DISCURSO EN LA CENA EN CONMEMORACIÓN DEL
64º ANIVERSARIO DEL SUTERH
Néstor Kirchner
[21 de Octubre de
2006]
Querido amigo y compañero Víctor Santa
María, Secretario General del SUTERH; queridos amigos y compañeros encargados
de edificios de la
República Argentina ; querido Vicepresidente y amigo y señora,
todos presentes aquí: la verdad que les quiero agradecer junto a ellos y a
Cristina, la amable invitación de poder participar en esta fiesta aniversario
como parte de vuestra familia, porque, más allá del cargo circunstancial que
tengamos, venimos a compartir una noche en familia.
Ser Presidente es una circunstancia de la historia. Todos somos pasantes de la historia y yo les puedo asegurar que, en esta responsabilidad y en este tiempo histórico donde el pueblo argentino me ha permitido tener la iniciativa política en la conducción del país, no pienso ni claudicar ni renunciar a las convicciones que abracé toda mi vida.
Ser Presidente es una circunstancia de la historia. Todos somos pasantes de la historia y yo les puedo asegurar que, en esta responsabilidad y en este tiempo histórico donde el pueblo argentino me ha permitido tener la iniciativa política en la conducción del país, no pienso ni claudicar ni renunciar a las convicciones que abracé toda mi vida.
Quiero llevar adelante con toda las fuerzas
ese proyecto de reconstrucción de la Argentina ; quiero llevar con todas mis fuerzas,
sin dar concesiones que no corresponden, las ideas de una Argentina integrada,
la inclusión social, la lucha contra la indigencia, la lucha contra la
desocupación y la pobreza. Hemos bajado más de 30 puntos la pobreza, estamos
rondando el 10 por ciento de desocupación, el 12 por ciento de indigencia,
hemos crecido al 40 por ciento en este país. Pero en este país no tiene que
crecer solamente un pequeño grupo, tienen que crecer todos los argentinos
porque la Argentina
debe ser para todos. Esto es central y esencial.
Es por eso que algunos dicen que yo me enojo
y algunos, con un lenguaje más pulido, dicen que me crispo. No es que yo me
enojo, no es que yo me crispe, pasa que no renuncio a defender los intereses
que tengo que defender que son los intereses del pueblo argentino. Y por eso
voy a discutir con los que tenga que discutir sin ningún tipo de
inconvenientes.
No vengo a tratar de quedarme toda la vida
sentado en el sillón de la
Casa Rosada teniendo que mirar al pueblo con la nuca. Quiero
mirar a mis hermanos con los ojos, con aciertos y con errores estoy dejando
todo para que este país cambie, para que haya justicia, para que
definitivamente tengamos un país distinto.
Es por eso que hoy estoy con ustedes acá,
porque sé por lo que han pasado, sé por lo que les toca pasar y sé de la
injusticias que aún subsisten. Por eso les digo a no aflojar, sigamos con
fuerza por esta Argentina que nos merecemos.
También les pido que me ayuden. Ustedes
saben, como les decía recién, que hay algunos que no quieren que cambie nada.
Por lo tanto, es fundamental que el pueblo argentino esté atento, porque ya
hemos tenido y sufrido muchísimo los argentinos para no poder construir la
felicidad que nos merecemos.
Nosotros, quienes representamos en este
tiempo de la historia a nuestro pueblo, necesitamos el acompañamiento fuerte de
todos los argentinos. Porque cuando hablamos de unidad, cuando hablamos de
convivencia de todos los argentinos, es construyendo la unidad y la convivencia
en una distribución justa de las posibilidades de la patria. Porque esto de
hacer unidad y convivencia solamente para unos pocos no sirve. Es central
construir una Argentina total y absolutamente diferente.
Por eso les pido a los argentinos que en
paz, en amor, con fuerza, con convicciones, recuperando la autoestima, porque
los argentinos no somos los peores del mundo como nos quisieron hacer creer,
somos de los mejores del mundo. ¡Miren las cosas que nos han pasado y tenemos
el país en pie todavía! ¡Miren si los argentinos podemos!
Pero todavía estamos en el infierno y se
producen, como dijo el compañero Santa María, estos arrebatos del infierno.
Dios quiera, queridos hermanos y hermanas, que el 10 de diciembre de 2007,
cuando termina mi mandato, les pueda decir que estamos en las puertas del purgatorio,
que hemos triunfado, que nos encaminamos a la victoria y que dejamos atrás ese
período de sombra que tanto dolor nos trajo a todos los argentinos y que
podamos empezar a pensar otra vez como pensaron nuestros abuelos en el sentido
de que nuestros hijos van a estar mejor que nosotros. Cuando definitivamente en
la Argentina
los hijos estén mejor que los padres y los abuelos, habremos recuperado
nuestras mejores épocas. No como nos pasó últimamente que he visto llorar a
padres y abuelos porque sus hijos estaban peor que ellos. Ese tipo de Argentina
no lo queremos, queremos la
Argentina donde el hijo vaya a estar mejor que el padre
porque esa es la Argentina
que crece y esa es la
Argentina que nosotros nos merecemos.
Queremos la Argentina donde nuestros
pibes vayan a las universidades; no queremos la Argentina de los
dirigentes que se ponen contentos porque inauguran comedores en los barrios por
la situación que les toca vivir; queremos que en la Argentina se vuelvan a
sentar el padre y los hijos a la mesa de la casa porque tienen trabajo y porque
recuperaron su dignidad y no tienen que ir a un comedor para tratar de
sobrevivir. Esa es la
Argentina que nos merecemos y por esa Argentina tenemos que
luchar, esa es la Argentina
que soñamos, esa es la
Argentina que vale la pena y esa es la Argentina que
necesitamos.
Por eso, les agradezco profundamente esta
oportunidad, les agradezco profundamente el compartir con ustedes, y sepan que
allí, en la Casa
de Gobierno, tienen a un amigo y a un compañero que acierta y se equivoca, pero
que pone lo mejor de sí para que las cosas vayan cambiando. Y es verdad,
algunos me dicen despectivamente, “ahí va el pingüino” y con este calor que
tuvimos hoy, sí, va el pingüino, soy un pingüino y me siento orgulloso como
pingüino de compartir con todos ustedes.
Muchas gracias, muchas gracias por todo, les
dejo mi corazón, les dejo mis brazos abiertos, y les digo fuerza, todos los
días un poquito más para que la
Argentina cambie, para que recuperamos los sueños, para que
recuperemos el amor, para que recuperemos la pasión, para que la paz sea con
justicia y para que en la
Argentina , definitivamente, aquellos que más trabajan, que
son más honestos y que más estudian, sean los verdaderos triunfadores.
Muchísimas gracias y gracias por haber
compartido con ustedes.
NESTOR KIRCHNER
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