MENSAJE
DEL
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA ARGENTINA
Bartolomé Mitre
AL ABRIR LAS SESIONES DEL CONGRESO NACIONAL
EN 1° DE MAYO DE 1865
En la Ciudad de Buenos Aires
CONCIUDADANOS DEL SENADO Y CAMARA DE DEPUTADOS:
Cumplo el deber que la Constitución me impone, instruyéndoos del estado en que se halla el país en los momentos de la apertura del Congreso Nacional. La paz en que dejásteis a la República al terminar vuestro periodo en el año anterior, ha dado los frutos que debió producir. El engrandecimiento y prosperidad que ya se experimentaban, habían tomado vastas proporciones, y todo auguraba días felices en lo presente y futuro, cuando la alevosía de un gobierno extraño, violando la fe de las naciones, y vulnerando el honor del pueblo argentino, nos detiene en medio de nuestra carrera, sustituyendo al inmenso movimiento del comercio y de la industria, la actividad de la guerra a que hemos sido provocarlos y que debemos aceptar para
Vindicar el ultraje, hasta alcanzar por las armas las debidas satisfacciones y reparaciones.
RELACIONES EXTERIORES
La República Argentina se halla en paz con todas las naciones amigas con quienes cultiva relaciones de Amistad y de comercio. Una sola excepción recientemente ocurrida, ha cortado estas relaciones en el Paraguay, y el Gobierno se complace en declarar que de su parte, no ha habido motivo alguno para tal ruptura. Las consecuencias de ella, pesarán exclusivamente sobre el mal aconsejado gobernante, que ha osado atentar a lo más sagrado que tiene un pueblo pundonoroso y valiente; el honor y la dignidad nacional. La guerra civil que ardía en la República Oriental del Uruguay, y las muy graves complicaciones que produjo, habían creado para la República una situación especial.
El Gobierno interesado en la paz propia a la vez que en la de sus vecinos, no omitió esfuerzo para asegurarla. Comprendiendo que la cesación de la guerra en aquella República, a la vez que altamente ventajosa para los orientales, no podía menos que ser la conveniencia para el pueblo argentino, empleó en toda oportunidad con interés y decisión, sus buenos oficios para producir aquel bien, par lo que contó siempre con la cooperación del Cuerpo Diplomático en el Río de la Plata, muy especialmente con los agentes de S. M. B. y de S. M. el Emperador del Brasil. Conocido es el feliz desenlace de la cuestión oriental. El cambio de Gobierno allí ocurrido, puso termino inmediato a la interrupción de las relaciones oficiales entre ambos gobiernos; y al presente, existe la más estrecha unión y amistad entre los dos pueblos y gobiernos, -S. M. el Emperador del Brasil, acreditó cerca del Gobierno Argentino, en el elevado carácter de su Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en misión especial, al Consejero Dr. José Antonio Saraiva, que había ejercido el mismo cargo en la República Oriental. Su permanencia en esta capital produjo resultados fecundos para la cordial inteligencia que existía entre ambos gobiernos; y explicando las justas causas se habían inducido al Imperio a tomar una parte directa en la lucha de la República Oriental, acreditó las desinteresadas miras que le guiaban al dar tal paso, confirmando su profundo respeto a la independencia de aquella República, de que era garante en unión con la Argentina. Subsiguientemente fue sustituido el Consejero Saraiva en su misión, por el Ilustrado Consejero de S. M. Dr. José María da Silva Paranhos. La lealtad de sus actos y su conducta franca y amistosa en sus relaciones con el Gobierno Argentino, le granjearon el mas alta aprecio y estima de parte del pueblo y del Gobierno. S. M. I. tuvo por bien exonerarlo de su misión, sustituyéndolo con el Consejero O. Octaviano Almeida da Rosa, que en el ejercicio de su misión, llena cumplidamente sus deberes, y contribuye a estrechar más y más los lazos de fraternal amistad e inteligencia que ligan a los dos países y gobiernos. La injusta guerra a que h provocado a la República el gobernante del Paraguay, en circunstancias en que se encontraba en lucha declarada con el Imperio del Brasil, ha creado naturalmente la necesidad de entenderse ambos gobiernos, y establecer acuerdos con seguir la guerra. Y aunque esto será materia de un mensaje especial del Gobierno al Honorable Congreso, es de su deber consignar aquí, que el ilustrado diplomático brasileño se ha conducido en tan delicado asunto con la más amistosa franqueza y el más solicito interés a favor de los Estados agredidos por el Gobierno Paraguayo. Instigado por el Gobierno de Montevideo que a todo trance procuraba crea complicaciones a la administración argentina, el Gobierno del Paraguay se dirigió al de esta República pidiéndole explicaciones sobre la actitud de éste, y de su participación en la guerra civil de la República Oriental. El Gobierno, con amistoso interés, satisfizo a tal demanda en cuanto correspondía; pero no tuvo la fortuna de que sus explicaciones fuesen bien apreciadas. Subsiguientemente , y después de haber declarado la guerra el imperio del Brasil, con la captura de un paquete a vapor que de tránsito se hallaba en el puerto de la Asunción, solicito del Gobierno Argentino tránsito por la provincia de Corrientes para operar militarmente sobre territorio brasileño. El Gobierno, cumpliendo su deber neutral, se negó a tal demanda. En tal estado, y cuando el Gobierno Argentino reposaba en la seguridad de que su neutralidad sería respetada por ambos beligerantes, el país ha sido sorprendido con un hecho cometido por el Gobernante Paraguayo, que no tiene ejemplo sino entre naciones bárbaras. Sin declaración previa de guerra, violando la fe de los tratados públicos que tiene celebrados aquella República con la Argentina, sn provocación alguna, y lo que es más aún, sin alegar causa, lanzó sobre el puerto de Corrientes una escuadra de vapores de guerra con numerosas fuerzas de desembarco, y con alevosía y traición inauditas, después de cambiar saludos de bandera con el vapor argentino de guerra “25 de Mayo” que se hallaba fondeado y apagados sus fuegos, rompieron sobre éste un vivo fuego, tomándole en seguida al abordaje, lo mismo, que a otro pequeño vapor perteneciente también a la marina nacional y que se hallaba en reparación, llevando ambos buques en dirección a la Asunción, haciendo antes sobre la indefensa población de Corrientes, varios disparos de cañón a bala. Consumado este hecho alevoso, fuerzas paraguayas invadieron la capital de Corrientes, que descuidada y reposando en la paz en que estaban ambos países, se hallaba inerme, y en la imposibilidad de resistir o rechazar aquella vandálica invasión. El Gobernador ciudadano D. Manuel I. Lagraña, con todas las autoridades de su dependencia, así como los pacíficos vecinos, se alejaron de la capital, y colocándose en punto conveniente, según lo ha participado el Gobernador, reunía con rapidez toda la Guardia Nacional de la Provincia, para acudir con ella a la defensa del país, pidiendo órdenes a la autoridad nacional. La desleal agresión del Gobernante Paraguayo, ha producido la más irritante impresión en todo el pueblo argentino en que ha sido ya conocida. Todos han respondido al llamado de la autoridad, hecho en nombre de la ley y de la dignidad nacional ofendida, siendo una de las primeras provincias que se puso en armas la de Entre Ríos, a la par de las de Buenos Aires y Corrientes, cuyo gobiernos, auxiliados por el patriotismo de todos los ciudadanos sin distinción alguna, han cooperado de la manera más activa y eficaz, a fin de repeler enérgica y victoriosamente la guerra a que hemos sido provocados. El Gobierno del a República de Chile, unido al Argentino por vínculos gloriosos, acreditó como su Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario, al Dr. D. José Victorino Lastarria. Este ilustrado ciudadano chileno, pone todo su conato en mantener viva la fraternal armonía entre los dos países, sentimiento que resalta en todos sus actos en el desempeño de su misión. Se ha negociado con el Ministro de Chile, un tratado que además de necesario, es muy conveniente para ambas repúblicas. Será sometido a vuestra consideración en oportunidad. El Ministro Argentino acreditado cerca del Gobierno de Chile, después de llenar los objetos de su misión en aquel país, continuó su marcha en cumplimiento de sus instrucciones. La República de Bolivia, acredita el interés que tiene en estrechar sus buenas relaciones con la Argentina. Su Gobierno ha acreditado como su Encargado de Negocios, al Dr. D. Agustín Matienzo, que se ha hecho acreedor al aprecio del Gobierno Argentino, por el acierto e inteligencia con que ha desempeñado sus funciones. Está próximo a concluirse un tratado que ha sido negociado con el Encargado de Negocios de Bolivia, que oportunamente será sometido a vuestra aprobación. La grave cuestión que existía entre la España y la República del Perú, ha tenido una terminación pacífica, sin menoscabo de la soberanía e independencia de aquella República.
Este hecho ha puesto término a las alarmas que había producido en el continente las circunstancias excepcionales que acompañaron a esta cuestión en los primeros momentos en que surgió. El Gobierno se felicita de que el ilustrado gabinete de S. M. C., oyendo la voz de la justicia y de sus propias conveniencias, haya restablecidose en el crédito y alta estima que tienen conquistados en estas republicas, que le deben su origen y con las que esta ligada por indisolubles vínculos. El Ministro argentino acreditado cerca del Gobierno del Perú, ha desempeñado satisfactoriamente su misión, prestando al mismo tiempo servicios recomendables en la cuestión en que se hallaba el Perú con la España. Se preparaba ya a continuar a los Estados Unidos, cerca de cuyo gobierno está también acreditado. El gobierno de los Estados Unidos de la América del Norte, cuyo hermoso país es todavía presa de la guerra civil, recibe constantes pruebas de la merecida estimación que le profesa el argentino, el que a su vez ve retribuidas en toda oportunidad, por el intermedio del caballero D. Roberto C. Kirk, Ministro residente de la gran república, que tantos títulos tiene el aprecio y estimación del Gobierno y pueblo argentino. Arreglados en justicia y equidad, como lo fueron, los reclamos que la actual administración halló pendientes por parte de súbditos de S. M. B. y de S. M. el Emperador de los franceses, y cumplidos con severa exactitud los compromisos contraídos por el Gobierno en tales arreglos, no ha habido sino motivos para consolidar las relaciones amistosas que existen entre éste y aquellos gobiernos. Los Agentes Diplomáticos de SS. MM en la República, guiados siempre de un espíritu ilustrado y recto, y contribuyendo a tan benéfico objeto, merecen del Gobierno y del país, la especial estimación a que son acreedores. Y por lo que respecta al antiguo amigo de la República, el Honorable Caballero D. Eduardo Thornton, Ministro Plenipotenciario de S. M. B., infatigable siempre que se trata de la paz y felicidad de los pueblos del Plata, se ha conquistado un título mas a la gratitud pública, uniendo sus esfuerzos a los que el Gobierno argentino para producir la paz entre los disidentes de la República Oriental; y aunque todo fracasó ante la ciega inflexibilidad de uno de los contendientes, no por eso son menos meritorios los servicios prestados por aquel ilustrado diplomático en tal situación,. Para honor del país, consignará también aquí el Gobierno, que recibió de S. M. B., un apreciable testimonio de amistad y consideración, en las felicitaciones que le presentó por la política sostenida por la administración argentina, en las graves complicaciones creadas por la guerra civil en la República Oriental. El Ministro argentino en las Cortes de París, Londres e Italia, contribuye asimismo con notable acierto, en el desempeño de su misión, a la cordialidad amistosa de nuestras relaciones con aquellos gobiernos. S. M. la Reina de España, acreditó en el carácter de Ministro Plenipotenciario cerca del Gobierno argentino, al caballero D. Carlos Creus, conocido ya en las repúblicas del Plata por su carácter conciliador y distinguidas cualidades que lo recomiendan. En el ejercido de su misión tan laboriosa como delicada, habiéndole tocado ser el primer Agente Diplomático español que venía a este país después de la guerra de la independencia, ha acreditado un tino especial y un espíritu amistoso y equitativo, estando ya en vías de arreglo los asuntos más graves que estaba encargado de gestionar. Del mismo modo ha contestado satisfactoriamente a las comunicaciones que el Gobierno se creyó en el deber de dirigirle, con motivo de la actitud del Gabinete español en la cuestión, felizmente terminada, con la nación peruana. Siguen en el mismo pie de cordialidad, nuestras relaciones con el Gobierno de S. M. el Rey de Italia, cumpliéndose en todos sus partes los arreglos celebrados entre ambos gobiernos, sobre los reclamos italianos de antigua data, nada ha ocurrido que altere la armonía entre ambos países y gobiernos. El caballero Ulises Barbolani, Ministro de S. M. el Rey de Italia en el Río de la Plata, se ha hecho expectable con sus buenos oficios para la terminación de la guerra en la República vecina. Tanto sobre los diversos puntos de que os instruye el Gobierno en el Departamento de Relaciones Exteriores como sobre otros en relación con nuestra política exterior, hallareis otros conocimientos mas detallados en la memoria que os presentará el Ministro respectivo.
INTERIOR
Las provincias de la República, gozando de los beneficios de la paz a la sombra de las instituciones liberales que nos rigen, han alcanzado un grado de prosperidad y adelanto que sorprendería a todo aquel que no conociese los inmensos elementos de riqueza que en sí encierran, y que han comenzado a explotarse a medida que consolidándose la paz, ofrecía garantías de seguridad a los capitales que en ellos se invertían. La injusta guerra a que tiene que hacer frente el país, paralizará a algún tanto este creciente progreso, desde que hay que arrancar al comercio y a la industria algunos millares de brazos; pero el Gobierno confía que este mal será de corta duración. Es notable y digna del pueblo argentino, la espontaneidad y abnegación con que responden al llamado de la autoridad nacional, los gobiernos y las provincias en masa, a medida que van teniendo conocimiento de la injuria hecha al honor nacional por el gobierno paraguayo. Notorio es el patriotismo con que han puesto a su disposición para esta guerra todos los elementos de que han podido disponer sin limitación alguna los gobiernos de las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe y Corrientes, que como mas inmediatas a la residencia de la autoridad nacional, han sido las primeras en ocurrir a la formación del ejercito de operaciones. El Gobierno abriga la seguridad de que igual patriótico proceder observaran todas las demás provincias; pero cumple el deber de recomendar desde luego a la consideraron del país de V. H. a los gobiernos y provincias que deja mencionados. Una que otra conmoción local se ha experimentado en algunos pueblos de provincia, que no han alcanzado a perturbar el orden ni la paz que en ellos reinaba. Sucesos desgraciados que tuvieron últimamente lugar en la provincia de Córdoba, y que colocaron a su gobierno en una posición excepcional lo indujeron a solicitar la intervención nacional. El Gobierno accedió a esta demanda, comisionando al efecto al Ministro del Interior, a fin de que ejercitase allí la acción pacífica y constitucional que corresponde a la autoridad nacional en tales casos. La guerra en que entra la República, no paralizará las grandes obras que se realizan en todos los pueblos argentinos, y que tienen por objeto mejorar las vías de comunicación existentes entre los pueblos, crear aquellas nuevas que han de dar mayor ensanche a su comercio creciente, colocar puentes en los ríos y pasos que lo reclaman, establecer la navegación a vapor en todas las vías fluviales de la República, y dar todo el ensanche; seguridad y frecuencia posible a la correspondencia epistolar entre los pueblos. Mucho de esto se ha llevado a ejecución ya, y mucho está próximo a emprenderse. La Memoria del Ministro del Interior contiene detalles sobre estos puntos, hacia los que el Gobierno llama vuestra atención. El ferrocarril Central Argentino, así como los diversos que en la provincia de Buenos Aires están en construcción, continúan avanzando con rapidez en sus trabajos, habiéndose firmado ya el contrato para la construcción de otro ferrocarril entre el pueblo de Entre Ríos, la Concordia y el de Mercedes, de Corrientes; y próximo a realizarse se proyectan en otros pueblos del Entre Ríos.
HACIENDA
Las rentas ordinarias recaudadas en toda la República en 1864, han aumentado en una crecida suma a pesar de la perturbación producida en la importación por la reforma de la ley de aduana. Con su producto y el del empréstito contraído por el gobierno, se han pagado todos los gastos ordinarios de la administración, y la fuerte deuda exigible que pasó de 1863 al 64 causada por los gastos hechos en la pacificación de la República. Como el reembolso de este empréstito esta previsto en la ley del presupuesto vigente, ese gasto viene a ser ordinario y será satisfecho con las entradas ordinarias. Aunque en el presupuesto de este año aparece un excedente en los gastos, la operación hecha con el Banco de la Provincia entregando fondos públicos por los dos millones mensuales destinados a la amortización del papel moneda, disminuye esa partida, quedando así equilibrado el presupuesto, resultado que infaliblemente se hubiera obtenido si la República hubiese continuado en paz. A pesar de los gastos extraordinarios que demanda la guerra que ha promovido a la República el Gobernante del Paraguay, el Gobierno tiene en vista operaciones que permitirán satisfacer sin gran alteración en el presupuestos, las obligaciones ordinarias y las extraordinarias que la guerra ocasione. El Congreso será impuesto de sus vistas en la materia al pedírsele el crédito necesario para los gastos que la guerra demanda. El Gobierno ha satisfecho con religiosidad todos sus compromisos, y tiene seguridad de poderlos cumplir en adelante, en lo que está vivamente interesado para consolidar su crédito tan robustecido ya por la puntualidad con que los ha satisfecha hasta aquí. Las cuentas de inversión serán presentadas al Congreso en los primeros días de las sesiones.
JUSTICIA CULTO E INSTRUCCION PUBLICA
Los tribunales de justicia creados por la Constitución y las leyes del Congreso, funcionan con regularidad en toda la República, salvados como fueron todos los inconvenientes que ofrecían su instalación y buena marcha. Actualmente, abogados idóneos y de reconocida competencia en la materia, se ocupan en la redacción de los códigos civil y penal, que deben regir en la República. En el ramo del Culto, la administración general del país ha contribuido en la esfera de su posibilidad a su esplendor, atendiendo a la vez a las necesidades que se experimentaban, creando un Seminario Conciliar en la Diócesis de Buenos Aires, subvencionando varias obras de templos en diversos pueblos de la República, y proveyendo a otros objetos tendientes a la dignidad de la iglesia argentina, según lo observareis por la memoria del Ministro del ramo. La instrucción pública en todas las provincias, costeada por el Gobierno Nacional, crece de una manera satisfactoria. En esta materia la autoridad general ha sido tan pródiga cuanto se lo han permitido los recursos con que ha contado, porque tiene la seguridad de que los caudales que se destinan para la enseñanza del pueblo, han de ser fecundos en grandes bienes para el porvenir de la patria. Además de la subvención mensual acordada a los gobiernos de las provincias para emplearlos en la enseñanza y de otros gastos realizados en la compra de libros de instrucción y útiles para escuelas primarias, que han sido distribuidos en las mismas provincias, se han agregado en este año cinco colegios nacionales, dividiendo entre todos los gobiernos las becas costeadas por el tesoro nacional. Se ha mejorado el colegio existente en la capital, aumentando su local, por requerirlo así el aumento de alumnos; y se ha encargado una comisión de ciudadanos competentes, la formación de un plan general de instrucción universitaria.
GUERRA Y MARINA
Reducido el ejército a las proporciones que demandaba el estado de paz en que se hallaba la República, habiendo además sufrido muchos de los cuerpos considerables bajas por haber cumplido su término enganche parte de los soldados, el Gobierno ha atendido no obstante a remediar este vacío, según le era posible, llamando al servicio alguna Guardia Nacional, para cubrir los puntos de la frontera guarnecidos. Las invasiones de indios realizadas en los meses pasados, en varios puntos de la provincia de Córdoba, indujeron al Gobierno a comisionar al General D. Emilio Mitre, para que trasladándose a los mismos puntos invadidos y recorriendo toda la frontera hasta la provincia de Mendoza, propusiese las medidas eficaces para remediar el mal, y aun adoptar aquellas más urgentes e indispensables para garantir las vidas y las propiedades expuestas a la rapacidad de indios salvajes. Cumplió aquel General satisfactoriamente su cometido, perfeccionando la línea de fronteras, colocando nuevas fuerzas en los puntos débiles de ella; habiendo encontrado decidida cooperación de parte de los gobiernos de provincia, a quienes ocurrió en solicitud del número de Guardias Nacionales necesario para que este servicio, obteniéndose así mayor seguridad en dicha frontera. Al mismo tiempo, se preparaba una expedición combinada, que a las órdenes del mismo General debía operar en el desierto por diversos puntos. Apercibidos los indios del peligro que corrían, se apresuraron a solicitar la paz, sometiéndose a condiciones convenientes. El Gobierno acaba de ordenar se concluya sin demora el arreglo. La guerra injustificable que ha promovido a la República de Gobierno paraguayo, colocó a la autoridad nacional en el deber de dictar las medidas bélicas que la situación requiere, reconcentrando el ejército de línea, aumentando en su personal los cuerpos que se compone, disponiendo la formación inmediata de otros, y llamando al servicio a la Guardia Nacional de la República. Como más inmediata a la provincia alevosamente invadida por fuerzas paraguayas, el Gobierno dispuso se pusiera sobre las armas una fuerte columna de Guardia Nacional de caballería en Entre Ríos, encargando su formación y comando en jefe, al Capitán General D. Justo José de Urquiza. El Gobierno lleva un acto de justicia recomendando a la consideración del Congreso y del país, la actividad con que este general argentino verificó la reunión de aquella fuerza superior en número a la que se había señalado, y que con entusiasmo patriótico está ya pronta a marchar al combate y a la victoria. La provincia de Buenos Aires fue fiel a sus antecedentes gloriosos, y generosa hasta el sacrificio con la sangre de sus hijos, cuando se trata de salvar el honor y la dignidad de la patria, respondió desde el primer momento al llamado del Gobierno Nacional. Santa Fe con su Gobierno a la cabeza, cumple también con entusiasta decisión las órdenes que se le han impartido, y apresta los batallones que deben formar en las filas del ejército de operaciones. Por lo que respecta a las demás provincias, el Gobierno tiene la seguridad de que darán en las presentes circunstancias nobles ejemplos de patriotismo y abnegación, apenas tengan noticia del insólito atentado del Gobernante del Paraguay, y órdenes que con tal motivo se le han impartido.
Para armar el ejército en el respetable número de que ha de formarse, el parque nacional no estaba preparado, bastando sus existencias para atender a las necesidades relativas al estado de paz. Sin embargo, con actividad recomendable se emprendieron los trabajos que requería la nueva situación, y no sólo se ha atendido al armamento de las que están ya en pie, sino que está pronto para hacer frente a todas las demás necesidades que ocurran, y en pocos días más lo estará también para llenar las que puedan experimentarse durante la campaña. En igual estado se encuentra la Comisaría General de Guerra y Marina, que auxiliada de una comisión inspectora, compuesta de ciudadanos honrados y patriotas, preside a todas las exigencias de aquella repartición. Como en la serie de medidas adoptadas por el Gobierno, hay algunas que carecen de la autorización del Congreso, os serán éstas sometidas sin pérdida de tiempo. La Marina de Guerra Nacional, disminuida en dos de sus buques por la alevosía con que fueron tomados por el Gobierno paraguayo, bastará para llenar las necesidades del servicio, hoy que la circunstancia de hallarse aquél en guerra con el Imperio del Brasil, que tiene el dominio de las aguas, hace innecesario el sacrificio que tendría que hacer el país en la adquisición de otros buques.
Urgido por la preferentes atenciones de la guerra que absorben todos los momentos del Gobierno, que ha tenido y tiene que proveer a todo en una lucha inesperada a que no estaba preparado, y la que tampoco podía prepararse sin graves males de otro género para el país, el Gobierno deja cumplido el deber que la Constitución la impone, dándoos cuenta en breves términos de la actualidad de la República, tan lisonjera y próspera hasta el momento en que el mal aconsejado gabinete paraguayo, nos detiene en el camino, provocándonos con altanera osadía a la guerra, a la que contestaremos con la guerra.
El Gobierno y el país que nada han hecho de su parte para crear la situación, la aceptan con ánimo sereno, y fuertes en la justicia de su causa y en su buen derecho, esperan confiados que el Todopoderoso dará la victoria a la que van a combatir por la libertad y el derecho. Llamados como estáis a velar por los destinos de la patria, el Gobierno se felicita de encontraros reunidos en los momentos en que más necesita de vuestros consejos y cooperación.
Buenos Aires, Mayo 1° de 1865.
BARTOLOME MITRE
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