abril 28, 2012

Discurso de la Presidenta, Cristina Fernández, en el estadio de Velez Sarsfield (2012)

DISCURSO EN EL ESTADIO DE VELEZ SARSFIELD, EN EL 9° ANIVERSARIO DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES DEL 2003 
Cristina Fernández de Kirchner 
[27 de Abril de 2012] 

Gracias. Queridos compañeros; queridas compañeras; compatriotas: 
Lo primero es lo primero. Como Presidenta, pero fundamentalmente como militante, quiero agradecerles a todos ustedes esta maravillosa fiesta y alegría de júbilo y de nacionalidad. 
Siempre...siempre creí que la historia era construcción política, que era voluntad, que era esfuerzo, trabajo y compromiso, pero ante esta circunstancia no puedo también dejar de pensar que el azar o algo mas intenso y mas poderoso guía también los caminos de la historia.
Este maravilloso acto que vinieron a proponerme los compañeros del Movimiento Evita y de La Campora allá por febrero era un acto que lo querían hacer el 11 de marzo. Y yo les dije compañeros el 11 de marzo es un hito histórico de la patria, lo es en mi historia política pues fue la primera vez que pude votar, y una militante de aquellos años, pero sin lugar a dudas en el protagonismo que podía influir en el curso de aquellos acontecimientos, vertiginosos... vertiginosos y terribles también de aquella época. Dije entonces ¿Por qué no hacerlo el 27 de abril?, cuando comenzamos nosotros mismos a construir a partir de nuestras convicciones históricas, de nuestros principios políticos, una historia que estamos escribiendo nosotros mismos y que jamás permitiremos que la vuelvan a escribir y desde intereses contrarios a los de la patria. Una historia que hoy cumple 9 años. Son las 5 y media de la tarde, hace exactamente 9 años atrás esta militante, junto a su compañero de toda la vida, se encontraba en el sur de la patria, allá en Santa Cruz. Estábamos allá esperando los resultados de una elección en un país que había explotado y que definía en esos días su destino. 
Anoche, anoche hablando en la mesa familiar quería recordar junto a los míos como había sido ese sábado anterior, la noche de ese sábado anterior a ese domingo y mi hijo me contaba que… ― él llegó, era muy joven, llegó a la madrugada ―… y encontró sobre la mesa de la casa del gobernador donde vivíamos nosotros un papel escrito por su padre con dos números; decía uno el 24% y otro el 22%, que era lo que finalmente sacamos ese domingo y nos habilitó para ir a la segunda vuelta.
Me acuerdo como si fuera hoy, salimos ese domingo como lo hacíamos siempre en todas las elecciones, junto a toda la militancia, a ganar la calle, a recorrer las calles de nuestro pueblo, yo siempre de la mano de él, él siempre tomado de mi mano, a recorrer las calles de la ciudad. Y salimos también esa noche, me acuerdo que días mas tarde, tal vez este la Carlotto, este por aquí y se acuerde… ¿dónde estas Estela, en algún lado debe estar? … allá estas, allí te veo… acá atrás, no te veía… no tengo ojos en la espalda, ¡para que vean que soy normal!…
Me acuerdo que nos habían invitado a una cena porque venía el Premio Nobel Saramago, a un grupo de intelectuales, escritores, estaba Estela, me invitaron a mí, y aleteaba en el ambiente una pregunta que me hicieron: ¿Qué van hacer si no hay segunda vuelta? ¿Cómo van hacer para gobernar un país tan quebrado institucionalmente si no le dan la segunda vuelta como una oportunidad para legitimar esa elección, para legitimar ese 22% que iba a ser más?
Varios presentes me la hicieron, entre ellos, Pilar la esposa de Saramago. Y yo me acuerdo que le contesté, que si no nos daban la segunda vuelta, la legitimidad la íbamos a construir a fuerza de políticas que fueron orientadas a marcar el destino y cambiar el destino histórico de Argentina. Porque, es cierto, con apenas un 22% de los votos había legalidad pero faltaba legitimidad, pero nos sobraba coraje y lo que teníamos que tener para empezar a cambiar una historia y dar vuelta la taba de la Argentina.
Quién podía imaginar… quién podía imaginar ese 25 de mayo del año 2003, cuando él habló ante la Asamblea Legislativa, y se comprometió frente a los argentinos, que no iba a dejar sus principios en la puerta de la Casa Rosada; quien pensó, ni aún los más allegados, ni aún los mas entusiastas, quién pensó que podíamos lograr las cosas que hemos hecho en estos años; quién pensaba que íbamos a poder desprendernos de ese lastre monstruoso que significaba la deuda; quién pensó que los asesinos y genocidas que se paseaban libremente por las calles, iban a ser juzgados por la Constitución, por los jueces de la Constitución y por las leyes de la Constitución. Estas mujeres de pañuelo blanco, durante décadas pidiendo justicia… Quién pensó que finalmente nos íbamos a sacar de encima ese Fondo Monetario Internacional, que durante décadas había asolado a la Argentina. Y hoy lo vemos todavía con las mismas recetas viejas, caducas y obsoletas, planeando políticas inviables, esta vez, ya no, en los países emergentes sino en los países desarrollados. Quién podía pensar que iba a ser aquí, en nuestra patria, en Mar del Plata, cuando ese Presidente, alto, desgarbado como le criticaban, visco y con el traje abierto, iba a decirlo que no a los mas poderosos.
Quién pensaba que íbamos a lograr un proceso de reindustrialización que generara mas de 5.000.000 de puestos de trabajo, que los convirtiera a nuestros asalariados en los mejores retribuidos del mundo, de la región y, también, como están las cosas, habría que ponerse a contar también… habría que ponerse a contar también lo que se puede comprar con sueldo acá y lo que puede comprar hoy en otros lugares.
Quién pensaba que íbamos a volver en un país donde se negociara libremente los salarios; quién pensaba ¡que una mujer iba a poder ser Presidente de la República Argentina! 
Porque eso, también, junto al matrimonio igualitario, son las conquistas de mayor igualdad y participación de los sectores siempre discriminados de la sociedad.
Quién pensaba acaso, también, después de aquellos sucesos del 2008, donde se planteó unos de los conflictos, tal vez, el conflicto más severo, político institucional, durante muchísimas décadas, que esta fuerza política, que este proyecto político, al que le auguraban apenas meses de vida ― ni que hablar después de 2009―, que íbamos a poder constituirnos y lograr las cosas que hicimos, como recuperar la administración de los fondos de los trabajadores para ponerlos al servicio de nuestros jubilados, sacarlo del mercado de capitales y volcarlo al mercado social para producir más y mejor trabajo, sostener las inversiones y sostener al país, cuando en el 2009, la crisis mas formidable de la que se tenga memoria , y que aun hoy esta,… quien iba a pensar que íbamos a lograr movilidad jubilatoria para nuestros pensionados cada un año, dos veces aumento por año. Jubilados que habían estado durante años y años reclamando en las puertas del Congreso. ¡Ni que hablar de la educación, esa carpa blanca!...
El otro día… quiero contarles algo, que linda manera de terminar esta semana. 500 jóvenes científicos y becarios, jóvenes dedicados a la ciencia y hoy lo termino con miles y miles de jóvenes militantes. ¡Que Argentina diferente señores y señoras!
¡Que Argentina diferente! Miles de jóvenes incorporados a la política, científicos que regresan al país; nuestros jóvenes.
Quien iba a imaginar también… quien iba a imaginar, también, que íbamos a poder cambiar un instrumento que, tal vez, no haya sido mirado en toda su dimensión, pero que fue uno de los instrumentos más formidables de la década de los 90, que fue la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, condenando al Banco Central a ser sólo un instrumento monetario y no un instrumento y una política global del país, de crecimiento, de desarrollo, de empleo y de bienestar.
Quien imaginaba que con el consenso mayoritario de las principales fuerzas políticas de la República Argentina, a las que como Presidente de la Nación, les reconozco y les agradezco el apoyo que han brindado, no al gobierno, sino al país, al acompañarnos en el proyecto de recuperación de YPF. Gracias, es de bien nacido ser agradecido. Quiero agradecer a todas las fuerzas políticas que nos acompañaron y nos acompañan.
Por eso, decía… por eso, decía, lo del azar. Nadie podía pensar…, ― muchos desprevenidos pueden pensar que este acto tiene que ver con esa decisión del 16 de abril o la votación en el Congreso ―, pero, en realidad, por eso de lo que hablaba al principio, el azar, que también interviene muchas veces en la historia, hoy estamos aquí, luego de haber obtenido una media sanción en el Senado y a una semana o poco menos de tratarse en la Cámara de Diputados. Gracias, una vez más, a todos los que lo hicieron posible. Porque esta no es obra de un partido ni de ningún sector, esto es de todos los argentinos y para todos los argentinos.
Yo quiero con esto que hagamos un aprendizaje, un aprendizaje político. ¿Cómo… cómo es posible, aún con esta historia que comenzó con tanta debilidad un 27 de abril, hace 9 años, lo que hemos podido hacer aún con esa debilidad? Quiere decir, entonces, que la voluntad, la convicción, el trabajo, el esfuerzo, el compromiso, el sacrificio personal, porque también en todo esto hay un inmenso sacrificio personal de todos y cada uno de los que se juegan todos los días, en cada lugar, en cada espacio, en cada trabajo, para que las cosas salgan bien. Y yo les pido a cada argentino, en cada lugar que este, de esos argentinos que hacen bien las cosas, que cuando vean a otro compatriota que no las hace tan bien, por favor le pidan, no por uds., no por mí, sino también por él y por sus hijos, que trabajemos juntos todos unidos y organizados para construir un país mejor.
Se, también, que muchos pensaron, o algunos tal vez, que cuando hable de sintonía fina empezaron a elaborar teorías acerca de que significaba esa sintonía fina, que íbamos a retroceder, que íbamos a cambiar. 
Que poco me conocen y que poco conocen al pueblo argentino por sobre todas las cosas, porque estas ideas, estas conquistas no pertenecen a una Presidenta ni a una fuerza política, son hoy parte de toda la República Argentina.
Y yo quiero decirles también a los jóvenes que hoy han llenado, han inundado esta bendita cancha de Vélez − perdón para los que no son de Vélez, yo no soy de Vélez, pero gracias a los de Vélez por este magnifico estadio −, quiero decirles a los jóvenes, a esos que agitan las banderas del Che, de Tupac Amaru, de Evita, de Campora, de Kolina, de todos los jóvenes de todas las fuerzas políticas, que todos, que ustedes − por acá veo también una de FORJA −, ustedes que son la generación del Bicentenario y los que ya tenemos unos cuantos años encima y tenemos hoy la responsabilidad institucional de conducir el estado, que también debemos idear nuevas formas de participación, nuevas formas de intervención del estado, modernas, contemporáneas. Cuando el 16 de abril anunciaba el envío al Parlamento del proyecto, decía que no era retornar al pasado, era recuperar la dirección nacional de una de nuestras empresas emblemáticas e históricas, pero que va a exigir por parte de todos nosotros, nuevas formas de intervención, nuevas formas de participación del estado junto al sector privado, organizadamente, pero siempre con la dirección del estado, porque el estado no puede declinar las responsabilidades políticas, sociales, económicas e institucionales en la conducción de un país.
Son ustedes… por eso ustedes, las nuevas generaciones son las que tienen que tomar la posta y la bandera para seguir con los ideales de 200 años de historia, para que nuestras Islas Malvinas vuelvan a formar parte de nuestras instituciones, porque ya son parte para siempre de nuestra geografía y de nuestra historia, para hacerlo por el camino de la paz y de la diplomacia, como lo hemos hecho y como lo seguiremos haciendo inclaudicablemente. Pero son ustedes los que tienen que seguir escribiendo la historia, su propia historia, y para hacerlo, deben hacerlo bajo el lema en que fue convocado este acto: “Unidos y organizados para profundizar la transformación”, porque siempre el pueblo argentino, siempre que el pueblo, siempre que las circunstancias históricas el pueblo ha sufrido derrotas; cada vez que los trabajadores han perdido sus conquistas y han retrocedido, cada vez que los empresarios nacionales se desindustrializaron, tuvieron que cerrar sus fabricas o cerrar las persianas, cada vez que argentinos sin oportunidades se iban afuera, cada vez que jóvenes hacían fila en las embajadas para irse del país, cada vez que se iban los científicos por faltas de oportunidades, era porque antes nos habían dividido y enfrentado entre nosotros, y sobre esas diferencias y esos falsos enfrentamientos, lucraron unos pocos.
Por eso no me voy a cansar, una y otra vez, casi tercamente, de pedirles a todos “Unidad y Organización” y, decirles, que la historia no se escribe en línea recta, con una estilográfica, donde siempre todo es prolijito, desde el primer renglón hasta el último. Al contrario, la historia tiene marchas y contramarchas, claros y oscuros, avances y retrocesos.
Tenemos que tener la claridad aquellos que tenemos la responsabilidad de haber vivido una argentina dividida, de haber vivido una argentina enfrentada, de tener en la memoria colectiva la necesidad de la unión nacional, más aún, en un mundo complejo, difícil, como el que estamos viviendo, y ante una oportunidad histórica que se nos abre como país y como región. Yo veía recién allí levantada la bandera de Venezuela, yo veía… ― un gran abrazo al Presidente Chávez Frías y le deseamos desde aquí, de todo corazón, de todo corazón, su pronta recuperación y cura.
Esta America del Sur que tiene una oportunidad que no tuvo en sus 200 años de historia de liberación, de constituirse tal vez en una de las regiones, sino la mas importante de la tierra. Esto nos tiene que llevar a todos a tener mucha humildad, mucha lucidez, mucho conocimiento de la historia, porque la historia enseña más que 1000 discursos o 4000 libros. Basta releer lo que nos pasó, basta ver como pivotearon sobre nuestras diferencias para entender donde esta la clave de nuestros males.
Por eso los convoco, desde el corazón, pero también los convoco desde el conocimiento de los que nos pasó, para que nunca mas nos vuelva a pasar y podamos seguir construyendo esta Argentina, para ustedes que están aquí, junto a ustedes, para los jóvenes y para las futuras generaciones, para que no tengan que vivir lo que nosotros tuvimos que vivir, para que nunca más haya mujeres que se tengan que poner un pañuelo en la cabeza, para que nunca más los trabajadores hagan largas colas en las fabricas pidiendo un puesto. Eso es mucho peor que la peor de las leyes de flexibilización laboral, la desocupación, no hay mayor disciplinador social que no tener trabajo.
Por eso siempre digo que el trabajo es el gran organizador de la sociedad y a ese trabajo lo vamos a defender con uñas y dientes, porque nadie mas que nosotros sabemos los intereses que hemos tenido que enfrentar para defender precisamente los intereses de los que menos tienen.
Finalmente, el otro día quería decirles que cuando estaba convocando el compañero Mariotto y Hebe a esta plaza, a este estadio, Hebe con esa forma que tiene de hablar me hizo emocionar mucho y dijo que Néstor y los 30000 desaparecidos iban a estar también esta tarde aquí en Vélez. Y tenes razón Hebe, él esta, los 30000 también, pero lo mas importante que están ustedes, miles y miles de jóvenes, miles y miles de jóvenes, que se han incorporado a la política, jóvenes en la secundaria, jóvenes en las universidades, jóvenes en los barrios, que han vuelto a creer que es posible transformar el país.
Cuando el otro día visitaba San Antonio de Areco, aquí en la Provincia de Buenos Aires y un gurrumino así… (Señala a la altura de su hombro)…que no estaría mas allá del primero o segundo año del secundario, me entregaba una bandera de una de las agrupaciones juveniles y me decía yo soy militante, digo, ¡la pucha!... si tuviera que elegir entre todas las cosas que les mencioné desde que empecé a hablar hasta ahora, me quedo con ese pibe, con la incorporación de miles y miles de pibes a la política. Es lo mejor que hemos hecho, porque eso es sembrar futuro ¿y saben por qué? ¿saben por qué?, porque no somos eternos, no somos eternos y nos ha tocado comprobarlo dramáticamente, que la vida de extingue aún cuando menos lo pensamos.
Y entonces yo tengo mucha confianza que estas ideas, porque es precisamente en la adolescencia y en la juventud donde la gente se forma definitivamente en una orientación y en una forma de ver la vida y de sentir las cosas.
Yo siento que los verdaderos custodios de este legado histórico no somos los que estamos en este escenario, que ya estamos viejos muchos de nosotros, sino que son todos ustedes, que no van a permitir jamás, son todos ustedes que no van a permitir jamás, dar un paso atrás en todo esto que hemos logrado. 
Por eso quiero agradecerles esta tarde fría de clima pero caliente de corazón, de militancia y de política, de alegría, de júbilo popular, de sentirnos nuevamente parte de un proyecto común.
Ustedes no saben lo importante que es sentirse parte de algo, tener identidad y pertenencia a un proyecto. Esto nos da vida, nos da fuerza y si ese proyecto es el proyecto de un país que crece, que incluye, que protege, que brinda, que recupera, que repara, es entonces el camino que alguna vez soñamos cuando éramos muy jóvenes y como ustedes saltábamos, gritábamos y agitábamos banderas, en tiempos también mas agitados. 
Ustedes tienen una inmensa suerte de vivir en una democracia plena, en una democracia donde cada uno puede hablar, decir, sentir, expresarse, gritar lo que quieren; esto es algo maravilloso y es algo que debemos defender con uñas y dientes. 
Por eso, gracias a todos, gracias a las organizaciones políticas que convocaron a este acto que había sido pensado para el 11 de marzo, pero que lo hicimos hoy 27 de abril, cuando empezó un proceso que transformó el país y que seguramente otros van a continuar, porque si algo hemos aprendido es que la historia no se detiene y aquí estamos todos nosotros para seguir empujando. Gracias Argentina, gracias a todos. Los quiero mucho. 
Mucha fuerza. 
CRISTINA FERNANDEZ

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