DISCURSO EN OCASIÓN
DE LA CUMBRE AMÉRICA
DEL SUR-PAÍSES ÁRABES (contenido económico-comercial)
Néstor Kirchner
[10 de Mayo de
2005]
Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Señores Jefes de Delegaciones,
Señoras y señores,
En primer término, deseo manifestar a las
autoridades del Gobierno de Brasil mi gratitud por su cordial invitación a este
encuentro internacional, el que nos da la oportunidad de acercarnos para
abordar una temática que resultará en el mayor beneficio de nuestros países.
En años recientes, los países de América del Sur y los países árabes hemos podido reflexionar, en base a nuestra experiencia, sobre las falencias que han afectado a nuestras regiones y los riesgos que nacen del aislacionismo. Es a partir de estas experiencias que pudimos determinar la necesidad de ampliar y fortalecer nuestras relaciones y nuestra participación en distintos foros, a fin de acercarnos a países con los que no habíamos llegado a desarrollar el nivel de relaciones que entendíamos deseable.
En años recientes, los países de América del Sur y los países árabes hemos podido reflexionar, en base a nuestra experiencia, sobre las falencias que han afectado a nuestras regiones y los riesgos que nacen del aislacionismo. Es a partir de estas experiencias que pudimos determinar la necesidad de ampliar y fortalecer nuestras relaciones y nuestra participación en distintos foros, a fin de acercarnos a países con los que no habíamos llegado a desarrollar el nivel de relaciones que entendíamos deseable.
Pero este acercamiento no responde a un
interés coyuntural, a una crisis o turbulencia circunstancial, sino que se
encuentra vinculado a la necesidad de llevar a la práctica los mecanismos
necesarios que permitan la promoción y puesta en ejecución de nuevas y
fructíferas actividades entre nuestras regiones, lo que habrá de permitir el crecimiento
y expansión de nuestras economías.
En el caso específico de América del Sur,
podemos afirmar que en los últimos años hemos fomentado una diplomacia activa,
multipolar y multifacética. Los resultados están a la vista: muchos países han
promovido profundos procesos de transformación económica y han avanzado en
materia de integración. El MERCOSUR y la
CAN constituyen buenos ejemplos de esta política.
En lo que hace a la gestión de Gobierno,
estamos comprometidos con el objetivo de crear espacios en los ámbitos
político, económico y de cooperación que permitan que países como los nuestros
puedan sumar sus esfuerzos para alcanzar condiciones de crecimiento sustentable
con equidad, que permita nuestro desarrollo basado en el beneficio mutuo y la
cooperación.
No está en nuestro interés limitar un
encuentro de esta naturaleza a una simple reunión formal con monólogos sin
respuestas, sino que queremos sumar nuestra voluntad, perseverancia, y
compromiso con estos valiosos temas que nos ocupan y que entendemos están
llamados a impulsar el crecimiento y desarrollo en beneficio de nuestras
naciones. Para ello, será necesario abordar los temas vinculados al
estrechamiento de nuestras relaciones de manera clara y con pragmatismo, con
una comprensión común de nuestras condiciones de desarrollo, de nuestras
limitaciones y de nuestras capacidades de evolución.
En este marco no puedo dejar de mencionar la
acción conjunta de muchos de nuestros países en los ámbitos multilaterales,
donde hemos notado que el modo de poder incidir en una evolución favorable de
los términos de intercambio solo es viable a través de nuestra acción
coordinada y conjunta. Otras iniciativas valiosas han sido las acciones comunes
desarrolladas en el marco de los principales acuerdos de comercio firmados
entre nuestras regiones, particularmente el Sistema Global de Preferencias
Comerciales para estimular el comercio Sur-Sur, y el Sistema Generalizado de
Preferencias con EEUU y la UE.
Estoy muy complacido de tener la oportunidad
de dialogar con mis colegas de sudamericanos y de los países árabes para tratar
de profundizar la aproximación de dos importantes regiones del mundo en
desarrollo. Al mismo tiempo, tengo el honor de transmitir una voluntad común de
América del Sur de buscar un camino de desarrollo sostenible y un modelo de
crecimiento deseable y posible junto a los países árabes hermanos.
Nuestra presencia aquí es la muestra de que
compartimos la visión común de que debemos explorar todas las alternativas para
incrementar los vínculos con regiones que están llamadas a ser compatibles y
complementarias. Es una demostración de que coincidimos en que es necesaria una
firme decisión política a fin de facilitar el éxito que supone el desafío del
crecimiento de la relación entre nuestros países.
Como un primer paso, el MERCOSUR y el
Consejo de Cooperación del Golfo firmarán en esta ocasión un Acuerdo Marco de
Cooperación Económica, que contribuirá a afianzar las relaciones entre ambos
bloques y será la base para profundizar y expandir nuestros vínculos en materia
de inversiones y comercio.
Como punto de partida, quisiera destacar,
que el comercio entre Sudamérica y los Países Arabes mostró dinamismo en los
últimos años, con un crecimiento del 40% entre 1997 y 2003, con una expansión
de las exportaciones sudamericanas a dichos países del 60%. Esta tendencia
creciente en nuestros vínculos comerciales es un dato relevante y nuestro
objetivo es acrecentarla en distintos campos. Los índices de intercambio
comercial por el momento no exceden el 1 ó 2% de las exportaciones e
importaciones de nuestras regiones, pero posiblemente el origen de esta
limitación se deba a la excesiva concentración en un reducido número de
productos.
Brasil y Argentina son los principales
proveedores de los países árabes, y Argentina en particular ha exportado el 6%
de sus exportaciones totales del año 2004 a países de esa región. Pero también el
resto de los países de América del Sur tiene un mercado interesante que es
buscado por las oportunidades que ofrece.
Los flujos de inversión entre Sudamérica y
los países árabes deberían potenciar la formación de capital humano y
elaboración de productos con mayor valor agregado. Debemos no sólo profundizar
los vínculos que existen actualmente, sino también crear capacidades dinámicas,
que nos permitan la producción permanente de nuevas ventajas competitivas, y
que se adquieren esencialmente mediante la capacitación técnica, las
innovaciones tecnológicas, la ingeniería de mercado, la inversión y el
desarrollo de infraestructura adecuada.
Nuestra aspiración es el acrecentamiento y
diversificación de nuestros flujos comerciales e inversiones. Sudamérica es
mucho más que un gran productor de productos alimenticios y agropecuarios, a la
vez que los países árabes tienen otros campos de interés que superan la simple
exportación de combustibles. El comercio de nuestras regiones debe aprovechar
al máximo la oportunidad de un mayor desarrollo de sus servicios de transporte,
obras de infraestructura y de la promoción de sectores ligados a los servicios de
apoyo como el financiamiento, los seguros y tecnologías de la información.
Debemos identificar con precisión las oportunidades de negocios que nuestras
regiones nos ofrecen y desarrollar una política permanente que nos permita
llegar a nuestros objetivos.
Estamos hablando de un mercado regional de
países árabes de 300 millones de habitantes. En América del Sur, hablamos de un
mercado de 500 millones de habitantes. Es por ello que consideramos que el
dinamismo de nuestra relación comercial bilateral no está a la altura del
desafío que nuestros mercados exigen y de su potencial. Sin duda tenemos
carencias que superar, pero estamos persuadidos de que la confianza en que una
nueva política y una nueva estrategia nos permitirán hacerlo.
Es por ello que hemos decidido impulsar la
elaboración de proyectos concretos para dar contenido a nuestro mensaje
político. Porque creemos que si el desarrollo del comercio mundial se ha
acelerado en los últimos años del siglo XX y zonas de libre comercio han
entrado en vigor en ambas regiones, debemos ver el resultado en nuestras
relaciones comerciales.
Nuestras Regiones necesitan expandir sus
exportaciones y diversificar sus mercados.
La exportación debe ocupar un lugar central
en la agenda de nuestros Gobiernos y nuestras empresas, como alternativa para
crecer y progresar, generando riqueza y fuentes de trabajo.
Las exigencias actuales del comercio
internacional requiere de nuevos instrumentos de promoción para optimizar su
desarrollo, así como disponer de herramientas logísticas en destino para
permitir satisfacer los requerimientos de la demanda en tiempo y forma.
Debemos facilitar el acceso del sector
exportador sudamericano a los países de la Liga Árabe, apoyando institucionalmente los
emprendimientos que se desarrollen en este sentido en ciudades que resulten
estratégicas para el comercio, tendiendo al aumento de la competitividad de las
pequeñas y mediana empresas, a la incorporación de nuevas empresas a la
exportación y a la consolidación de las mismas en el comercio exterior.
Así, resultaría muy provechoso para las
exportaciones de nuestra región poder establecer bases de operaciones, junto al
sector privado, en los puertos más relevantes de los países árabes, que den
sustento logístico al crecimiento del comercio bilateral entre nuestros
bloques.
Por otra parte, creemos de particular
importancia la utilización de herramientas de inteligencia comercial conforme a
las exigencias que imponen las modalidades propias del siglo veintiuno en el
escenario de globalización que debemos afrontar. En tal sentido, el intercambio
de información calificada sobre las necesidades de nuestros mercados
contribuirá a dar un mayor impulso a la concreción de operaciones en aras de un
mayor aprovechamiento de nuestras potencialidades.
Nos encontramos hoy ante la oportunidad de
afirmar nuestra decisión de profundizar los elementos claves para la expansión
de nuestras relaciones comerciales. Debemos fortalecer nuestras acciones a fin
de buscar caminos que permitan construir economías sólidas y participar
plenamente en los intercambios entre nuestras regiones, fortaleciendo de este
modo el bienestar de nuestros pueblos.
NESTOR KIRCHNER
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