junio 21, 2012

Discurso de Nestor Kirchner en el acto de firma de convenios en Bahía Blanca (2005)

DISCURSO EN EL ACTO DE FIRMA DE CONVENIOS EN LA CIUDAD DE BAHÍA BLANCA
Néstor Kirchner
[25 de Agosto de 2005]

Señor gobernador de la provincia de Buenos Aires; señor intendente municipal de Bahía Blanca; señores ministros del Poder Ejecutivo Nacional y Provincial; autoridades nacionales, provinciales; señores intendentes; señores legisladores; señoras, señores; señores docentes; alumnos; dirigentes gremiales; amigos de tanto tiempo: cada vez que llego a Bahía le digo a Cristina, con todo respeto señor Intendente y señor Gobernador, que respiro este aire y me siento en la Patagonia.
Les quiero contar que para los hombres y mujeres del Sur, Bahía siempre fue un ejemplo; fue la capital lejana de esta Patagonia que durante años fueron dejando como patio trasero del país, por falta de visión estratégica, por falta de visión histórica.
Por eso siento estos aires, amo y sueño con los bahienses, y vengo a cumplir la palabra empeñada, la palabra que le dije al pueblo de Bahía y a distintos dirigentes de diferentes extracciones partidarias y de distinta extracción de mi propio partido, que volvería a invertir y a ayudar a los bahienses y al Gobierno que tiene hoy Bahía Blanca, que representa al pueblo de esta ciudad, con todos los esfuerzos de los fondos nacionales para que Bahía vaya hacia delante.
Mi compromiso total y absoluto porque Bahía no es solamente una referencia de la provincia de Buenos Aires –y que me disculpe nuevamente la mesa de dirigentes de la provincia de Buenos Aires que me acompaña-, Bahía es una referencia del país todo, una ciudad que fue pujante como dijo el señor Intendente, que generó un gran punto de progreso en todo el país, que tuvo inversiones fenomenales durante una época y un tiempo. Llegó el momento de poner esa polea en marcha con todo para que las inversiones vuelvan a llegar a Bahía Blanca, el trabajo vuelva a dignificar a Bahía y vuelva a ser un centro importantísimo de crecimiento económico, trabajando con todas las fuerzas políticas, trabajando con todas las instituciones, trabajando con todos los sectores.
Es difícil volver a recuperar este país, pero yo me quiero acordar de algo. Cuando estuve en la Cámara de Comercio de Bahía, cuando estuve con la Cámara Industrial de Bahía, cuando estuve con el pueblo de Bahía, me encontré con muchos bahienses que se acercaban a abrazarme llorando y me decían: “mire a qué hemos llegado -y me mostraban el patacón- la gran Bahía hoy se mueve con papelitos, la Bahía que era la esperanza de tantos argentinos, al igual que la provincia de Buenos Aires, cobra sus sueldos con papeles”. Como cobraban los docentes, los universitarios, los judiciales, todos aquellos que trabajaban en la provincia de Buenos Aires.
Por eso una de las primeras medidas que tomamos fue rescatar los bonos y el Gobierno Nacional puso 2.600 millones de pesos para que el pueblo de la provincia de Buenos Aires y de Bahía Blanca recuperara la dignidad de tener la moneda nacional, recuperara la dignidad de tener el mismo derecho que todos los argentinos, terminando con esa expoliación a la que se veían sometidos.
Claro que venimos del infierno, claro que estamos aún en el infierno. Hay que dejar de lado el voluntarismo político, no hay país que se salve en dos años ni hay país que se pueda volver a motorizar y a dar la definitiva claridad que tiene en dos años, porque es una lucha cotidiana, más cuando durante décadas a la Argentina se la llenó de sombras. Entonces, volver a recuperar la ética, la moral, la lucha contra la impunidad, la lucha contra la corrupción, la inversión, un país industrial, el trabajo, no es cuestión de poco tiempo, debe ser cuestión de toda la vida para que definitivamente no vuelva ese pasado que nos avergüenza a todos los argentinos.
Y si ustedes me permiten les voy a contar también las cosas que yo siento en soledad, allí en mi familia, con Cristina y mis hijos. Les cuento, me dijeron algunos: “hacete cargo de la Argentina que te vamos a apoyar”. Yo, como buen sureño y argentino de alma, me sentía –y me siento- con la fuerza, con las ganas de dar el desafío de la construcción de la nueva Argentina.
Siempre creí que algunos de los que decían que me iban a apoyar lo hacían con toda lealtad por un nuevo país, que habían entendido el sentido que debe tener un estadista, que habían comprendido qué es lo que había que hacer. Al poco tiempo me di cuenta –lamentablemente me di cuenta- lo que decían por allí algunos comentaristas, que lo que querían tener era un presidente Chirolita, manejable para hacer lo que ellos quieren. Como ven que no lo pueden hacer me ponen todo tipo de trabas todos los días.
Como ven, estoy absolutamente decidido a no dejar las convicciones en la puerta de la Casa Rosada, a no amparar pactos que fueron dirigenciales contra el pueblo argentino, a no seguir sosteniendo el mecanismo y la cultura de una dirigencia, sea del color y de la ideología que pueda tener, que llevó a la Argentina a un punto terminal. Entonces uno ya no le sirve a esos intereses. vamos a tratar de desestabilizar, vamos a tratar de ponerle trabas, vamos a tratar de que este Presidente no tenga fortaleza, vamos a tratar por todos los medios de mantener la vigencia y ustedes deben tener presente que si esa vieja dirigencia mantiene vigencia, no hay futuro. Solamente habrá un nuevo amanecer si el pueblo argentino se toma de las manos con decisión y coraje para construir el tiempo que este país necesita.  Solo habrá un tiempo nuevo si no quedamos atados a los viejos acuerdos de las cúpulas dirigenciales, solo habrá futuro si somos capaces de construir el punto de inflexión para que realmente las nuevas generaciones puedan avanzar en la construcción de la nueva Argentina.
Y me dicen, algunos medios quieren que haga el discurso que ellos quieren y algunos medios me quieren débil para hacer lo que ellos quieren. Como sé que el pueblo me va a acompañar, esos grupos de medios tendrán que esperar algún otro tiempo de la historia, porque acá estamos construyendo el nuevo tiempo que viene.
Fíjense ustedes, algunos hablan de la propuesta. Nosotros estamos gobernando y llevando nuestra propuesta adelante. Tendrían que preguntarle a los que quieren ser alternativa qué propuesta tienen para el país; qué alternativa, qué han pensado más allá de desestabilizar y agraviar, y se van a encontrar que están vacíos de ideas y de contenidos.
Yo me pregunto: qué se puede decir de una Argentina que pasó de 20 millones de hectáreas sembradas a 29 millones, qué podrán decir de una Argentina que tiene el récord de cosechas, que llegó a 84 millones de toneladas; qué podrán decir de una Argentina donde se fabricaban en el 2002-2003 mil tractores por año y hoy se están haciendo 6.000 tractores; qué podrán decir de una Argentina que ha tenido el crecimiento industrial que tiene en esta etapa, qué se podrá decir de la Argentina que creció en su Producto Bruto Interno al 8,8 por ciento en el 2003, al 9,2 en el 2004 y si Dios quiere vamos a estar entre el 6 y el 7 por ciento; qué se podrá decir de una Argentina que ha bajado la mortalidad infantil al nivel más bajo de los últimos 35 años, al 14,4 por mil; qué se podrá decir de una Argentina que ha bajado la indigencia a los niveles que ha bajado la pobreza y el desempleo, que pasamos del 20,5 al 12,1 en el trimestre y al 11,1 en junio. Qué se podrá decir de una Argentina que negoció 400 convenios colectivos de trabajo a la alza. Claro que todavía falta en el bolsillo de los trabajadores, pero rompimos el congelamiento y les estamos devolviendo de a poco la posibilidad y el poder adquisitivo para poder recuperar la dignidad que se merecen.
Qué se podrá decir de una Argentina que está construyendo más de 500 mil viviendas. No recuerda la historia reciente tanta construcción de viviendas. Qué podrán decir de una Argentina que construye rutas, que está construyendo gasoductos por 708 kilómetros y 500 millones de dólares, y que estamos incorporando y superando la tan mentada o casi pensada crisis energética que nunca existió pero que la estamos superando con toda nuestra fuerza para acompañar el crecimiento que este país necesita.
Qué podrán decir, que nosotros estamos estructurando –como muy bien dijo el Gobernador- la nueva Ley de Educación Técnica. Sufrimos la vergüenza de que en los años 90 se pensó un país de servicios y dejaron a nuestros chicos y jóvenes sin el oficio. ¿Saben lo que nos pasa hoy? Se demanda trabajo y no pueden tomar a algunos de los jóvenes argentinos porque no tienen oficio. Volvemos a la educación técnica, al pensamiento industrial, a que nuestros chicos tengan el oficio que necesitan. 
Qué podemos decir de una Argentina que si Dios quiere, señores docentes, el 9 de setiembre estaremos presentando el proyecto de financiamiento educativo; por primera vez en la historia del país, trabajando junto con las autoridades gremiales del sector, hemos elaborado y estamos dando punto final a la construcción del proyecto de financiamiento educativo, donde queremos que en seis años seis puntos del producto bruto interno de la Argentina sean destinados definitivamente al financiamiento educativo. 
Y una vez que tengamos el proyecto de financiamiento educativo, este país reclama, con toda seriedad, que empecemos a discutir entre todos los sectores la futura ley de educación que enorgullezca a la Argentina y le dé la jerarquía y la calidad que el sistema educativo merece. Hoy nosotros estamos sufriendo sus carencias por no haber tenido la posibilidad o la visión o la tarea en otros tiempos de encarar estratégicamente este sistema.
Por eso me digo permanentemente: son dos añitos que estamos; y les pregunto a aquellos que me acompañaron en el 2003 por qué me acompañaron tan poco tiempo. ¿Por una banca de diputados, por una banca de senadores o de senadora? ¿Es más importante la individualidad que tener el desprendimiento y el coraje de apoyar todas estas cosas que se están haciendo, que ellos por debajo dicen que están bien pero hay que mantener el poder institucional vaya a saber por qué? Que Dios los ilumine y les dé grandeza, que se den cuenta que no hay banca de diputado o concejal o senadora o senador que de alguna manera tenga tanta importancia como la construcción de un país distinto. Los cargos pasan, lo importante, lo que hay que construir es el país.
Hay que construir un país generoso, un país amplio, un país en la diversidad y en la pluralidad, un país que tenga nuevos métodos de construcción, un país que vuelva a premiar al más honesto, al más capaz, al que más estudia, al que más trabaja, al que la sociedad más respeta.  Terminemos con lo que ha ocurrido y yo recuerdo en la década pasada, que el mejor dirigente era el que más plata rápido hacía no importa cómo, o el mejor dirigente era el más tramposo, el más rosquero, el que podía trenzar de cualquier forma, ése era el mejor dirigente. Para mí el mejor dirigente, el que quiero para mi país es el que más estudie, el que más investigue, el que más decente sea, el que mejor referente sea para la comunidad. Hay que cambiar esa calidad. 
Por eso no me asustan pactos, hermanos y hermanas bahienses, porque sé que el pueblo me va a acompañar. No quiero que me sigan porque ya sabemos lo que pasó por seguir y seguir, el pueblo me va a ayudar para poder dar vuelta la taba; el pueblo me va a dar la fuerza de Bahía y de toda la Argentina para hacer frente a esos pactos. A esos pactos que hay que darles nombre y apellido, porque algunos me dicen “usted tiene que decir menos”; al pueblo mío, a mi pueblo argentino del cual formo parte, yo le tengo que hablar como siento, con mis errores y mis aciertos pero no con hipocresía. Y les quiero decir que ese pacto que hoy estamos sufriendo, en la provincia de Buenos Aires es el pacto Duhalde-Patti-Menem para que vuelva el pasado. Al que hay que vencer y derrotar para poder construir la nueva Argentina.  Claro que son funcionales a algunos sectores que se dicen que son revolucionarios; son realmente funcionales y vaya a saber –como dijo ayer Cristina con toda claridad- allá en la oscuridad qué tipo de acuerdo tienen esas dos puntas para tratar de frenar de alguna manera el cambio en la Argentina. Pero que se den cuenta de que cuando se dedicaron a desestabilizar institucionalmente el país lo hicieron con un Presidente que había traicionado y olvidado lo que había jurado y por lo que el pueblo lo había votado; hoy hay un Presidente que primero va a defender las ideas, las convicciones y lo que el pueblo votó, no me interesa ser un solo minuto Presidente de la Argentina dejando atrás las convicciones que les dije al pueblo y el pueblo me acompañó.  En segundo lugar, no van a poder porque yo no me voy a escapar en un helicóptero, voy a estar con el pueblo esperándolos para construir el país en el tiempo que necesita la Patria. 
Que lo vayan sabiendo, esta Argentina que estamos construyendo en la diversidad necesita el apoyo de todos los argentinos y también la firmeza y las convicciones, queridos bahienses. El 10 de diciembre de 2007, cuando esté dejando de ser Presidente de los argentinos, espero poder decirles que la indigencia llegó a un dígito –son mis sueños y se los cuento-; que la desocupación llegó a un dígito; que la Argentina sigue creciendo entre el 4 y el 7 por ciento anual en forma permanente; que seguimos bajando la exclusión; que tenemos la nueva Ley de Educación; que tenemos el financiamiento educativo en marcha; que jerarquizamos nuestras universidades; que cualificamos nuestros docentes, les dimos la oportunidad de prepararse y los elementos necesarios para tener cada día un mayor nivel de preparación para impartir cada día una mayor calidad de docencia. Espero poder decirles que la salud se va instalando definitivamente en el país, que deja de ser el privilegio de unos pocos para que reaparezca la salud pública en serio, no para defender sectores o focos sino para que la salud llegue a cada hogar del pueblo argentino, que es central y fundamental.  Espero poder decirles eso, y que la medicina privada acompaña esa tarea que debemos llevar adelante desde la salud pública.
Queridos bahienses, querido señor Intendente, querido amigo Gobernador, señores intendentes presentes, les agradezco profundamente, pero les quiero decir a ustedes delante del pueblo de Bahía y a quienes no están aquí, con todo respeto: tengan en cuenta que la función pública solamente sirve cuando uno llega a la casa, se sienta a la mesa y puede mirar a sus hijos ; que la función pública sirve cuando generamos una realización cotidiana, cuando vamos solucionando los problemas de la gente, cuando tenemos voluntad de escuchar esos problemas, cuando nos duele el dolor de ellos, cuando no nos creemos señores, cuando no nos emborrachamos con el poder, cuando nos damos cuenta que somos seres comunes y normales como cualquiera y circunstancialmente tenemos un cargo público; cuando conservamos la virtud de amar a la familia como siempre y no amarla distinto cuando llegamos a un cargo determinado; cuando seguimos valorando que lo mejor que tenemos es nuestro hogar, nuestra familia, nuestros hijos, nuestros amigos y nuestro pueblo. Cuando se mantienen esos valores es seguro que estamos ante un funcionario que va a ayudar a cambiar la patria. 
Bahienses, muchas gracias por este acompañamiento, muchas gracias por compartir este momento, tengan en mí un aliado permanente. Les puedo asegurar que me voy altamente emocionado por vuestro cariño, muchísimas gracias. ¡Arriba Argentina! ¡Arriba provincia de Buenos Aires! ¡Arriba nuestra querida y amada Bahía Blanca! ¡Seamos fanáticamente argentinos, apasionadamente argentinos!
Y para cerrar, allá están mis hermanos los combatientes de Malvinas, por quienes estoy haciendo todo lo que puedo, por quienes siento un gran respeto y voy a tratar de seguir reivindicándolos. Hemos dado pasos importantes pero siempre tienen que estar en el corazón del pueblo nuestros combatientes.
Muchísimas gracias. 
NESTOR KIRCHNER

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