“DISCURSO EN UNA ASAMBLEA DE LOS OBREROS PANADEROS, EN EL LUNA PARK”
Juan Domingo Perón
[8 de Noviembre de 1944]
Señores: Tengo el placer de llegar hasta aquí para ustedes, con motivo del acuerdo realizado y de haberse dictado el decreto respectivo establecido de una vez por todas las mejores condiciones posibles para el trabajo del gremio de panaderos, al que considero que ha sido el hasta ahora explotado en su trabajo y que lo ha realizado en pésimas condiciones de retribución y comodidad.
Afortunadamente, se ha legado a un acuerdo en este sentido. El decreto que ya está firmado, finiquita totalmente una situación que era necesario regularizar en forma absoluta. En mi concepto, este no es un triunfo del gremio de panaderos, sino un triunfo de la justicia que debe caracterizar a los actos de gobierno en la organización de trabajo y de sus hombres laboriosos. Por eso, a pesar de que vivo un poco acelerado, ganándoles minutos al tiempo –que ya es corto para realizar mis funciones- he querido llegar hasta aquí para conversar breves palabras con ustedes y llevar a vuestro ánimo la impresión de que, cuando se trata de cuestiones justas, nos alegramos juntos de las conquistas que en beneficio del gremio se logren, y de los que se lograrán en el porvenir.
Afortunadamente, se ha legado a un acuerdo en este sentido. El decreto que ya está firmado, finiquita totalmente una situación que era necesario regularizar en forma absoluta. En mi concepto, este no es un triunfo del gremio de panaderos, sino un triunfo de la justicia que debe caracterizar a los actos de gobierno en la organización de trabajo y de sus hombres laboriosos. Por eso, a pesar de que vivo un poco acelerado, ganándoles minutos al tiempo –que ya es corto para realizar mis funciones- he querido llegar hasta aquí para conversar breves palabras con ustedes y llevar a vuestro ánimo la impresión de que, cuando se trata de cuestiones justas, nos alegramos juntos de las conquistas que en beneficio del gremio se logren, y de los que se lograrán en el porvenir.
Sé bien, que el gremio de panaderos ha sido un gremio de lucha, llevado muchas veces a difíciles situaciones de acción; pero al analizar las condiciones de trabajo, la retribución que ha recibido, el régimen de vida de muchos de sus integrantes, encuentro justificada la lucha porque cada uno apela a los medios que es necesario cuando la justicia no existe. Les aseguro, asimismo, que en el porvenir la Secretaría de Trabajo y Previsión ha de asegurar, en todo el país y a todo el que trabaja, que no le sea necesario recurrir a medios violentos para obtener lo que en justicia le corresponda. Como no dispongo de mucho tiempo, voy a resumir en pocas palabras el pensamiento de la Secretaría de Trabajo a este respecto.
En primer lugar, les recomiendo que constituyan una organización seria, fuerte y bien unida, integrada por todos los obreros panaderos del país. Algunos han dicho que la Secretaría de Trabajo y Previsión es contraria a las organizaciones gremiales. Nada más incierto que una afirmación de esa naturaleza. La Secretaría de Trabajo no hubiera podido entenderse con los trabajadores si no estuviera en contacto con cada una de las organizaciones. Nosotros necesitamos contar con las organizaciones obreras a fin de que la Secretaría tenga la posibilidad de conseguir las conquista sociales en que estamos empeñados, y necesitamos también que esas organizaciones obreras de esta naturaleza, representantes verdaderos y reales de los intereses del gremio, cuyos integrantes en la casa, en la calle o en el club piensen como se les dé la gana, pero que en el sindicato solo piensen para el bien del gremio. Con organizaciones gremiales así constituidas, nosotros vemos facilitado extraordinariamente nuestro trabajo.
He visto con gran placer la firma de este decreto, que en el futuro podrá ser mejorado respecto a los pequeños detalles que no se hayan contemplado ahora. Respecto a las mejoras solicitadas por ustedes en su totalidad están contenidas en el mismo.
Continúen trabajando en la obra de agremiación y en la constitución de los sindicatos, perfectamente unidos, formando organizaciones que se dediquen a fortalecer el gremio; recuerden que en la Secretaría de Trabajo y Previsión nosotros cumplimos con nuestra obligación leal y sinceramente, no tenemos nunca una segunda intención y no pedimos jamás a nadie la retribución correspondiente por los servicios que prestamos, porque estamos ya bien retribuidos con nuestros sueldos. Deben pensar igualmente que la Secretaría de Trabajo y Previsión es la obra de todos. Los que ya son viejos reflexiones si se habría llegado a los límites a que hemos arribado en las luchas por las conquistas obreras, si en la organización institucional argentina hubiera existido la Secretaría de Trabajo y Previsión o un Ministerio de Trabajo, y si hubiera sido necesario que en un año hayamos tenido que realizar todo lo que no se haya hecho en cuarenta años.
Piensen en la necesidad de defender a este organismo, que es de los trabajadores. Por mi parte, aspiro y seré muy feliz el día que al frente de la Secretaría de Trabajo o del Ministerio de Trabajo vea un obrero argentino con ciencia y conciencia de su deber,
Cuando encuentro algunos hombres que no nos entienden y que tampoco comprenden la finalidad de la Secretaría de Trabajo y la atacan en cualquier forma, yo digo que son hombres que se están atacando a ellos mismos porque la Secretaría de Trabajo defiende los intereses de los obreros. Hay mucha gente que no comprenderá esto jamás; por ello yo digo que un hombre que no comprende, suele ser más malo que uno malo.
No vengo aquí a decirles a ustedes una cosa por otra, solo digo la verdad; no tengo interés de engañar a nadie, y el día que tuviera que expresar una mentira me callaría la boca.
Ya habrán observado que en toda la existencia de la Secretaría de Trabajo, nunca he prometido nada que no haya cumplido. Podremos equivocarnos, podremos hacer las cosas no de la mejor manera, pero siempre las hacemos con sinceridad y con lealtad y cuando nos equivocamos volvemos sobre nuestros errores y rectificamos el error.
Recuerden siempre que a la Secretaría de Trabajo y Previsión no se recurre nunca para encontrar a un señor que no entiende de otra cosa que los altos problemas, sino que se encuentra allí un funcionario entendido en los pequeños problemas de los trabajadores; no encontrarán en esa casa jamás, modales malos y sobre todo no encontrarán ni deslealtad ni fata de sinceridad.
JUAN DOMINGO PERON
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