julio 21, 2010

Discurso de Betancourt en el Senado con motivo de la Nacionalización Petrolera (1975)

DISCURSO EN EL SENADO, CON MOTIVO DE LA NACIONALIZACIÓN PETROLERA [1]
Rómulo A. Betancourt
[6 de Agosto de 1975]

[Fragmentos]
[…]
Cuando me juramenté, en un día y mes del año de 1964, como Senador Vitalicio, acogiéndome a una altísima distinción que la Constitución Nacional otorga a los ex Presidentes surgidos del voto popular, dije que no haría activa vida parlamentaria. He cumplido con ese propósito. Creo que en mi función de antiguo Jefe del Estado debo mantenerme al margen del tráfago normal de las luchas interpartidarias; actuar como un factor moderador en la República, y prestar todos los servicios posibles al mantenimiento y vigencia del régimen democrático, en el cual cree apasionadamente la determinante mayoría de los venezolanos. Hoy vengo a esta tribuna, como vino anteayer el ex Presidente Caldera, porque en momento de tan extraordinaria significación como es el de la discusión de la Ley que reserva al Estado la producción y comercialización de nuestra fuente básica de riqueza, el petróleo, no puede estar ausente la palabra y opinión de los ex Presidentes de la República.
[…]
En 1959 volví a Miraflores, ya no por la ventana sino a través de una elección en que obtuve el 50% de los votos y se enfrentó la mía a las candidaturas de dos venezolanos distinguidos: el doctor Rafael Caldera y el Contralmirante Wolfgang Larrazábal. Desde mi regreso a Miraflores fue decisión tomada por el Gobierno la de seguir inmediatamente conversando con los árabes y con los países que estaban incorporados ya a la producción petrolera en el Norte de África para constituir, no digamos un cartel sino un compacto de países productores para enfrentarlo al cartel de las compañías explotadoras que se cubrían con las banderas de los países industrializados, los cuales compartían con ellas el prodigioso botín. En 1960, muy poco tiempo después de estar en Miraflores, hubo una decisión discriminatoria para el petróleo venezolano del Presidente Eisenhower, estableciendo trato de preferencia a favor, teóricamente, de México, que no exportaba sino muy poco petróleo a los Estados Unidos y, prácticamente, del Canadá, que sí exporta grandes cantidades de petróleo a ese país. Se fijaron por la administración Eisenhower cuotas para la exportación del petróleo venezolano a Estados Unidos. Tanto el Gobierno que presidí, como los que presidieron el Presidente Leoni y el Presidente Caldera, fueron obstinados en la petición -casi diría, usando la palabra venezolana “exigencia”- de que hubiera un trato hemisférico.
Se presentó pronta la oportunidad de iniciar contacto con los árabes. El Gobierno de Venezuela fue invitado a un Congreso Panarábigo que iba a realizarse en El Cairo. No era un Congreso exclusivamente de los países productores, sino también estaban invitadas las Compañías. Venezuela estuvo representada entonces -y demostró el doctor Pérez Alfonso una dispendio si dad de la que nunca había dado muestras- por el Ministro de Minas e Hidrocarburos y por el Director de Cordiplan, doctor Manuel Pérez Guerrero, quien es un venezolano de excepcional formación, quien en el elenco administrativo de las Naciones Unidas lo único que no ha sido es Secretario General. Conoce mucho de petróleo y es un políglota, con la particularidad de que entre los idiomas que habla está el árabe. Estuvieron también los representantes de Copei, los representantes de URD, los representantes de Acción Democrática, que entonces formaban el gobierno de coalición; varios expertos y hasta periodistas. En algún minuto de descuido de los representantes de las Compañías, se realizó una reunión aparentemente social en el Club Náutico el Maadi, en El Cairo. Allí estaban Pérez Alfonso, Pérez Guerrero; el Jeque Tariki, Ministro de Petróleo de Arabia Saudita; Salmán, Ministro de Petróleo de Irak; el representante de Kuwait; un representante de Irán, estrechamente vinculado al Sha; y Nessin, Director de la Corporación Petrolera de la RAU. Lo único que se logró allí, a pesar del empeño de Pérez Alfonso y del Jeque Tariki, fue la firma de un documento muy secreto, del cual cada uno de los representantes en la reunión del Club Náutico obtuvo una copia. De esa manera se establecía un intercambio de información con respecto a petróleo y un esfuerzo no para aumentar los precios, sino para impedir que continuaran bajando, porque unilateralmente habían fijado las compañías petroleras los precios de referencia, sobre los cuales se establece la fiscalidad, en el Golfo Pérsico y en el Golfo de México.
En 1960 se creó en Bagdad la OPEP. Este es un hecho de importancia histórica trascendental. Por primera vez, en el mundo moderno, un grupo de países que no tienen grandes acorazados, ni grandes flotillas de aviones, ni demás elementos bélicos, ni siquiera reservas monetarias cuantiosas, se unían para enfrentarse a las grandes potencias de Occidente y a las potencias del petróleo. Esta OPEP fue creciendo con cierta lentitud hasta que adquirió su papel estelar en la reunión extraordinaria de Teherán de 1971. Pero antes de hacer referencia a eso, rápidamente me referiré a lo que hicieron tanto el Presidente Leoni, como el Presidente Caldera, para perseverar en la línea de defensa de los intereses del país frente a la explotación de su principal riqueza básica. El Presidente Leoni continuó prestándole apoyo firme y decidido a la OPEP; hizo recuperar por el Fisco ochocientos millones de bolívares como reparaciones. En la reunión de los Presidentes de Repúblicas de América en Punta del Este argumentó firmemente, con el entonces Presidente Johnson, de los Estados Unidos, en defensa de la tesis del trato hemisférico. El Presidente Caldera, en su discurso, hizo una exposición bastante detallada y acertada de los esfuerzos que se cumplieron durante su gestión administrativa para ir creando los pasos que han conducido a este trascendental que vamos a dar ahora, el del control integral por el Estado venezolano de la industria del petróleo.
Una de las incidencias de su gestión de Gobierno tuvo lugar cuando iba a presentar la alternativa de los contratos de servicios. Estos habían sido previstos en las leyes de la República, y por eso hay que decir y recordar que en la Constitución de 1961, cuando todos los sectores políticos y los sectores nacionales eran opuestos a la idea de las concesiones, en esa Ley Fundamental vigente se estableció la posibilidad de otorgamiento de concesiones, como también se establece en la Ley de Hidrocarburos de 1967. Nadie hasta ahora ha sido capaz de aplicar esa disposición constitucional ni esa Ley, porque tatuada profundamente está en la conciencia de los venezolanos que debíamos terminar para siempre can el carnaval de las concesiones sobre el subsuelo de la nación.
Se estableció la posibilidad de firmarse contratos de servicio. Había cierta resistencia en las filas de Acción Democrática y el Presidente Caldera me envió como su comisionado a nuestro común amigo, el doctor Andrés Aguilar, quien fuera Ministro de Justicia hasta casi el final de mi mandato. Fueron suscritos los contratos de servicio y como una demostración de que lo que puedan decir los técnicos, los geólogos, los geofísicos, los químicos tiene que estar sometido al beneficio de inventario, al beneficio de la duda, resulta que esos contratos de servicio fueron en el Sur del Lago, donde desde hace muchos años decían los expertos que estaba ubicada la veta del oro. Allí -decían- el petróleo estaba a flor, no de tierra sino de agua, porque la exploración era submarina. Pues bien, las compañías han invertido cerca de trescientos millones de bolívares, además de los noventa millones de bolívares que en bonos pagaron a la Corporación Venezolana del Petróleo, y sólo la Occidental ha logrado encontrar petróleo, y todavía están estudiando si a tantos millares de pies debajo del agua resulta rentable la explotación de ese pozo.
Vino después la fijación unilateral de los precios de referencia, moción presentada por Acción Democrática a través de su vocero Arturo Hernández Grisanti y apoyada por la Fracción de Copei y por las otras Fracciones Parlamentarias. El Movimiento Electoral del Pueblo presentó y fue aprobada la Ley protectora de los bienes de las compañías, sujetos a reversión. Durante el gobierno anterior al actual hubo un dramático cambio en la situación petrolera internacional. En 1970 tanto en los países del Este como en los países de Occidente -más conocidos son para nosotros los datos de los países de Occidente, aún cuando también se conocen mucho algunos reveladores informes sobre los países del Este, de la Unión Soviética y de los Estados Socialistas- surgió una escasez aguda de petróleo. Ello se debió al crecimiento vertiginoso del ritmo de la producción industrial en los países europeos y en Estados Unidos; y a algo más: al despilfarro del petróleo, que era un combustible barato y de múltiple consumo. Las autopistas de los Estados Unidos y europeas eran recorridas por millones de automóviles a una velocidad de ciento veinte millas por hora. También concurrió a determinar la escasez de petróleo la guerra de los Seis Días árabe-israelí y el cierre del Canal de Suez. En 1971 se realizó la histórica reunión de Teherán. Allí todos los Estados petroleros acordaron con las compañías explotadoras lo que había ya resuelto unilateralmente por la Ley, Venezuela: fijar ellos los precios de referencia para la fiscalidad y aumentar los impuestos. Es cierto que 5% menos que Venezuela. Fue muy decidido en su actitud el Sha. André Malraux en un libro publicado en 1971 (Las Cadenas se derrumban) dice que en ese momento difícil el Jefe de Estado iraní debió recordar un consejo que le dio el General De Gaulle: “Señor: se le señalarán muchas habilidades. No las acepte nunca; aplique toda su energía para conservar su independencia”. Creo que más que el consejo de De Gaulle, gravitó sobre la conciencia del gobernante iraní, para tener coraje y decisión en esa hora dramática, el recuerdo de Mohamed Mosadegh, profeta de los pueblos pobres en la defensa de sus riquezas vitales. Para esa época, ya Libia se había convertido también en un gran productor de petróleo. En vez del complaciente Rey Idris, estaba en la jefatura de gobierno el muy religioso y muy nacionalista Coronel Khadafi. Discutiendo con las compañías dijo a gritos, entre salmos del Corán y palabras ásperas contra el imperialismo occidental: “Libia ha vivido cinco mil años sin petróleo; puede vivir sin petróleo otros cinco mil años más”. Esta frase hace recordar el intencionado proverbio chino: “Quien duerme en el suelo no tiene el riesgo de caerse de la cama”. También Argelia, dirigida por el Presidente Boumedienne, hizo acuerdos similares a los de Teherán con las compañías estatales francesas que explotaban el petróleo.
LA HORA DEL TOTAL CONTROL POR LOS ESTADOS DE LA INDUSTRIA PETROLERA
Ahora hemos llegado ya, con cierto retraso, a la hora en que el Estado asuma totalmente la explotación y comercialización de los hidrocarburos, y digo que con retardo porque eso mismo ha sucedido ya en todos los países del Norte de África y en todos los países del Medio Oriente: en Irán, en Irak, en los Sultanatos del Golfo de los Piratas, del Golfo Pérsico. Algunos por allí se preguntan: ¿Por qué tomar el Estado el control de la producción y mercadeo del petróleo, cuando nos está produciendo cerca del 90% como ingreso fiscal, cuando el 40% del producto territorial bruto es petróleo? ¿Y cuando el petróleo nos provee el 95% de las monedas extranjeras? Por eso, es necesario refutar esas observaciones hechas por gente de la mejor buena fe e insospechable de estar coludida con compañías transnacionales. Las tres razones son: una patriótica. Un país termina por adquirir una deformada, sumisa, humillada mentalidad colonial cuando deja indefinidamente que no sea él mismo el que explota sus ma¬terias primas fundamentales, sino que se las explotan manos e intereses ajenos; la segunda, el tiempo histórico. Anoche decía a este respecto que después de la Revolución Francesa, después de la Revolución de Independencia de Estados Unidos, la generación fundadora de nuestra República no podía estar enviando Diputados a la Junta de Cádiz en 1809; había que conquistar la independencia y la soberanía política de la nación. Y la tercera, que existe la posibilidad de obtener mayores ingresos del petróleo en manos del Estado que los ingresos fiscales y de otro orden recibidos ahora. Y esto no es una apreciación apresurada. En 1946, cuando resolvimos utilizar parte del royalty o regalía petrolera, el 10% en especie, y emplearlo para operaciones de trueque y para venderlo en mercado abierto, resultó que obtuvimos un precio mucho mayor del que señalaban las compañías. Es decir, que tienen una madeja tan complicada de refinerías, de mercadeo, de comercialización en gasolineras, que en cada uno de esos sitios se van quedando ganancias ocultas.
Ahora bien, ¿cómo vamos a realizar este control por el Estado de la industria petrolera? ¿Lo vamos a realizar sin tomar en cuenta que estamos en un mundo muy distante de la autosuficiencia o autarquía o el robinsoneo de los mitos? Estamos en un mundo interrelacionado; nadie puede aspirar a tomar decisiones exclusivamente nacionales; el nacionalismo no es incompatible con el internacionalismo. Cuando se reúnen no sólo en las Naciones Unidas, sino en el Club de Roma, los representantes de todos los países es a discutir en forma ecuménica, mundial, global, los problemas que afectan a la humanidad. Así lo han entendido muy bien los Estados que han nacionalizado su petróleo.
En el Medio Oriente, como en el Norte de África, se han seguido distintos esquemas. En todos los países los Estados han tomado el control de la industria, pero no han tenido inconveniente en hacer diversos acuerdos con compañías que ya estaban instaladas allí o que se instalaron después. En Irán, la National Iranian Oil Company es la que tiene el control de la industria, pero, sin embargo, ha hecho acuerdos de ayuda técnica con otras compañías.
En esos acuerdos, la compañía estatal iraní se ha reservado el cincuenta por ciento de las acciones. Inclusive ha llegado hasta la constitución de empresas mixtas. El caso de Irak es todavía más importante, porque es el país del Medio Oriente con una orientación ideológica más radicalizada hacia la izquierda; es el país que mantiene las más estrechas relaciones políticas y de utilización de tecnología con la Unión Soviética. En el Irak continúa operando, a pesar de que está nacionalizada la producción, la Baras Petroleum Company (B.P.C.) como concesionaria en el Sur del país. Irak es una nación donde la explotación petrolera es muy fácil, porque tiene apenas cien pozos de gran rendimiento y no hay posibilidad de extender la producción.
En Argelia, el Estado y el Presidente Boumedienne han hecho acuerdos de la Sunatrach con las antiguas compañías que explotaban el petróleo, las compañías francesas. Acuerdos en los cuales las compañías francesas conservan el cuarenta y nueve por ciento de las acciones y el cincuenta y uno por ciento el Estado argelino.
Podría seguir refiriéndome a este tema, pero tal vez los abrumaría. Quiero hacer una observación casi anecdótica. Casi todos ustedes han viajado por Europa; saben que en todos los países europeos la distribución al detal de la gasolina y otros derivados del petróleo está en manos del Estado. Sin embargo, en Italia como en Francia, en Alemania Occidental como en los países escandinavos, en mi amada y recordada Suiza, se encuentran en todas partes las insignias de compañías transnacionales en las gasolineras: el “Meta un tigre en su motor” de la Esso y la “concha” de la Shell. Esa misma “concha” del consorcio anglo-holandés la encontré en los expendios de gasolina de Budapest, la única capital del mundo comunista que hasta ahora he visitado.
SOY PARTIDARIO DEL ARTÍCULO 5°
Ahora, vaya referirme a un punto que ha sido el centro del debate en estas discusiones. Me refiero al artículo 5° de la Ley que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos. Ha habido real consenso parlamentario y me atrevo a decir que nacional sobre la toma de control por el Estado de la producción y comercialización del petróleo. La controversia ha girado en el Congreso en torno de ese artículo 5° del Proyecto de Ley. Vaya decir que respaldo a plenitud ese artículo 5°, el cual no establece sino dos posibilidades: la posibilidad de contratos operacionales de la casa matriz que va a administrar toda la industria; o de contratos de asociación, que no podía hacerlos el Ejecutivo Federal sin el apoyo del Congreso, reunido en sesión conjunta de las dos Cámaras. Esta posibilidad de asociaciones, ya que en el Artículo 5° no se habla en ningún momento de empresas mixtas, tiene cierta semejanza a esas válvulas de escape que se establecieron en la Constitución del 61 y en la Ley de Hidrocarburos de 1967 para no atar de brazos al Estado. Puede presentarse la coyuntura en que sea favorable y necesario para los intereses del país un convenio de asociación. Que ese convenio vaya a significar una nueva etapa de entreguismo no lo concibo, porque tengo fe en Venezuela y tengo fe en los venezolanos; porque sé que aquí en Venezuela ya no habrá más dictaduras y que sólo los dictadores son capaces, por venalidad o por otras causas, de irrespetar el interés nacional. Estoy seguro de que, comenzando por Acción Democrática y apoyado por los demás partidos que están representados en el Congreso, se rechazaría cualquier proposición que fuera contraria a los intereses de Venezuela.
Esos contratos de asociación no están a la orden del día. No vaya divulgar ningún secreto guardable en lo más profundo de la memoria cuando afirmo que comisiones muy calificadas del Ministerio de Minas han venido conversando con los consorcios que explotan nuestro subsuelo. Han venido discutiendo, y ya se llegó a un acuerdo de principio sobre ello, acerca del valor de las indemnizaciones, un valor que debía pagarse porque aquí no se trata de confiscación. En nuestra Ley Fundamental se establece que a todas las inversiones que vayan a ser expropiadas debe serles pagado su valor, en forma razonable. Ya se ha llegado prácticamente al acuerdo de que el precio a pagar será el valor en libros de las instalaciones de las empresas. Se ha descartado toda posibilidad de pagar eso que los abogados llaman el lucro cesante; es decir, la cantidad de dinero que ellos estimaran como ganancias si las concesiones hubieran revertido a la nación en las fechas previstas en los contratos, en 1983 y 1984. No se ha hablado una palabra de contratos de asociación. Simplemente de cooperación técnica durante tres años, por contratos que podrán ser renovados en años siguientes. Mientras tanto, el Gobierno actual, interpretando lo que es un querer de todos los venezolanos, ya ha escogido las veinte hectáreas, al lado de la Universidad Simón Bolívar, donde se construirá el edificio para instalar el Instituto Venezolano del Petróleo.
Tenemos técnicos nacionales capacitados y también técnicos extranjeros, que van a ser transferidos de la actividad privada a la actividad pública. Pero también debemos preparar las generaciones de relevo; debemos preparar gente que tenga conocimiento de la sofisticada tecnología del petróleo. Ya se han mandado bastantes estudiantes a los Estados Unidos y a Europa, pero también los vamos a formar aquí en Venezuela.
Se ha tenido por el Gobierno el cuidado de escoger como miembros de la casa matriz de la industria cuando esté nacionalizada (PETRÓLEOS DE VE¬NEZUELA S.A.) a personas de conducta bien calificada, por su capacidad técnica y por su honradez como administradores y como ciudadanos. Vaya dar sus nombres: el General Rafael Alfonso Ravard, quien fuera durante quince años el Presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, ahora sustituido por un discípulo suyo, otro técnico capaz y otro administrador honrado, el doctor Argenis Gamboa; está el doctor Julio Sosa Rodríguez, de quien anteayer hizo un muy justificado y emocionado elogio el ex Presidente Rafael Caldera; el doctor Carlos Guillermo Rangel; el doctor Julio César Arreaza; el doctor Benito Raúl Losada; el Diputado dirigente obrero Manuel Peñalver, en representación de los trabajadores, y los doctores Edgar Leal, Domingo Casanova y A1irio Parra. Ellos integrarán la Directiva de PETROVEN, S.A.
En las compañías dependientes de esta empresa matriz se procurará también situar personas capacitadas y honradas para impedir dos peligros que se han apuntado en esta ocasión en que Venezuela va a tomar el dominio absoluto de su petróleo: el peligro de la burocratización y el peligro de la inmoralidad administrativa.
Antes de concluir, honorables Senadores, vaya hacer una referencia que me parece importante. La de cómo una gran potencia mundial como la Unión Soviética, cuyo avance tecnológico es bien conocido y que está disputándole a Estados Unidos de América el primer sitio en el liderato económico y militar del universo, celebró y así fue publicado no solo por la prensa especializada (Petroleum Intelligence Weekly y The Petroleum Economist), sino también por los periódicos informativos internacionales, un acuerdo en París, en diciembre de 1974, con los representantes del Japón y de los Estados Unidos, para asociarse en la exploración y después en la explotación de las reservas de gas de Si¬beria. También la Unión Soviética, que ha llegado a la hora del pragmatismo, ha celebrado acuerdos de asociación con una de las compañías petroleras más agresivas del mundo moderno, que es la Occidental, dirigida por el audaz doctor Armand Hammer. Es decir, que si eso está haciendo una gran potencia como la Unión Soviética ¿por qué vamos a tener nosotros preocupación ni miedo para discutir, como hombres que ya conocemos lo que tenemos entre las manos, con algunas Compañías cuando sea necesario el mercadeo, cuando sea necesario modificar nuestro patrón de refinación, que es bastante obsoleto; inclusive para comenzar no a explotar, sino a explorar la famosa faja bituminosa del Orinoso? Fue muy informativa la exposición a ese respecto del señor ex Presidente Caldera. Dijo, y es verdad, que durante su gobierno se invirtieron más de cien millones de bolívares en la exploración de esa zona, una zona donde hay un tipo de petróleo absolutamente desconocido en el mundo de hoy. Petróleo que es casi brea mezclada con arena, con mucho azufre, con una variada cantidad de metales. Se dice que la zona bituminosa tiene reservas que llegan a los miles de millones de barriles, pero ¿por qué no comenzar a explorar esa zona? No para explotarla. Este Gobierno ha establecido una política conservacionista de disminución de la producción de los petróleos tradicionales. ¿Por qué va a sospecharse que la actual administración lo que quiere es comenzar a explotar la faja bituminosa del Orinoco? En todo caso, si en algo están de acuerdo los técnicos es en que esa zona no podría explotarse sino dentro de diez o más años. Ya habrá pasado Carlos Andrés Pérez de Miraflores y habrá otro Presidente de la República en Venezuela.
En realidad, he querido hacer simplemente una observación y no porque le ponga mayor énfasis. En lo que si pongo énfasis es cuando afirmo, y no sólo como militante de partido, sino como un venezolano leal a los mandatos de su conciencia, en la necesidad de la incorporación a la Ley en debate del controvertido Artículo 5°.
Vaya terminar, señor Presidente de la Cámara del Senado, señor ex Presidente de la República y Senador Vitalicio, doctor Rafael Caldera, honorables Senadores, público asistente, haciendo un llamamiento, si se quiere, ingenuo. El llamamiento de que en el debate por la Cámara del Senado de la Ley que se discute, haya menos acrimonia que en el debate realizado en la Cámara de Diputados. He tenido oportunidad de leer copia de todos los discursos dichos. El lenguaje utilizado ha sido a veces muy violento. He recordado un ensayo leído hace mucho tiempo de un gran escritor y filósofo español, don José Ortega y Gasset. Se titula “Chino, chinitos”. Cuenta que viajando por Pekín y otras poblaciones chinas, entonces bajo el gobierno de emperadores feudales y ahora bajo el de Mao y Chou En Lai, le llamó mucho la atención ver a chinos montados en el techo de sus casas gesticulando y lanzando palabras que a él le parecían improperios. Le preguntó al intérprete: “¿De qué se trata?” Entonces el intérprete le dijo: “Nosotros los chinos tenemos un sistema de trato tan cortés que a ratos nos exaspera. Cuando jugamos ajedrez, un chino frente al tablero le dice al otro: permítame que con la miserable reina mía ataque a su altísimo y respetable peón”. Pero llega un momento en que los chinos no resisten la presión de ese tipo de cortesía, y se suben al techo de la casa a decir todos los horrores imaginables, a limpiarse la chimenea. Ya los Diputados de las distintas bancadas se limpiaron la chimenea. Y ojala que mi proposición ingenua, pero hecha de la mejor buena fe, sea acogida, y que en la Cámara del Senado, la cual, por otra parte, es la Cámara de los viejos, el debate transcurra dentro de un clima de serenidad.
Vaya concluir diciendo que tengo fe absoluta en el éxito de la toma de control por el Estado, después de ser aprobada la Ley que nacionaliza la producción y comercialización de los hidrocarburos. El gobierno que comenzará esa tarea impar para la República, lo preside Carlos Andrés Pérez, hombre público diestro y capaz, quien después de haber obtenido en las elecciones el mayor torrente de sufragios alcanzado en toda la historia democrática del país por cualquier candidato a Jefe de Estado, ha demostrado desde Miraflores audacia, conjugada con la capacidad para admitir errores y para rectificarlos. Personas de la mayor capacidad técnica y de reconocida pulcritud administrativa dirigirán la empresa matriz (PETRÓLEOS DE VENEZUELA, S.A.), administradora de la industria venezolanizada y de las otras que sea necesario organizar.
Los técnicos venezolanos y extranjeros que seguirán prestando concurso a la industria, tienen larga experiencia acumulada; los obreros del petróleo tendrán conciencia suficiente para seguir sirviéndole ya no a empresas transnacionales, sino a una empresa nacional, con la misma devoción de trabajo con que hasta ahora han actuado. Los venezolanos todos, incluidos los que han ejercitado el derecho democrático de disentir en cuanto a determinados aspectos de la Ley a punto de aprobarse, también prestarán su concurso venezolanista al buen éxito administrativo por el país de su riqueza básica.
Estamos a punto de dar un paso histórico, trascendental. En forma igual a como en todas las otras oportunidades en que Venezuela los ha dado, los hombres y mujeres de esta tierra actuaremos can alto sentido de responsabilidad en esta hora de singular significación para la Patria.
ROMULO A. BETANCOURT
[1] Fuente: Betancourt, Rómulo A., “Venezuela dueña de su petróleo”, pág. 46-70.

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