbre acerca de cómo pasar hoy y lo que les espera mañana. Nuestras preocupaciones son comprensibles porque no somos simplemente vecinos cercanos sino que, como he dicho muchas veces ya, somos un solo pueblo. Kiev es la madre de las ciudades rusas. La antigua Rus es nuestra fuente común y no podemos vivir la una sin la otra.
Permítanme decir otra cosa también. Millones de rusos y personas de habla rusa viven en Ucrania y continuarán haciéndolo. Rusia siempre va a defender sus intereses mediante medios políticos, diplomáticos y legales. Pero debería estar sobre todo en el propio interés de Ucrania el asegurar que estos derechos y los intereses de este pueblo sean totalmente protegidos. Ésta es la garantía de la estabilidad estatal y de la integridad territorial de Ucrania.
Queremos ser amigos con Ucrania, y queremos que Ucrania sea un país fuerte, soberano y autosuficiente. Después de todo, Ucrania es uno de nuestros socios más grandes. Tenemos muchos proyectos conjuntos y yo creo en su éxito sin importar las dificultades actuales. Lo más importante es que queremos que la paz y la armonía reinen en Ucrania, y estamos dispuestos para trabajar junto con otros países para hacer todo lo posible para facilitar y apoyar esto. Pero como dije, sólo el propio pueblo de Ucrania puede poner su propia casa en orden.
Los residentes de Crimea y de la ciudad de Sebastopol: toda Rusia admiró su coraje, dignidad y valentía. Fueron ustedes los que decidieron el futuro de Crimea. Estuvimos más cerca que nunca a lo largo de estos días, apoyándonos unos a otros. Éstos fueron sentimientos sinceros de solidaridad. Es en los momentos cruciales históricos como éstos que una nación demuestra su madurez y fuerza de espíritu. El pueblo ruso mostró esta madurez y fuerza a través de su apoyo unidos por sus compatriotas.
La posición de la política exterior de Rusia en esta materia reflejó la firme voluntad de millones de nuestra gente, de nuestra unidad nacional y del apoyo de las principales fuerzas políticas y públicas de nuestro país. Quiero dar las gracias a cada uno por este espíritu patriótico, a cada uno sin excepción. Ahora, nosotros tenemos que seguir y mantener este tipo de consolidación a fin de resolver las tareas que nuestro país enfrenta en su camino adelante.
Obviamente, encontraremos oposición externa, pero ésta es una decisión que tenemos que hacer por nosotros mismos. ¿Estamos listos para defender constantemente nuestros intereses nacionales, o cederemos para siempre, retirándonos a quién sabe dónde? Algunos políticos occidentales ya nos están amenazando no solo con sanciones, sino también con la perspectiva del aumento de los problemas graves en el interior. Me gustaría saber qué es lo que tienen en mente exactamente: ¿la acción de una quinta columna -este grupo dispar de 'traidores nacionales'- o están esperando ponernos en una situación social y económica cada vez peor con el fin de provocar el descontento público? Consideramos estas declaraciones como irresponsables y claramente agresivas en su tono, y responderemos a ellas en consecuencia. Al mismo tiempo, nunca buscaremos la confrontación con nuestros socios, ya del Este o del Oeste, sino que al contrario, haremos todo lo que podamos para construir relaciones civilizadas y de buena vecindad, como se espera de uno en el mundo moderno.
Colegas:
Entiendo a la gente de Crimea, que hizo la pregunta en los términos más claros posibles en el referéndum: ¿Debe estar Crimea con Ucrania o con Rusia? Podemos estar seguros al decir que las autoridades en Crimea y Sebastopol, las autoridades legislativas, cuando ellos formularon la pregunta, dejaron de lado los intereses grupales y políticos e hicieron de sólo los intereses fundamentales de la gente la piedra angular de su trabajo. Las circunstancias particulares, históricas, demográficas, políticas y económicas de Crimea habrían hecho cualquier otra opción propuesta — por muy tentadora que fuese a primera vista— algo sólo temporal y frágil, y habría conducido inevitablemente a agravar aún más la situación en ese país, lo que habría tenido efectos desastrosos sobre las vidas de las personas. El pueblo de Crimea de este modo decidió hacer la pregunta en una forma firme y tajante, sin áreas grises. El referéndum fue justo y transparente, y la gente de Crimea claramente y de forma contundente expresó su voluntad y declaró que ellos quieren estar con Rusia.
Rusia también tendrá que tomar una decisión difícil ahora, teniendo en cuenta las diversas consideraciones internas y externas. ¿Qué piensa la gente en Rusia? Aquí, como en cualquier país democrático, la gente tiene diferentes puntos de vista, pero quiero dejar en claro que la mayoría absoluta de nuestro pueblo apoya completamente lo que está sucediendo.
Las encuestas de opinión pública más recientes llevados a cabo aquí, muestran que el 95% de la gente piensa que Rusia debería proteger los intereses de los rusos y de los miembros de otros grupos étnicos que viven en Crimea - el 95% de nuestros ciudadanos. Más del 83% piensa que Rusia debería hacer eso incluso si esto complicara nuestras relaciones con otros países. Un total de un 86% de nuestra gente ve todavía a Crimea como territorio ruso y parte de las tierras de nuestro país. Y una cifra particularmente importante, que se corresponde exactamente con el resultado en el referéndum de Crimea: casi el 92% de los rusos está a favor de que Crimea se una con Rusia.
Así, vemos que la gran mayoría de la gente en Crimea y la mayoría absoluta de la gente de la Federación Rusa apoyan la reunificación de la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol con Rusia.
Ahora esto es un asunto de decisión política propia de Rusia, y cualquier decisión se debe basar en la voluntad del pueblo, porque el pueblo es la fuente última de toda autoridad.
Miembros del Consejo de la Federación, diputados de la Duma estatal, ciudadanos de Rusia, residentes de Crimea y Sebastopol: hoy, de acuerdo con la voluntad del pueblo, presento ante la Asamblea Federal una petición para considerar una Ley Constitucional sobre la creación de dos nuevas entidades constitutivas dentro de la Federación Rusa: la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol, y para ratificar el tratado de admisión en la Federación Rusa de Crimea y Sebastopol, que ya está listo para ser firmado.
Estoy seguro de vuestro apoyo.
VLADIMIR PUTIN
Traducción libre: © www.constitucionweb.com
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