DISCURSO EN LA CUMBRE EXTRAORDINARIA
DE LOS JEFES DE ESTADO DEL MERCOSUR CON MOTIVO DE LA ADHESIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA
DE VENEZUELA COMO MIEMBRO PLENO DEL MERCADO COMUN DEL SUR
Néstor Kirchner
[4 de Julio de
2006]
Señor Presidente de la República Bolivariana
de Venezuela, querido amigo Hugo Chávez; señores presidentes de la República hermana del
Uruguay, querido amigo, Tabarè Vázquez; señor presidente de la República de Brasil,
querido amigo Lula da Silva; querido amigo presidente de la República de Paraguay,
Nicanor Duarte y querido amigo de la República de Bolivia, Evo Morales; señor
Secretario General del MERCOSUR, Chacho Álvarez; señores embajadores;
ministros; amigos; hermanos y hermanas de las distintas naciones presentes y
hermanas y hermanos venezolanos presentes aquí, un placer compartir con ustedes
esta tarde: la incorporación de la República Bolivariana
de Venezuela al MERCOSUR es sin dudas un acontecimiento de proyección
histórica.
En el ejercicio de la presidencia pro-témpore del MERCOSUR estamos seguros de representar a las autoridades de todos los países que lo integran y a sus pueblos al dar una emocionada bienvenida al país hermano a esta familia de naciones, que han emprendido el camino de la solidaridad regional y la lucha conjunta por mejorar el nivel de vida de sus pueblos.
En el ejercicio de la presidencia pro-témpore del MERCOSUR estamos seguros de representar a las autoridades de todos los países que lo integran y a sus pueblos al dar una emocionada bienvenida al país hermano a esta familia de naciones, que han emprendido el camino de la solidaridad regional y la lucha conjunta por mejorar el nivel de vida de sus pueblos.
Estamos convencidos que la integración es la
gran empresa política de nuestra época. Se trata de un proyecto que tiene
profundas raíces en nuestra historia, pero sobre todo tiene una gran proyección
hacia el futuro, es la estrategia que corresponde a nuestros países en el
contexto de un mundo globalizado, en el que cada vez más los problemas que
sufren nuestros pueblos atraviesan las fronteras.
El desarrollo productivo, el comercio justo,
la lucha contra la pobreza, contra la marginación, por la plena igualdad y la
ciudadanía social, el fortalecimiento de la democracia, la seguridad y la paz,
la defensa de los derechos humanos, son todos ellos valores y objetivos que no
pueden alcanzarse desde esfuerzos de estados nacionales aislados. Por bien
intencionadas que sean sus acciones demandan, sin debilitar la independencia de
cada una de las naciones y sin ignorar las realidades propias de cada país, un
nuevo concepto de soberanía, un concepto ampliado de soberanía, una comunidad
política y productiva capaz de poner en acción las enormes potencialidades de
nuestra región para el bien de sus hombres y sus mujeres.
Este acontecimiento que hoy celebramos
muestra que los países de América del Sur han alcanzado una renovada conciencia
de esa necesidad política; nuestra dura experiencia nos ha enseñado que la sola
lógica excluyente del mercado no nos lleva a un horizonte de desarrollo y
bienestar.
Sabemos que es muy importante liberar el
comercio en condiciones dignas y equitativas, pero los mercados y el comercio
libre no garantizan nuestro desarrollo con inclusión. La integración es mucho
más que liberalizar el comercio, es asumir el objetivo de constituir una gran
comunidad política que promueva la producción, eleve la competitividad común de
nuestra región y la convierta asimismo en un interlocutor fuerte en la
discusión del orden mundial
El ingreso de la querida República
Bolivariana de Venezuela es un aporte inestimable para el MERCOSUR, un aporte
en lo comercial, en lo económico y también en lo cultural y en lo político, por
la rica historia de su pueblo.
Hoy tenemos, más que nunca, la sensación de
que estamos transitando a pasos grandes y efectivos hacia una efectiva
integración sudamericana, una integración que por su población, sus recursos
naturales, su superficie y su capital humano, ocupará un lugar destacado en el
mundo. La integración es también una lucha de ideas; como tal tiene también sus
adversarios, entre ellos los que añoran los tiempos de los alineamientos
automáticos. Vemos en esta integración un aporte a la estabilidad y a la paz en
el continente, pues no tiene propósitos confrontativos, que se le son
completamente ajenos.
No ocultamos las dificultades del MERCOSUR,
pero trabajamos denodadamente para superarlas, y el crecimiento del bloque, que
expresa esta incorporación, es una muestra de su vitalidad.
Queremos aprovechar esta ocasión para
ratificar lo que ya todos saben, el MERCOSUR es y será cada vez más una
poderosa herramienta para la democracia, la justicia, la paz, la estabilidad y
la seguridad de la región.
Ninguno de sus países miembros, y así lo han
establecido en el Protocolo de Ushuaia, al que Venezuela ha adherido recientemente,
conciben otro modo de convivencia política que no sea la democracia; ninguno de
sus miembros alientan propósitos expansionistas o militaritas; ninguno de sus
miembros actúa en perjuicio de otros países.
Quiero decir que el MERCOSUR es uno de los
bloques internacionales que actúa en una mayor cantidad de espacios de
negociación. En ese sentido, MERCOSUR es nuestra plataforma de integración al
mundo, en cuanto potencia lo que cada país puede por sí solo representar.
Queremos que el fortalecimiento de nuestro
bloque y el avance en paralelo hacia la comunidad sudamericana fortalezca
nuestra voz común en el ámbito multilateral. Nos interesa intervenir en la
agenda global, una agenda que debe ser integral y no fragmentada.
Somos concientes del lugar que ocupan las
cuestiones de seguridad internacional y la lucha contra el terrorismo, hemos
dado sobradas muestras de nuestro compromiso en ese sentido. Al mismo tiempo
decimos que una lucha exitosa contra el terrorismo no puede afirmase en una
concepción exclusivamente militar, para enfrentar y derrotar al terrorismo es
necesario secar la fuente de donde se alimenta, encarar y solucionar los
conflictos bélicos, como es cooperar en forma efectiva y no declarativa en la
lucha contra el hambre y la miseria, combatir el racismo, la xenofobia y toda
otra forma de discriminación También es
ser solidario con una concepción de desarrollo sustentable en lo social y en lo
medioambiental; comprometerse con un comercio equitativo y mutuamente favorable
entre los países más desarrollados y los menos desarrollados.
No exageraremos si decimos que la
incorporación de la
República Bolivariana de Venezuela es para el MERCOSUR no
solamente un logro, sino también un gran desafío; la agilidad con la que se
tramitó su ingreso es una muestra de la disposición de todos nuestros países a
encarar ese desafío.
Estamos hablando de la oportunidad de dar
más grandes pasos, más claros y más decididos que la dirección de una plena
integración cuya agenda programática ya hemos venido diseñando; pasos hacia un
MERCOSUR más solidario en el tratamiento de las asimetrías de nuestros países y
en nuestras subregiones, hacia un MERCOSUR más centrado en lo productivo, con
una potenciada capacidad para desarrollar procesos de complementación económica
que signifiquen avances productivos para todos los socios; con más iniciativa
en el desarrollo de obras de infraestructura común; más eficacia en la
financiación de proyectos productivos regionales que avancen más hacia la
coordinación macroeconómica de sus países; pasos decididos hacia un MERCOSUR
más y mejor institucionalizado, con un parlamento como el que hemos acordado
construir hacia el 2010, que es una verdadera caja de resonancia ciudadana y el
promotor de avances legislativos de alcance regional; un MERCOSUR cada vez más
visible, útil y atractivo para los hombres y mujeres que quieren desplazarse,
trabajar, comerciar y ejercer su profesión en el territorio de esta patria
ampliada.
El presidente Chávez ha dado un paso
enérgico y audaz, que es el de impulsar los destinos de la Nación que preside con
aquellos países que conformamos el MERCOSUR; es un paso que estamos convencidos
de que será beneficioso para la República Bolivariana
de Venezuela, así como para los otros países que conformamos el bloque. Tal vez
necesitemos todos de gestos igualmente audaces para estar a la altura de las
demandas y las esperanzas de nuestros pueblos en esta empresa común de
integración; necesitamos construir el MERCOSUR de los pueblos, el MERCOSUR de
los ciudadanos, necesitamos que el MERCOSUR sea una experiencia vital para
nuestros hombres y mujeres y no solamente un dato burocrático. Nuestras sociedades, nuestros trabajadores,
empresarios, gente de la cultura, de los credos religiosos, del deporte y de la
vida social en general tienen que ser los grandes protagonistas de este
emprendimiento.
Que este momento de alegría y de orgullo por
la incorporación de la
República Bolivariana de Venezuela al Mercado Común del Sur
sea la ocasión para renovar nuestro compromiso con esta empresa colectiva y
Dios quiera que sea un punto de inflexión que nos permita transitar con mucha
fuerza, con mucho convencimiento, y con la clara visión estratégica, que no
tengo ninguna duda que guía a los señores presidentes que me acompañan hoy y
que compartimos hoy aquí en Venezuela esta mesa, que es lograr definitivamente
que vuelva a resonar con fuerza en el mundo la voz de los pueblos de América,
que nuevamente la voz de los pueblos de América se alce con la dignidad, con la
fuerza y la lucha por la inclusión social, por la justicia, por la derrota de
la pobreza, por la derrota de la indigencia, por la derrota de la desocupación,
por el triunfo de la equidad, de la justicia, de la igualdad, y que podamos
dialogar con los otros bloques del mundo en un punto de igualdad que permita
recuperar a esta América el lugar y la dignidad que este pueblo de América se
merece.
Muchísimas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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