DISCURSO EN EL ACTO
DE FIRMA DE DOCUMENTOS LUEGO DE SU ENCUENTRO CON EL PRESIDENTE DEL GOBIERNO
ESPAÑOL, JOSE LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO
Néstor Kirchner
[25 de Enero de
2005]
Señor Presidente del Gobierno de España;
señores miembros de la comitiva que lo acompañan; autoridades nacionales;
señoras y señores: quiero darles la más cordial bienvenida a la República Argentina
en esta importante visita que por su valor político y su valor afectivo nos
llena de alegría. El valor político es central porque implica la demostración
de la afinidad entre las posturas del reino de España y la República Argentina
en el ámbito de la relación bilateral, la relación regional y la visión de los
problemas que el mundo enfrenta, pero es también central el valor afectivo
porque a la par de recibir al político recibimos al amigo, que conocemos y
apreciamos desde antes de la función que hoy ocupa.
Creemos haber dado un paso histórico importante con la firma de esta Declaración de Buenos Aires con la que pretendemos impulsar y profundizar nuestra alianza privilegiada. Sobre la base de una historia común, valores que se comparten e ideas que en el mismo sentido se sostienen, España y Argentina han decidido encontrar los medios prácticos para construir una relación estratégica privilegiada. Está claro que no se trata de una simple declaración a la que se arriba por motivos protocolares. En este documento se expresan los puntos más importantes de una agenda común para incrementar el diálogo político, instrumentar la colaboración estrecha en las organizaciones internacionales en las que participamos y fomentar los mecanismos de integración regional. Marchamos hacia la mayor cooperación bilateral, establecemos mecanismos para promover las relaciones económicas y las inversiones, ahondamos el intercambio cultural y científico al tiempo de trazarnos un sendero de cooperación e integración iberoamericana.
Creemos haber dado un paso histórico importante con la firma de esta Declaración de Buenos Aires con la que pretendemos impulsar y profundizar nuestra alianza privilegiada. Sobre la base de una historia común, valores que se comparten e ideas que en el mismo sentido se sostienen, España y Argentina han decidido encontrar los medios prácticos para construir una relación estratégica privilegiada. Está claro que no se trata de una simple declaración a la que se arriba por motivos protocolares. En este documento se expresan los puntos más importantes de una agenda común para incrementar el diálogo político, instrumentar la colaboración estrecha en las organizaciones internacionales en las que participamos y fomentar los mecanismos de integración regional. Marchamos hacia la mayor cooperación bilateral, establecemos mecanismos para promover las relaciones económicas y las inversiones, ahondamos el intercambio cultural y científico al tiempo de trazarnos un sendero de cooperación e integración iberoamericana.
Se trata de desarrollar proyectos conjuntos
que apunten a la formación de asociaciones de empresas, que promuevan cadenas
de valor, padrinazgos de pequeñas y medianas empresas, mecanismos de trabajo en
común, proyectos de inversiones productivas que incorporen tecnología y diseño
a nuestras producciones de bienes y servicios. Se trata de incrementar las
oportunidades de trabajo, pero además esta declaración cobra importancia por la
particularidad del momento histórico que nos toca vivir, particularidad que
está referida al mundo, a Europa, a América Latina y a nuestro propio país.
El mundo transita tiempos de profundos
cambios y debe evitar el incremento de las tensiones internacionales que crecen
al compás de la extensión de la brecha entre ricos y pobres. El problema de un
mundo con más democracia y más igualdad no es ya un problema que aqueje sólo a
los países pobres, los países más desarrollados deben encontrar el modo de
extender la igualdad y evitar que la brecha se agigante, no ya por motivos de
asistencia humanitaria sino como parte de la defensa de su propia situación.
Una democracia sin igualdad de oportunidades se torna más frágil y si en el
mundo proliferan las armas y la desesperanza nadie podrá vivir con seguridad y
tranquilidad.
Apoyamos – como usted sabe- el llamado a una
alianza de civilizaciones, que hiciera en ocasión de la Asamblea General
de las Naciones Unidas y en la última reunión de la Cumbre Iberoamericana
de San José de Costa Rica.
Las heridas abiertas por el terrorismo
contra nuestros pueblos en la
AMIA y en Atocha deben servir para vigorizar nuestra lucha
por la seguridad colectiva, asumiendo que el valor seguridad no sólo es un
concepto militar sino que reconoce un escenario político, económico, social y
cultural. Una inteligente acción concertada y multilateral, sostenida en el
tiempo, debe disminuir la vulnerabilidad. Ante la irracionalidad terrorista
debemos oponer una nueva racionalidad, pues es evidente que su acción se ve favorecida
si la respuesta es simétricamente irracional. Legitimidad en la respuesta y
respaldo de la opinión pública internacional son dos presupuestos básicos para
enfrentar este fenómeno violento.
Es notorio que debemos hacer de Naciones
Unidas un instrumento más eficaz en la lucha por la paz, la seguridad, los
derechos humanos, el desarrollo y el progreso social para poder ganar la
batalla contra la pobreza, las enfermedades, la violencia, el terror, el delito
y la degradación ambiental. Como es también notorio que los países con mayor
desarrollo deben encontrar la forma asociativa para apoyar nuevas estrategias
de desarrollo sustentable con inclusión social.
América Latina en general, y Argentina en
particular, marchan hacia el cambio y necesitan consolidar un crecimiento
sustentable, lograr calidad institucional, atraer inversiones productivas,
incrementar la productividad, mejorar la distribución del ingreso y crear
empleo decente para avanzar. Debemos incrementar la generación de empleo para
los más pobres, aumentar sus niveles de ingreso y darles un mejor acceso a la
salud, la educación, la nutrición, la vivienda, el agua potable y el resto de
los servicios vitales. No lo lograremos con recetas impuestas ni renunciando a
nuestra autonomía en las decisiones, para ganar sustentabilidad esos cambios
necesitan la generación de un fuerte consenso político interno que se torna
imposible si no se atiende al detalle la situación local.
Las democracias deben ayudar al sostén de
las democracias para posibilitar un mundo más plural y más diverso, y la mejor
manera de ayudar es la que en esta declaración estampamos: la búsqueda de las
mejores posibilidades de asociación y colaboración recíprocas.
En estos días la República Argentina
ha puesto en consideración de los mercados la propuesta de reestructuración de
la parte de su deuda que se encuentra aún en cesación de pagos. Se trata del
último paso de un proceso de reestructuración excepcional por su magnitud, por
cuanto se hace sin apoyo financiero neto, por el número de bonos, monedas y de
legislaciones comprendidas en ellas. Hemos elegido quizás el camino más
difícil, pero a la vez el camino más serio y responsable de producir una
reestructuración sustentable en nuestra capacidad de pago, en nuestras posibilidades
de crecimiento, en lugar de una engañosa y falsa reestructuración intentando
ganar tiempo para no cumplir. Sabemos que una situación excepcional requiere
remedios excepcionales, como sabemos que ninguna situación excepcional puede
sentar un precedente, de modo que la supuesta preocupación de quienes critican
nuestra oferta sobre la base del temor a un mal precedente sólo expresa, en el
mejor de los casos, temores infundados.
No fuimos ni somos el gobierno del default,
ni el de la convertibilidad, ni el del endeudamiento, ni el del “corralito”, ni
el de la devaluación. No hemos generado negocios ni asociaciones en base a
asegurar ganancias fáciles. Intentamos cumplir de acuerdo con nuestras
posibilidades y sabemos cuánto nos costará reconstruir la confianza
internacional que la cesación de pagos implica. En el período 2002-2004 hemos
sido los únicos entre los grandes deudores de los organismos multilaterales de
crédito, que sin solicitar fondos frescos hemos hecho cancelaciones netas por
un total de unos 9.000 millones de dólares.
Cabe agradecer el firme apoyo de su Gobierno
a las negociaciones con los organismos multilaterales de crédito y sabemos que
podemos contar con ustedes para la necesaria transformación estructural de esas
entidades internacionales, de cuya necesidad dan sobrada prueba los continuos y
costosos fracasos, que cimentaron sus consejos y exigencias en esta parte del
planeta.
En la República Argentina
estamos logrando desendeudarnos, estamos logrando grados de libertad en la
fijación de la política económica que permiten que apliquemos medidas acordes
también con la sustentabilidad que la situación social, económica y política
tornan viable, pero sabemos que en esa recuperación, más que obteniendo el
aplauso de los organismos financieros, aplicando las recetas universales
impregnadas de ideologías que ya probaron su incorrección a nuestra situación
dejando a millones de personas en la pobreza y en la indigencia, la obtendremos
con nuestro crecimiento sustentable, que atraiga inversiones, aumente su
productividad, mejore la distribución del ingreso y consolide la creación de
empleo.
Creemos que lo que mejorará la imagen de la Argentina son los
resultados que nos permitan mantener una sólida situación fiscal, la
disminución del endeudamiento, el incremento de la inserción competitiva en los
mercados mundiales, el incremento de la calidad institucional, la estabilidad
política, el combate contra la indigencia, la pobreza, el desempleo y nuestro
cumplimiento con las obligaciones contraídas.
Su presencia aquí y la firma de esta
declaración cobran, entonces, una significación especial que esperamos que se
valore en toda su dimensión. Encontramos el punto donde tornamos más estrecha
nuestra alianza estratégica privilegiada, que nos permitirá actuar
coordinadamente en las cuestiones mundiales, en las cuestiones regionales y en
las cuestiones locales, de modo que España y Argentina se apoyen mutuamente.
Hubo en nuestras relaciones distintos
momentos históricos, nuestro país se forjó en base a la colonización española,
nacimos criollos en las luchas de nuestra independencia para ser luego país de
inmigrantes por decisión. La tierra de Argentina cobijó sueños y tranquilidades
de españoles perseguidos. España recibió nuestra ayuda y nos ha ayudado. Exiliados
argentinos de la política o de la economía encontraron paz y prosperidad en la Madre Patria.
Inversores españoles vivieron y sufrieron como vivimos y sufrimos los
argentinos las vicisitudes de nuestros problemas económicos. Nos toca recorrer,
querido amigo presidente José Luis Rodríguez Zapatero, el tiempo en que España
y Argentina eligen el tener una asociación privilegiada, con todo lo que estás
palabras significan. Tenemos frente a nosotros el trabajo en común para hacer
del mundo un lugar mejor y más vivible, que supere la época en que el
terrorismo se ensañó con los habitantes de nuestras patrias; tenemos frente a
nosotros el trabajo en común para hacer que nuestras regiones logren instalar
un multilateralismo eficiente, que pueda prevenir y solucionar los conflictos
de un mundo en cambio; tenemos frente a nosotros el trabajo en común para
lograr que nuestros pueblos tengan bienestar, democracia, respeto por los
derechos humanos, crecimiento con inclusión social, calidad institucional,
reglas claras; tenemos frente a nosotros el trabajo en común para tornar
realidad las palabras de esta declaración: “trabajo en común en definitiva para
encontrar los medios prácticos de la concreción de nuestros ideales”.
Estamos, querido Presidente, querido amigo,
muy agradecido a usted y a quienes nos acompañan por la comprensión y el apoyo
que hemos sentido fuertemente, muy fuerte, más allá de lo que nosotros
esperábamos, con absoluta sinceridad, tanto en el proceso de canje de deuda que
estamos viviendo, en nuestra relación con los organismos multilaterales de
crédito y en el proceso de renegociación de empresas de España que están en la Argentina. Estas
coincidencias de hoy y este apoyo suyo serán absolutamente valorados
seguramente por generaciones de argentinos. A usted, señor Presidente, a
quienes lo acompañan, a su Majestad el Rey de España, que también nos ha
acompañado siempre permanentemente, tengan el agradecimiento del pueblo
argentino por la comprensión y el acompañamiento.
Muchas gracias.
NESTOR KIRCHNER
No hay comentarios:
Publicar un comentario