diciembre 03, 2010

Mensaje del Gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, al abrir las sesiones de la Legislatura de su provincia (1840)

MENSAJE
DEL
GOBERNADOR
Juan Manuel de Rosas
AL ABRIR LAS SESIONES DE LA LEGISLATURA DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
EL 27 DE DICIEMBRE DE 1839

¡Viva la Federación!

El Poder Ejecutivo.
Buenos Aires, Diciembre 27 de 1839
Año 30 de la Libertad, 24 de la Independencia
y 10 de la Confederación Argentina.
A la Honorable Representación de la Provincia
SEÑORES REPRESENTANTES:
Os saludo en tan fausto día, penetrado de consoladoras emociones. Reconozco con ferviente gratitud la protección divina que ha enaltecido gloriosas esperanzas de la confederación, y de la América. La injusticia pudiera haber enrojecido en sangre los pueblos, y avasallado su libertad, si el Omnipotente no os hubiese guiado por la senda brillante del honor. Sobre la destrucción de maleficiosos impulsos se alza esplendorosa y feliz la era representativa, de la provincia. Abriendo sus fastos a la décima séptima legislatura, designa un porvenir de inmensa gloria americana. Alborozado el gobierno descansa a vuestra vista en este libre venturoso recinto, después de una fatigosa carrera. Os felicita por haber impulsado virtuosos una misión salvadora. Y, se complace, con ánimo solazado; y contento en rendiros cuenta de su proceder, y solicitar subordinado vuestro soberano fallo.
DEPARTAMENTO DE RELACIONES EXTERIORES
Las relaciones de la Confederación Argentina con el Gobierno de S. M. el Rey de los Franceses continúan sometidas a la influencia de acontecimientos singulares. La república, siempre modesta, y enérgica, sostiene honrosamente su amistad hacia la Francia con perseverante benevolencia.
Los oficios generosos del Gobierno de la Gran Bretaña, y la noble amistad de su augusta soberana, son dignos de su ilustración, y prominencia política.
La nación británica no ha atenuado su simpatía por la independencia americana. Ha ofrecido a la civilización un ejemplo grato, y consolador. Su prensa ha defendido la causa de la libertad. En la tribuna se ha reconocido la justicia de una resistencia gloriosa para toda la nación soberanamente libre independiente.
Ha sido satisfactorio al Gobierno presentaros la Convención celebrada con el Ministro Plenipotenciario de S. M. B. para la abolición del tráfico de esclavos. Las estipulaciones. a que ha adherido, coinciden con los principios de la legislación argentina vigorizados por una práctica constante, y por el voto universal del mundo civilizado.
El Ministro Argentino Plenipotenciario, enviado a la Corte de Londres, ha sido recibido con benevolencia y honor.
El Gobierno, ni abandonará sus justos derechos al territorio de las islas Malvinas, ni desistirá de reclamarlos ante la lealtad, y justicia del gabinete británico.
Penoso fuera al gobierno recordaros, si no resaltasen por su misma notoriedad, los inusitados medios que los agentes franceses emplearan para adelantar sus agresiones contra la república. Impulsando planes ominosos, han persistido en asestarle redoblados golpes de animosidad inexplicable. Generoso, y amigo del Gobierno de S. M., y de la Francia, ha sostenido la moderación de sus actos, esperando que la razón, y no la fuerza, decidiera la contienda.
El Sr. D. Juan Bautista Nicolson, capitán comandante de las fuerzas navales de los Estados Unidos sobre las costas del Brasil y Río de la Plata, interpuso sus amistosos buenos oficios, presentando, en nombre y por autorización de los agentes franceses, bases para su avenimiento.
El Gobierno, sin dejar de reconocer sus amistosos oficios, no pudo adherir a estipulaciones humillantes. Haberse sometido a acordarlas, merecido habría de la república, y de la América, la justa indignación que concitara el sacrificio de sus más preciosos derechos.
Limitose a presentar proposiciones justas, y decorosas a la Confederación, y a la Francia. Sus agentes las declararon inadmisibles. Os presento, señores representantes, la correspondencia oficial sobre este importante episodio.
Fue muy grato al Gobierno recibir, con la distinción correspondiente a las buenas relaciones de amistad con S. M. el Rey de Cerdeña, a S. A. el Príncipe de Cariñano, que viajaba en carácter privado.
Las reclamaciones del Gobierno a S. M. el Rey de Holanda, por la captura del buque de guerra argentino, "Gobernador Dorrego", aun no han sido satisfechas. Las reproducirá hasta obtener de la rectitud de aquel Soberano la libertad de los oficiales injustamente encadenados en la fortaleza de Paranaiba.
Las repúblicas del continente han simpatizado noblemente con la causa americana que sostiene la Confederación Argentina. En sus tribunas, y por la prensa brilla un sentimiento enérgico de honor, y libertad. Simultáneamente se pronuncian por el acuerdo que establezca las bases del derecho público del nuevo mundo y fije sus verdaderos intereses. Se han recibido ya de algunos de sus gobiernos comunicaciones concernientes a tan importante objeto, que asegurar debe la libertad, y dignidad de la América.
El Enviado Extraordinario, Ministro Plenipotenciario a los Estados Unidos, ha sido recibido con benévola amistad.
S. M. el Emperador del Brasil confirió otro destino a su Encargado de Negocios en este país.
Se ha reconocido, y ha entrado al ejercicio de sus altas funciones, el Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de S. M. I. Altamente grata ha sido al Gobierno esta demostración, que contribuye a vigorizar las relaciones de sincera amistad que ligan al Imperio y la República.
El Gobierno confía que el Gabinete del Brasil comprenderá con acierto la política pérfida de un aventurero ominoso a los Estados Americanos, como lo fuera a la libertad de su patria. En completa transparencia el cabecilla de la anarquía, desligado de la sociedad americana, y cargada su cabeza del vigoroso anatema del continente, apenas merecer debe el desprecio de los mismos agentes que asalariaran su portentosa infamia.
El Gobierno fervientemente desea la paz y prosperidad del Imperio. Anhela por un acuerdo satisfactorio, que garantiendo la estabilidad del orden interno en los tres Estados, consolide su independencia y dignidad.
El desertor americano, que alzose en la República Oriental por la rebelión, osó declarar guerra a nuestra Confederación, y fascinado por un efímero triunfo, la amagó con una invasión sobre su territorio. La República le opuso una victoriosa realidad. Un ejército argentino y oriental, brioso y heroico, ha penetrado triunfante, ardorosamente aclamado, a sostener con el honor de la Confederación, la causa en que se envuelve la dignidad e independencia de ambos Estados; la del Imperio del Brasil; y la del Continente Americano: El esclarecido jefe que lo manda, dirige contra el amilanado tirano y sus esclavos, el victorioso poderío de los guerreros de la libertad. La nación Oriental, que no pudiera suscribir a tan irritante tiranía, levántase erguida y valiente contra sus aborrecidos opresores. El envilecido caudillo apenas ejercer puede su maléfico poder en el recinto de las trincheras, donde ha encerrado su medrosa infamia. Encaminase a su inevitable ruina.
Entre tanto los agentes franceses han guarnecido la ciudad de Montevideo con las tripulaciones de su marina, y han puesto las armas en manos de los franceses, residentes y transeúntes, con inmenso perjuicio de los verdaderos intereses y dignidad de su nación.
El Presidente del Estado Oriental del Uruguay, con el séquito de distinguidos orientales, y al frente de una división, partió de esta ciudad, y arribó prósperamente sobre las costas del Uruguay. El pueblo de Buenos Aires, constante amigo de la virtud y de la gloria, rodeó de esplendida pompa la marcha triunfante de tan leal esclarecido americano. Complacióse el Gobierno en tributarle altas y merecidas consideraciones. El ilustre huésped ha dejado los más honrosos penetrantes recuerdos: Congratulaos, señores representantes, de contemplarlo hoy en el campo del honor, donde brillará siempre con fama, combatiendo contra los enemigos de la libertad americana.
La fortuna ha coronado los generosos y magnánimos esfuerzos de nuestro leal amigo, del Gobierno de Chile y de la heroica nación chilena. Hundiose para siempre el ominoso poder que luciera en el Perú y Bolivia con asolante fulgor. La América; alzando hasta el cielo sus aplausos, saludó la espléndida victoria de Yungay. Las armas de Chile; en unión a los valientes peruanos, desalojando al General Santa: Cruz de las escarpadas breñas, en que pugnara obstinado por encadenar a su fantástico poder la libertad de los pueblos; ha consumado su misión libertadora y gloriosa. El Gobierno de Chile; tan denodado al arrostrar la tiranía del pérfido enemigo del Continente, cuanto moderado en la victoria, presentose rodeado de lauros inmortales y aplaudido por la resonante voz de la América.
La Confederación Argentina sintió todas las emociones de un inmenso júbilo por tan esplendoroso triunfo. Una nación entusiasta y un corazón americano, festejó regocijada y contenta, la inmortal gloria de sus "hermanos. El Gobierno, reconociendo en la benévola protección del Omnipotente el origen supremo de tanta libertad y tanta gloria, le tributó su más ferviente gratitud. Acordó en tan fausta celebridad una amnistía a aquellos emigrados argentinos, que en su exilio del hogar patrio, no olvidaron su origen americano.
El Gobierno de Chile, considerando terminada la misión de su Encargado de Negocios en ésta, se sirvió retirarlo.
La república hermana de Bolivia levantose a su gloriosa libertad, y fulminando un vigoroso anatema nacional, salvose del tirano que la oprimía. Libre de tan desoladora dominación, ofreció su Gobierno a la Confederación Argentina sinceros y ardorosos votos por una íntima amistad. Ha acreditado positiva benevolencia y deseo de estrechar las relaciones amistosas de confraternidad. Demostrando noblemente sus principios elevados en sostén de la causa americana, ha comprobado positivas y duraderas simpatías que entrelázanse a los recuerdos de peligros y de glorias comunes a arribas Repúblicas en la guerra de su independencia y libertad. Ha restituido a la Confederación los curatos de la Puna. Este es uno de los actos de justicia que recomienda al gobierno boliviano. El de la Confederación le ha correspondido con íntima amistad y ha nombrado a un distinguido argentino su Ministro Plenipotenciario Extraordinario cerca de aquél. Nuevos importantes acuerdos en las instrucciones han demorado su salida. Concluidos ya, pronto marchará a su destino.
El Perú, sobre el que tanta pesada había la espada de un aventurero de fortuna; ha restaurado con honor su independencia y libertad. Los pueblos que gimieron tiranizados, pudieron al fin terminar sus prolongados padecimientos, realizando un movimiento nacional, afortunado y glorioso. Aquel gobierno, desde el momento de su instalación, manifestó sus vehementes deseos de estrechar nuestras amistosas relaciones. Los ha correspondido el de la Confederación con la más franca y benévola amistad; y ha nombrado su Ministro Plenipotenciario cerca del gobierno peruano a un argentino ilustre, digno hijo fiel de la Independencia americana.
INTERIOR
Los gobiernos y pueblos de la Confederación Argentina, con pequeñas excepciones, sostienen con entusiasmo y perseverancia los sagrados derechos de la República. Prontos están a secundar a la autoridad, encargada de los negocios generales.
Han aplaudido con júbilo la estrepitosa ruina del fatal usurpador del Perú y tirano de Bolivia. Su decisión heroica, constantes sacrificios y valeroso denuedo, en combatir al alevoso enemigo de la Confederación, brillarán l un honor en los anales de la libertad.
La provincia de Corrientes, sorprendida por unitarios salvajes desertores de la causa santa de la América, y avasallada al terror de un ejército seducido y engañado, fue el teatro de una sangrienta lucha. La historia es ya dueña de la espléndida victoria de Pago Largo, que orlando de gloria a un argentino ilustre y al valiente ejército de su mando, castigó la iniquidad y abatió la perfidia. Los pueblos de la Confederación celebraron con entusiasmo este triunfo inmortal, y el Gobierno acordó a los vencedores premios dignos de la gratitud nacional.
La provincia de Santa Fe ha confiado su dirección a un magistrado digno hijo de la libertad, leal y valiente. Comanda un ejército valeroso, que ha descargado ya el poderío de sus lanzas victoriosas sobre los salvajes unitarios.
La provincia de Entre Ríos es digna del acendrado aprecio de las demás que forman la Confederación. Su gobernador, ilustre restaurador del sosiego público, se ha colmado de gloria. Brilla su nombre entre los héroes de la libertad americana.
El distinguido general, gobernador de la provincia de Córdoba, saliendo al encuentro a los salvajes unitarios, que fueron lanzados por un intrigante feroz sobre aquella provincia, obtuvo un glorioso triunfo. Los cabecillas sufrieron el fatal destino a que los condenó la ley.
El benemérito brigadier general gobernador de Santiago y su recomendable ministro, han cumplido dignamente sus deberes en la fiel observancia del tratado en que reposa la Confederación, entregando a la acción de la justicia al salvaje unitario reo de lesa nación, Domingo Cullen. La impunidad de los crímenes de alta traición e infidelidad a la República, de aquel advenedizo feroz, hubiera entregado los pueblos a una nueva desoladora calamidad. El Gobierno llenó un imperioso deber, ordenando la ejecución del traidor.
La justicia de la Nación y los principios conservadores de la sociedad, exigiendo el castigo de un crimen feroz, que arrebatara a la Confederación uno de sus leales esclarecidos hijos, ha impuesto al Gobierno el deber de reclamar los asesinos del brigadier don Alejandro Heredia. No omitirá paso alguno para ponerlos bajo el imperio de la justicia nacional. Entre tanto acordó honores especiales a la memoria de aquel benemérito general, y dispensó una merecida protección a su viuda e hijo. Señaló a la primera una pensión y al segundo un grado en el ejército.
Instruido de las letras patentes que le ha remitido el gobierno de San Juan, y de las que le ha presentado el obispo electo para la iglesia de San Juan de Cuyo, ha expedido el exequátur. No ha descuidado al concederlo, las precauciones que exige un asunto delicado, en que se interesan la dignidad de la República, la quietud de los pueblos y el mejor servicio de la religión santa del Estado.
Os he ofrecido, Honorables Representantes, el cuadro fiel de nuestras relaciones con los Estados amigos y provincias hermanas de la Confederación. El gobierno confía en que la visible protección del cielo continuará impulsando la causa de la libertad, y que los enemigos de la Confederación registrarán solo una triste nombradía en la historia de los desaciertos que perturban la paz del mundo.
La provincia de Buenos Aires ha ennoblecido su denuedo por una heroica constancia. Animosa y leal a la libertad americana, ofrece para sostenerla su fama, sus tesoros y la sangre de sus hijos. Ha correspondido dignamente a las esperanzas de la Confederación. Alzada en armas y reproduciendo el santo juramento de los libres, ha opuesto un poder incontrastable a los redoblados golpes de la justicia. Con ardor americano interpone su denuedo para demostrar ante el mundo que la sinrazón sostenida, ninguna influencia puede ejercer sobre los derechos que conquistará en una lucha gloriosa y feliz.
El salvaje bando unitario desertor de la América ha apurado sus crímenes. Envilecido y sacrílego, sorprendido con el puñal en la mano, han espiado sus crímenes los bárbaros agentes de su inaudita ferocidad: Alzando con pervertido encono el emblema ominoso de la rebelión, perpetrado ha la más cruel infidencia. Por un vergonzoso desacuerdo invocara fementido la libertad, cuando erigiérase en menguado instrumento de servidumbre y baldón. La maldición tremenda de toda la provincia hirióle al punto. Humillado y abatido consiguió sólo legar a la historia un episodio de ignominia y horror.
El ardoroso entusiasmo de la provincia ha competido con sus espléndidas demostraciones de gratitud al Omnipotente, por haber salvado su libertad.
Aunque privada del comercio exterior, nútrese de sus preciosos recursos. Levanta enérgica su frente, oponiendo humilde pero dignamente su decisión y perseverancia a una continuada injusticia.
La Administración de Justicia no ha recibido aun las mejoras de una reforma saludable. Los sucesos de una época turbulenta, afluyendo a reclamar la más preferente atención, han alejado el venturoso día en que la legislación patria pueda ofrecer una sólida y acabada garantía a la libertad y a los derechos civiles.
El tribunal que erigisteis, para conocer de los recursos de nulidad e injusticia notoria contra los tribunales de última instancia, se halla en el ejercicio de sus importantes tareas. El Gobierno se complace en considerar llenada, en este punto vital, la indicación que os presentó en 1837, y os rinde su más encarecida gratitud.
Los Tribunales de Justicia, el Departamento General de Policía, el Tribunal de Comercio, la Defensoría General, los Juzgados de Paz en la ciudad y campaña, los de Mercados, la Sociedad de Beneficencia, la Universidad, la Academia de Jurisprudencia, la Inspección General de Escuelas, la Administración de la Biblioteca, el Departamento Topográfico, el de Serenos, la Administración de Correos, la Comisión Administradora del Hospital General de Hombres, la Administración del de Mujeres y la de Vacuna, desempeñan satisfactoriamente sus deberes, y sus magistrados, presidentes, directores y funcionarios públicos son dignos de vuestro aprecio, del Gobierno y de sus conciudadanos.
En la Universidad y en la Academia de Jurisprudencia, habría establecido el Gobierno una reforma útil y necesaria, si no se lo hubieran impedido supremas exigencias.
La singular disminución de los delitos en la ciudad y campaña, ofrece un lucido comprobante de cultura social.
El Gobierno ha dispensado su protección a la importante obra de la "Recopilación de las Leyes y Decretos Patrios". Su autor es digno de un merecido recuerdo.
Tiene el Gobierno la satisfacción de presentar a los señores Representantes la importante “Colección de Documentos Históricos de las Provincias del Río de La Plata", reunida y arreglada con interesantes observaciones, por un recomendable literato.
La voz meliflua de una religión de consuelos y de esperanzas, se difunde por nuestra campaña, llevada por celosos propagadores de sus encumbrados beneficios. Los habitantes de ella han acorrido presurosos con respeto y veneración. Frutos preciosos han surgido para el orden social de estas misiones evangélicas. La Santa Casa de Ejercicios vigoriza la Influencia de este triunfo de la caridad cristiana sobre los vicios y desordenadas pasiones.
Oportunamente proveerá el Gobierno las vacantes de algunos dignatarios del senado y del clero. El culto resalta por su esplendor y dignidad.
Os rindo mi más íntima gratitud por los merecidos premios que habéis acordado a los empleados civiles con una demostración de honorífica munificencia.
Acordasteis generosos, honorables representantes, una pompa fúnebre a la memoria del autor de mis cansados días, mi muy amado padre. Por tanta distinción y tanto exceso de benevolencia; os tributo mi más vivo encarecido reconocimiento.
En medio de una profunda paz habría establecido el Gobierno las mejoras que tuviera concebidas, pero siente la inmensa satisfacción de presentaros triunfante y gloriosa la libertad de la patria.
Contemplad ahora, señores Representantes, las virtudes, lealtad heroica y marcial denuedo del ejército.
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GUERRA
La contabilidad del ejército sigue organizada con economía, sencillez y claridad.
Los rebajados de los ejércitos restauradores y del desierto, y los licenciados de tiempo cumplido, se han presentado a la defensa de la libertad con ardoroso entusiasmo. Forman por sí un numeroso, valiente y aguerrido ejército.
Se ha practicado un crecido enganche de voluntarios y destinádose al servicio militar los vagos y mal entretenidos. Sobre este plantel se han formado varios escuadrones, que hoy combaten gloriosamente contra los enemigos de la libertad americana.
La milicia activa, inflamada en ardiente patriotismo, se ha presentado a la voz de alarma con valeroso entusiasmo. La pasiva continúa desempeñando en la campaña, con patriótica decisión, el servicio a que está destinada, bajo las órdenes de la autoridad civil.
Los hacendados de la campaña han auxiliado al Gobierno, para las operaciones militares, por porción considerable de caballos, conservándolos en sus campos a disposición de la autoridad. Es recomendable su generoso patriotismo.
El Parque de Artillería ha desempeñado satisfactoriamente su objeto.
Continúa sus labores bajo una activa dirección y severa economía.
La Capitanía del Puerto cumple sus deberes con celo y vigilancia.
¡Señores Representantes! El ejército de la Provincia ha avasallado la fortuna y encadenado la gloria.
El cielo le ha rodeado del brillo de jornadas victoriosas. La patria contempla en él un heroico defensor de su libertad. A honra inmensa tengo el pertenecerle. Me penetro de un patriótico deleite al recomendaros sus glorias y acrisolada fidelidad. Su ardor americano y lealtad sin ejemplo, forman un esclarecido timbre para la Confederación Argentina.
Endurecido a la inclemencia de las estaciones, desprecia los peligros, las fatigas y anhela combates con denuedo marcial, en demanda de los enemigos de la república. Brilla por su disciplina y subordinación. Uno solo de sus valientes virtuosos soldados no se abatiera ante los antagonistas de la libertad americana. En pie y en armas, a la vista del universo, ha reproducido el juramento excelso de los libres. Sumiso a la autoridad y a la ley, les ha rendido el más espléndido homenaje. Denodado y valeroso, ha herido de muerte a los enemigos de la república, cuantas veces intentaron mancillar el territorio argentino.
Las tropas acantonadas sobre la línea de frontera, aguerridas y perseverantes, soportan la dura intemperie de un selvático clima, allanan ásperos dilatados campos y veteranas en la victoria, aseguran la inmensa riqueza rural de la provincia.
Una ligera división surcó triunfante el corazón del desierto, llevando el terror y el escarmiento hasta las más recónditas guaridas del salvaje. Otra venció y acuchilló de muerte a largas distancias, una fuerte división de indios chilenos y ranqueles, que arrojados por el hambre sobre nuestros campos, vinieron a encontrar el exterminio en las victoriosas lanzas de los soldados de la provincia.
Congratulaos, Honorables Representantes, en este cuadro glorioso para la patria, para su historia y fe1icitaos de haber acordado honores y premios a tanta lealtad, virtudes y heroísmo. Por ello os tributo mi más íntimo fervoroso reconocimiento.
Mes es grato ahora pasar a informaros de la Hacienda Pública.
HACIENDA
Tiene una parte distinguida en las glorias de la patria. Ha superado severas dificultades merced a los recursos que votasteis, inflamados en un sentimiento enérgico de honor y libertad. Complaceos, señores Representantes, porque, levantando a una altura gloriosa la causa sacrosanta de la patria, habéis desvanecido siniestros pronósticos y colmado esclarecidas esperanzas. En vosotros reconoce el Gobierno y el público los autores de tanta gloria y rebozando de júbilo, os reitera su más ardorosa gratitud. Se ha pagado la considerable deuda proveniente de las erogaciones en la guerra contra el tirano vencido en Yungay.
La ley de Contribución Directa, aunque mejorada en su ejecución y recaudación, no ha llegado a producir la mitad de la suma que figura en el cálculo de recursos. No puede ser extraño este resultado en el primer año de su ensayo, cuando el Gobierno no ha podido dedicarle su especial atención.
La ley vigente para la extinción del agio, no ha producido todos los bienes que calculasteis al sancionarla con patriótico celo. Preciso es cegar esa fuente de inmortalidad y reprimir con eficacia a los agitadores de tan escandaloso tráfico.
La suma a que asciende el diez por ciento, adjudicado al Gobierno sobre el monto de los billetes en circulación, por la ley sancionada, en 12 de Septiembre, se aplicó y figura en el presupuesto de recursos para 1840. Esta asignación era reclamada por la justicia y exigencia del erario. Vuestra resolución honorable llenó ambos objetos.
La venta de las tierras de propiedad pública proseguía su marcha. Ha cesado, para cumplir la inmortal sanción, por la que habéis acordado merecidos premios al encumbrado heroísmo acrisolada lealtad del ejército y empleados de la provincia.
Las cuentas de 1836, 37 y 38 de la Administración de la Casa de Monedas, se han encomendado al examen de una comisión especial. Las del presente año y en adelante, se examinarán por la Contaduría General; quedando niveladas para lo sucesivo al orden establecido en las demás oficinas de la provincia.
El fondo amortizante del Crédito Público continúa vigorizando su acción. La Junta Administradora publica el estado de esta institución, que ha sido mejorado, acreciendo las garantías. Ha cumplido fielmente el clásico compromiso del pago de la renta y amortización.
Ha pagado con religiosidad el interés de los billetes de Tesorería.
La deuda clasificada que representaba un alto capital, ha disminuido con rapidez.
La particular exigible hállase considerablemente reducida.
La Caja de Depósitos signe correspondiendo a los objetos de su institución. El estado general respectivo que os presento, instruye de su movimiento anual.
El año de 1839 ha sido plácido para nuestros fértiles campos. Dorados están de una abundante cosecha de trigos. Numerosos ganado pacen en su dilatada extensión. La abundancia y él contento ofrece un cuadro consolador.
Enriquécese la estadística del país con la publicación regular y periódica del movimiento comercial, de rentas, población y mercados.
Los establecimientos de contabilidad y hacienda pública desempeñan satisfactoriamente sus deberes. Sus jefes y empleados son acreedores a vuestro aprecio, al del Gobierno y del público.
El Gobierno se complace en sostener constantemente el sistema de publicidad en el manejo de las rentas. Esta preciosa garantía toca hoy a su acabada perfección.
Tengo la satisfacción de legaros establecidos un sistema de contabilidad de que surten resultados de un valor inestimable para la moral e intereses del Estado. Sin la cooperación activa de tan virtuosos recomendables empleados, no habría podido practicar el Gobierno a costa de inmensas tareas, en una época agitada, un bien que tanto necesitara la patria.
La eminente garantía del presupuesto está consolidada. Gloriaos señores Representantes, con el Gobierno, de haber levantado este monumento de sabias tareas. Os presento el de 1840, examinadlo y pronunciad vuestra soberana sanción.
En medio de las dificultades de la Hacienda Pública y de la redoblada afluencia de supremas atenciones, no olvida el Gobierno sus compromisos en el empréstito de Inglaterra. Obstáculos invencibles, que son notorios, ha retardado hasta hoy un arreglo, que en sí mismo lleve la posibilidad del cumplimiento para el pago de esta deuda. Aprovechará la primera oportunidad que se presentare para realizarlo.
Es satisfactorio al Gobierno someter a vuestro examen las cuentas de 1839, que tiene el honor de presentaros. La una de los habilitados y demás personas que las rinden a la contaduría por las sumas distribuibles que reciben del Tesoro Público, lleva el decreto de aprobación del gobierno, que importa solo su "visto bueno", quedando sujetos los administradores a vuestro definitivo fallo. La otra del Gobierno, procedente de sus órdenes sobre la Tesorería, ningún signo lleva de aprobación. Juzgad, Honorables Representantes, porque en este punto, os lo repito encarecidamente, jamás me consideraré investido con la suma del poder.
Me es grato presentaros el Registro Oficial correspondiente a 1839.
Consignados están en él, por su orden cronológico, vuestras honorables sanciones, los decretos gubernativos, y todos los estados parciales y generales, referentes al manejo del caudal y Hacienda Pública.
Aunque algunos ramos no han producido la suma que se calculó otros la han excedido y se han llenado cumplidamente las exigencias públicas. Las entradas ordinarias y extraordinarias, reducido el metálico a moneda corriente, suman veinticinco millones, ochocientos veinticuatro mil quinientos cincuenta y seis pesos siete reales (25.824.556 7).
De esta suma hay que rebajar la existencia en Tesorería que pasa a 1840 en metálico, moneda corriente y letras de aduana, para que resulte lo desembolsado en 1839 con arreglo al presupuesto. Importa, reducido el metálico a moneda corriente, ochocientos treinta y un mil trescientos un pesos cinco y cuarto reales (831.301 5 ¼).
Resulta haberse desembolsado en 1839, veinticuatro millones, novecientos noventa y tres mil doscientos cincuenta y cinco pesos, uno y tres cuartos reales (24.993.255 1 ¾).
Agrégase a esta cantidad tres millones ochocientos cuarenta y tres mil seiscientos ochenta y siete pesos siete y tres cuartos reales que importa la deuda particular exigible, para demostrar el total de los gastos ordinarios y extraordinarios con arreglo al presupuesto en 1839 (24.993.255 1 ¾).
Son veintiocho millones ochocientos treinta y seis mil novecientos cuarenta y tres pesos, uno y medio reales (28.836.943 1 ½).
El presupuesto de 1839, incluso el de la Honorable Junta de Representantes, suma veintiocho millones setecientos mil cuatrocientos ocho pesos, seis y medio reales en moneda corriente, incluida la deuda particular exigible (28.700.408 6 ½).
Queda demostrado haberse gastado en 1839, ciento treinta y seis mil quinientos treinta y cuatro pesos tres reales más de la suma que votasteis (136.534 3).
Rebájese esta misma suma de los tres millones doscientos mil pesos, calculados en la deuda particular exigible por crédito aun no liquidados, otros no presentados y resulta igual lo gastado a lo que votasteis para los gastos ordinarios y extraordinarios en 1839 (28.700.408 6 ½).
Debe ahora presentaros el Gobierno la suma de los gastos ordinarios y extraordinarios en 1840 y los recursos con que cuenta para pagarlos.
Presupuesto general de sueldos y gastos para el año de 1840, incluso los extraordinarios y reducido el metálico a moneda corriente
Honorable Junta de Representantes, cuarenta y dos mil trescientos cinco pesos (42.305)
Gobierno, un millón trescientos veintiún mil doscientos treinta y dos pesos siete y medio reales (1.321.232 7 ½).
Relaciones Exteriores, un millón trescientos diez y nueve mil setecientos diez y siete pesos cuatro reales (1.319,717 4).
Guerra, quince millones doscientos sesenta y un mil novecientos noventa y nueve pesos, un real. (15.261.999 1).
Hacienda, inclusa la deuda particular exigible, nueve millones setecientos mil cuatro pesos siete y tres cuartos reales (9.700.004 7 ¾).
Importa, veintisiete millones seiscientos cuarenta y cinco mil doscientos cincuenta y nueve pesos, cuatro reales, incluso la deuda particular exigible (27.645.259 4 ¼).
Cálculo de recursos para 1840
Existencia en Tesorería en letras y moneda corriente, reduciendo a ésta el metálico, ochocientos treinta y un mil trescientos un pesos cinco y cuarto reales (831.301 5 ¼).
Colecturía
Por derechos de entrada y salida marítima y terrestre, de puerto, correos, pregonería, grados, alquileres, arrendamientos, intereses, corrales, saladeros y policía, dos millones doscientos cincuenta mil quinientos pesos (2.250.500).
Contribución Directa, dos millones trescientos veintinueve mil quinientos treinta y cinco pesos, cuatro y medio reales (2.329.535 4 ½).
Papel sellado y patentes, un millón noventa mil pesos (1.090.000).
Tesorería
Venta de cueros, seiscientos mil pesos (600.000).
Importe de venta ochocientos sesenta y ocho mil doscientos cuarenta y cuatro pesos, seis y tres cuartos reales de fondos públicos al sesenta por ciento, quinientos veinte mil, novecientos cuarenta y seis pesos, siete y cuarto reales (520.946 7 ¼).
Restan diferentes ciudadanos por fondos a plazos, un millón trescientos diez mil doscientos setenta y nueve pesos, dos y tres cuartos reales (1.310.279 2 ¾).
Ídem, por importe de tierras a pagar con ganados; cuatrocientos sesenta y tres mil trescientos veinte pesos, tres reales (463.320 3).
Casa de Moneda
Por el diez por ciento sobre treinta y seis millones cincuenta y ocho mil quinientos cuarenta pesos de billetes en circulación, tres millones seiscientos cinco mil ochocientos cincuenta y cuatro pesos (3.605.854).
Suman, trece millones trescientos un mil setecientos treinta y siete pesos, seis y tres cuartos reales (13.301.737 6 ¾).
Déficit, catorce millones trescientos cuarenta y tres mil quinientos veintiún pesos, cinco y medio reales (14.343.521 5 ½)
Total de recursos incluso el déficit, veintisiete millones seiscientos cuarenta y cinco mil doscientos cincuenta y nueve pesos, cuatro y cuarto reales (27.645.59 4 ¼).
El Gobierno con mayor razón se abstiene de indicaros medida alguna para llenar el déficit en 1840. Estando para terminar su período legal, y teniendo recursos con que marchar hasta entonces, aquella tarea es del resorte de la política de la administración que le suceda, y de vuestras ilustradas deliberaciones.
SEÑORES REPRESENTANTES:
Diviso ya el anhelado término de la misión que me confiasteis cuando fuera contristada la República por hondos e indefinidos conflictos. Las sombras que anublaran su horizonte rápidamente desaparecen ante el brillo de la libertad. Sus enemigos alcanzar no pueden a oscurecer tanta gloria. Salvos están el honor y el porvenir, la grandeza y la libertad de la patria. Si deleitoso es contemplar este cuadro de multiplicados lauros, recordaros debo mi desafortunada situación. La irreparable pérdida de mi amante esposa "Encarnación", la prolongada lucha de mis más queridas afecciones para subordinarlas a mis altos deberes, y los principios de mi vida pública, aléjanme de una posición, en que fuera desacuerdo reproducir sacrificios ya colmados. Con intenso anhelo, muy encarecida y humildemente, os suplico, que sin pérdida de momentos, elijáis la persona que deba sucederme en el mando supremo de la provincia. Al terminar el resumen de los trabajos administrativos y de la situación política del país con esta expresión de un voto íntimo invariable, rindo ante el Ser Supremo la ofrenda de un corazón agradecido. A vosotros también os dirijo mi más profunda acendrada gratitud. Y saludándoos por la última vez, me despido sensibilizado de este augusto recinto, en que llamados sois a sostener espléndidas glorias y realizar encumbradas esperanzas.
Dios guarde a V. H. muchos años.
JUAN MANUEL DE ROSAS

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