DISCURSO EN LA ENTREGA DE PREMIOS
AZUCENA VILLAFLOR DEVINCENTI
Néstor Kirchner
[10 de Diciembre de
2004]
Señores ministros del Poder Ejecutivo
nacional; señor secretario de los Derechos Humanos; autoridades nacionales,
provinciales y del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires; miembros del cuerpo diplomático;
Madres de Plaza de Mayo; Abuelas, organizaciones de los derechos humanos,
Monseñor y Olga, amigos y amigas: hoy 10 de diciembre de 2004 -por allí como
dice Monseñor que el mensaje por esa fe en Dios llega- le diría a Azucena que
la justicia está llegando, que está llegando por medio de la Constitución , de la
ley, del respeto a la pluralidad, del respeto a los derechos humanos; sin
venganza, sin atropellos, sin secuestros, sin tortura, sin desaparición.
La justicia está llegando para aquellos que aquel día en nombre de la vida secuestraron a un grupo de madres, entre ellas a Azucena. Está llegando como ella hubiera querido, en la ley, en democracia, en convivencia.
La justicia está llegando para aquellos que aquel día en nombre de la vida secuestraron a un grupo de madres, entre ellas a Azucena. Está llegando como ella hubiera querido, en la ley, en democracia, en convivencia.
Escuchar a Monseñor reconforta muchísimo y
aquí, en este Salón Blanco, donde seguramente como dijo él estas paredes saben
mucho más que nosotros, y donde en este propio salón, como hoy se entrega un
premio a la vida, un premio a la dignidad, un premio al coraje, muchas veces
seguramente -no lo sé con exactitud- por ahí se debe haber premiado a la
cobardía, al valiente agresor de su pueblo, a aquel que no recordaba ni deseaba
recordar nunca la
Constitución ni la ley ni la diversidad. Hoy seguramente, Monseñor,
en este salón quedará absolutamente grabado este punto de inflexión histórica
que estamos generando entre todos.
Como bien decía Olga también desde aquella
lucha solitaria de Ledesma, Jujuy, desde aquellos grandes ingenios que
almacenaron la injusticia y la violación de todo tipo de derechos humanos,
seguramente como dijo ella muchos siguen soñando que eso es posible y lo tratan
de hacer, no debemos engañarnos entre nosotros ni creer que estamos cerrando un
círculo de la historia como algunos creen que hacen, lo que podemos hacer entre
todos es tratar de encaminarnos a lo mejor de la construcción de nuestra
historia, pero hay muchísimas asignaturas pendientes, Olga, es cierto.
Hace pocas horas, seguramente tu lucha tiene
mucho que ver y comentábamos con el ministro del Interior que esto por allí en
otra Argentina no habría pasado, aquel que asesinó a un militante de la CTA en Jujuy ya está
detenido. Esos son pasos para adelante
muy importantes para que la impunidad se vaya terminando. Lógicamente asumimos
sobre nuestras espaldas la dura mochila de un país donde culturalmente nos
acostumbraron a mirar al costado cuando sucedían y suceden determinado tipos de
situaciones y de hechos. Pero hemos leído con mucha atención el informe que nos
acompañaron distintas organizaciones de los derechos humanos y en este caso el
CELS, de distintas violaciones que lamentablemente aún existen hoy en la Argentina. Y bien
dijo Monseñor que no es solamente tarea del Gobierno, es tarea del Gobierno, de
las organizaciones de derechos humanos, de las organizaciones sociales, de
todas las instituciones de la
Argentina lograr la solución definitiva de este tema, generar
una nueva cultura, un nuevo estado de conciencia, mirar las cosas tal cual son,
y salir a veces de derivar imputabilidades que siempre son el atajo para
encontrar las soluciones y encontrar las responsabilidades, que es la gran
tarea que quienes gobernamos tenemos que tener absolutamente clara, estar
siempre dispuestos. Porque esto pasa lamentablemente en esta tarea de
individualismo y esa ruptura de la construcción colectiva que tuvo nuestra
sociedad, que cada vez que se nos muestra un problema es una imputación de tipo
personal; bajo ningún aspecto, cuando se nos muestra un problema es una tarea
colectiva, donde la mayor responsabilidad está radicada en quienes nos
gobiernan, que debe ser solucionado para ir construyendo la sociedad que
nosotros deseamos y pretendemos. Desde ese lado asumimos la construcción de
avanzar sobre la consolidación de los derechos humanos, por supuesto en todo lo
que significa hablar de derechos humanos, que pasa por el derecho de una vida
justa, digna, la lucha contra lo indigencia, la pobreza, la exclusión social,
el derecho a la educación, el derecho a construir una patria para todos, que no
tiene ningún perfil ideológico determinado, sino que desde la pluralidad la
síntesis no puede ser más que todo lo que los argentinos y argentinas deseamos
que es construir en solidaridad una patria que nos contenga.
Ese es el camino, no hay ni hombres ni
mujeres providenciales, no se termina en una gestión el tiempo de la historia,
vamos construyendo escalones con aciertos, errores, virtudes y equívocos, pero
lo importante es ir construyendo esa escalera ascendente. Esa es la tarea, ir
cualificándonos, ir mejorando día tras día, y seguramente en ese sueño que
tuvieron muchas generaciones en la
Argentina , que lo tienen hoy, que es volver construir
colectivamente un país, vamos a poder consolidar los sueños de tantos, los que
están y los que no están, que también soñaban con la construcción de esa
Argentina y de ese país.
Yo les digo a los argentinos desde aquí,
desde este Salón Blanco, que siempre hablo sin ningún tipo de rencor ni odios
ni venganzas, bajo ningún aspecto, por más dolor que pueda haber causado a
muchos argentinos lo que nos ha tocado vivir; que creo profundamente en el
amor, los sueños y las ilusiones; que me enseñaron a creer profundamente en la
justicia, y la justicia no es ni odio ni venganza ni rencor ni es dividir la
sociedad, la justicia es marcar ese punto donde una sociedad efectivamente
decide no convivir con la impunidad.
Creo que no convivir con la impunidad es la reconciliación con verdad y
con justicia.
Por eso en este día, este premio que lleva
un nombre tan digno, estos dos hermanos premiados marcan un rumbo ético, marcan
un camino, marcan un ejemplo, porque el ejemplo es fundamental, el ejemplo de
vida, la entrega. Siempre recuerdo la historia de monseñor Hesayne, cuando
estuvo cerca de 24 horas en un determinado lugar pidiendo que se legalizara la
detención de un hermano rionegrino, y lo logró, después que él estuvo muchos
años preso, pero logró que la vida triunfe sobre la desaparición y se quedó las
24 horas hasta que le dijeron donde estaba.
Son historias de vida que por allí forman parte de tantas acciones
anónimas.
Realmente agradezco el poder compartir con
todos ustedes este día realmente importante, Dios quiera que entre todos
podamos construir la sociedad que los argentinos nos merecemos, y les digo a
ustedes y a los argentinos desde acá, en este día -porque no es un día
cualquiera sino que es un día vital, importantísimo- que estamos haciendo todo
lo que podemos en este tiempo de la historia para demostrar que se puede vivir
en una Argentina mejor. Obviamente quisiéramos hacer todo bien, es imposible
Monseñor, somos criaturas de Dios, seres falibles que ponemos toda nuestra
fuerza y seguramente a veces creemos que hacemos las cosas mejor de lo que las
hacemos, por esa propia autoestima que tenemos que hace que muchas veces nos
cueste reconocer nuestros errores, es una tarea y una práctica a la que nos
tenemos que ir acostumbrando permanentemente.
Muchísimas gracias por estar acá en esta
casa que es de todos.
NESTOR KIRCHNER
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