DISCURSO EN LA CUMBRE AMÉRICA DEL
SUR – PAÍSES ÁRABES
Néstor Kirchner
[10 de Mayo de
2005]
Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Excelencias, Señoras y Señores;
Quiero en primer lugar manifestar mi
gratitud a mi amigo el Presidente Lula da Silva y a todo su Gobierno por haber
organizado de manera tan eficiente este trascendente evento que hoy nos
convoca. Como siempre, Brasil nos da muestras de su generosa hospitalidad.
Me siento muy ligado a esta iniciativa desde sus orígenes, cuando el Presidente Lula me transmitió su proyecto con respecto ala Cumbre
que entonces imaginaba. Desde un primer momento compartí también la idea que
hoy ya es un hecho y comprometí el apoyo de mi país.
Me siento muy ligado a esta iniciativa desde sus orígenes, cuando el Presidente Lula me transmitió su proyecto con respecto a
No podía ser de otro modo. La Argentina ha sido una
tierra privilegiada por ser punto de encuentro de diferentes pueblos, culturas,
religiones y tradiciones que la elegieron como hogar donde podían echar raíces.
Nos enriquecieron con su historia, su trabajo, su personalidad, sus costumbres.
Nos enseñaron que la unidad en la diversidad, la convivencia con el otro, con
el distinto a uno son posibles. Que vale más sumar que restar, que vale más el
diálogo que la confrontación, que vale más ampliar el horizonte que cerrarnos
en nosotros mismos.
Al mencionar el valioso aporte que hemos
recibido de otras culturas tengo particularmente en cuenta a toda la
colectividad de origen árabe radicada en la Argentina y en otros
países de Sudamérica. En nuestro país esa comunidad de cerca de tres millones y
medio de personas ha hecho una enorme contribución en los más diversos campos:
en el académico, político, económico, comercial, cultural, artístico, religioso.
Pero más aún: ha constituido un vínculo, un canal permanente de comunicación
con los países árabes de origen. Esos lazos, que trascienden los vaivenes de la
política y de los gobiernos constituyen la esencia de la relación
inquebrantable que nos une.
Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Excelencias,
Cuando asumimos el Gobierno mi país
atravesaba una de las peores crisis de su historia reciente. Valoramos muy
especialmente a la comunidad de los países árabes que nos apoyó tan generosa y
firmemente en esa coyuntura y confió en nuestra recuperación.
Conscientes de la importancia de reactivar
esa relación y de ubicarla en el nivel que nunca debió dejar de ocupar, a poco
de instalarnos en el Gobierno priorizamos esos vínculos y decidimos implementar
una política activa con los países árabes, concretando reuniones de consultas
políticas, de comisiones mixtas y encuentros empresariales con las visitas de
nuestro Vicecanciller a varios países del Norte de Africa, Siria y Líbano y de
nuestro Canciller a Egipto. Tenemos programadas visitas a los países del Golfo
y esperamos recibir las de altas autoridades árabes en un futuro próximo.
Nuestro comercio bilateral con los países
árabes ha crecido continuamente en los últimos años. Pero aspiramos a más.
Queremos que el incremento de ese comercio no sea sólo producto del crecimiento
de nuestras exportaciones, queremos abrir las puertas a los productos árabes.
También queremos desarrollar –y esto es tan importante como aquello- una mayor
cooperación y un mayor intercambio cultural. En una palabra, anhelamos
estrechar y profundizar nuestros vínculos en todos los campos.
En este contexto y en el marco de los
preparativos de esta Cumbre, la
Argentina tuvo el privilegio de coordinar y organizar junto a
Marruecos un Seminario sobre la realidad sudamericana y sobre la trascendente
influencia de la inmigración árabe en los países de nuestra región. Este
evento, que contó con la participación de distinguidos académicos sudamericanos
y árabes, tuvo como objetivo ser una contribución hacia el mutuo conocimiento
de nuestros países y una prueba del reconocimiento sudamericano hacia el
valioso aporte árabe a nuestra región. Permítanme manifestar públicamente mi
agradecimiento al Gobierno del Reino de Marruecos que tan generoso apoyo nos
brindó para concretar ese evento.
Compartimos en gran medida una cultura
mediterránea, una cierta manera de ver y estar en el mundo, la voluntad de
construir la paz en una comunidad internacional más justa y equitativa, donde a
nivel de naciones también pueda darse la convivencia pacífica con el “otro”,
con el diferente. Esta Cumbre debe conducir a la profundización de estas
coincidencias, a la apertura de más canales de cooperación y de intercambio en
el ámbito de la cultura, la política, el comercio, la tecnología.
Esta Cumbre puede representar una
contribución a esa comunidad internacional en momentos en que el mundo entero
clama por mayor desarrollo, mejor distribución de los recursos, más equidad,
más diálogo y el imperio del derecho, de la justicia y la paz. La Organización de
Naciones Unidas, el marco universal por excelencia de esa comunidad global,
también puede beneficiarse de los caminos que se abren a partir de esta Cumbre.
El diálogo, la cooperación, la búsqueda del consenso y la equidad que procuran
nuestros dos bloques son también necesarios a la hora de encarar las reformas
que consideramos necesarias en ese foro.
Señores Jefes de Estado y de Gobierno,
Excelencias, Señoras y Señores,
Que este encuentro nos impulse hoy a la
acción concreta y a imaginar y construir el futuro que se merecen nuestros
países. Para ello, favorezcamos el diálogo, el mutuo conocimiento, el comercio,
la cooperación, intercambiemos experiencias, propongamos caminos para la paz,
para la justicia, para el bienestar general de nuestros pueblos. Que la
oportunidad única que nos brinda esta Cumbre no sea desaprovechada. Ese será el
mejor homenaje que podemos rendir a quienes desde lejanas tierras árabes alguna
vez optaron por nuevos horizontes y se hicieron uno de nosotros.
Muchas gracias.
NESTOR KIRCHNER
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