DISCURSO EN EL
ENCUENTRO DE PRESIDENTES DEL BLOQUE REGIONAL EN LA CUMBRE DE JEFES DE
ESTADO DEL MERCOSUR Y PAÍSES ASOCIADOS, EN LA CIUDAD DE CÓRDOBA
Néstor Kirchner
[21 de Julio de
2006]
Señora Presidenta, señores presidentes y
ministros de los países que nos visitan; señores representantes de los
presidentes; señores representantes de organismos internacionales; señores
legisladores del MERCOSUR y de los países que nos visitan; delegaciones
extranjeras; señores gobernadores; amigos y amigas: queremos, en nombre del
pueblo argentino, darles una afectuosa bienvenida a esta hermosa ciudad de
Córdoba que, con más de 500 años de historia, representa la vida misma de todos
los argentinos; esta ciudad tesonera y creativa, que está siempre bien
dispuesta a recibir de brazos abiertos a quienes la visitan, como ustedes
habrán ya apreciado.
Esperamos que al retornar a sus hogares, luego de esta trigésima reunión del Consejo del MERCOSUR y Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR y sus estados asociados, lo hagan con el mejor de los recuerdos por las horas compartidas.
Esperamos que al retornar a sus hogares, luego de esta trigésima reunión del Consejo del MERCOSUR y Cumbre de Jefes de Estado del MERCOSUR y sus estados asociados, lo hagan con el mejor de los recuerdos por las horas compartidas.
La ocasión es propicia para compartir
reflexiones que ayuden a tener una visión precisa de lo que el MERCOSUR hoy
significa, qué sentido han tenido sus últimos pasos y cuál es el rumbo que
debemos tratar imprimirle a su futuro.
En nuestra humilde perspectiva y
aprovechando la finalizaciòn de la presidencia pro témpore hacemos un balance
de nuestra experiencia. Siempre hemos sostenido que el MERCOSUR y la
integración latinoamericana conforman el núcleo de nuestro proyecto regional.
Nos hemos planteado nuestra presencia en el MERCOSUR como una opción
estratégica y hemos trabajado para profundizar y extender el MERCOSUR. Hacia su
interior el MERCOSUR crece incrementando la calidad institucional y
profundizando una mayor institucionalidad. Extender territorialmente el
MERCOSUR implica su ampliación integrando a nuevos miembros.
Para nosotros el éxito o el fracaso del
MERCOSUR, el avance o el retroceso del MERCOSUR debe medirse en esas dos
dimensiones, que refieren al interior y el exterior de nuestra alianza
regional. Toda integración requiere un proceso complejo, largo y muchas veces
sinuoso. Las tensiones, las divergencias son resultados de la necesidad de
atender todos los diversos puntos de vista.
La articulación de los intereses locales,
nacionales, regionales y globales exige confrontar las diferencias
estructurales entre las partes para arribar a síntesis superadoras. Las
asimetrías existentes merecen ser tenidas en cuenta, todo acuerdo de
integración debe contemplar salvaguardas y compensaciones para los que sufren
atrasos relativos para no potenciar sus debilidades.
La integración es un proceso continuo de
aproximación y de aprendizaje, que es vulnerable a la crisis y supone atravesar
etapas de discusión, cooperación y coordinación para arribar luego a un nuevo
equilibrio. En este camino ningún avance es tan acelerado e irreversible que
permita exitismos, ni ningún problema es tan grande que no pueda ser vencido
con esfuerzo, buena voluntad y decisión política de integrarnos.
Por eso nos oponemos a considerar que ya
logramos todo, como nos oponemos con igual fuerza a la visión de aquellos que
en cada discusión, en cada divergencia, quieren ver el fracaso de nuestro
trabajo. No tenemos que ocultar las diferencias sino analizarlas y resolverlas
en el contexto de nuestra firme voluntad de enfrentar juntos los desafíos del
mundo globalizado.
La integración regional y el MERCOSUR no son
meras cuestiones retóricas, tienen contenidos concretos y esa agenda debe
plantear seriamente qué tipo de integración vamos a tener. Es necesario fortalecer
el MERCOSUR y el bienestar de los pueblos, es necesario fortalecer el MERCOSUR
de los ciudadanos de nuestras naciones.
El MERCOSUR es una herramienta para el
desarrollo integral de nuestros países, es un instrumento de integración
energética y de infraestructura, es un proyecto estratégico que nos permite
insertarnos en el mundo garantizando la defensa de nuestros intereses
regionales nacionales.
El proyecto de integración que proponemos y
en el que estamos trabajando tiene raíces políticas y se sostiene sobre
cuestiones que trascienden ampliamente la dimensión económica e integran una
nueva agenda: democracia, solidaridad, derechos humanos, libertad, justicia
social, equidad y lucha contra la pobreza. En ese sentido, el MERCOSUR no puede
ser sólo la suma de los países que lo integran, sino que debe constituirse como
un actor con capacidad de influencia en el mundo, un interlocutor en el orden
mundial que nos garantice una integración en condiciones dignas y equitativas.
El espacio sudamericano tiene identidad
propia y desde esa identidad nos insertamos en el mundo, se equivocan quienes
ven a la globalización como un proceso homogeneizador, por el contrario, una
estrategia de esas características llevará indefectiblemente al fracaso.
Tenemos que estar integrados al mundo pero no de cualquier manera. No se puede
construir la integración a partir de los subsidios, de las barreras
arancelarias y para-arancenlarias. La integración requiere para ser efectiva
que sea equitativa para las partes, queremos una integración atractiva para
todos y no una mayor dependencia.
La infraestructura y los recursos
energéticos tampoco pueden quedar fuera de esta agenda, no puede haber
integración entre países aislados y no se puede crecer económicamente si no se
dispone de energía. Contamos en la región con grandes reservorios de gas y
petróleo, así como con experiencia en la gestión de su extracción y
distribución. Necesitamos preservar y garantizar el abastecimiento de energía y
favorecer el desarrollo equilibrado entre países productores y consumidores,
entre países con experiencia tecnológica y quienes aún no la tienen.
Debemos acordar hoy que el desarrollo
productivo, el comercio justo, la lucha contra la pobreza, contra la
marginación, por la plena igualdad y la ciudadanía social, el fortalecimiento
de la democracia, la seguridad y la paz, la defensa de los derechos humanos,
constituyen valores y objetivos que no pueden alcanzarse desde el esfuerzo de
los Estados nacionales aislados, por más bien intencionadas que sean sus
acciones. Tenemos que asumir, sin debilitar la independencia de cada una de las
naciones, sin ignorar las realidades propias de cada país, un nuevo concepto de
soberanía, un concepto ampliado de soberanía, una comunidad política y
productiva capaz de poner en acción las enormes potencialidades de nuestra
región para el bien de sus hombres y de sus mujeres.
En ese marco y desde la perspectiva que
referimos al comienzo en cuanto a desde dónde debe apreciarse si existe avance
o retroceso, brevemente queremos destacar lo que nos parecen los hechos más
trascendentes de todo lo que se incluya en el informe respectivo: primero, los
que tienden al fortalecimiento democrático, a la mejora de la calidad
institucional, a la transparencia y a la mayor institucionalidad interior del
MERCOSUR.
La puesta en marcha del Parlamento del
MERCOSUR constituye un hito fundamental para consolidar la integración y la
vigencia de los valores democráticos, contribuyendo a generar una amplia base
de participación ciudadana reafirmando la legitimidad, la pluralidad y el
equilibrio institucional de nuestro bloque.
La adopción para el crecimiento del empleo,
que permitirá colocar la cuestión del empleo en todas las instancias
institucionales del MERCOSUR y que integran nuestros ministerios responsables
de las políticas económicas, industriales, laborales y sociales, con el aporte
de las organizaciones económicas y sociales del foro consultivo regional.
Los acuerdos arribados en torno a los
aranceles y a las definiciones, y lineamientos del código aduanero del MERCOSUR
que deberá entrar en vigencia en el 2009, avanzando hacia el perfeccionamiento
de unión aduanera y de nuestro mercado común.
Segundo, los avances que nos acercan física
y económicamente a un MERCOSUR productivo, la puesta en funcionamiento del
fondo para la convergencia estructural del MERCOSUR constituye un aspecto
central de esta etapa de la integración regional para convertir la integración
de la gran impulsora del desarrollo de todos los países miembros.
Es central también la iniciativa de la
creación de un banco de desarrollo regional del MERCOSUR, que nos permitirá
contar con los medios financieros para concretar nuestros planes, los planes de
mayor interés para nuestros países en función de nuestra integración.
En este camino creemos firmemente en la
consolidación de la red de gasoductos Sur Sur, la incorporación al proyecto de
interconexión gasífera del Gran Gasoducto del Sur, de Uruguay, de Paraguay y
Bolivia, constituyen una sólida plataforma para la integración, no sólo
energética sino política y social de los pueblos de esta región.
Tercero, un avance que amplía regionalmente
el MERCOSUR y nos acerca al sueño de una Sudamérica unida, integrada y en paz.
Con la inclusión de la
República Bolivariana de Venezuela se suma un primer miembro
pleno desde 1991 y ello por sí muestra la fortaleza del compromiso con los
objetivos y principios del Tratado de Asunción, sus metas y sus fines.
Este crecimiento del MERCOSUR hacia la
región contribuirá sin dudas a dinamizar la agenda del bloque, sumará debates y
acuerdos sobre temas importantes que representan otros tantos desafíos
pendientes para profundizar el proceso de integración regional, hacia el logro
de un mayor bienestar de nuestros pueblos. Es un camino que iniciamos y debemos
continuar en el sentido de sumar nuevos miembros plenos.
Por último, creemos que corresponde ponderar
la acción desempeñada en el sentido de utilizar al MERCOSUR como nuestra
plataforma de lanzamiento al mundo. Allí está el avance producido en Viena con la Unión Europea , la
posibilidad de un acuerdo de libre comercio con Israel y las negociaciones con
Cuba y Pakistán.
Como vemos, en una América Latina que cambia
en paz y democráticamente el MERCOSUR está cambiando y profundizándose como una
estrategia común de desarrollo regional. Como construcción social y política
que es el MERCOSUR cambia junto con nosotros, surgen nuevas necesidades y
enfrentamos y enfrentaremos nuevos problemas. La integración es un proceso que
debe combinar la persistencia y la tenacidad del trabajo de todos los días con
la claridad de un rumbo estratégico.
Como presidente pro témpore saliente
advierto muestras palpables de que estamos avanzando, no tanto por los logros
puntuales que pueden haberse alcanzado durante este período en tal o cual
aspecto, tampoco porque nuestras dificultades hayan sido resueltas o encaradas
de un modo perfecto, las dificultades persisten. Todo proceso de cambio
histórico como es la integración regional está atravesado de dificultades.
Nuestras naciones, todas, están por cumplir 200 años de existencia, el MERCOSUR
nació hace apenas 15 años, es natural que existan resistencias en lo que a
veces se nos aparece como una mengua de nuestra soberanía. No hay exhortación
voluntarista que pueda evitarlo.
Estamos avanzando y esto se percibe en la
mayor claridad de rumbos estratégicos. Existe hoy mayor conciencia de nuestros
problemas, mayor conciencia de lo complejo que es superar una visión de la
integración estrictamente concebida como acuerdo comercial y superada como una
visión de comunidad política orientada al desarrollo productivo y social de
nuestros pueblos, mayor conciencia del lastre que arrastramos en materia de
pobreza y desigualdad en cada uno de ellos.
Se advierte que avanzamos porque detectamos
la potencialidad productiva de nuestros países, porque empezamos a jugar un
juego en el que creemos que podemos ganar todos y no sentimos que lo que gana
uno tenga que ser lo que pierda el otro.
Cada vez más sentimos que nuestros pueblos
nos demandan más integración, una integración en la vida y en la agenda
personal de nuestros trabajadores, de nuestros empresarios, de nuestros
profesionales e intelectuales, que interese a nuestra economía y también a
nuestra cultura, que nos haga fuertes en el mundo sobre la base de un
compromiso democrático y pacífico con todos los países de la tierra.
Creo que estamos ante desafíos históricos.
Debemos asumir que en un proceso de integración, especialmente en una región
como la nuestra, que sufrió procesos de vaciamiento económico, de exclusión
social, de marginación muy fuerte, que casi nos dejaron como el patio trasero
del mundo, empezar a construir y armar la alternativa que convoque a todos los
países de América, de América latina, de América del Sur, es un desafío muy
grande y no se puede medir por actitudes coyunturales o no se puede decir que
el MERCOSUR fracasa porque dos países, tres o entre nosotros mismos tenemos
diferencias circunstanciales y coyunturales por la interpretación de distintos
temas. Y que algunos, aquellos que no creen en la integración, aquellos que
siguen viendo en el individualismo y en la xenofobia nacionalista la solución
de los problemas de sus pueblos, tratan de cualquier manera y de cualquier
forma que estos procesos de integración no den resultado.
Grande es la responsabilidad histórica que
tenemos quienes hoy estamos circunstancial y transitoriamente en la
responsabilidad de la conducción de nuestros pueblos. Tenemos que hacer grandes
esfuerzos para lograr la integración. Vamos a tener que superar muchísimas
dificultades, vamos a tener que derrotar muchos intereses y vamos a tener que
comprender y hacer comprender a muchos que no solamente es la integración
económica. No nos interesa una región del mundo donde la integración económica
esté llena de pobreza, de exclusión, de desocupación, de falta de empleo, de
falta de inversión, de falta de desarrollo industrial de nuestros pueblos.
Tampoco nos interesa una integración que
trate de demostrar qué país es más vivo que otro para obtener más ventajas. La
solidaridad debe ser la bandera que debe regir nuestras acciones. Hay países
que tienen mayor fortaleza por cuestiones de la historia, por cuestiones
circunstanciales, coyunturales, y hay otros países que sufren o tienen
economías más chicas. Tendremos que encontrar los caminos para que esas
solidaridades sean absolutamente efectivas, porque si esas solidaridades no
existen, como bien expresaban algunos presidentes de los países más chicos, va
a ser muy difícil consolidar también el MERCOSUR, y el espacio de los pueblos
de América del Sur, porque nosotros queremos que el MERCOSUR impulse eso.
Por eso abrazamos con tanta alegría y con
tanta fuerza la incorporación de la República Bolivariana
de Venezuela. Y Dios quiera que puedan
venir Bolivia, México y el resto de los países de América a incorporarse a esta
tarea que entre todos tenemos que llevar adelante.
También, queridos amigos presidentes, creo
que nosotros, ante las distintas circunstancias que vive el mundo, debemos
hacer una afirmación de la vocación de multilateralismo que tenemos los países
que integramos esta región del mundo, y queremos hacer un llamado, humilde pero
con mucha fuerza, con mucho sentimiento, con mucho marco de solidaridad, a que
rápidamente se encuentren los caminos de la paz y se termine la muerte de
cientos de hermanos, la mayoría de ellos civiles, en este conflicto que hoy se
afronta en el Medio Oriente. Que se terminen definitivamente las agresiones
mutuas, que no haya invasiones, que piensen que la paz en el mundo y el respeto
por la vida y la dignidad es fundamental y que los pueblos del MERCOSUR, las
naciones del MERCOSUR, las naciones de América del Sur, hagamos un llamado
grande, amplio, generoso hacia la paz, como lo hicieran las Naciones Unidas y
que nosotros compartimos plenamente.
Queremos firmemente ayudar a encontrar los
caminos que terminen con esas horrendas visiones que tenemos desde aquí y en
cada lugar de nuestros países, que están viviendo hermanos que habitan otros
lugares del mundo, que para nosotros son todos hermanos independientemente del
credo, raza o religión que puedan tener. Esto nos afecta profundamente.
Por eso también invito a todos los
integrantes de este bloque y a todos quienes nos acompañan a que emitamos un
comunicado conjunto llamando a la paz, a la solidaridad, a la convivencia, a la
autodeterminación de los pueblos y al respeto de las libertades, que es la
tarea fundamental por la que debemos trabajar todos.
Quiero agradecer vuestra presencia aquí y
decirles que estamos muy entusiasmados, que queremos y vamos a ayudar muchísimo
al nuevo presidente pro témpore, nuestro querido amigo Lula, que sabemos que va
a hacer una gran gestión; sabemos que quien va a asumir la presidencia pro
témpore es un gran presidente, un gran hombre de Latinoamérica, un gran hombre
de América del Sur. Lo vamos a acompañar para que su tarea sea superadora de
todas las tareas que se han llevado adelante hasta ahora. Deseamos que
realmente su gestión termine de consolidarla definitivamente y sea el paso superador
que la región necesita.
Le quiero decir a nuestro amigo el
presidente Lula que ponga todas las energías, yo sé que él las va a poner
independientemente, porque sabe el rol y el tiempo histórico que nos toca
vivir, porque lo hemos conversado muchísimas veces y sé que indudablemente
vamos a lograr rendir muchas asignaturas pendientes durante su gestión.
A todos ustedes, a todos los que se
encuentran presentes aquí, a todos los presidentes amigos que están hoy en la Argentina , quiero
decirles que los argentinos, y los argentinos cordobeses, como dicen ellos, los
reciben con los brazos abiertos, honrados de que ustedes estén en esta patria
nuestra que es la patria de ustedes, porque es la patria de todos los hombres y
mujeres de esta Latinoamérica, de estos países de América que quieren ser, que
quieren realizarse, que quieren volver a recuperar la sonrisa, que quieren
devolver la justicia a su pueblo y que quieren encontrar definitivamente el
marco y el camino que nos permita mirar a nuestras sociedades de frente y decir
que estamos cumpliendo con el mandato histórico de nuestros próceres, que
estamos cumpliendo con el mandato histórico de nuestros pueblos.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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