DISCURSO EN EL ACTO
DE CONMEMORACIÓN DEL 197º ANIVERSARIO DE LA GESTA DE MAYO
Néstor Kirchner
[25 de Mayo de
2007]
Querido gobernador y amigo de la provincia
de Mendoza; querido amigo Vicepresidente; gobernadores; amigos; pueblo
mendocino; pueblos de los distintos lugares presentes: muchas gracias, muchas
gracias por compartir todos juntos este 25 de mayo, el Día de la Patria , este 25 de mayo de
2007 que poco, gracias a Dios, en algunos aspectos tiene que ver con la Argentina de hace cuatro
años atrás, el 25 de mayo de 2003, cuando el país estaba agobiado, cuando los
argentinos estábamos con los brazos caídos, cuando parecía que la noche no
llegaba y no se nos iba, cuando parecía que esta Argentina estaba a punto de
rendirse, me tocó asumir la conducción de la Patria y lo hice con todo el orgullo y con toda
la fuerza.
Todavía recuerdo las palabras que dije en el Congreso y que les juro con emoción que traté y trato de cumplir hora tras hora, que no me iba a sentar en el sillón para claudicar los principios por los que había luchado toda mi vida y por los que el pueblo argentino me había votado; que no me interesaba estar en un sillón para bajar la bandera de la esperanza y de la construcción de una nueva Patria ; que no me interesaba buscar un acuerdo cupular, pero que sí me interesaba tomarme de las manos del pueblo argentino, sin banderías de ninguna naturaleza, con una única bandera, la celeste y blanca que nos abraza y nos da la fuerza patriótica para reconstruir desde sus mismos cimientos, esta grandiosa y gloriosa Nación, esa bandera celeste y blanca que la estamos honrando nuevamente con orgullo.
Todavía recuerdo las palabras que dije en el Congreso y que les juro con emoción que traté y trato de cumplir hora tras hora, que no me iba a sentar en el sillón para claudicar los principios por los que había luchado toda mi vida y por los que el pueblo argentino me había votado; que no me interesaba estar en un sillón para bajar la bandera de la esperanza y de la construcción de una nueva Patria ; que no me interesaba buscar un acuerdo cupular, pero que sí me interesaba tomarme de las manos del pueblo argentino, sin banderías de ninguna naturaleza, con una única bandera, la celeste y blanca que nos abraza y nos da la fuerza patriótica para reconstruir desde sus mismos cimientos, esta grandiosa y gloriosa Nación, esa bandera celeste y blanca que la estamos honrando nuevamente con orgullo.
Queridos hermanos y hermanas: nos habían
hecho perder la autoestima, nos habían hecho sentir que éramos los peores del
mundo, que no podíamos administrar nuestra Patria, que teníamos que vivir
recibiendo consejos de quienes no debíamos, que teníamos que seguir haciendo
los deberes para otros y causando dolor adentro porque la forma de gobernar era
pegarle en el corazón al pueblo argentino, consolidar su exclusión y su hambre
y subordinarse a los intereses que no eran los propios de la Patria.
Parecía ser que cualquier gesto o cualquier
acción de autonomía o de independencia en la decisión, era un acto de
irresponsabilidad política. Seguramente para algunos este Presidente que les
habla hoy, debe ser el más irresponsable de la historia reciente, porque para
mí, la verdadera irresponsabilidad política fue el grado de subordinación, el
grado de claudicación que llevaron a esta Patria que, gracias a Dios, hoy
estamos entrando a desandar.
Por eso, este 25 de mayo puedo agradecer la
presencia de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo acompañándonos. Ellas son la llama viva de la memoria, de la
no claudicación y de la búsqueda de la justicia sin venganza, pero justicia.
Hemos trabajado profundamente todos los
argentinos sin distinción para recuperar la valorización de los derechos
humanos, y hoy podemos caminar nuevamente con la cabeza alta por los distintos
lugares del mundo y del país. Pero también sirva este 25 de mayo para honrar a
muchos hermanos y hermanas con quienes he compartido otro 25 de mayo y que hoy
no están por esas cuestiones de esta historia que nunca debieron suceder y
lamentablemente sucedieron en nuestra patria.
Mi recuerdo a nuestros hermanos y hermanas
que lucharon con mucha fuerza en la Argentina de una punta a la otra, buscando la
recuperación democrática del país; mi recuerdo especial a los soldados y
oficiales malvineros que fueron a defender la soberanía argentina en nuestras
Islas Malvinas, honrando también la dignidad de la Patria. A
aquellos que, más allá de la claudicación de sus jefes, oficiales y soldados
estuvieron en la historia, en la historia como corresponde, sirva este marco
del 25 de mayo para hacerles un sentido homenaje; también a aquellos argentinos
que se fueron quedando día tras día, a partir de 1976, cuando empezó el
proyecto de la patria financiera y la exclusión social que se consolidó en la
década pasada, que no bajaron los brazos, que estuvieron -aunque muchos de
ellos todavía están- en un marco de exclusión imperdonable y que poco a poco lo
vamos superando. Los argentinos tenemos que tener memoria para que estos hechos
no vuelvan a suceder nunca más.
Podemos decir que todavía estamos luchando
por salir del infierno, pero esta Patria creció casi el 50 por ciento en los
últimos años y estamos entrando en el quinto año consecutivo de crecimiento;
podemos decir que tenemos desocupación pero que la hemos bajado a menos de un
dígito; tenemos todavía niveles de indigencia importantes pero la hemos bajado
a menos de un dígito; llegamos a tener una pobreza de casi el 60 por ciento y
todavía tenemos una pobreza que nos da bronca y dolor pero la hemos bajado al
26,9 por ciento, casi 34 puntos bajamos la pobreza; podemos decir que nos duele
la mortalidad infantil, pero la hemos bajado del 16 al 12,9, 12,8; podemos
decir que la Argentina
estaba quebrada y endeudada, pero también en este día patriótico, en este día
de Patria, en este día celeste y blanco podemos decir que llevamos adelante la
negociación de la deuda privada que, por primera vez, le hizo ahorrar dinero a
los argentinos con dignidad y sin claudicación ahorrando setenta mil millones
de dólares que ya no salen de los bolsillos argentinos para seguir pagando esa
deuda tan cuestionada. También podemos
decir que nuestros medios y diarios, ya no tienen que sacar más los títulos que
decían que llegaban los veedores del Fondo Monetario Internacional a ver cómo
nos portábamos los argentinos.
Les pagamos, le dijimos “chau” y recuperamos
nuestra soberanía, recuperamos nuestra dignidad y el Fondo Monetario
Internacional no viene más a conducir los destinos de la economía de la Patria , como lo hizo
durante tanto tiempo.
Ahora podemos decir con toda nuestra fuerza
que nuestra industria ha crecido un promedio del 52 por ciento, bien lo sabe la
tierra del buen vino, del trabajo, del esfuerzo, del ejemplo, que es la cultura
mendocina. La transformación que está viviendo la región, la provincia de
Mendoza, se hizo con el esfuerzo de todos los mendocinos, estos hermanos
mendocinos a los que uno tanto quiere y que con tanto cariño y alegría nos
recibieron.
Por eso, también le pido a todos los
argentinos de la Patria
y a los aquí presentes, una ovación y un aplauso al coraje mendocino, al coraje
patriótico, al coraje trabajador, al coraje de generar los cimientos de una
patria diferente.
A todos, no nos importa cómo piense uno o el
otro, hoy es el día de la
Patria y el día de la Patria nos debe sintetizar a todos, pero creo que
tenemos que seguir creciendo más allá del día de la Patria y quien tiene hoy,
como en mi caso, la máxima responsabilidad, con toda la fuerza y la pasión que
pongo siempre, con los aciertos y los errores que puedo tener, también convoco
a todos los argentinos a tomarnos fuertemente de las manos para la construcción
del país.
La democracia da la posibilidad de que cada
cuatro años en el Ejecutivo y cada dos años en el Legislativo, el pueblo pueda
elegir a quién tenga la iniciativa de la conducción. La democracia da todo ese
tipo de posibilidades, pero las cuestiones electorales se resuelven en los
momentos electorales y después hay que arremangarse y trabajar por la Patria salvando cualquier
diferencia y no estar especulando con que al otro le vaya mal para ver si puedo
ser, sino que al otro le vaya bien para que yo tenga una propuesta alternativa
mejor para que a la
Argentina le vaya mejor. Este es el camino, esta es la
propuesta que nosotros le queremos llevar a la Patria.
Ese es el ejemplo de nuestros próceres, ese
es el ejemplo de San Martín, ese es el ejemplo de Mariano Moreno, ese es el
ejemplo del gran Belgrano, ese es el ejemplo de Irigoyen, de Perón y de tantos
hombres y mujeres que hicieron tanto por la patria y que se simboliza en la
humildad y en la entrega absoluta que tuvo esa gran mujer que quiero recordarla
este 25 de mayo y que la recuerdo en nombre de todos los argentinos, que es Eva
Perón, que fue un verdadero sacrificio de entrega y solidaridad.
Quiero agradecer el acompañamiento durante
todo este tiempo del pueblo argentino, de los señores gobernadores, de los
señores intendentes de todos los partidos políticos; les quiero agradecer
profundamente el trabajo desinteresado.
Espero poder decirles a los argentinos el 10
de diciembre de 2007 que la República Argentina está saliendo del infierno y
vendrá la discusión estratégica para construir un país con un perfil
estratégico, después de la tremenda crisis que nos tocó vivir.
Pero los argentinos tenemos que aprender
definitivamente que somos parte de la
Patria grande, que somos parte de Latinoamérica, que somos
parte de los pueblos de Latinoamérica y del MERCOSUR y que tenemos que apoyar
con toda nuestra fuerza la construcción de la unión de los pueblos de América
del Sur como un verdadero mensaje del legado de los libertadores San Martín,
Bolívar, O’Higgins, que fueron claros en todas sus ideas respecto a la
construcción de la Patria
que sintetice los intereses latinoamericanos.
Queremos una Argentina y una Latinoamérica
que hable con todos los bloques del mundo, con la Comunidad Económica
Europea, con África, con todos los sectores, que integremos a la Argentina y a América
latina con autonomía en la globalización a un intercambio que nos permita
crecer, que nos permita seguir generando justicia y equidad.
Yo estoy emocionado hoy y les voy a contar
alguna intimidad: ese 25 de mayo de 2003, cerré la puerta de mi despacho, me
abracé a mi compañera de todos los tiempos, Cristina, y a mis dos hijos,
Florencia y Máximo, y les dije “vamos a dejar todo –porque no es uno solo el
que lo deja, sino la familia sufriendo a la par de uno-, pero qué lucha difícil
que tenemos, Cristina, cómo está el país, qué mal están los argentinos, adónde
hemos llegado” y se me caían las lágrimas, como hoy; cada día que me subía al
helicóptero le decía a los chicos que trabajaban conmigo “es segundo a segundo,
después minuto a minuto, hora a hora y día a día”. Hoy la lucha es día a día.
Hemos hecho todo por recuperar a nuestra
clase trabajadora; la recuperación de la clase media con movilidad ascendente,
la recuperación del empresariado nacional y una alianza policlasista que construya
el espacio nacional para definitivamente construir el proyecto de país. Pusimos
todos nuestros esfuerzos creyendo en los conceptos que nos acompañaron toda la
vida.
Yo le pido al pueblo argentino que me siga
ayudando, pero me digo también que es bueno que así como uno como Presidente se
hace la autocrítica permanentemente, es bueno que también otros, como lo
hacemos nosotros todos los días, desanden algunos caminos para sumar su
esfuerzo para que la
Argentina pueda crecer más rápidamente. Con los brazos
abiertos estaremos recibiendo todo ese tipo de gestos que permitan la
construcción de la Argentina
que necesitamos.
Yo les pido que me ayuden y que me
acompañen. En cada acto, cada mano que toco me da una fuerza espiritual
suprema, pero también que estemos juntando toda nuestra fuerza espiritual y
nuestra vocación de cambio porque el cambio recién comienza y la reconstrucción
de la transformación también para que el 10 de diciembre de 2007, en el marco
de una plena concertación, los argentinos nos encaminemos hacia un proyecto
definitivamente de transformación, hacia un proyecto que definitivamente cambie
las estructuras de injusticia y construya una Argentina para todos, donde se
puedan realizar los trabajadores, la clase media, los empresarios, los intelectuales,
los estudiantes, los universitarios, los argentinos todos, con una fuerza clara
y concreta que nos permita volver a recuperar el sentido de familia, el sentido
de hogar, el sentido que nos volvemos a juntar los argentinos alrededor de la
mesa y no de un comedor que viene para paliar la situación que venimos
viviendo, sino que hemos logrado reconstruir la solidaridad y está la casa y
está la mesa y los chicos no están en el comedor sino que están con los viejos
y la familia juntos comiendo como corresponde y compartiendo sus deseos de vida
y de esperanza. En una Argentina donde
el hijo esté mejor que el padre, en una Argentina donde los abuelos y los
padres tengan la esperanza que sus luchas se verán sintetizadas en una vida
mejor para sus hijos.
Por eso, lo que estoy viviendo este 25 de
mayo de 2007, este 25 de mayo en esta gloriosa tierra mendocina, en esta
patriótica tierra mendocina, no lo olvidaré jamás en mi vida, querido
gobernador Julio Cobos y queridos hermanos mendocinos.
Por eso, quiero decir en este 25 de mayo,
con todas mis fuerzas: ¡Viva la
Patria , viva la
Argentina , viva los argentinos, vivan las esperanzas, viva la
solidaridad, viva la convivencia, viva el amor, viva la pasión, viva la unidad
en la divergencia, viva la pluralidad, viva la Argentina con todos los
argentinos sin distinción!
Un muy fuerte abrazo a todos ustedes para
despedirme y ¡viva la Patria
para todos los argentinos!
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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