junio 21, 2012

Discurso de Nestor Kirchner en el acto de entrega de subsidios y obras públicas en Ayacucho, Buenos Aires (2005)

DISCURSO EN EL ACTO DE ENTREGA DE SUBSIDIOS Y OBRAS PÚBLICAS EN AYACUCHO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES
Néstor Kirchner
[22 de Agosto de 2005]

Señor Gobernador de la provincia de Buenos Aires, querido amigo Felipe Solá; señor Intendente municipal, amigo Dario David; autoridades nacionales, provinciales, municipales; señores Intendentes; señores legisladores; amigos, amigas: ustedes saben, hermanos y hermanas de Ayacucho que yo no soy un desconocido para ustedes; siendo Gobernador hace varios años atrás me invitó mi amigo, mi compañero, junto a un montón de rostros que veo aquí a pasar y a despedir el fin de año con la gente de Ayacucho y yo como Gobernador de la provincia de Santa Cruz, en ese momento, estuve feliz de venir a compartir en la provincia de Buenos Aires con los hermanos y hermanas de Ayacucho y les dije: “si algún día, por voluntad del pueblo argentino, tengo la posibilidad de conducir este querido país, mirándolos fuertemente a los ojos voy a cumplir y como buen sureño voy a estar como Presidente en Ayacucho”. Vengo a cumplir mi palabra.

Vengo también a apoyar fuertemente la gestión municipal porque por arriba de cualquier circunstancia, por arriba de cualquier pequeñez o mezquindad que pueda existir a mí me interesa darle gobernabilidad, seriedad y responsabilidad a la Argentina y cuando voy a una localidad, en este caso en esta querida localidad de Ayacucho, señor Intendente, venimos a hacer todas las inversiones que están a nuestros alcance y que usted y el señor Gobernador, cada uno en su rol, demandaron para la región y lo vamos a seguir haciendo permanentemente, porque - como bien dijo el Intendente de Ayacucho- si mejora el campo, mejora la economía, la gente lo va sintiendo, pero si mejora el campo y mejora la economía y no viene la inversión en infraestructura, vivienda, rutas y demás siempre estamos en la misma ronda y queremos pegar un salto cualitativo. Nosotros vamos a ayudar a que Ayacucho definitivamente tenga el salto cualitativo que se merece y el lugar que se merece dentro del marco nacional.
Aparte venimos a “desmufar” a Ayacucho, porque sabemos quién vino hace algunos años a la “Fiesta del Ternero”. Ahora venimos los tenemos más suerte, más alegría, más felicidad para que realmente les vaya muy bien a todos y esa gran “Fiesta del Ternero”, que espero en algún momento estar presente, sea una verdadera fiesta nacional, donde el país entero la levante como una bandera y como orgullo nacional porque no es ni más ni menos que la “Fiesta del Ternero”, el elemento fundamental en la traducción económica de nuestro país.
Soy como me ven, como ustedes me vieron cuando vine como Gobernador, hoy vengo como Presidente y trato en el marco de la verdad relativa, porque nadie tiene la verdad absoluta, nadie es perfecto, todos cometemos errores permanentemente, pero evidentemente esta provincia que conozco tanto, donde conocí a mi compañera, a Cristina, donde militábamos juntos en los años 70, en los años duros, antes que venga el General Perón y por supuesto cuando llegó el General Perón, cuando éramos muy poquitos los que dejábamos nuestras cosas personales y salíamos a levantar la bandera del retorno del General, las ideas de todo un pueblo, que durante 18 años no desmayó y su objetivo fundamental fue devolver al lugar que se debía devolver al líder de los argentinos, que era la construcción de un proyecto de liberación nacional, con justicia y con equidad.
Allí yo milité muchos años en la provincia de Buenos Aires, la conozco, estuve, caminé las calles, caminé los barrios, caminé su realidad y tengo muchísimos amigos en ella y también tuve la suerte de encontrar a la compañera de mis sueños militando allí, levantando las banderas, las mismas banderas, que durante mucho tiempo soñamos. Ella – mal le pesa a algunos, inclusive a mí – nacida y criada en la provincia de Buenos Aires, yo un pingüino del sur. 
También nos recibimos juntos en la Universidad de la Plata, en la provincia de Buenos Aires, y obviamente con promedios muy diferentes, yo no cuento el mío, el de ella era bastante bueno, bastante superior al mío, pero yo puse toda la fuerza que pude para recibirme y ahí estábamos, nos recibimos juntos. Después tuvimos que salir de la provincia de Buenos Aires porque los hombres y mujeres comprometidos con el pueblo, con las luchas de liberación nacional, con las ideas inquebrantables fuimos perseguidos, fuimos presos. Hay tantos desaparecidos, tanta violación de los derechos humanos y nosotros fuimos de los tantos que tuvimos que optar por el exilio interno, tuvimos que ir allá a Santa Cruz. Y por supuesto cuando llegamos a Santa Cruz nos esperó también una cárcel para tratar de castigar las ideas que teníamos. Es decir, que si no hubiera sido por allí lo que nos tocó vivir a todos los argentinos vaya a saber lo que hubiera sido nuestra vida. Pero esto fue el destino y se lo cuento a ustedes porque quiero contar a cada lugar en que voy cuál es el destino y la vida que nos tocó a cada uno, fundamentalmente a aquellos que nos comprometimos firmemente con la historia, con las realidades concretas de este país.
Y me tocó ser Presidente, muchos no creían que podía llegar a serlo, acordamos con distintos sectores, yo creía honestamente que todos los sectores que me apoyaban lo hacían para que hubiera un Presidente con fuerza, un Presidente con capacidad de decisión, un Presidente que lo sea verdaderamente y decida para los argentinos. Al andar me fui dando cuenta que algunos y a mi que me dolía y me molestaba cuando decían que iban a tener un Presidente chirolitas. Me parece que algunos querían tener un Presidente chirolitas, pero se equivocaron, acá hay un Presidente que tiene todo lo que hay que tener para llevar adelante la Argentina.
A algunos los ha puesto nervioso eso, que tenga ideas, que piense, que no me calle, que no pacte con el pasado, que no pacte con la impunidad, que no pacte con la corrupción, que no pacte con Patty, que no pacte con Menem, que no pacte con toda esa historia que destruyó la Argentina.  Y cuando digo que la provincia de Buenos Aires estaba desbastada, al igual que el país, y defiendo la transición institucional, porque el desbastamiento económico sabemos de dónde vino y la década que nos tocó vivir, que lo tenemos absolutamente claro, aquel que no queremos nombrar y al que se escapó en el helicóptero, pero tocaron sin resolver asignaturas fundamentales, queridos Intendentes, querido Intendente; queridos amigos: tuvimos que aportar con esfuerzo, querido Gobernador, usted lo sabe bien, del Tesoro Nacional, porque cuando al campo le va bien, le va bien a Ayacucho, cuando invertimos todos también le va bien; pero ustedes los ciudadanos de la provincia de Buenos Aires, y los de Ayacucho también saben que era una indignidad cobrar en “papelitos”, les pagaban el sueldo en Patacones a lo hermanas y hermanos de la provincia de Buenos Aires, como si fueran ciudadanos de segundo orden. Nosotros pusimos 2.600 millones de pesos para terminar con los “papelitos” y devolverle a ustedes la moneda nacional, para que vuelvan a tener los billetes, como todos, como corresponde.
Claro que todavía estamos en el infierno, claro que hay asignaturas pendientes, claro que falta mucho para recuperar la Argentina que nosotros deseamos, pero cuánto avanzamos aún dentro de ese mismo infierno. Dios quiera que cuando me toque terminar mi mandato en el 2007 le pueda decir al pueblo argentino que estamos cerca del purgatorio, que estamos saliendo del infierno y que estamos ganando una de las grandes batallas del pueblo argentino. Para eso estoy trabajando, hacia esta tarea de recuperar y consolidar un proceso económico, una Argentina que creció en el 2003 más de 9 por ciento, que creció el 9.2 en el 2004, que creemos que puede crecer entre el 6 y el 7 en el 2005. Una Argentina que bajó la mortalidad infantil a su nivel más bajo en los últimos 35 años, el 14,4 por mil, un logro realmente muy importante que está marcando hacia dónde se están direccionando las inversiones.
Cuando en esas primeras horas me tocaba asumir el Gobierno y estaba en el despacho allá de la Casa Rosada, me encontré con 100 mil millones de deuda, como dijo Felipe, de deuda privada nada más, que había que negociarla ya. Estábamos en default, con la Argentina explotada, y me puse firme. Muchos decían: “es intransigente”, por abajo me decían que estaba loco, que cómo iba a pedir semejante quita del 75 por ciento de la deuda. Pero yo sabía, y lo sigo sabiendo, que los hermanos y hermanas de la Argentina, y por ende los de la provincia de Buenos Aires, quieren un presidente que se juegue, que no venga a especular si está un día más o un día menos. No vine a contar cuánto tiempo estoy, ni estoy contando el tiempo para irme, vine a cumplir con la palabra empeñada, jugarme por el pueblo argentino, jugarme por la Patria, jugarme por la bandera, jugarme por los que menos tienen.
Nunca me van a encontrar en una trinchera diciendo que me voy o que me quedo, desde el lugar que me toca o que me toque, a la edad que tenga, a la que Dios me de la posibilidad de llegar, siempre me van a ver trabajando, nunca retirado, siempre al frente, acompañando a quien tenga que acompañar para la construcción del proyecto nacional y popular que esta Patria necesita, con un compromiso claro. Hoy, por esas cuestiones de la historia y del pueblo argentino, me toca ejercer la temporalidad del poder.
Cuando hablamos de la coparticipación federal quiero ser absolutamente sincero también, porque hablo con la verdad. Cuando uno habla sin hipocresías y con la verdad se puede parar en cualquier tribuna. No me acuerdo de la coparticipación federal de la provincia de Buenos Aires cuando hay elecciones. Durante años me tocó ser gobernador de mi provincia, siempre terminábamos las discusiones con un pequeño grupo de provincia federales defendiendo y buscando otro sistema de coparticipación, mientras otros terminaban arreglando de alguna forma con el poder central siempre, dejando que nosotros suframos el desgaste de la lucha. Eramos aquellos, por ahí intransigentes, defendiendo los intereses de nuestra provincias. Si a la provincia de Buenos Aires en vez de buscar el acuerdo corto se hubieran sentado al lado nuestro y hubieran dicho que a la provincia de Buenos Aires hay que devolverle lo que le corresponde, seguramente hoy no tendría el problema de la coparticipación federal, algunos se acuerdan tarde de levantar esa bandera.
Más vale tarde que nunca, señor Gobernador, señores intendentes, este Presidente los va a acompañar para que paulatinamente la provincia de Buenos Aires recupere la coparticipación federal que allá por 1986 un gobernador declinó. No tengan dudas, porque sé y por eso aporto todo lo que pueda a la provincia de Buenos Aires, porque sé lo que pasó en 1986, sé los puntos que perdió la provincia de Buenos Aires, como los que perdió La Rioja y algunas provincias del sur, son actos de injusticia que no se deben repetir. Lo que ahora hay que estructurar es un acuerdo entre todos los gobernadores de provincia y el Gobierno nacional para que paulatinamente podamos alcanzar el punto de equilibrio. Pero no nos vengamos a rasgar las vestiduras, que ahora nos acordamos de la coparticipación federal, cuando tuvimos tantos años de gobierno, estuvimos tan cerca del poder, se podía haber empezado antes, no importa, empecemos ahora, esto es lo importante
Señor Gobernador, usted lo sabe, a la provincia de Buenos Aires, endeudada como pocas, le tuvimos que refinanciar, por el Plan de Refinanciamiento Ordenado, 12 mil millones de pesos. No soy yo el que la endeudó, tampoco es el gobernador Felipe Solá. 12 mil millones de pesos que hubo que refinanciar, más el acuerdo de redescuento del Banco Central respecto al Banco Provincia. Es decir que estamos aportando a la provincia de Buenos Aires todo lo que podemos. A mí me parece bárbaro pensar diferente, me parece bárbara la pluralidad, pero hablemos con discurso claros, honestos, sinceros, esto es lo importante.
Seguiré yendo tribuna tras tribuna, caminando pueblo tras pueblo, trabajando junto a la provincia de Buenos Aires en todas las provincias argentinas, creyendo que es posible construir un país diferente, creyendo que es fundamental encontrar los esquemas superadores, que nos permitan en la pluralidad, construir el marco de equidad. Pero también tenemos que ser humildes, aceptar nuestros propios errores, también tenemos que darnos cuenta que si en algunas cosa no nos fue tan bien no fue por culpa mía, si yo estaba en Santa Cruz, peleando como podía para defender los hielos continentales, defender nuestros ingresos y decirles que Santa Cruz era parte de la Argentina. Si algunas cosas en la provincia de Buenos Aires no se resolvieron no es culpa de este Presidente, que ha hecho y está haciendo todo lo que puede por ella, por ahí es culpa de los mismos que tenían que hacer y por esas circunstancias de la vida o de la política, o por esas circunstancias de acuerdos inentendibles no hicieron en el momento de la historia lo que tenían que hacer. Ahora háganlo, está bien, a mí me pone contento cuando levantan esa bandera porque me van a encontrar como un soldado militante en toda esa causa.
Iré localidad por localidad, no me voy a fijar si es radical, si es peronista o no, con quién está o con quién no está. No califico a la gente, no digo si éste es más peronista o menos peronista, más radical o menos, si es independiente, para mí son todos argentinos. Quiero una avenida ancha de la Patria donde en la diferencia caminemos todos juntos. No tengan ninguna duda que aquellos intendentes que hoy puedan, circunstancialmente, por distintos motivos, todos entendibles, no compartir las ideas que uno pueda tener, de este Presidente van a tener hoy, mañana y pasado las manos solidarias para seguir levantando a su pueblo, porque lo que a mí me interesa es que vaya para adelante la Argentina, que cada día estén mejor los argentinos.
Cuando estoy pidiendo que me apoyen y que me ayuden, no que me sigan porque ya vimos lo que pasó por seguir y seguir. No es por ganarle a nadie, no me interesa ganarle a nadie, bajo ningún aspecto, si les pido que me ayuden y que me apoyen es porque me interesa tener la fuerza necesaria para seguir construyendo, cambiando y levantando a la Argentina. Ustedes saben lo que me ha costado gobernar este país, cuando la oposición, cuando algunos que contribuyeron al desastre del país decían que este Gobierno solamente asumió con el 22 por ciento de los votos. No estoy pidiendo que me voten todos los argentinos ni mucho menos, estoy pidiendo que me acompañen. Todos aquellos que me estén votando me estarán dando la fuerza para acelerar el cambio, para acelerar la transformación, para consolidar la justicia y la equidad.
Para ir despidiéndome de ustedes, me voy feliz de haber cumplido mi palabra con el señor Intendente de estar de vuelta en Ayacucho, vine como Gobernador y cumplí la palabra de venir como Presidente. Tengan la certeza plena de que espero estar aquí, próximamente, cuando llegue el momento, en el aniversario, en la “Fiesta del Ternero”, a fin de año, como me gustaba venir a mí, a compartir a ustedes una copa, para despedir a este pueblo que me recibía con tanto cariño, y yo era un pingüino que llegaba solito desde el sur y me recibían con los brazos abiertos y me decían: “Ayacucho te quiere y te respeta”
Hago mías las palabras de Cristina cuando dice que es fanáticamente argentina, apasionadamente argentinos. Ya vimos que mirar chiquito, que volar bajo, que creer que sólo una fuerza política puede reconstruir esta Patria es absolutamente imposible. Pero también vimos que el acuerdo de cúpula de los dirigentes de todos los partidos también es absolutamente imposible, porque siempre termina perjudicando. Lo que me interesa es acuerdo sin banderías, sin intermediarios, con el pueblo, con ustedes, tomarme de la mano, avanzar junto a ustedes en la construcción del nuevo tiempo.
Señor Gobernador, mucha fuerza, mucha convicción, estamos en una provincia, se los digo a los hermanos y hermanas de Buenos Aires, que todos admiramos. La provincia de Buenos Aires siempre fue la punta de lanza del país. Cuando me tocó venir a estudiar a Buenos Aires para mí era lo más, cuando llegué a La Plata y comencé a conocer la provincia, sus universidades, sus cines, la cultura, era para nosotros un salto superador. Yo conocí la provincia de Buenos Aires pujante, esa que quiere volver a ser ahora, y la provincia de Buenos Aires es el corazón y el barómetro del país, todos lo sabemos, porque si la provincia de Buenos Aires empuja para adelante empieza a empujar al país. Por eso todos le tenemos un profundo respeto y cariño. Y provincia de Buenos Aires no es sólo el conurbano, el conurbano es parte de ella, pero provincia de Buenos Aires es Tandil, Ayacucho, Azul, Tres Arroyos, Ranchos, Lobos, tantos pueblos que han hecho parte de su historia, que realmente, con mucha fuerza, hombres y mujeres de Ayacucho y de provincia de Buenos Aires, trabajen en su reconstrucción, van a encontrar a un Presidente amigo permanentemente al lado de ustedes.
También decirles gracias, porque me parece un sueño estar como Presidente aquí, pero el amor, el afecto, el cariño, la mano tendida, lo que ustedes me dieron acá, quedará imborrable en mi corazón, tienen en mí un argentino absolutamente leal, un pingüino que llegó volando para quedarse en el corazón de ustedes.
Muchas gracias.
NESTOR KIRCHNER

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