DISCURSO EN LA FUNDACIÓN FRIEDRICH
EBERT, EN BERLÍN, REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA
Néstor Kirchner
[14 de Abril de 2005]
Muchas gracias por la tan amable
introducción y cordial bienvenida. Ante todo deseo expresar mi reconocimiento a
las autoridades de esta preciosa institución por ofrecerme la oportunidad de
poder dirigirme a ustedes, a quienes agradezco muy especialmente su presencia.
Es para mí motivo de especial satisfacción hablar enla Fundación
que lleva el nombre del primer Presidente de Alemania elegido democráticamente,
Friedrich Ebert, a cuya memoria rindo respetuoso homenaje. En la República Argentina
valoramos la presencia y actividad de la Fundación Ebert ,
debido a la importancia y pertinencia de sus estudios, publicaciones y
conferencias, los intercambios personales que constantemente facilitan y
promueven aportando calidad, actualidad y contenido al diálogo de nuestras
sociedades.
Es para mí motivo de especial satisfacción hablar en
Quisiera reflexionar con ustedes acerca de
la relación entre Argentina y Alemania, evaluar sus perspectivas y analizar de
qué manera nuestros dos países y sus respectivas regiones pueden intensificar
su cooperación.
Desde sus comienzos la Argentina , al igual que
el resto de los países latinoamericanos, fue producto del encuentro cultural
entre los pueblos originarios y los emigrantes europeos. El mestizaje cultural,
físico y social dio lugar a un mundo nuevo, con identidad propia.
A fines del siglo XIX y comienzos del XX
nuestros países recibieron con amplitud la llegada de otros europeos, que por
cuestiones económicas, raciales, religiosas o políticas emprendieron el cruce
del Atlántico. Ello también aparejó cambios en nuestras culturas y en nuestras
sociedades enriqueciendo, aún más, la diversidad y pluralidad que nos
caracteriza. No podemos dejar de mencionar el aporte de tantos alemanes a la
evolución y progreso de la
Argentina : los navegantes y comerciantes, los científicos y
educadores, y los que contribuyeron a organizar las universidades, escuelas
técnicas e institutos de investigación, los empresarios que aportaron al
desarrollo de la banca, las comunicaciones y las industrias, y los miles y
miles de alemanes que desde Sajonia, Renania, Brandemburgo, Baviera, cruzaron
el océano para trabajar en nuestras llanuras, tierras, bosques y ciudades.
No cabe duda que una relación asentada en
raíces, tradiciones e intereses compartidos posibilita diseñar objetivos
comunes, a la vez que facilita la implementación de acciones conjuntas a nivel
bilateral, biregional y multilateral.
En el plano interno y regional sostenemos
que la unidad latinoamericana debe ser la clave para lograr un desarrollo
sustentable con inclusión.
América Latina ha sostenido desde el
comienzo de sus luchas por la independencia los ideales de igualdad, libertad y
solidaridad. Hoy sin embargo ostenta el triste récord de ser el continente más
desigual, registrando la mayor brecha entre el ingreso de los más ricos y los
más pobres.
Entendemos que el MERCOSUR, la Comunidad Andina ,
la Comunidad
Sudamericana , deben ser los vehículos para lograr el
retroceso de nuestros males. En el fortalecimiento de los organismos regionales
y en la construcción de la unión sudamericana está la base de nuestro futuro.
Para mi país la profundización del MERCOSUR
constituye un paso estratégico, una verdadera y sustancial política de Estado.
Sin lugar a dudas el MERCOSUR ha contribuido al afianzamiento de la paz y la
democracia en nuestro continente, al estrechamiento de las relaciones
económicas, a una activa presencia en el ámbito internacional, a la promoción y
defensa de los derechos humanos, los derechos de las mujeres, el desarrollo
social, la educación, la cultura, la administración de justicia, la seguridad
pública, la defensa de un medioambiente sano, la migración ordenada, el combate
contra la droga y el terrorismo.
Partiendo del espacio regional apoyamos,
clara y decididamente, el multilateralismo, para cumplir los objetivos del
milenio e impulsar al desarrollo, con medidas eficaces, en pos de la
solidaridad y la inclusión social, para eliminar, desde luego, el hambre y la
pobreza.
Este es sin dudas el mejor camino para
preservar la paz, la seguridad internacional, prevenir conflictos que nos ponen
en peligro, promover la observancia del derecho internacional y fortalecer la
capacidad de los organismos internacionales como garantes de la estabilidad del
desarme y la no proliferación de armas de destrucción masiva.
La ausencia de multilateralidad en las
relaciones internacionales pone al mundo al borde de convertirse en una jungla,
sin leyes ni reglas, al igualar la capacidad fáctica para la intervención como
casi un derecho a intervenir. Desde el multilateralismo defenderemos con éxito
nuestros principios de democracia, de respeto por los derechos humanos,
combatiendo toda discriminación racial, religiosa, de género o de nacionalidad,
así como el terrorismo, el tráfico ilegal de armas, el narcotráfico, el lavado
de dinero y toda otra manifestación del crimen internacional organizado.
América latina y Europa, Argentina y
Alemania, están llamadas a coordinar su acción para afirmar responsablemente
sus valores e intereses comunes en los organismos internacionales y regionales,
y concretar nuevos avances en estos diversos campos de acción.
Es evidente que el mundo transita tiempos de
profundos cambios en el marco de la aparición de riesgos sin precedentes.
Tenemos que asumir como nuestro el desafío de quebrar la tendencia que genera
fuertes tensiones al compás del crecimiento, y la brecha existente entre los
más ricos y los más pobres, al interior de cada país y entre diversos países.
Países centrales, países periféricos, reflejan realidades lacerantes de pobreza
y exclusión social cada vez más estructurales.
La globalización tiene que operar para todos
y no para unos pocos, y la bilateralidad, el multilateralismo y el regionalismo
tienen que ser herramientas en la búsqueda de un mundo más prospero y más
seguro. América latina y Argentina marchan hoy hacia el cambio y necesitan consolidar
su crecimiento, lograr calidad institucional, atraer inversiones productivas,
aumentar su productividad, mejorar la distribución del ingreso y crear empleo
decente de manera constante.
En muchos casos el sólo crecimiento
económico no alcanza para reducir drásticamente la pobreza. Las experiencias
que lograron desarrollo económico y lo tradujeron en progreso social debieron
abocarse a la generación de empleo para los más pobres, aumentar sus ingresos y
darles un mejor acceso a la salud, la educación, a la nutrición, a la vivienda,
al agua potable.
Más allá de la combinación de reformas
macroeconómicas con otras entradas en el mercado, nuevos gobiernos
institucionales, confiables, los países que lograron equilibrar el dinamismo
económico con inclusión social pudieron hacerlo prestando atención a sus
propias características.
La adopción de modelos universales,
generalmente aconsejados por los organismos multilaterales de crédito, fue
largamente superada por el desarrollo de posturas propias y enfoques adecuados
para cada país. En todo caso, como los modelos importados e impuestos son
modelos que sólo buscan recuperar la creencia de que el deudor es más que el
desarrollo productivo de aquellos, así provocan errores que se pagan caros y
culminarán con un gigantesco desprestigio de sus políticas, que obligará más
tarde o más temprano a la reestructuración de sus entidades.
La necesidad de esa reestructuración de las
entidades multilaterales de crédito, comenzando por el FMI, se evidencia cuando
se escucha a su tecnocracia, plantear nuevas exigencias a medida que avanzamos
en la solución de nuestros problemas. Por decenas hemos visto fracasar a
distintos gobiernos, a distintos países, aplicando estas recetas encerrados en
un patético círculo virtuoso.
A medida que crece la parte de las rentas
nacionales que se deben destinar al servicio de la deuda, se dedican cada vez
más a tratar de atraer, desde los mercados financieros, capitales especulativos
para seguir incrementando el endeudamiento, y cada vez menos la atención de su
crecimiento y las necesidades de su pueblo. Así el gobierno de turno y el
propio Estado pierden representatividad ante los ojos de la mayoría de sus
ciudadanos, lo que le va quitando toda sustentabilidad a cualquier plan o
programa. En esas condiciones ni se crece ni se puede pagar la deuda.
La secuencia sigue con una teórica
autocrítica de los técnicos del Fondo, mientras los pobres se multiplican. Mi
país, por seguir esa receta, viene de sufrir una de las catástrofes
socioeconómicas más graves de su existencia, que hiciera explosión a finales
del 2001, producto de un modelo político económico al servicio de intereses
ajenos al bien común, que favoreció la proliferación de los genocidas, ladrones
y corruptos.
Lo que se necesita hacer comprender es que
no existen recetas mágicas que den resultado en todo tiempo y lugar, lo que
hace aconsejable respetar que en un marco de racionalidad cada país puede
elegir su mejor camino para el desarrollo con inclusión social.
En todo caso, los múltiples fracasos prueban
que ningún equilibrio macroeconómico es sustentable si se asienta sobre otros
desequilibrios, como los desajustes macrosociales o un gigantesco
endeudamiento. Crecimiento sustentable con inclusión social, producción y
empleo, requieren inversiones destinadas a crear nuevas oportunidades.
Argentina requiere apoyo para su estrategia de desarrollo, que apunta a obtener
fuentes de recursos genuinos para nuestros ciudadanos que deriven de su
esfuerzo y trabajo diario.
Necesitamos crear, producir y exportar
productos nacionales, bienes y servicios, innovaciones científicos-técnicas o
desarrollos culturales. Por eso no reducimos la relación bilateral a un acuerdo
comercial; queremos desarrollar esos acuerdos y además instalar proyectos
conjuntos que promuevan cadenas de valor.
Nos interesa crear mecanismos de trabajo
común, acelerar proyectos de inversiones productivas que incorporen tecnología
y diseño a nuestra producción de bienes y servicios. Desde una nueva situación
que presenta tangibles muestras de recuperación y saneamiento, queremos
expresarle a Alemania y a la comunidad que integra que les puede ir mejor y a
nosotros también si encontramos inteligentes formas asociativas a las que
estamos dispuestos.
En la Argentina el porcentaje de personas pobres llegó
a ser en octubre del año 2002 el 57,5 por ciento, abarcando 13.870.000 personas
agrupadas en 3.198.000 hogares, lo que indicaba que el 45,7 por ciento de los
hogares se encontraban en situación de indigencia.
La medición más reciente, primer semestre de
2004, muestra que el 31,6 por ciento de los hogares se encuentra por debajo de
la línea de la pobreza; en tanto, 835.000 hogares superan la línea de
indigencia. Estos valores comparados con los del primer semestre del 2003
reflejan una reducción de la pobreza en más del 10 por ciento en términos de
personas, en tanto que la indigencia cayó del 27,7 al 17 por ciento y
recientemente al 15 por ciento.
La primacía de intereses particulares sobre
el interés general fue la expresión de un determinado modelo de sociedad que
condujo a la pobreza en su sentido general, a la incertidumbre, al aislamiento,
al temor y al empobrecimiento de la vida en todas sus esferas.
Nuestro gobierno se endereza a construir
otra práctica política, otros significados y realidades a partir de generar más
hechos que discursos, dar pasos concretos en lugar de promesas. Con el recuerdo
de lo que nos tocó sufrir, con memoria de las responsabilidades que a cada uno
le corresponden, los argentinos profundizaremos los cambios, consolidaremos el
crecimiento y podremos entonces sí ser optimistas respecto de nuestro futuro.
Alemania podrá comprenderlo, porque supo
cristalizar hace largo tiempo un sistema social destinado a asegurar los
riesgos derivados del desempleo, la incapacidad profesional y laboral, los
accidentes, las enfermedades, la vejez y otras contingencias.
La sociedad argentina y el Estado están
tomando ahora el rumbo correcto, única garantía de estabilidad política, de
democracia real, elementos esenciales de nuestra seguridad institucional, apto
para radicar definitivamente beneficios en toda la región.
Es preciso subrayar que los argentinos hemos
podido hacer frente a la grave crisis reciente exclusivamente con instrumentos
del sistema democrático y las instituciones constitucionales, evitando la
quiebra del orden legal, frenando el casos y la violencia.
Tras haber sufrido también, como otrora
Alemania, la sombría experiencia del autoritarismo y la violación de los
derechos humanos, para nosotros es fundamental que la democracia representativa
se expanda como único camino seguro hacia una sociedad libre y próspera, con
equidad y justicia.
Es por ello que estamos firmemente
comprometidos con el restablecimiento de un sistema judicial independiente y
una lucha a fondo contra la corrupción. Sólo sobre la base de la modernización
democrática es factible asegurar una recuperación económica armoniosa y
durable, que nos permita al mismo tiempo enfrentar y revertir las graves
secuelas sociales que la crisis ha dejado: la pobreza, el desempleo, el
deterioro, la caída de la salud y la educación.
En este marco, las relaciones entre la Argentina y Alemania
ofrecen posibilidades para ingresar a una nueva etapa en materia de comercio,
inversiones y transferencia tecnológica. Sabemos que la estabilidad económica y
política requieren de un crecimiento sustentable dentro de un marco que
favorezca la inserción de nuevas inversiones productivas como las realizadas
por las empresas alemanas desde hace ya muchos años.
En materia de inversiones la Argentina ha iniciado
una etapa de expansión económica sostenida que demanda un incremento de la
inversión entre 2 ó 3 puntos adicionales del Producto Bruto Interno. Confiamos
en la llegada de nuevas inversiones dado que nuestros costos son competitivo.
Tenemos amplios recursos naturales en materia de alimentos, minería, energía y
turismo, y contamos con recursos humanos capacitados por encima del promedio
del mundo en desarrollo.
El proceso de crecimiento económico ya lleva
12 trimestres consecutivos, con una tasa de crecimiento anual del 9 por ciento.
Con arduo trabajo y sacrificio el país se ha estabilizado y está creciendo con
solidez fiscal, recuperación de las reservas y del ingreso, baja inflación,
expansión de las inversiones, aumento y diversificación de las exportaciones y
creación de empleo genuino.
En lo relativo al comercio exterior, el
potencial actual es tan evidente como lo es la necesidad de superar mediante
una creciente industrialización el acceso a los mercados y eliminar el
proteccionismo que afecta a nuestras exportaciones de productos de origen
agropecuario.
En materia tecnológica, biotecnológica,
software y sustitución de combustibles, se presentan interesantes campos de
cooperación científica y de desarrollo. Cabe destacar que algunas empresas
alemanas, no obstante la crisis, han confiado en nosotros y vemos que están
obteniendo importantes beneficios con dicha decisión y dicha actitud de
inversión.
Nos congratulamos de ello ya que sus éxitos
son también los nuestros por cuanto generan divisas y puestos de trabajo para
el país. Nuestro gobierno ha decidido priorizar las inversiones públicas y la
investigación científica tecnológica revirtiendo el proceso de las últimas
décadas cuando equivocadas políticas descuidaron la investigación y condujeron
a una grave fuga de cerebros.
Por ello hemos incorporado la cooperación
científico tecnológica internacional como una herramienta principal de la
actual política exterior argentina. En materia de los recursos humanos
existente en el país, la presencia de una red virtual de científicos y técnicos
argentinos trabajando en el exterior, particularmente en Europa, y las
negociaciones que se han iniciado con el Ministerio Federal de Educación e
Investigación, la
Fundación Max Planck y el servicio alemán de intercambio
académico crean promisorios marcos para aumentar la cooperación
argentino-alemana.
Los estudios genómicos y la biotecnología
por nuestra rica biodiversidad microbiana vegetal y animal, la nanotecnología y
la energía renovable, el desarrollo de satélites y la informática, son campos
prometedores tanto para Alemania como para la Unión Europea en
general.
Nuestros países son socios en la corporación
Antártica y el estudio de los mares de hace más de 10 años con programas que
involucran al Instituto Antártico Argentino y al Instituto de Alemania,
circunstancia que menciono como muestra de la variedad de posibilidades de
trabajo conjunto en áreas científicas menos convencionales, pero de gran
relevancia actual y futura.
Al mismo tiempo, apoyando el desarrollo de
la educación en nuestro país en todos los niveles, incluyendo las mejoras en
aspectos cualitativos que garanticen parámetros de enseñanza acorde con las
exigencias del mundo actual y la competencia profesional de los docentes
aprovechando las nuevas tecnologías, resultará muy útil favorecer proyectos de
investigación y desarrollo en una estrategia conjunta entre universidades y
empresas, para permitir la generación de emprendimientos que ayuden a
diversificar producciones, mejorar competitividad y concretar la integración
biregional.
En el campo del medio ambiente nuestro
Gobierno ha puesto en marcha políticas y medidas que apuntan a mitigar los
efectos negativos del cambio climático, reducir las emisiones de gas de efecto
invernadero y proteger los ecosistemas. Somos parte de esas decisiones que
incluyen en primer término la promoción de energía de fuentes renovables para
asegurar su participación creciente en la matriz energética, la búsqueda de
eficiencia mediante programas dirigidos a tal fin y la preservación de los
bosques nativos. En estos aspectos, la experiencia y la capacidad industrial y
tecnológica alemana pueden también contribuir a diseñar proyectos interesantes.
En materia de turismo es mucho lo que
Argentina ofrece, comenzando por Tierra del Fuego, extremo austral del mundo,
pasando por el glaciar Perito Moreno y los parques pre-cordilleranos del sur, y
llegando al noroeste heredero del Imperio Incaico. En el norte con sus
maravillosas Cataratas del Iguazú y sus Misiones Jesuíticas, pasando por los
esteros litoraleños al encanto de nuestra Pampa húmeda y las zonas serranas del
centro y el occidente cordillerano; disfrutando el desarrollo cultural de
nuestras principales ciudades, Argentina recibe con gran generosidad a sus
visitantes.
Notable resulta el importante incremento de
visitantes de todo el mundo atraídos por una biodiversidad sustentable, en un
clima benévolo, en una región alejada de conflictos étnicos y religiosos.
Existe en la Argentina
un vasto campo para inversiones rentables, tanto en infraestructura como en
servicios turísticos, que ha sido percibido fuertemente por inversores de la Unión Europea.
Confiamos que Alemania, emisor líder y segundo mercado turístico mundial, no
desaproveche la ventajosa coyuntura actual.
Respecto a la cooperación para el desarrollo
esperamos que Alemania y la
Unión Europea comprendan que es preciso concretar nuevas
acciones para eliminar progresivamente la desigualdad social y económica, que
marca como una herida profunda la situación de América Latina. Nos interesa que
dicha cooperación no se limite a complementar nuestros esfuerzos para mejorar
las condiciones de vida de la población, proteger los recursos naturales y el
medio ambiente, apoyar las estructuras democráticas en todos sus niveles,
fortalecer la función creativa de pequeñas y medianas empresas, promover
paralelamente la ciencia, la tecnología y la innovación productiva, sino que
también contribuya a extender los beneficios del desarrollo a los demás países
de nuestra región sudamericana.
En materia cultural y educativa, como
consecuencia de una tradición sólidamente arraigada, las relaciones entre
Argentina y Alemania han alcanzado en la actualidad un punto de extraordinario
vigor y de promisorio futuro. Una amplia red de contactos e intercambios entre
instituciones e individuos nos vincula estrechamente, tanto en el ámbito
artístico como el educativo, en los diversos niveles nacionales, provinciales y
municipales, entre universidades y colegios, entre docentes y estudiantes,
investigadores, profesionales y pasantes.
La convergencia acerca de los conceptos
esenciales de la creación, como la libertad, la tolerancia, el respeto a la
diversidad, la búsqueda sostenida de nuevos horizontes imaginativos, esta vía
enriquecedora de vinculación constituye un fuerte reaseguro para la amistad
argentino-germana, pues a partir de allí todos nuestros diálogos, y todo
nuestro entendimiento se hace absolutamente posible.
He querido aquí reseñar los temas que
consideramos prioritarios de la relación entre Argentina y Alemania, entre
nuestra región. Se trata hoy de poner el acento en una activa colaboración
recíprocamente ventajosa, confiamos en que Alemania perciba y aproveche las
oportunidades que brinda una intensificación de estas relaciones con nuestro
país y con Sudamérica, de mutuo respeto. Esperamos también que los dirigentes
alemanes hagan valer su influencia en la Unión Europea para
que los vínculos entre las dos regiones se profundicen, tanto en el contenido
como el diálogo y en la colaboración política, como en concretar los acuerdos
que están siendo negociados con vistas a un comercio más abierto, inversiones
productivas y proyectos de cooperación para el desarrollo social y económico.
No queremos que la relación se agote en la
formulación de promesas para el futuro, nuestros dos países y nuestras regiones
reclaman que pongamos manos a la obra para efectivizar una estrategia realista
de colaboración, que comencemos a producir resultados que aporten bienestar y
mejoren la situación de nuestros pueblos en un marco de paz, justicia y
libertad. El sur trabaja para salir de sus problemas, cuenta con ustedes y
espera concretar esa cooperación mutuamente ventajosa. Sabemos lo que nos
costará reconstruir una credibilidad deteriorada y entendemos que el camino
para hacerlo pasa por dar sustentabilidad al crecimiento que protagonizamos,
consolidando un país serio, un país normal, por eso insistimos con los números
y las estadísticas. Que la
Argentina ofrezca oportunidades de inversión es algo que los
números y las estadísticas se encargan de probar, más allá de cualquier
palabra, de juicio ideológico o desconfianza.
Allá en el sur del mundo los esperamos para
que se asocien a nuestras oportunidades, tras el sueño de un mundo mejor,
conviviendo en paz, con trabajo fecundo que aliente nuestras esperanzas día
tras día.
Para nosotros hoy compartir con todos
ustedes esta disertación, este diálogo mutuo, bilateral y amplio es realmente
muy importante. Es muy importante tener en cuenta qué es lo que está pasando en
el mundo de hoy, cuál es la incomprensión de los organismos multilaterales de
crédito y de otros organismos multilaterales internacionales respecto de la
situación que le toca vivir al mundo en general y a nuestra región en
particular. Cada vez que uno intenta cuestionar y cada vez que uno dice que
esos organismos están mirando con la nuca la realidad que hoy le toca vivir a
la sociedad y al mundo, enseguida surge aquella discusión o aquel discurso que
dice: “estos son gobernantes populistas”. Cada vez que uno trata de implementar
políticas populares, no populistas, sino cuando se tratan de resolver
cuestiones fundamentales y esenciales del pueblo, se genera este marco de
calificación de centros tecnocráticos que han servido para consolidar la
explotación, la especulación, la marginación y la exclusión en el mundo. Por
eso es hora de que las voces se levanten con la fortaleza, con la potencialidad
que el mundo necesita.
A mí me tocó tomar una Argentina devastada
por un programa económico que fue apoyado por el Fondo Monetario Internacional,
que exhibió a los gobernantes de la Argentina de aquel momento como ejemplo diciendo
que “este es el camino que deben seguir los países del mundo”. Vean qué bien
estaba gobernada la
Argentina en un plan incomprensible como el de la
convertibilidad, en un endeudamiento para sostener esa convertibilidad que
llegó al 170% de su Producto Bruto Interno y con una corrupción inigualada en la Argentina , escandalosa,
pero esos gobiernos eran apoyados por estos organismos.
Hoy, cuando uno defiende el interés
nacional, cuando desea tener la legislación necesaria y dar los pasos
necesarios para que los corruptos tengan el destino que corresponde que es la
prisión; cuando tratamos de recuperar el marco de las posibilidades de volver a
ser y la inclusión social; cuando queremos hacer frente al endeudamiento que
nos dejaron en el marco de políticas especulativas asombrosas, en las que
participaron bancos internacionales para consolidar la venta de bonos
argentinos que no tenían ningún tipo de valor en su momento pero los vendieron
como los mejores bonos y a nosotros nos toca la triste noticia de salir a decir
cómo fue esa etapa y qué es lo que puede pagar la Argentina , todavía esos
mismos sectores y esas mismas personas que siguen en esos mismos organismos,
que siguen siendo las mismas líneas medias, dicen que la Argentina aplica
políticas que el mundo actual no puede aceptar, en el marco que tuvimos con el
canje de la deuda, en el que llegamos al 76%, y todavía hoy se animan a
cuestionar este canje que evidentemente sí significó una quita de 67.000
millones de dólares, pero negociamos como corresponde, de cara a la sociedad y
al mundo. Dijimos: “la
Argentina quiere ser un país serio y puede pagar esto”. La Argentina fue un país
que lo quebraron y lo vaciaron. Sin embargo, esos intereses siguen vivos allí.
Y pasa en otros países. Argentina es un país
muy fuerte potencialmente, aún con gobiernos mediocres tiene grandes
posibilidades de salir. Hemos crecido casi el 20% en dos años, este primer
trimestre hemos vuelto a crecer muy fuerte; estamos venciendo la pobreza y la
indigencia, hemos llevado el desempleo del 24 al 12%; crece nuestra
recaudación; creció en un 40% el ingreso per cápita; somos un país con fuertes
recursos humanos, pero hay otros países del mundo que están en situaciones
mucho más desventajosas y que son prácticamente arrasados por políticas de
ajuste que no comprenden, que no entienden y por las cuales son sometidos los
pueblos a graves condiciones de marginalidad.
Por eso el mundo debe reaccionar, por eso se
deben modernizar los organismos multilaterales de crédito, por eso se debe dar
una discusión fuerte y racional sobre estos temas. Yo siempre digo que la
experiencia de lo que pasó en la discusión sobre el problema último de Irak,
donde el multilateralismo quedó absolutamente de lado, no es el único problema
que enmarca el mundo en muchas soluciones que está necesitando. Por eso creo
que la generación que nosotros representamos, aquellos que pensamos que el
mundo se puede cambiar, que nos incorporamos a la política porque creíamos que
el mundo se puede cambiar; que sufrimos la persecución, el autoritarismo y las
prácticas de desaparición, como nos pasó a nosotros en la Argentina y que de otra
forma mucho más grave sufrieron ustedes aquí, realmente debemos tener la
valentía y la decisión de ayudar a crear ese nuevo orden internacional que dé
la posibilidad de vivir en un mundo mucho más equilibrado y justo.
Salimos desde el marco de la verdad relativa
a predicar nuestra verdad, a decirles qué sentimos y qué nos pasa, dispuestos a
dar fuertemente una discusión con aportes, con ideas que nos lleven a una
verdad constructora y superadora, pero es bueno saber que la tecnocracia, que
el mundo hoy casi unificado en su conducción y con sus países muchas veces
mirando casi como dejando pasar lo que está sucediendo, nos puede llevar
realmente a puntos límite. Por eso la Comunidad Económica
Europea, el MERCOSUR, la comunidad de naciones de América latina tienen muchas
cosas para hacer en conjunto.
Nosotros venimos a sembrar junto a ustedes
la semilla, Dios quiera, de un orden distinto y que esta generación pueda ser
el punto de inflexión para construir una sociedad que se acerque mucho más a
los que pensamos que el mundo no debe ser solamente de unos pocos sino que
todos, sin ningún tipo de segregación, tienen que tener la posibilidad de
realizarse.
Muchísimas gracias por compartir este
momento y quedo absolutamente a vuestras órdenes.
NESTOR KIRCHNER
No hay comentarios:
Publicar un comentario