DISCURSO EN EL ACTO
DE FIRMA DE ACUERDOS CON LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Néstor Kirchner
[11 de Agosto de
2005]
Señor presidente de la República Bolivariana
de Venezuela, querido amigo Hugo Chávez y comitiva que lo acompaña; señor
gobernador de la provincia de Buenos Aires; señores ministros del Poder Ejecutivo
Nacional y Provincial; autoridades nacionales, señores legisladores, señores
trabajadores; señores intendentes; agrupaciones sociales; amigas y amigos
presentes aquí: una vez más queremos expresarle nuestra alegría por tenerlo con
nosotros, en una visita tan rica en avances significativos y concretos para la
integración política, cultural, económica y comercial de nuestros pueblos.
Como siempre, esperamos que durante su estadía usted y su comitiva se sientan como en su propia casa.
Como siempre, esperamos que durante su estadía usted y su comitiva se sientan como en su propia casa.
En momentos en que el mundo vive profundos
cambios, necesitamos estrechar lazos de unidad para fortalecer el
multilateralismo.
En tiempos en que América Latina en general,
y nuestros países en particular, viven trascendentes momentos de cambio, es
notable la importancia de su visita.
Buscamos consolidar un crecimiento
sustentable, queremos lograr incrementar la calidad institucional, necesitamos
inversiones productivas, tenemos que incrementar la productividad, mejorar la
distribución del ingreso y crear empleo decente. Para eso es necesaria la
unidad, para hacer del continente un territorio de paz e igualdad de
oportunidades.
Muestra de la unidad y de la integración
creciente que recorren nuestro continente, es que hoy aprovechamos su breve
visita, no ya para anunciar proyectos, sino para evaluar cómo los proyectos se
están haciendo realidad.
El apoyo mutuo entre nuestros países es
central para lograr que la región se consolide como un área de progreso
económico y social, dejando atrás la inaceptable realidad de la pobreza y la
exclusión.
La integración es nuestra principal opción
para impulsar un modelo de desarrollo productivo y sustentable que valorice
nuestras ventajas competitivas y potencie nuestros riquísimos recursos
naturales.
Un desarrollo que se traduzca en bienestar y
en oportunidades para todos, es la meta de nuestro trabajo.
Sabemos que la integración es un proceso
permanente, que demanda acciones concertadas en una diversidad de áreas, y cuyo
valor depende de que los ciudadanos la perciban como una realidad tangible y
cotidiana. Ejemplo de ello son los acuerdos que estamos llevando adelante hoy.
Estos acuerdos se traducen en puestos de
trabajo concretos en ramas de la producción industrial de alta tecnología,
tales como la fabricación de bombas de cobalto, incubadoras y aceleradoras
lineales o la provisión de camiones con equipos hidráulicos y la construcción
de buques petroleros, que aparte de estos dos va a haber dos más.
Sobre este caso, todos conocemos la colosal
importancia de la industria petrolera venezolana. Es para nosotros un honor y
una concreta oportunidad de desarrollo poder contribuir al fortalecimiento y a
la renovación de la flota que la sirve, al tiempo que vemos resurgir la
industria astillera en la
Argentina.
Pero hay muchos más puntos de convergencia
productiva entre Venezuela y la
Argentina , que van desde la producción agrícola a la
energética, a la de tecnología y a la creación artística.
América Latina no puede resignarse a ser un
continente de desigualdades y oportunidades perdidas. No podemos acostumbrarnos
a la injusticia y a la inequidad por más que nos hayan acompañado a lo largo de
nuestra historia. Este tiempo debe ser el propicio para producir un cambio
sustentable que deje atrás esa historia de frustraciones.
Una sociedad desesperanzada con elevados
niveles de desigualdad, donde subsistan espacios de impunidad, siempre será un
terreno fértil para la inseguridad y la violencia. Por el contrario, una
sociedad con oportunidades, dedicada a la producción y generadora de trabajo
decente para todos, nos permitirá fortalecer la solidaridad social.
Nuestro convencimiento sobre la potencia de
la relación entre nuestros países, en el marco más amplio de la integración
regional, no debe cejar un instante, ya que nuestros pueblos nos están reclamando
mayores concreciones y muestras claras de unidad en la acción e identidad en
las propuestas.
Estamos seguros de que es la democracia el
único sistema que nos permitirá terminar con la exclusión y alcanzar la
justicia social que anhelamos. La democracia exige esfuerzos, es algo en
permanente construcción, es realidad y debe ser meta e ideal.
La pobreza de sectores importantes de
nuestra población y su consecuente marginación del espacio público plantea
desafíos que deben ser enfrentados sin postergación para consolidar
definitivamente nuestras instituciones democráticas.
Crear trabajo para enfrentar la pobreza y
fortalecer la gobernabilidad democrática es creación de ciudadanía y constituye
una tarea central.
Hemos aprendido muchas cosas en los últimos
tiempos, pero quiero referirme a dos de ellas que están directamente ligadas y
creo que compartimos: con el crecimiento económico, por alto que sea, no
alcanza, y con el asistencialismo, por mucho, importante y solidario que sea,
no basta. Por eso hemos planteado el tema de la generación de trabajo como una
de las formas más idóneas y legítimas para alcanzar la cohesión social a través
de la dignidad que conlleva la consecuente protección familiar y realización
personal.
Nuestra propia experiencia nos señala la
importancia de asegurar un manejo responsable y transparente de las finanzas
públicas para impulsar procesos de crecimiento sostenido, pero ya no podemos
afirmar que el crecimiento constituye un éxito si no conduce al bienestar del
pueblo.
Es preciso instrumentar políticas que
generen empleo productivo y promuevan la profundización del mejoramiento
cotidiano que vamos logrando en la distribución del ingreso.
El crecimiento económico de un país, como el
que firmemente están atravesando Venezuela y Argentina, es una condición
necesaria, imprescindible, pero no sirve si va a ser disfrutado por unos pocos.
Por eso hablamos de profundizar la distribución del ingreso y por eso
sostenemos que el trabajo es un vehículo fundamental de esa distribución. Por
supuesto no cualquier trabajo, sino el trabajo en condiciones formales y
dignas.
No debemos olvidar que esa es una de las
tareas más difíciles que se le plantean a los gobernantes democráticos, pues no
es tarea que pueda hacerse de un día para el otro. Conversábamos recién de que
usted lleva 6 años luchando y peleando y todavía convive con la pobreza. Yo le
decía que llevo dos años y a veces a uno le piden que en dos años haga lo que
puede llevar 10. Espero poder superarlo fuertemente a los 6 años, Presidente,
pero sé lo que es la lucha. No es tarea que pueda hacerse de un día para otro y
es tarea que toca intereses concretos. En muchos casos necesita de profundos
cambios hasta de la propia cultura empresaria. Ha sido siempre más fácil y
rápido destruir fuentes de trabajo que crearlas. Es imposible en poco más de
dos años reparar la devastación que provocaron en décadas.
Para colmo, en el tiempo en que se tarda en
reconstruir la Nación
es siempre fuerte el coro quejoso de los que resultaron responsables de la
destrucción y aprovechan para desprestigiar defendiendo el modelo que los tenía
por beneficiarios, ayudados a veces por los que, del otro lado ideológico,
supuestamente reclaman por lo que falta, sin valorar lo que ya se logró
avanzar.
Pero gobernar es tarea de hombres que saben
soñar y empeñar el esfuerzo para concretar esos sueños, que resumimos en el
ideal de lograr el bienestar de nuestro pueblo y la grandeza de la Patria.
Producir el cambio es una batalla que
tenemos que dar sin miedo, con la compresión y el acompañamiento de nuestra
gente.
Quiero agradecer como siempre el apoyo
permanente de Venezuela a nuestro reclamo de soberanía sobre las islas
Malvinas, así como la solidaridad con la Argentina respecto de su
situación con los organismos financieros internacionales.
La compra de bonos que ha realizado
Venezuela es un claro gesto de confianza hacia nuestro país y un reconocimiento
público del esfuerzo que viene realizando el pueblo argentino para dejar atrás
una de las peores crisis económicas de las que hayamos sufrido.
Este pueblo tiene memoria y no olvidará ni
la importancia de ese gesto ni el momento particular en que se produce.
Señor Presidente: le reitero nuestro
beneplácito por su visita, siempre vamos a recordar el apoyo permanente ante la
crisis energética en su momento, o la posible crisis energética que algunos
anunciaban a voz cantante en la
Argentina ; el apoyo en los organismos internacionales, la
permanente compra de bonos argentinos, que usted dijo que tienen respeto y
están cotizados en los mercados internacionales. Me alegro que ese sea el
resultado que se tenga en el esfuerzo que hemos logrado hasta ahora. También la
construcción conjunta y el intercambio simultáneo que estamos haciendo en
diversas áreas, y las importantes inversiones -que en su momento, cuando estén
realizadas, vamos a anunciar- que hemos conversado en el día de hoy.
Estoy feliz de que usted vaya desde aquí a
visitar un lugar de producción y trabajo como Astilleros Río Santiago, es un gesto que valoramos profundamente; y
feliz de compartir el mismo criterio con usted, señor Presidente, en la teoría
de desendeudarnos de ciertos organismos internacionales. Siguiendo el mismo
camino, es decir, para desendeudarse hay que ir pagando las obligaciones para
sacarlas de las espaldas de nuestros pueblos. Ustedes lo están haciendo muy
bien, nosotros estamos haciendo un gran esfuerzo para lograrlo porque el día
que pueblos como Argentina y Venezuela estén desendeudados y podamos seguir
avanzando en la recuperación de los elementos idóneos de soberanía nacional y
reconstrucción de identidad que necesitamos, no tengo ninguna duda que habrá
crecimiento, distribución y nuevos amaneceres para nuestros países.
Así que la Argentina es su casa, lo
recibimos a usted como representante claro y neto de esa joven y fuerte
democracia venezolana, le deseamos al pueblo venezolano el mejor de los éxitos
y le decimos que cuente permanentemente con nuestra solidaridad. Señor
Presidente, está en su casa.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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