julio 12, 2010

"Discurso de Betancourt en representación del ORVE, en el primer mitin celebrado en Venezuela tras la muerte del Dictador Juan V. Gómez" (1936)

DISCURSO EN REPRESENTACION DEL MOVIMIENTO POLÍTICO ORVE, EN EL PRIMER MITIN CÍVICO CELEBRADO EN VENEZUELA TRAS LA MUERTE DEL DICTADOR JUAN VICENTE GÓMEZ
Rómulo A. Betancourt
[10 de Marzo de 1936]

Yo observo que el entusiasmo se está licuando, y con mucha razón, porque el sol tropical reverbera, y por lo tanto vaya fastidiarlos brevemente. Si algún mérito tendré en mi discurso, ha de ser el de ser rápido. Honor y responsabilidad al mismo tiempo significa para mí dar la nota final en este coro de voces responsables que en la mañana de hoy han dicho la verdad afirmativa de que existe una nueva Venezuela.
En este coro no podía faltar, y no faltó, el acento fervoroso de la mujer venezolana, de la mujer ciudadana, de la que estuvo con nosotros, a nuestro lado, en esa larga hora de prueba civil que fue la batalla contra la dictadura y que también está ahora, en este momento en que la República recién nacida pasa revista a sus efectivos y comienza a organizar sus fuerzas.
Hablo yo aquí, conciudadanos, a nombre y en representación de un movimiento cívico, juvenil y dinámico, que apenas ayer comenzamos a estructurar y que a esta hora ya tiene conquistado para su programa a unidades valiosas de toda la República. Me refiero al movimiento de ORVE.
Pasado el júbilo que significó para la Nación la conquista de sus libertades ciudadanas en la jornada gloriosa del 14 de Febrero, pensamos un grupo de ciudadanos cómo era de urgente disciplinar las energías populares, darles un sentido, una orientación. Y entonces constituimos nuestra ORVE, entonces constituimos nuestro Movimiento de Organización Venezolana, el cual se propone fundamentalmente orientar la conciencia pública hacia la solución de los grandes problemas concretos de la Nación.
Nos dejó como herencia el gomecismo, con sus 27 años de paternalismo a la inversa, un país en quiebra, un país presa de problemas monstruosos, un país analfabeta, un país agostado por esa trilogía devastadora constituida por el aguardiente, el paludismo y los jefes civiles. Un país desvertebrado, no solamente por la ausencia de una red de vías de comunicación científicamente construidas, sino también por sus absurdos, por sus estúpidos rencores regionalistas, que están conspirando abierta, desembozadamente, contra la unidad de la Nación.
Un país, es cierto que sin deuda externa, pero con su economía intervenida por el sector más audaz y más sin escrúpulos de las finanzas internacionales, por el sector petrolero. Es cierto que nuestro Estado no tiene acreedores extranjeros, pero en cambio nuestro subsuelo ha sido prorrateado entre los buscadores del aceite. Y la situación actual de un país del cual el 87% de las exportaciones corresponde al petróleo, a una industria que no está explotada por intereses nacionales, un país cuyo Estado tiene que recibir el 45% de los ingresos fiscales anuales de esa misma industria petrolera, es de aparente independencia. Pero, en realidad, está reatado a los grandes intereses extranjeros.
Una profunda crisis agraria, el abandono en masa de las haciendas porque no hay con qué sostener los trabajos, el fantasma del hambre paseándose por todos los caminos venezolanos ... estos datos completan el cuadro dramático, el cuadro patético de nuestra realidad económica y social.
Aliado de estos problemas de carácter económico y social, tiene Venezuela otros de carácter político que no debemos subestimar, ni por un momento. Y lo constituye el peligro de que el gomecismo pretenda reconquistar su antiguo feudo y restablecer su régimen despótico. En este sentido, la experiencia internacional, nos alecciona, pues no se ha presentado todavía en ningún país el fenomeno de que un grupo expropiado del poder haya renunciado de una vez y para siempre a la idea de reconquistarlo. La nostalgia del poder los impulsa siempre por el atajo de la asonada. Si quieren ejemplos recientes, están los de España, de Cuba, del Perú. Cuando se pensaba que los monarquistas españoles estaban definitivamente avenidos a la idea de que la monarquía estaba liquidada, Sanjurjo y sus secuaces intentaron mediante golpes pretorianos restablecer a Alfonso XIII en el trono. En el Perú, a donde tuve oportunidad de ir a la caída de Leguía, y donde con otros elementos como Gonzalo Carnevali tratando de levantar hombres para una invasión armada, pudimos ver cómo los leguistas dispersados tomaban también el camino del cuartelazo para restablecer la dictadura. En Cuba todos sabernos cómo los machadistas en el Hotel Nacional pretendieron restablecer a tiros el cruel régimen que había caído.
Todos estos hechos nos hacen esperar y temer que el gomecismo pretenda utilizar elementos del interior de la República o invasiones organizadas por los tenientes del sanguinario patriarca de Las Delicias, quienes andas de antilla en antilla, protegidos por los cónsules de Itriago, con sus pretensiones de restablecer su régimen execrable.
Ante estos graves problemas nacionales, problemas económicos, sociales y problemas políticos, había dos actitudes por asumir, dos caminos por seguir: el camino del buen señor, con admirables virtudes domésticas, muy preocupado de que su prole se le críe sana y rolliza, de ganar muchos bolívares, pero indiferente ante los problemas públicos y pensando que todos estos problemas debe solucionarlos el gobierno, y la actitud de los otros, de los hombres que no queremos ni podemos renunciar al honroso privilegio de ser ciudadanos vigilantes, la actitud de los hombres que no entendemos la patria como un objeto de lucro, sino como "agonía y deber", para decirlo con la bella frase de José Martí.
Y un grupo de los hombres que así pensamos, un grupo de los hombres que compartimos ese criterio, nos hemos organizado dentro del movimiento de ORVE con el objeto de orientar la opinión pública del país hacia la solución de sus graves problemas y organizar a la ciudadanía, al pueblo de Venezuela, para que en un momento dado colabore resueltamente con las autoridades constituidas para impedir que en Venezuela se restablezca el despotismo.
El ORVE, nuestro movimiento de organización, había elaborado su programa de acción, un programa donde ha contemplado los problemas vitales, individuales y colectivos. Ese programa que muchos de ustedes tienen en la mano porque ha circulado esta mañana, no choca, no colide con lo expuesto por el Presidente como norma de acción gubernativa.
El programa de ORVE y el del gobierno coinciden y esto nos posibilita una acción de colaboración con la actual administración pública, una acción de cooperación sin que seamos un organismo oficial ligado al gobierno. Una acción de colaboración en el sentido de que propiciaremos la acción gubernativa en los pasos de avance que éste dé por la realización de su programa, creando un conciencia nacional capaz de interpretar cuánto valen cada uno de esos pasos de avance, y cooperaremos también, aun cuando parezca paradójico, cooperaremos con el gobierno criticando cualquier acto oficial que vaya contra los principios fundamentales de la Nación, o las normas republicano-democráticas que deben dar sentido y aliento a nuestra vida civil.
A fin de tener que darle un sentido de orientación a nuestra vida civil, no nos hemos llamado partido: nos hemos llamado movimiento. Y lo hemos hecho deliberadamente: movimiento es una palabra que expresa lo que queremos ser; lo que somos; algo que se desplaza, algo que camina, algo que marcha. Somos un núcleo de ciudadanos que no quieren hacer retórica, que quieren hacer. Somos un núcleo, que pronto seremos la mayoría de los ciudadanos, que está dispuesto a trabajar fervorosamente para la creación de un estado moderno, que sea la expresión política de una economía autónoma saneada en la cual el hombre sea la célula más importante y la que merezca una atención más afectuosa.
Para realizar este programa, que constituye todo un propósito de reconstrucción, es necesario que adquiera nuestro pueblo, superando sus actuales rencores lugareños, aquel mismo sentido unitario, aquel mismo sentido totalitario que tuvo en 1810, y que le permitió no solamente sacudir la tutela colonial dentro del país, sino desplazar sus llaneros desarrapados y heroicos a través de los Andes para que fueran rompiendo cadenas hasta la más lejana tierra del Sur.
Y para obtener este espíritu unitario, este espíritu gemelo del de 1810, pero orientado no ya por la vía épica de la hazaña, sino por la otra, menos resonan¬te pero más efectiva, de la batalla civil, constituimos nuestra ORVE. El movimiento de ORVE al cual deben sumarse, al cual han de cooperar todos los ciudadanos, todos los sectores dispuestos a identificar su suerte en la del país y a conquistar para sus hijos y para ellos mismos un mañana menos azaroso. Inscribirse en el movimiento de ORVE, trabajar por el movimiento de ORVE, estar dispuesto a no escatimar sacrificios para la realización de la plataforma del movimiento de ORVE, estas son las consignas que lanzo yo a los diez mil ciudadanos de Caracas reunidos en esta asamblea del civismo y que por el micrófono quiero que llegue hasta el último rincón de esta tierra, donde una raza buena sueña, sufre y espera.
Para concluir, conciudadanos, y dando una demostración de que ORVE está dispuesta a decir su palabra ante todos los problemas del país, vaya leer la resolución lanzada anoche con respecto al Congreso de Abril.
"El Movimiento de Organización Venezolana (ORVE), consecuente con su posición responsable frente a los problemas públicos del país, define en la si¬guiente forma su criterio acerca de la reunión del Congreso de Abril.
"Han sido publicadas en la prensa varias protestas contra diputados y senadores electos. Estas publicaciones reflejan el descontento público por la circunstancia de que se hayan deslizado, para puestos en ambas Cámaras, individuos muy sindicados por la posición que ocuparon en el viejo régimen.
"Si se enfoca el problema desde un punto de vista abstracto, de democracia pura, lo indicado sería que se consultara la opinión popular con respecto a ese Congreso, convocando al país a elecciones. Pero hay para ello un impedimento insalvable. No existe en Venezuela una máquina electoral siquiera rudimentaria; no existe ni aun un censo electoral, por incompleto que sea. Y sin un aparato electoral y sin un censo electoral es materialmente imposible, aun cuando digan lo contrario algunos jacobinos, realizar unas elecciones en el espacio de tiempo limitadísimo que falta para el 19 de abril.
''Aceptado el hecho de que es materialmente imposible realizar unas elecciones populares para el próximo Abril, habría que aceptar, caso de que se impidiera en una u otra forma la reunión del Congreso, lo estatuido por el artículo 103 de la Constitución vigente. Ese artículo, en su párrafo final, estatuye la obligación para el Presidente de la República de entregar el poder, el 19 de abril del año en que termina su período, al vocal de la Corte de Casación que ésta designare. Como el 19 de Abril próximo expira el mandato recibido del Congreso por el actual Presidente Constitucional de la República, general Eleazar López Contreras, se presentará esta situación difícil y plena de peligrosas incógnitas de no reunirse las Cámaras Legislativas: que el Presidente actual entregará el poder a un vocal de la Corte de Casación. La acefalía del gobierno, la impotencia del Ejecutivo, la falta de fe nacional en ese presidente postizo, serían las consecuencias de tal salida, la única constitucional en caso de que el Congreso no pueda reunirse y elegir presidente constitucional para el próximo período.
''Ante esta situación concreta, ¿cuál es el camino patriótico a seguir? No creemos que pueda ser el de los que claman por unas elecciones improvisadas, realizadas en un plazo de 30 días. Tampoco admitimos que la actitud más leal a los sagrados intereses de la Nación sea la de impedir a todo trance la reunión del Congreso, realícense o no las elecciones para reponer a los congresantes ya designados, porque el resultado de ese estado de cosas sería el ya concretamente definido por nosotros: la acefalía del gobierno.
"Tomando en cuenta todas estas consideraciones, nosotros precisamos aquí nuestro criterio, asumiendo sin vacilaciones la responsabilidad de esa actitud:
"Creemos que el pueblo venezolano, ante la posibilidad de unas elecciones populares a 30 días vistos y frente al grave problema creable por la no reunión de las Cámaras, debe aceptar el próximo Congreso. ORVE está segura de que, por temor a la opinión pública, los elementos que tuvieron una actuación reprobable en el viejo régimen se abstendrán de asistir a las sesiones del Congreso, dejándole el campo a sus suplentes. Y expresa nuestra organización el voto de que en la probable reforma de la Constitución se incorpore una resolución transitoria, fijando la fecha en que se llamará al país a elecciones para la renovación total de ambas Cámaras.
ORVE no se limita a definir en esta forma su posición frente al grave y debatido problema del Congreso de Abril, sino que fraternalmente invita a todas las asociaciones cívicas de la República a fin de que, conjuntamente, lancemos un manifiesto a la Nación, razonando en forma más amplia y con mayor aporte documental, la posición que en forma escueta hemos defendido nosotros en este comunicado.
"El Secretario de ORVE"
ROMULO ANTONIO BETANCOURT

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