DISCURSO ANTE LA ASAMBLEA GENERAL
DE LAS NACIONES UNIDAS
Néstor Kirchner
[20 de Septiembre
de 2006]
Señora Presidenta de la Asamblea General
de las Naciones Unidas; señor Secretario General de las Naciones Unidas; jefes
de Estados; delegados, señoras y señores: señora Presidenta de la Asamblea General ,
Haya Al-Khalifa, la felicito por haber sido elegida como presidente de esta
Asamblea General, pues considero muy trascendente que una mujer asuma ese rol
para impulsar la igualdad de genero, objetivo de mi Gobierno y de las Naciones
Unidas.
En nombre dela República Argentina
queremos, además, felicitar al Presidente de la anterior Asamblea, Dan Erikson,
por la tarea que desarrolló de renovar el reconocimiento a la acción a favor de
la paz, el multilateralismo y la lucha contra la pobreza que desarrolla el
señor Secretario General, Kofi Annan.
En nombre de
Concurrimos a esta Asamblea General con la
firme convicción de que la revitalización de este ámbito de representación
global es fundamental para que el derecho internacional pueda ser el
instrumento de racionalidad que nos permita dirimir los conflictos y enfrentar
las amenazas a la paz.
La acción internacional de la República Argentina
se inspira en los valores de la democracia representativa, el respeto a los
derechos humanos fundamentales y de la defensa activa de la paz y la seguridad
internacional. Estos principios compartidos por la inmensa mayoría del pueblo
argentino, orientan nuestra gestión de gobierno y fundamentan las decisiones
que la Argentina
toma en el ámbito de su política exterior.
En materia de derechos humanos, luego de más
de dos décadas de vigencia de la democracia, en la Argentina vivimos desde
2003 un verdadero cambio de paradigma, respondiendo a los mandatos de la
sociedad en su conjunto. Los tres poderes del Estado han adoptado, en sus
respectivos ámbitos, decisiones coincidentes que van en contra de la impunidad,
preservando la memoria, la verdad, la justicia y procurando la reparación. La
anulación por el Congreso de las leyes que consagraban impunidad, los crímenes
del terrorismo de Estado, la declaración de su inconstitucionalidad y la de los
indultos por los tribunales de nuestro país y la reapertura de más de mil
causas judiciales por crímenes de lesa humanidad, algunas de las cuales han
concluido condenando a los responsables, son hitos de esta cambio.
Nuestra convicción es que la democracia se
fortalece cuando simultáneamente se combate la impunidad y se promueve la
vigencia plena del estado de derecho sin revanchismo alguno. Esa experiencia,
desde el inicio de la reforma del sistema de las Naciones Unidas, hemos dado un
firme apoyo a la jerarquización de los derechos humanos, de manera de elevar
institucionalmente su tratamiento al nivel que ya tienen los temas de
desarrollo y de mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. Este
empeño nos llevó a la creación del Consejo de Derechos Humanos en cuya gestación
la Argentina
participó activamente. Los primeros pasos de este organismo han sido positivos,
habiendo aprobado el texto de la Convención Internacional
para la Protección
de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, instrumento de gran
significación para nuestro país por haber tipificado un crimen contra la
humanidad que la Argentina
sufrió masivamente en el pasado con un altísimo costo para nuestra sociedad.
Hoy contamos con alguien que representa una organización que colaboró
fuertemente en este tema, que es una Madre de Plaza de Mayo, la señora Marta
Vásquez, que nos acompaña aquí. Esperamos que la Asamblea General
pueda adoptar este importante instrumento a la brevedad, en el curso de este
período de sesiones.
A cinco años de los atentados que
conmovieron a esta Ciudad y al mundo, queremos condenar con firmeza la grave
amenaza del terrorismo global. Argentina considera que todos los actos de
terrorismo son criminales e injustificables y no acepta ningún argumento que
intente justificar tal metodología. Los argentinos hemos sufrido dos atroces
atentados en la década del 90,
a la
Embajada de Israel y a la Sede de la Asociación Mutual
Israelita Argentina, que conmovieron nuestra sociedad y luchamos aún, a pesar
del tiempo transcurrido, por lograr el esclarecimiento y castigar a los
culpables. Pensamos que para enfrentar con éxito esta amenaza criminal tenemos
que llevar a cabo una acción multilateral sostenida en el tiempo y actuar con
legitimidad en la respuesta.
El respeto por los derechos humanos, el
derecho internacional humanitario y el derecho de los refugiados es esencial,
como también lo es la cooperación internacional y la asistencia jurídica para
hacer efectivo el cumplimiento de las normas contra el terrorismo. Si para
enfrentar ese terrorismo global se recurre a una violación global de los
derechos humanos, el único victorioso en esa lucha será el terrorismo. Sólo se
obtendrán avances firmes en esa pelea, si se enmarca en el respeto a las leyes
locales y las normas y convenciones internacionales, sin que complicación
alguna excuse de combatir al terrorismo con la ilegalidad, siempre se debe
hacer en el marco de la legalidad.
La paz se construye y preserva entendiendo
el verdadero concepto de la solidaridad entre las naciones, desde una dimensión
más amplia que lo puramente militar o lo predominantemente unilateral.
Las naciones grandes y las pequeñas, las
ricas y las pobres, quedarán expuestas a una fuerte vulnerabilidad si no se
comprende que la acción contra el terrorismo requiere de una acción
multilateral, inteligente, sostenida en el tiempo y fuertemente basada en la
legitimidad, el respeto a los derechos esenciales, la proporcionalidad de la
respuesta y el respaldo de la opinión pública internacional.
Expresamos nuestra preocupación por las
hostilidades en la frontera de Israel y el Líbano, que han causado centenares
de muertos y heridos, graves daños a la infraestructura civil y centenares de
millares de desplazados. Es necesario poner allí fin a la violencia, abordar
las causas que dieron origen a la crisis, evitar el uso desproporcionado de la
fuerza y comprender que sólo las soluciones políticas negociadas serán
sostenibles a largo plazo. Argentina continuará apoyando una solución justa a
los problemas de Medio Oriente, en el marco de la Resolución 1.701.
Es necesario comprender que el mundo se
acercará a la paz en la medida que se promueva la igualdad y se luche por
erradicar la pobreza y la exclusión. Esto es válido para el sistema global como
al interior de cada país.
La situación económica de la República es bien
distinta a la del momento de inicio de nuestra gestión, en la que estamos
logrando un auténtico cambio estructural, crecimiento ininterrumpido a altas
tasas ubicadas entre el 8 y el 9 por ciento; participación creciente de la
inversión en el PIB; tasas de ahorro local récord; resurrección de la industria
local; superávit fiscal en niveles históricos; expansión franca de nuestras
ventas industriales al mundo; reducción sistemática de la deuda pública local y
externa; acumulación preventiva de reservas; menor exposición externa; fuerte
disminución de la desocupación; fortalecimiento de los ingresos de los
asalariados y jubilados e importante caída de la pobreza e indigencia.
Con una política monetaria cautelosa y una
política fiscal ordenada, el superávit fiscal y comercial, y un manejo
responsable del endeudamiento, estamos reduciendo progresivamente la
vulnerabilidad y la incertidumbre que caracterizaron a la economía argentina en
el pasado. El trabajo decente, la inclusión social, la producción nacional, el
consumo interno, el crecimiento sostenido, nos han permitido cumplir con las
metas contenidas en la
Declaración del Milenio, aunque resta camino por recorrer
para salir del infierno en que caímos.
Buscamos la sustentabilidad integral de este
proceso, no sólo en los aspectos macroeconómicos, sino garantizando la equidad
social y una mejor distribución del ingreso a través de la reducción de la
pobreza y el empleo, implementando un Plan Nacional de Educación, de fuerte
contenido federal, que pone de relieve el desafío del mejoramiento de la
calidad educativa, asegura el financiamiento creciente del sector público e
interactúa con el sector privado buscando lograr también una sustentabilidad
estratégica.
Forzoso es destacar que estos logros no han
sido acompañados por el Fondo Monetario Internacional, el que nos ha negado
cualquier ayuda y debemos decirlo, en muchos casos lo hemos obtenido desoyendo,
cuando no contradiciendo, sus recomendaciones y condicionalidades. Existe
suficiente constatación empírica en cuanto a que los aportes de los organismos
financieros internacionales a la promoción del desarrollo de los países menos
adelantados, no ha tenido éxito y, en muchos casos, en función de sus
condicionalidades, han actuado en sentido contrario obstaculizando el desarrollo.
El mundo ha cambiado y esos organismos no;
insisten en poner en riesgo los avances con su intervención equivocada. Por
eso, apoyamos, junto a la mayoría de los países, la reforma de la arquitectura
financiera internacional, de manera que resulte ser funcional al progreso de
las naciones de menores recursos.
Al constatar la poca disposición de los
organismos financieros internacionales para producir un cambio real de las
políticas que implementan, entendemos necesario acordar ese cambio y considerar
la creación de nuevos instrumentos financieros internacionales que permitan
solventar proyectos de desarrollo destinados a combatir la pobreza y el hambre
en el mundo y a generar verdaderas opciones de progreso.
Por eso, reafirmamos que resulta necesario
alcanza en esta Ronda de la OMC
un resultado satisfactorio en agricultura que contemple una reducción
sustancial de los subsidios domésticos, la eliminación de los subsidios a la
exportación y el acceso amplio al mercado de los países desarrollados.
Observamos con creciente preocupación el
deterioro del medio ambiente global. Sostenemos que no puede existir un doble
estándar, se debe cuidar el medio ambiente en los países desarrollados y en los
países que todavía no han logrado su desarrollo, en los países ricos y en los
países pobres, en los países del Norte y en los países del Sur, en los países
centrales y en los países periféricos.
Al desarrollar sus industrias, los países
más industrializados han usufructuado un verdadero subsidio ambiental del resto
de los países que conforman hoy, con su atraso relativo, una verdadera reserva
ecológica mundial. Por eso no podemos admitir que esos países que han logrado
mayor desarrollo, muchas veces a costa de la degradación del medio ambiente y
produciendo una fuerte afectación mundial evidenciada en el cambio climático,
quieran trasladarnos la parte más contaminante de sus procesos industriales.
No pueden haber soluciones confiables sin la
acción de todos los países del mundo en tanto la naturaleza de problema es de
escala planetaria; no puede ser que los Estados en desarrollo reclamemos pero
nadie nos escuche. Es imperioso recorrer el camino de las soluciones.
Nuestros países desean recibir inversiones y
presentan rentables oportunidades en energía, turismo, trasporte e
infraestructura y aún en sectores sensibles ubicándose allí un enorme campo de
colaboración internacional. Pero no queremos que lleven allí actividades
proscriptivas en los países industrializados para mejorar el beneficio de los
accionistas quedando la ilusión de un producto supuestamente más barato pero de
elevado costo de contaminación ambiental, deterioro de la salud y reduciendo
las expectativas de vida.
En otro orden, atribuimos importancia
significativa a la participación, junto con otros países de las región, en la
misión de estabilización de las Naciones Unidas en Haití. En nuestra opinión,
más allá del avance logrado en la transición, el apoyo y la asistencia
económica continua de la comunidad internacional, seguirá siendo fundamental en
las áreas de seguridad, el fortalecimiento de las instituciones, el fomento del
diálogo político, la protección de los derechos humanos, la inclusión social, la
promoción del estado de derecho, la creación de capacidad gubernamental y,
sobre todo, el impulso al desarrollo económico y social con aportes concretos.
Ratificamos aquí nuestra voluntad de lograr
un desarrollo nuclear pacífico sujeto a la verificación de los organismos
internacionales. El compromiso de Argentina con el desarme y la no
proliferación de armas nucleares, nuestra adhesión al Tratado de la No Proliferación
y nuestra larga práctica en la materia es por todos conocida.
Para finalizar, señora Presidenta, queremos
recordar que desde 1965, la cuestión de las Islas Malvinas, que incluye a la Islas Malvinas ,
Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, se
encuentra bajo examen de las Naciones Unidas. La Asamblea General
y el Comité Especial de Descolonización, han definido a esta cuestión como un
caso particular y especial, que defiere de las situaciones coloniales
tradicionales debido a que involucra una disputa de soberanía que debe ser
resuelta mediante negociaciones bilaterales entre mi país y el Reino Unido, de
conformidad con lo dispuesto en la Resolución 2.065 y las demás resoluciones
referidas al caso.
No podemos dejar de manifestar que el
Gobierno británico sigue haciendo caso omiso de las resoluciones de esta
Asamblea. No obstante, debemos reafirmar una vez más la permanente disposición
de nuestro país a un diálogo constructivo con el Reino Unido y exhortar a ese
país a dar pronto cumplimiento al pedido de la comunidad internacional de
reanudar las negociaciones.
Para concluir, queremos expresar nuestra
convicción respecto de la existencia de perspectivas para una cooperación
internacional que logre avanzar al mundo hacia la paz. La existencia de
tensiones y dificultades que atraviesa la humanidad, no debe impedirnos ver
cuándo comienza a retroceder la idea autoritaria de que la acumulación de poder
militar pueda asegurar arreglos unilaterales a los conflictos y a las amenazas.
Esa falsa ilusión, sólo ha llevado a gigantescos fracasos y provoca graves
sufrimientos.
Por sus limitaciones, es la solución
multilateral, son los trabajosos procesos de negociación el mejor camino, la
mejor alternativa. En ese contexto, las Naciones Unidas tienen un papel y un
rol fundamental para cumplir para un mejor entendimiento entre las naciones,
para asegurar un mundo seguro, pacífico y más justo en los años por venir.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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