Orden de fusilamiento contra Liniers y demás conspiradores de la conspiración de Córdoba [1]
Primera Junta [2]
[28 de Julio de 1810]
Los sagrados derechos del Rey y de la Patria, han armado el brazo de la justicia y esta Junta, ha fulminado sentencia contra los conspiradores de Córdoba acusados por la notoriedad de sus delitos y condenados por el voto general de todos los buenos. La Junta manda que sean arcabuceados Dn. Santiago Liniers, Don Juan Gutiérrez de la Concha, el Obispo de Córdoba, Dn. Victorino Rodríguez, el Coronel Allende y el Oficial Real Dn. Joaquín Moreno. En el momentó que todos ó cada uno de ellos sean pillados, sean cuales fuesen las circunstancias, se ejecutará esta resolución, sin dar lugar á minutos que proporcionaren ruegos y relaciones capaces de comprometer el cumplimiento de esta orden y el honor de V. E. Este escarmiento debe ser la base de la estabilidad del nuevo sistema y una lección para los gefes del Perú, que se avanzan á mil excesos por la esperanza de la impunidad y es al mismo tiempo la prueba de la utilidad y energía con que llena esa Espedicion los importantes objetos á que se destina.
Dios guarde á V. E. muchos años.
Buenos Aires, 28 de julio de 1810.
Cornelio Saavedra — Dr. Juan José Castelli — Manuel Belgrano — Manuel de Azcuenaga — Domingo Matheu — Juan Larrea — Juan José Paso, secretario — Mariano Moreno, secretario
[1] En junio de 1810 se descubrió en Córdoba una conspiración contra las autoridades de Buenos Aires. Se conoce como la contrarrevolución de Córdoba y tuvo su inicio cuando las autoridades de la Intendencia de Córdoba del Tucumán y el ex virrey del Río de la Plata, Santiago de Liniers, tomaron conocimiento de que había ocurrido la Revolución de Mayo en Buenos Aires, por lo que se dedicaron a organizar en Córdoba un ejército para rechazar la expedición militar enviada por la Primera Junta para hacer reconocer su autoridad en las provincias del interior del ex Virreinato del Río de la Plata. La Junta ordenó fusilar a los principales dirigentes, incluyendo a Liniers. El fracaso de la contrarrevolución encabezada por Liniers culminó con su fusilamiento y el completo control del noroeste de la actual Argentina por la Junta de Buenos Aires. La ejecución finalmente la hizo efectiva Castelli en Cabeza de Tigre, pues Ortiz de Ocampo al mando del Ejército Auxiliador, tuvo una actitud dubitativa, por lo que los conspiradores fueron mandados presos a Buenos Aires.
[2] Manuel Alberti por su condición de sacerdote no firma la orden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario