DISCURSO EN EL ACTO
DE ENTREGA DE SUBSIDIOS Y OBRAS PÚBLICAS EN AYACUCHO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Néstor Kirchner
[22 de Agosto de
2005]
Señor Gobernador de la provincia de Buenos
Aires, querido amigo Felipe Solá; señor Intendente municipal, amigo Dario
David; autoridades nacionales, provinciales, municipales; señores Intendentes;
señores legisladores; amigos, amigas: ustedes saben, hermanos y hermanas de
Ayacucho que yo no soy un desconocido para ustedes; siendo Gobernador hace varios
años atrás me invitó mi amigo, mi compañero, junto a un montón de rostros que
veo aquí a pasar y a despedir el fin de año con la gente de Ayacucho y yo como
Gobernador de la provincia de Santa Cruz, en ese momento, estuve feliz de venir
a compartir en la provincia de Buenos Aires con los hermanos y hermanas de
Ayacucho y les dije: “si algún día, por voluntad del pueblo argentino, tengo la
posibilidad de conducir este querido país, mirándolos fuertemente a los ojos
voy a cumplir y como buen sureño voy a estar como Presidente en Ayacucho”.
Vengo a cumplir mi palabra.
Vengo también a apoyar fuertemente la gestión municipal porque por arriba de cualquier circunstancia, por arriba de cualquier pequeñez o mezquindad que pueda existir a mí me interesa darle gobernabilidad, seriedad y responsabilidad a
Aparte venimos a “desmufar” a Ayacucho,
porque sabemos quién vino hace algunos años a la “Fiesta del Ternero”. Ahora
venimos los tenemos más suerte, más alegría, más felicidad para que realmente
les vaya muy bien a todos y esa gran “Fiesta del Ternero”, que espero en algún
momento estar presente, sea una verdadera fiesta nacional, donde el país entero
la levante como una bandera y como orgullo nacional porque no es ni más ni
menos que la “Fiesta del Ternero”, el elemento fundamental en la traducción
económica de nuestro país.
Soy como me ven, como ustedes me vieron
cuando vine como Gobernador, hoy vengo como Presidente y trato en el marco de
la verdad relativa, porque nadie tiene la verdad absoluta, nadie es perfecto,
todos cometemos errores permanentemente, pero evidentemente esta provincia que
conozco tanto, donde conocí a mi compañera, a Cristina, donde militábamos
juntos en los años 70, en los años duros, antes que venga el General Perón y
por supuesto cuando llegó el General Perón, cuando éramos muy poquitos los que
dejábamos nuestras cosas personales y salíamos a levantar la bandera del
retorno del General, las ideas de todo un pueblo, que durante 18 años no
desmayó y su objetivo fundamental fue devolver al lugar que se debía devolver
al líder de los argentinos, que era la construcción de un proyecto de
liberación nacional, con justicia y con equidad.
Allí yo milité muchos años en la provincia
de Buenos Aires, la conozco, estuve, caminé las calles, caminé los barrios,
caminé su realidad y tengo muchísimos amigos en ella y también tuve la suerte
de encontrar a la compañera de mis sueños militando allí, levantando las
banderas, las mismas banderas, que durante mucho tiempo soñamos. Ella – mal le
pesa a algunos, inclusive a mí – nacida y criada en la provincia de Buenos
Aires, yo un pingüino del sur.
También nos recibimos juntos en la Universidad de la Plata , en la provincia de
Buenos Aires, y obviamente con promedios muy diferentes, yo no cuento el mío,
el de ella era bastante bueno, bastante superior al mío, pero yo puse toda la
fuerza que pude para recibirme y ahí estábamos, nos recibimos juntos. Después
tuvimos que salir de la provincia de Buenos Aires porque los hombres y mujeres
comprometidos con el pueblo, con las luchas de liberación nacional, con las
ideas inquebrantables fuimos perseguidos, fuimos presos. Hay tantos
desaparecidos, tanta violación de los derechos humanos y nosotros fuimos de los
tantos que tuvimos que optar por el exilio interno, tuvimos que ir allá a Santa
Cruz. Y por supuesto cuando llegamos a Santa Cruz nos esperó también una cárcel
para tratar de castigar las ideas que teníamos. Es decir, que si no hubiera
sido por allí lo que nos tocó vivir a todos los argentinos vaya a saber lo que
hubiera sido nuestra vida. Pero esto fue el destino y se lo cuento a ustedes
porque quiero contar a cada lugar en que voy cuál es el destino y la vida que
nos tocó a cada uno, fundamentalmente a aquellos que nos comprometimos
firmemente con la historia, con las realidades concretas de este país.
Y me tocó ser Presidente, muchos no creían
que podía llegar a serlo, acordamos con distintos sectores, yo creía
honestamente que todos los sectores que me apoyaban lo hacían para que hubiera
un Presidente con fuerza, un Presidente con capacidad de decisión, un
Presidente que lo sea verdaderamente y decida para los argentinos. Al andar me
fui dando cuenta que algunos y a mi que me dolía y me molestaba cuando decían
que iban a tener un Presidente chirolitas. Me parece que algunos querían tener
un Presidente chirolitas, pero se equivocaron, acá hay un Presidente que tiene
todo lo que hay que tener para llevar adelante la Argentina.
A algunos los ha puesto nervioso eso, que
tenga ideas, que piense, que no me calle, que no pacte con el pasado, que no
pacte con la impunidad, que no pacte con la corrupción, que no pacte con Patty,
que no pacte con Menem, que no pacte con toda esa historia que destruyó la Argentina. Y cuando digo que la provincia de Buenos
Aires estaba desbastada, al igual que el país, y defiendo la transición
institucional, porque el desbastamiento económico sabemos de dónde vino y la
década que nos tocó vivir, que lo tenemos absolutamente claro, aquel que no
queremos nombrar y al que se escapó en el helicóptero, pero tocaron sin
resolver asignaturas fundamentales, queridos Intendentes, querido Intendente;
queridos amigos: tuvimos que aportar con esfuerzo, querido Gobernador, usted lo
sabe bien, del Tesoro Nacional, porque cuando al campo le va bien, le va bien a
Ayacucho, cuando invertimos todos también le va bien; pero ustedes los
ciudadanos de la provincia de Buenos Aires, y los de Ayacucho también saben que
era una indignidad cobrar en “papelitos”, les pagaban el sueldo en Patacones a
lo hermanas y hermanos de la provincia de Buenos Aires, como si fueran
ciudadanos de segundo orden. Nosotros pusimos 2.600 millones de pesos para
terminar con los “papelitos” y devolverle a ustedes la moneda nacional, para
que vuelvan a tener los billetes, como todos, como corresponde.
Claro que todavía estamos en el infierno,
claro que hay asignaturas pendientes, claro que falta mucho para recuperar la Argentina que nosotros
deseamos, pero cuánto avanzamos aún dentro de ese mismo infierno. Dios quiera
que cuando me toque terminar mi mandato en el 2007 le pueda decir al pueblo
argentino que estamos cerca del purgatorio, que estamos saliendo del infierno y
que estamos ganando una de las grandes batallas del pueblo argentino. Para eso
estoy trabajando, hacia esta tarea de recuperar y consolidar un proceso
económico, una Argentina que creció en el 2003 más de 9 por ciento, que creció
el 9.2 en el 2004, que creemos que puede crecer entre el 6 y el 7 en el 2005.
Una Argentina que bajó la mortalidad infantil a su nivel más bajo en los
últimos 35 años, el 14,4 por mil, un logro realmente muy importante que está
marcando hacia dónde se están direccionando las inversiones.
Cuando en esas primeras horas me tocaba
asumir el Gobierno y estaba en el despacho allá de la Casa Rosada , me
encontré con 100 mil millones de deuda, como dijo Felipe, de deuda privada nada
más, que había que negociarla ya. Estábamos en default, con la Argentina explotada, y
me puse firme. Muchos decían: “es intransigente”, por abajo me decían que
estaba loco, que cómo iba a pedir semejante quita del 75 por ciento de la
deuda. Pero yo sabía, y lo sigo sabiendo, que los hermanos y hermanas de la Argentina , y por ende
los de la provincia de Buenos Aires, quieren un presidente que se juegue, que
no venga a especular si está un día más o un día menos. No vine a contar cuánto
tiempo estoy, ni estoy contando el tiempo para irme, vine a cumplir con la
palabra empeñada, jugarme por el pueblo argentino, jugarme por la Patria , jugarme por la
bandera, jugarme por los que menos tienen.
Nunca me van a encontrar en una trinchera
diciendo que me voy o que me quedo, desde el lugar que me toca o que me toque,
a la edad que tenga, a la que Dios me de la posibilidad de llegar, siempre me
van a ver trabajando, nunca retirado, siempre al frente, acompañando a quien
tenga que acompañar para la construcción del proyecto nacional y popular que
esta Patria necesita, con un compromiso claro. Hoy, por esas cuestiones de la
historia y del pueblo argentino, me toca ejercer la temporalidad del poder.
Cuando hablamos de la coparticipación
federal quiero ser absolutamente sincero también, porque hablo con la verdad.
Cuando uno habla sin hipocresías y con la verdad se puede parar en cualquier
tribuna. No me acuerdo de la coparticipación federal de la provincia de Buenos
Aires cuando hay elecciones. Durante años me tocó ser gobernador de mi
provincia, siempre terminábamos las discusiones con un pequeño grupo de
provincia federales defendiendo y buscando otro sistema de coparticipación,
mientras otros terminaban arreglando de alguna forma con el poder central
siempre, dejando que nosotros suframos el desgaste de la lucha. Eramos
aquellos, por ahí intransigentes, defendiendo los intereses de nuestra
provincias. Si a la provincia de Buenos Aires en vez de buscar el acuerdo corto
se hubieran sentado al lado nuestro y hubieran dicho que a la provincia de
Buenos Aires hay que devolverle lo que le corresponde, seguramente hoy no
tendría el problema de la coparticipación federal, algunos se acuerdan tarde de
levantar esa bandera.
Más vale tarde que nunca, señor Gobernador,
señores intendentes, este Presidente los va a acompañar para que paulatinamente
la provincia de Buenos Aires recupere la coparticipación federal que allá por
1986 un gobernador declinó. No tengan dudas, porque sé y por eso aporto todo lo
que pueda a la provincia de Buenos Aires, porque sé lo que pasó en 1986, sé los
puntos que perdió la provincia de Buenos Aires, como los que perdió La Rioja y algunas provincias
del sur, son actos de injusticia que no se deben repetir. Lo que ahora hay que
estructurar es un acuerdo entre todos los gobernadores de provincia y el
Gobierno nacional para que paulatinamente podamos alcanzar el punto de
equilibrio. Pero no nos vengamos a rasgar las vestiduras, que ahora nos
acordamos de la coparticipación federal, cuando tuvimos tantos años de
gobierno, estuvimos tan cerca del poder, se podía haber empezado antes, no
importa, empecemos ahora, esto es lo importante
Señor Gobernador, usted lo sabe, a la
provincia de Buenos Aires, endeudada como pocas, le tuvimos que refinanciar,
por el Plan de Refinanciamiento Ordenado, 12 mil millones de pesos. No soy yo
el que la endeudó, tampoco es el gobernador Felipe Solá. 12 mil millones de
pesos que hubo que refinanciar, más el acuerdo de redescuento del Banco Central
respecto al Banco Provincia. Es decir que estamos aportando a la provincia de
Buenos Aires todo lo que podemos. A mí me parece bárbaro pensar diferente, me
parece bárbara la pluralidad, pero hablemos con discurso claros, honestos,
sinceros, esto es lo importante.
Seguiré yendo tribuna tras tribuna,
caminando pueblo tras pueblo, trabajando junto a la provincia de Buenos Aires
en todas las provincias argentinas, creyendo que es posible construir un país
diferente, creyendo que es fundamental encontrar los esquemas superadores, que
nos permitan en la pluralidad, construir el marco de equidad. Pero también
tenemos que ser humildes, aceptar nuestros propios errores, también tenemos que
darnos cuenta que si en algunas cosa no nos fue tan bien no fue por culpa mía,
si yo estaba en Santa Cruz, peleando como podía para defender los hielos
continentales, defender nuestros ingresos y decirles que Santa Cruz era parte
de la Argentina. Si
algunas cosas en la provincia de Buenos Aires no se resolvieron no es culpa de
este Presidente, que ha hecho y está haciendo todo lo que puede por ella, por
ahí es culpa de los mismos que tenían que hacer y por esas circunstancias de la
vida o de la política, o por esas circunstancias de acuerdos inentendibles no
hicieron en el momento de la historia lo que tenían que hacer. Ahora háganlo,
está bien, a mí me pone contento cuando levantan esa bandera porque me van a
encontrar como un soldado militante en toda esa causa.
Iré localidad por localidad, no me voy a
fijar si es radical, si es peronista o no, con quién está o con quién no está.
No califico a la gente, no digo si éste es más peronista o menos peronista, más
radical o menos, si es independiente, para mí son todos argentinos. Quiero una
avenida ancha de la Patria
donde en la diferencia caminemos todos juntos. No tengan ninguna duda que
aquellos intendentes que hoy puedan, circunstancialmente, por distintos
motivos, todos entendibles, no compartir las ideas que uno pueda tener, de este
Presidente van a tener hoy, mañana y pasado las manos solidarias para seguir
levantando a su pueblo, porque lo que a mí me interesa es que vaya para
adelante la Argentina ,
que cada día estén mejor los argentinos.
Cuando estoy pidiendo que me apoyen y que me
ayuden, no que me sigan porque ya vimos lo que pasó por seguir y seguir. No es
por ganarle a nadie, no me interesa ganarle a nadie, bajo ningún aspecto, si
les pido que me ayuden y que me apoyen es porque me interesa tener la fuerza
necesaria para seguir construyendo, cambiando y levantando a la Argentina. Ustedes
saben lo que me ha costado gobernar este país, cuando la oposición, cuando
algunos que contribuyeron al desastre del país decían que este Gobierno
solamente asumió con el 22 por ciento de los votos. No estoy pidiendo que me voten
todos los argentinos ni mucho menos, estoy pidiendo que me acompañen. Todos
aquellos que me estén votando me estarán dando la fuerza para acelerar el
cambio, para acelerar la transformación, para consolidar la justicia y la
equidad.
Para ir despidiéndome de ustedes, me voy
feliz de haber cumplido mi palabra con el señor Intendente de estar de vuelta
en Ayacucho, vine como Gobernador y cumplí la palabra de venir como Presidente.
Tengan la certeza plena de que espero estar aquí, próximamente, cuando llegue
el momento, en el aniversario, en la “Fiesta del Ternero”, a fin de año, como
me gustaba venir a mí, a compartir a ustedes una copa, para despedir a este
pueblo que me recibía con tanto cariño, y yo era un pingüino que llegaba solito
desde el sur y me recibían con los brazos abiertos y me decían: “Ayacucho te
quiere y te respeta”
Hago mías las palabras de Cristina cuando
dice que es fanáticamente argentina, apasionadamente argentinos. Ya vimos que
mirar chiquito, que volar bajo, que creer que sólo una fuerza política puede
reconstruir esta Patria es absolutamente imposible. Pero también vimos que el
acuerdo de cúpula de los dirigentes de todos los partidos también es
absolutamente imposible, porque siempre termina perjudicando. Lo que me
interesa es acuerdo sin banderías, sin intermediarios, con el pueblo, con
ustedes, tomarme de la mano, avanzar junto a ustedes en la construcción del
nuevo tiempo.
Señor Gobernador, mucha fuerza, mucha
convicción, estamos en una provincia, se los digo a los hermanos y hermanas de
Buenos Aires, que todos admiramos. La provincia de Buenos Aires siempre fue la
punta de lanza del país. Cuando me tocó venir a estudiar a Buenos Aires para mí
era lo más, cuando llegué a La
Plata y comencé a conocer la provincia, sus universidades,
sus cines, la cultura, era para nosotros un salto superador. Yo conocí la
provincia de Buenos Aires pujante, esa que quiere volver a ser ahora, y la
provincia de Buenos Aires es el corazón y el barómetro del país, todos lo
sabemos, porque si la provincia de Buenos Aires empuja para adelante empieza a
empujar al país. Por eso todos le tenemos un profundo respeto y cariño. Y
provincia de Buenos Aires no es sólo el conurbano, el conurbano es parte de
ella, pero provincia de Buenos Aires es Tandil, Ayacucho, Azul, Tres Arroyos,
Ranchos, Lobos, tantos pueblos que han hecho parte de su historia, que
realmente, con mucha fuerza, hombres y mujeres de Ayacucho y de provincia de
Buenos Aires, trabajen en su reconstrucción, van a encontrar a un Presidente
amigo permanentemente al lado de ustedes.
También decirles gracias, porque me parece
un sueño estar como Presidente aquí, pero el amor, el afecto, el cariño, la
mano tendida, lo que ustedes me dieron acá, quedará imborrable en mi corazón,
tienen en mí un argentino absolutamente leal, un pingüino que llegó volando
para quedarse en el corazón de ustedes.
Muchas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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