Primera conferencia Latinoamericana de Solidaridad –OLAS-
RESOLUCION DE SOLIDARIDAD CON AFRICA
[1967]
Los pueblos de toda la América Latina, reunidos por primera vez en esta histórica Conferencia de las OLAS y conscientes de la importancia que tiene el desarrollo del movimiento revolucionario en África para alcanzar una estrategia revolucionaria común, capaz de enfrentarse victoriosamente a la estrategia global del imperialismo, ha examinado la situación actual en dicho continente y comprobado que la misma se caracteriza por un constante y sistemático incremento de la ofensiva imperialista y por un lento y difícil ascenso de las fuerzas progresistas y revolucionarlas.
Hoy en día el principal peligro y enemigo fundamental de los pueblos africanos es el neocolonialismo y su máxima expresión lo es, sin duda alguna, la política de penetración yanqui en todos los terrenos: económico, militar, político e ideológico. Junto al gobierno norteamericano, operan activamente en África, la República Federal de Alemania e Israel. Paralelamente, las antiguas potencias coloniales, encabezadas por Gran Bretaña y Francia, luego de conceder, forzadas principalmente por las situaciones explosivas de Argelia, Kenya y Camerún, a sus colonias de antaño una independencia puramente formal y engañosa, buscan por todos los medios fortalecer sus mecanismos de opresión neocolonial y como ejemplos podemos mencionar la Organización de la Comunidad Afro-Malgache (OCAM), la propia Mancomunidad Británica. Francia y Gran Bretaña, empleando formas sutiles y ventajosas de explotación y manteniendo su más absoluto control sobre numerosos países seudoindependientes y también en los países del Sur de África, procuran neutralizar por todos los medios a su alcance la creciente penetración yanqui, recurriendo incluso al uso de la violencia y los golpes de estado.
En este cuadro de expansión neocolonial, se encuentran los regímenes fascistas de las minorías blancas que imperan en Zimbabwe (Rodesia del Sur) y Azania (África del Sur); que con su brutal política de “Apartheid” intentan aplastar salvajemente la lucha heroica de esos pueblos, el colonialismo portugués, sustentado por la OTAN y los restos coloniales aún en manos de España. Todos ellos actúan como eficaces aliados de las metrópolis neocoloniales.
Pero por encima de esta diversidad de fuerzas e intereses que esclavizan en la actualidad a la casi totalidad de Africa, va descollando, prevaleciendo e imponiéndose progresivamente el dominio yanqui. La historia se repite y lo sucedido en el Medio y Lejano Oriente durante la década del 50 está ocurriendo ahora en Africa: el imperialismo yanqui expulsa en forma acelerada a los viejos poderes coloniales. Los monopolios yanquis van apoderándose de las poderosas riquezas mineras del Sur de Africa, tradicional coto británico: desplazan paulatinamente a éstos del Este africano, de Nigeria y Ghana. Senegal, Costa de Marfil y otras esferas de influencia y mercados franceses van sucumbiendo a la voracidad norteamericana. El imperio de Katanga y todo el Congo (L) han pasado de manos de los monopolios belgas a los yanquis, gracias a la falaz “política nacionalista” de Mobuto, uno de los principales asesinos de Lumumba junto con Tshombe. Los países árabes del Norte de Africa conocen igualmente el desarrollo de las apetencias hegemónicas del neocolonialismo norteamericano en este continente. La penetración económica, política y militar en Túnez, Marruecos y Libia, son claros ejemplos de ello.
El gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, utiliza los mismos instrumentos y mecanismos de penetración y expoliación neocolonial en Africa que en América Latina o Asia: la Sexta Flota, la cual favoreció con su presencia a Israel en su reciente agresión contra los pueblos árabes y que constituye una amenaza real para los pueblos africanos; las bases militares ubicadas en puntos tan estratégicos como Marruecos, Libia y Etiopía; la OTAN, a través de la cual EE.UU. y la RFA apoyan efectivamente a Portugal en sus intentos por aplastar el movimiento de liberación en sus colonias de Africa; los Cuerpos de Paz, que sirven lo mismo para el diversionismo y la penetración ideológica que para fraguar atentados contra jefes de Estado progresistas; la asistencia técnica y cultural, a través de la cual se influye y deforma profundamente a la juventud africana; la utilización de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) y los “Alimentos para la Paz”, como elementos corruptores y deformadores de las economías locales; la “asistencia” militar para el equipamiento de ejércitos y preparación de oficiales, cuya función política en Africa va cobrando un carácter idéntico a la que han venido ejecutando históricamente en América Latina o Asia los cabecillas militares al estilo de los Barrientos, Onganía, Costa e Silva, Stroessner, Somoza, o los Cao Ky, Pak Chung Hi y Chiang Kai Shek. Émulos de éstos y de sus métodos son los Mobuto, Ankrab, Gowon y otros, así como muchos de los golpes de estado ejecutados en los últimos tiempos en Africa, lo cuales forman parte integral de los procedimientos políticos de EE.UU., sea en Africa, Asia o América Latina.
Por su parte, las fuerzas progresistas y revolucionarias del continente africano pugnan hoy en día por superar las complejidades y dificultades que rodean su lucha y por hallar las vías más adecuadas para el desarrollo de la misma.
Actualmente vemos con satisfacción cómo la lucha revolucionaria aumenta en las colonias portuguesas y de manera destacada en Guinea Bissao y Angola, bajo la dirección del PAIGOV y el NIPLA; las fuerzas revolucionarias, aunque muy lentamente, van reorganizándose y preparándose para nuevas luchas en el Camerún, Ruanda y Níger; surgen brotes iniciales en Zimbawe, Tehad y Eritrea. En el Congo (L), los revolucionarios congoleses se recuperan en algunas zonas del país y estimulados por el recuerdo de Patricio Lumumba mantienen vivas las esperanzas del pueblo.
Para todos los pueblos de Africa la senda de su verdadera liberación está clara. Hace casi 13 años, el pueblo argelino, parte integrante y vanguardia de los pueblos de Africa y de los países árabes, abrió el camino de la lucha armada revolucionaria como vía para su liberación del yugo colonial. Hoy Argelia se enfrenta al neocolonialismo y al imperialismo desde posiciones revolucionarias, apoyándose en un pueblo heroico y un ejército popular. El camino iniciado por Argelia hace 13 años es hoy seguido por algunos pueblos de Africa; con certeza otros lo harán más adelante, Africa será en el futuro parte integral del gigantesco Vietnam en que perecerá el imperialismo yanqui, y con él, todos sus aliados.
Ante la situación existente en Africa y analizada ésta por la Primera Conferencia de la OLAS, la misma,
RESUELVE:
1) Denunciar y condenar la política de expansión y dominación colonial desarrollada por el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica en Africa, como también todas sus formas de penetración y explotación y subrayando que ésta es actualmente el peligro fundamental para el desarrollo de los movimientos revolucionarios y de liberación e, incluso, de los países progresistas de Africa.
2) Denunciar y condenar los aliados más connotados del imperialismo yanqui en esta política neocolonialista que son la República Federal de Alemania e Israel.
3) Denunciar y condenar la política neocolonial seguida por Gran Bretaña, Francia y Bélgica con miras al mantenimiento de sus esferas de influencia, mercados y prerrogativas coloniales.
4) Denunciar y condenar la esclavitud colonial que sobrevive en Africa bajo la dominación de Portugal, Francia y España.
5) Proclamar nuestro más firme y decidido apoyo y solidaridad militante a todos aquellos que hoy en día en Africa, en especial a los combatientes del PAIGCV, el MPLA y el FRELIMO, luchan con las armas en la mano o se aprestan a hacerlo, contra los mismos enemigos a los cuales nos enfrentamos aquí en América Latina, o se enfrentan nuestros hermanos en Asia: el colonialismo, el imperialismo y el neocolonialismo, encabezados por el imperialismo yanqui.
6) Proclamar la necesidad de que se hermanen y conjuguen en una sola estrategia, en un solo frente, en una sola acción demoledora todas nuestras luchas y esfuerzos contra los enemigos de los pueblos y de toda la humanidad.
7) Denunciar y condenar la existencia de los regímenes racistas de Vorster y Smith, el apoyo que reciben de Gran Bretaña, EE.UU. y RFA y otros países, así como la bestial política de “Apartheid”.
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