“El Parque Palermo“ [1]
Domingo Faustino Sarmiento
[11 de Noviembre de 1875]
Excmo. Sr. Presidente:
Me permitiré anticipar algunas ligeras observaciones, al poner en manos de S. E., el primer Informe anual, que de los trabajos que le fueron cometidos, presenta la Comisión auxiliar del Parque 3 de Febrero.
Si aceptar con gusto un encargo de inmensa responsabilidad y desempeñarlo con consagración asidua, fueran por sí presunciones de acierto, vuestra Comisión se mostraría satisfecha, puesto que cada uno de los que la componen, lo mismo que los hombres profesionales cuyo saber ha requerido, han puesto para obtenerlo, todo lo que de ellos dependía.
Como se ocultan a la vista los cimientos sobre los cuales reposan los grandes monumentos, así las miradas no ven aquí los millares de metros cúbicos de tierra removida para dar formas artísticas a la superficie, ni esas plantas en embrión dejan presagiar las armonías de forma, colorido y dimensión con que el arte del jardinero paisajista se propone embellecer las perspectivas, cuando merced al tiempo y a favor del crecimiento respectivo, la encina habrá de distinguirse del hisopo.
Al remover este suelo antes inculto, ¡cuántos recuerdos, sin embargo, trae de pasadas evoluciones! Bancos de conchillas acusan la presencia aquí de mares ignorados de un mundo desconocido. De la tosca que encubre aquellos restos acuáticos, D’Obigny, Darwin, Bravard, Burmeister han extraído los esqueletos de una fauna gigantesca que pobló estas comarcas y que con los nombres de "Megaterium", "Cliptodontes" y otros, enriquecen el Museo de Buenos Aires, el primero hoy del mundo por los tesoros paleontológicos que contiene. En el fango actual, la azada tropieza a veces con las armas y utensilios de piedra del hombre prehistórica, de que nuestras tribus salvajes eran todavía los últimos restos.
El caudaloso Río de la Plata, en tanto, se labraba embocadura digna del estupendo caudal de aguas que vierte en el mar, y en sus días de cólera ha destruido la obra de otros agentes de la creación y modificado la topografía del país circunvecino.
A estas playas abordaron con Solís las naves españolas, y la primera semilla de la civilización fue arrojada en el suelo, fecundo aunque mal preparado por entonces.
Cuatro siglos ha durado la lucha, de razas primero, de dominaciones y la forma de gobierno después, hasta que alboreó el día feliz que representan nuestras armas, y nuestros padres fueron lla¬mados a gobernarse por sí mismos y a proveer a su propia felicidad.
Como el resumen de todas las pasadas épocas, como el último retoño de la antigua barbarie, aquí en Palermo de San Benito se atrincheró contra toda idea de libertad y de progreso, el hombre de la época pampeana, como Bravard llamó a esta formación, el tirano de ejecuciones a lanza y cuchillo, que terminó el 3 de Febrero de 1852.
El Congreso Nacional, al dar nombre a este Parque, se inspiró sin duda en aquellos recuerdos; y ya que no es digno de pueblos cultos, como de antiguo, sembrar de sal lugares inocentes de los crímenes de que fueron teatro, mandó erigir un monumento al pueblo, como la piedad cristiana levanta capillas expiatorias, o como el labrador convierte en humus y abono fertilizante los restos orgánicos en descomposición, de existencia que han dejado de ser.
El Parque 3 de Febrero será de hoy en adelante el patrimonio del pueblo, verdadero tratamiento higiénico, que robustecerá sus miembros por el saludable ejercicio, dilatará su ánimo por el espectáculo de las perspectivas grandiosas que alcanzan en todas direcciones la vista, y cultivará el buen gusto, con la combinación de bellezas naturales y artísticas que estos dilatados jardines ofrecerán. Si Nerón, al estrenar la Domus Aurea, pudo exclamar:
"Al fin estoy alojado como un hombre", el pueblo argentino puede desde hoy considerarse iniciado en todos los esplendores de la civilización más antigua de sus padres, y sin abandonar su país, pasearse complacido por su Bois de Boulogne, su Hyde Park, o su Central Park. El que visita estas afortunadas comarcas, o el que viene a engrosar la falange de los pioneers que atacan el desierto, para hacerlo patria feliz y cuna confortable para sus hijos, no llorará a la sombra de los sauces del Eufrates la antigua patria ausente, sino que, recorriendo estos mullidos caminos, vagando a la sombra de las plantas de todas las floras del mundo, se sentirá por asociación de ideas y plácidas reminiscencias, en su propia patria.
La idea de crear un Parque, iniciada por los poderes combinados de la Nación, obtuvo desde su origen el asentimiento de todos, como su ejecución ha encontrado de parte de todos la más cordial cooperación, porque llenaba un vacío, que cada día iba tomando creces. Esta sociedad en que vivimos se compone de muchas sociedades superpuestas, pero sin vínculo de cohesión. En los templos por las disidencias; en las fiestas públicas por las nacionalidades diversas; en las relaciones sociales por las clases y aun por las razas, y en las afecciones patrias por las adoptivas o naturales ciudadanías, el pueblo que la forma se divide y subdivide por afinidades. Sólo en un vasto, artístico y accesible Parque, el pueblo será pueblo: sólo aquí no habrá ni extranjeros, ni nacionales, ni plebeyos. La estatua de Mazzini se alzará, probablemente, aquí para regocijo de argentinos e italianos, para americanos y europeos. La frescura de esos lagos, la blandura de esas avenidas, el verdor de esas plantas, serán como el aire y la luz que la vivifican, la propiedad de todos, sin pedir permiso a nadie para gozar su encanto.
Si hubiera de justificar con razones de otro orden el pensamiento que ya está realizado, observaría que las instituciones que nos hemos dado, tienen por objeto proveer a la felicidad, cultura y mejoramiento del pueblo, y que no ha de reservarse a la limitada acción de localidades, aquellos que es esencial a la cultura de todos, y que reclaman el espíritu del siglo y las necesidades de una nación. El extranjero que llega a esta ciudad populosa, que es la faz de la República, no se pregunta si la Municipalidad del lugar descuida sus deberes, sino que lleva sólo la modesta impresión de que, en medio de los refinamientos de la vida individual, con hoteles suntuosos, la primera ciudad de la República y de Sud América no tiene otro aire que el pulverulento de sus estrechas calles.
Cuando el sentimiento artístico se haya entre nosotros depurado, avanzándose en museos y observa torios las ciencias, lanzándose locomotivas y rayos eléctricos al interior, difundídose la educación y mejorádose moral y físicamente la condición humana, yo quisiera que el pueblo en cada punto del territorio diga como por instinto: por aquí pasó el soplo vivificante de la Nación, como en cada campo glorioso de batalla de las tiempos heroicos de la Independencia, la historia ha dejado escrito:
"Aquí el brazo Argentino triunfó".
En nombre de la Comisión Auxiliar que presido, por delegación de S. E., os ruego plantéis un arbolito en conmemoración de este día, seguro de que, alimentado por tierra fecunda, y protegido por la afección pública, contribuirá medio siglo después con su sombra a dulcificar en los que vienen en pos, las molestias inseparables de la vida, a adormecer rencores, o a recordar horas y escenas felices.
La sección primera terminada, es ya una miniatura de un parque. Cuando las otras hayan sido sometidas a la cultura, el Parque será un modelo presentado al público, de lo que el país entero puede ser con los progresos del gusto decorativo, que ya se generaliza y embellece los alrededores. Merry England, es un vasto Parque, y en la Pampa y a las márgenes de nuestros grandes ríos tenemos donde trazar, en cuanto a bellezas rurales, muchas "Inglaterras", en una República embellecida.
DOMINGO F. SARMIENTO
[1] El Parque 3 de Febrero, según la ley, fue creado para aprovechar los terrenos donde tuvo su residencia el tirano Rosas y se conservaba la tradición y el recuerdo de escenas de humillación y violencia. El Presidente, que había recorrido la Europa y dejaba en obra el Parque Central de Nueva York, que costó catorce millones de dólares, se avenía mal con la falta de paseos públicos para solaz y ejercicio, que hacen la higiene del cuerpo y del alma y sobre todo del pueblo trabajador. Al de Nueva York concurren ya cinco millones de pedestres al año. Había en depósito tres millones moneda corriente por personeros de la guerra del Paraguay, y se le dieron tan noble destino, devolviéndolos a la ciudad cuyos habitantes los habían oblada.
Contra toda verosimilitud, encontró oposición en el Congreso, a nombre de la higiene de un profesor del ramo, y del orgullo de la rica ciudad que no debiera aceptar dones de la Nación. Estaba a la sazón demandada por deuda de ocho millones de gas… y los oradores de la oposición se inspiraban de otras fuentes. Realizado el pensamiento, aumentando el Congreso la suma, tuvimos una avenida de Palmas que pretendía imitar la famosa del Jardín Botánico de Río Janeiro; en su trabajada y lenta aclimatación dieron asidero al epíteto de Avenida de las Escobas. Hoy es el primer parque de la América española, aunque no haya avanzado de su primer trazado sino con timidez y mayor lentitud que la que admite el desarrollo de ciudad tan culta, rica y populosa. El Sr. Intendente Alvear ha mejorado y embellecido las avenidas, de manera que, desde la Avenida y Lago Alvear hasta el Hipódromo vendrá a ser una vía monumental, artística, y continuada entre chimeneas de ornato, jarrones, chalets y mansiones fluviales. El discurso (publicado) lo presiente.
SARMIENTO SIEMPRE MIRANDO HACIA AFUERA! HACIA LOS CIVILIZADOS Y QUERIENDO HACER COPIA DE ELLOS SOBRE LA ARGENTINA. CUAL ES ENTONCES NUESTRA IDENTIDAD?
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