CARTA DE RENUNCIA A UNA NUEVA CANDIDATURA PRESIDENCIAL
Rómulo A. Betancourt
[20 de Julio de 1972]
Conciudadanos:
Mi regreso al país, para vivir en Venezuela en forma permanente, ha reactivado la publicación en diversos medios de comunicación social acerca de una supuesta aspiración mía a volver de nuevo a ser Jefe de Estado. Por esa circunstancia vengo a declarar, en forma clara y enfática, que no seré candidato a la Presidencia de la República en los comicios a realizarse en 1973.
Esta decisión no debiera sorprender a nadie. Porque ha sido precedida de afirmaciones en el mismo sentido hechas en forma pública y recogidas en documentos oficiales, en libros y periódicos.
El 2 de abril de 1964 me juramenté como Senador Vitalicio en mi calidad de ex Jefe de Estado y por mandato de la Constitución ante el Senado de la República. En ... escrita que hice en esa oportunidad hay un párrafo definidor de posiciones que no se presta a equívoco. Es este escrito a renglón seguido del anuncio que hada de viajar por tiempo indefinido fuera del país:
“Y es por sentido de responsabilidad y de franqueza que debo adelantar cómo, a mi regreso a Venezuela, no haré activa vida parlamentaria. Es mi firme propósito anunciado y reiterado, mantenerme en mi condición de ex Presidente de Venezuela al margen de la diaria y ardorosa contienda política. Estoy consciente de que cumpliré mejor y con mayor eficacia al actuar como factor de conciliación y de armonía entre los venezolanos y de apoyo a sus libres instituciones democráticas, en la medida en que deje de ser un personaje controversial y proclive a la sospecha de ambiciones políticas nuevas. Ninguna de ese carácter tengo después de haberme correspondido en dos oportunidades, y en condiciones disímiles, regir desde Miraflores los destinos del país".
Meses antes, el 3 de enero de 1964, en rueda de prensa en Miraflores que publicaron todos los periódicos venezolanos y está insertada en el libro que re¬coge mis papeles de gobernante, había sido aún más enfático. Así me expresé:
“Rotunda y categóricamente digo que no volveré a set más Presidente de Venezuela. Ya lo he sido en dos oportunidades y hay que darles ocasión de ejercer la primera magistratura, con todo lo que comporta de responsabilidad y de satisfacciones, a otros venezolanos”.
Fiel a ese definido compromiso adquirido ante el país y ante mi propia conciencia he sido en el transcurso de los años corridos, desde cuando fueron dichas esas palabras y el tiempo de hoy. En ninguna ocasión ni a ninguna persona le he insinuado siquiera la posibilidad de que había variado el criterio que en forma tan diáfana hice del conocimiento público en 1964.
Durante más de cuarenta años he actuado en la vida pública nacional. Lo accidentado del proceso político venezolano, signado por largas dictaduras y autocracias ha determinado que en la cárcel, en la persecución y el exilio haya transcurrido parte apreciable de ese lapso de mi vida. Otras veces he actuado en la oposición legal o gobernado. En todo momento, en las circunstancias adversas como en las propicias, me ha animado la intención de servirle al país y de procurar consolidar su institucionalidad democrática.
Los aciertos y errores de mi gestión de hombre público los juzgará la historia. Me atengo a su fallo.
Milito y militaré siempre en Acción Democrática, partido que contribuí a forjar. Hasta el último momento de sus vidas esclarecidas tuvieron fe en su programa y en su conducta hombres que han hecho historia como Rómulo Gallegos, Raúl Leoni, Andrés Eloy Blanco, Valmore Rodríguez, Alberto Carnevali, Antonio Pinto Salinas, Luis Hurtado y tantos otros, muertos unos en su tierra natal o extranjera, algunos en el exilio, y otros asesinados por la ominosa policía política de la dictadura derrocada el 23 de enero de 1958. Millares de venezolanos de todos los estratos sociales tienen depositada su confianza en Acción Democrática. Los votos de esa caudalosa militancia y los de sus innúmeros simpatizantes llevarán a Miraflores en 1973 al candidato idóneo y capaz que escoja la convención próxima a realizarse. Candidato cuyo programa de gobierno se ajustará a los reclamos de la Venezuela de hoy, urgida de un régimen democrático dinámico y de una cruzada a fondo contra la pobreza que agobia a un sector determinante de la población.
Seguirá en mí viva y ardiente la pasión y devoción por Venezuela y por su pueblo. Procuraré servirle al país en la medida de mis posibilidades. Pero queda ratificado, en forma inmodificable, mi propósito de no aspirar ya más al ejercicio de la Presidencia de la República.
ROMULO A. BETANCOURT
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