diciembre 03, 2010

Mensaje del Gobernador de Buenos Aires, Juan José Viamonte, al abrir las sesiones de la Legislatura de su provincia (1834)

MENSAJE
DEL
GOBERNADOR
Juan José Viamonte
AL ABRIR LAS SESIONES DE LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
EL 7 MAYO DE 1834

SEÑORES REPRESENTANTES:
El Gobierno se congratula de veros reunidos pacíficamente para empezar de nuevo las importantes tareas reservadas a la duodécima Legislatura. Entre tanto os dignareis instruiros del estado de los negocios de la provincia y de los trabajos de la administración.
Nuestras relaciones con las naciones amigas se mantienen inalterables. El gobierno ha manifestado al de los Estados Unidos de la América del Norte las razones que han obligado a postergar la misión anunciada con el fin de allanar las dificultades suscitadas por la conducta del comandante de la corbeta "Lexington" en las islas Malvinas, expresándole al mismo tiempo nuestra disposición a admitir un cónsul que había dejado de residir desde el regreso del último enviado de aquella nación.
Al mismo tiempo es sensible al gobierno anunciaros que la protesta dirigida por el ministro argentino en la corte de Londres sobre la ocupación violenta de aquellas islas por fuerzas inglesas, no ha sido contestada satisfactoriamente, pero el gobierno, confiado en la ilustración y justicia del gabinete británico, no menos que en la claridad de los derechos de esta República, no desiste de su empeño.
El gobierno, invitado a una convención preliminar de amistad y comercio con la nación francesa, se prepara a celebrarla, persuadido de las ventajas de estrechar sus relaciones con una nación ilustrada y poderosa. Este negocio será presentado oportunamente a vuestra consideración.
Se han acordado, con el Estado Oriental del Uruguay, medidas de precaución contra la calamidad epidémica que aflige la Europa; y están pendientes acuerdos para el establecimiento de la luz flotante sobre la cabeza del Banco Inglés, y el balizamiento de los bancos del Uruguay. Es de esperar que estos proyectos de mutua conveniencia tengan un feliz resultado y que, sin atacar ningún derecho, quede libre, segura y sin trabas la navegación del río. No ha sido menos solícito el gobierno en reclamar al Estado Oriental acerca de varias disposiciones relativas al registro de buques argentinos que navegan los ríos interiores, y de otras que afectando el uso de las propiedades públicas y privadas, situadas en el territorio de aquella república; y aunque no puede lisonjearse de haber recabado aún la debida consideración, no desespera de obtenerla, fundadas como están tales reclamaciones en principios inmutables de justicia.
Las comunicaciones que se reciben de las diferentes repúblicas de nuestro continente, manifiestan su conformidad con la política y con los sentimientos fraternales que animaron a este gobierno al anunciarles el proyecto concebido en los últimos días del Rey Fernando de España, para monarquizar sus antiguas colonias. Esta simpatía y buena inteligencia compensan el sinsabor que debió causar la impresión siniestra que este negocio produjo en el gobierno de la República Oriental del Uruguay. Este ha tenido después una nueva prueba de la lealtad de nuestra conducta al observar el empeño con que se procuraron destruir los proyectos de algunos emigrados que abusaron del asilo en nuestro territorio para turbar la paz de su patria. Si el Gobierno no tuvo la fortuna de sofocarlos del todo, y de que sus esfuerzos fuesen justamente apreciados, se congratula cordialmente de que la anarquía haya sido contenida en sus primeros avances, prevaleciendo felizmente el orden constitucional.
Con las provincias de la Confederación se conserva la mejor inteligencia, y en todas se anuncia el deseo de perfeccionar su organización interior. El Gobierno de Corrientes ha anunciado ser innecesario ya el socorro de las fuerzas navales que había reclamado, y estaban a punto de zarpar. Las seguridades que tiene aquella provincia de no ser inquietada, y los sentimientos de amistad y gratitud que manifiesta por nuestros esfuerzos en su auxilio, deben seros justamente satisfactorios.
Por lo que hace a nuestra situación interior, la provincia goza de quietud, pero siente la necesidad de que ella sea apoyada, no en circunstancias afortunadas, sino en poder constante de la ley, que proteja y subordine vigorosamente los intereses de todos. La sanción de una Carta Constitucional ha sido considerada como el medio más pronto de llegar a aquel término y de acelerar la época deseada de restituir a la patria y a sus familias los ciudadanos que sufren lejos de ella por sucesos políticos.
Una reforma en la ley de elecciones es reclamada asimismo por la convicción íntima de todos los ciudadanos. Vosotros proveeréis sin duda a estas grandes necesidades, sin que os detengan consideraciones inferiores a vuestra misión augusta. Acontecimientos recientes deben advertiros, señores, de que la libertad de la prensa necesita ser protegida eficazmente contra la licencia que la tiraniza.
Entre tanto, señores, se han adoptado reformas en la Universidad, que serán importantes a la educación clásica de la juventud. La Biblioteca ha sido reorganizada. Las escuelas primarias atendidas con un esmero indeficiente. La Sociedad de Beneficencia aumenta cada día sus preciosos títulos a la gratitud pública. La Sociedad Filantrópica, encargada recientemente de los hospitales y cárceles, promete ya los frutos inestimables que produce el espíritu de caridad donde quiera que aparece.
El culto es servido con el acostumbrado esplendor, y la provisión de la Silla Episcopal, vacante por tan largos años, ha sido un suceso memorable para esta Iglesia. Todo persuade que nuestras relaciones con la Santa Sede quedarán satisfactoriamente establecidas.
El establecimiento de Serenos, la organización de la Guardia de Vigilantes y otros trabajos útiles, acreditan la actividad del Departamento de Policía. Los caminos son un objeto de atención especial y los ciudadanos que los dirigen e inspeccionan, son dignos de la benevolencia pública, por el celo, desinterés e inteligencia con que se dedican a este servicio importantísimo. Sin embargo, el Gobierno ha sentido la necesidad de organizar cuanto antes la autoridad municipal.
Pagadas completamente y despedidas a sus hogares las fuerzas voluntarias, reunidas extraordinariamente con motivo de las turbas del mes de Octubre, quedaron destinados a remontar la guarnición los que quisieron continuar en servició espontáneamente.
Se ha principiado la reorganización de las milicias de infantería, cuyo enrolamiento y servicio se perfeccionará, consultados todos los intereses.
La fuerza de caballería de línea ha sido aumentada con la creación de un escuadrón de carabineros y de una compañía destinada a la escolta del Gobierno.
La guarnición de frontera está detallada del modo más proporcionada a la seguridad de cada uno de los puntos de la línea, y con una economía muy considerable del erario.
El Regimiento de Auxiliares de los Andes ha sido pagado de remate e incorporado al ejército después de una larga campaña, eh que se ha distinguido por su valor y constancia.
El ejército expedicionario ha sido licenciado y pagado completamente, legando a la provincia recuerdos gloriosos de su bizarría y de su patriotismo.
Nada más digno de fijar la atención de los señores Representantes que el inmenso servicio que acaba de prestar ese bravo ejército y el distinguido General a cuya dirección fue confiado.
Por el Departamento de Marina se han efectuado trabajos importantes y se preparan otros.
Queda establecida una luz en la rada exterior, y se ha publicado el plano y derrotero conveniente para el uso de los navegantes.
Una comisión científica se ocupa actualmente de demarcar los puntos en que deben situarse otras luces en los principales bancos y restingas de la costa, que disminuirán los peligros de la navegación del Río de la Plata.
Se ha provisto al balizamiento de este puerto y al de la Ensenada de Barragán, después de ratificado el último plano de éste por nuevas operaciones hidrográficas.
Para moralizar la maestranza, se han dictado providencias, cuyos efectos han sido de suma importancia al comercio de cabotaje y a los trabajos del arsenal.
Se ha completado también el Reglamento de Prácticos Lemanes, quedando removidas las dificultades que han dado origen a cuestiones embarazosas y trascendentales.
La hacienda pública sufre el peso acumulado por tantos años de desgracias y sacrificios. No se ha omitido alguno por llenar exactamente las obligaciones de la tesorería.
Pero el servicio carece aún de aquella regularidad que la conveniencia y la justicia exigen.
Esta parte de la administración reclama, señores, todo vuestro celo, y no puede demorarse por más tiempo la adopción de medidas radicales, igualmente justas a los acreedores nacionales y a los extranjeros.
Estos empiezan a repetir sus reclamos después de un prolongado silencio y no es dado desoírlos por más tiempo, sin mengua del honor y sin ruina de nuestro crédito.
Se han hecho ya considerables economías en los gastos ordinarios, pero pueden hacerse mucho mayores aún.
Las rentas pueden mejorarse, el crédito puede convalecer y robustecerse, la industria reanimarse y prosperar, si la patria cuenta con el concurso de todas las influencias para fundar una autoridad fuerte parla ley, que no sea forzada a detenerse delante de consideraciones subalternas o de exigencias vulgares.
Por fin, señores, al comparar el estado actual de nuestros negocios con el que tenían el día 4 de Noviembre del año último, no encontrareis ciertamente motivo de desaliento.
Si el Gobierno, lanzado de improviso en medio de una sociedad profundamente conmovida, ha podido mantenerse fiel a sus compromisos. y sostener una marcha legal, lo debe a los elementos del orden constitucional que son: justicia e igualdad, pública y honradamente ejercida con todos los ciudadanos.
Por la fuerza de aquéllos solamente ha podido vencer las dificultades que se le han multiplicado en su carrera, y ocurrir a urgentes e imprevistas necesidades.
La administración habría querido hacer más y haber puesto un término natural a sus trabajos con la promulgación de la Carta Constitucional de la provincia que se comprometió a dar la última Legislatura.
Pero, cuando causas invencibles por una parte, han estorbado el cumplimiento de aquella promesa y por otra consideraciones inseparables de la dignidad de la Magistratura Suprema están señalando al Gobierno el momento en que debe cesar, para que podáis elegir en paz al ciudadano que haya de sucederle, os anuncia que está resuelto a llamar luego vuestra atención sobre este importante objeto.
Por lo demás, al Gobierno le asiste la confianza de que los seña-res Representantes reconociendo la verdadera opinión pública, la situación de la provincia y la de las otras de la Confederación, se persuadirán de que en ningún tiempo, desde la época de nuestra revolución, el pueblo ha necesitado de más elevación en las ideas, de más virtud, unión y patriotismo en sus comitentes, ni de mayor religiosidad en el desempeño de sus funciones.
Buenos Aires, Mayo 7 de 1834.
JUAN JOSE VIAMONTE

1 comentario:

  1. Muy lindo artículo. Al parecer fue una gran persona el General Juan José Viamonte. Espero que sigan asi. saludos!

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