julio 14, 2012

Discurso de Fidel Castro en el resumen de la Plenaria Obrera de Alfabetización (1961)

DISCURSO EN EL RESUMEN DE LA PLENARIA OBRERA DE ALFABETIZACION, EFECTUADA EN EL TEATRO“CHAPLIN”
Fidel Castro
[16 de Agosto de 1961]

― Departamento de versiones taquigráficas del Gobierno revolucionario ―

Compañeros y compañeras de las secciones sindicales dirigentes, de las secciones sindicales de la provincia de La Habana:
Cuando se lanzó la consigna de erradicar el analfabetismo en el transcurso de un año, en el año 1961, y se acordó llamar por eso este año el“Año de la Educación”, sabíamos que se trataba de una empresa ardua.
Como todas las promesas de la Revolución, esta no podía dejar de ser cumplida; pero para cumplir esa tarea el esfuerzo que se requería era gigantesco. Posiblemente no existía una experiencia de ese tipo, es decir, una experiencia acerca de una campaña de esa envergadura, no existían antecedentes de una tarea semejante. Estaba por organizar la campaña y vencer sobre la marcha todos los obstáculos.
Nosotros teníamos fe de que si el pueblo de Cuba se proponía esa meta la cumpliría. Pensábamos que, en primer lugar, había que movilizar a los maestros y a los profesores, que había que movilizar al pueblo, a los alfabetizadores voluntarios, los que quisieran inscribirse para enseñar.
Lógicamente, nosotros comprendíamos que no podía depender solamente de los maestros. El número de los maestros no era suficiente; que posiblemente no bastarían los voluntarios que se presentaran para enseñar, pero ya desde entonces estábamos pensando en que si los maestros y los alfabetizadores voluntarios no alcanzaban, movilizaríamos a los estudiantes. Y entonces surgió la idea, o el plan, de invitar a la juventud a sumarse a esta campaña, se lanzó la consigna de organizar las brigadas“Conrado Benítez”, y la meta de 100 000 brigadistas alfabetizadores. Esa era otra cifra que parecía muy ambiciosa, igual que la campaña de erradicar el analfabetismo en un año.
Pero pensábamos que quizás no sería suficiente todavía movilizar 100 000 brigadistas, además de los alfabetizadores. En ocasiones, cuando visitábamos algún lugar del interior del país, nos dábamos cuenta de que en las grandes extensiones montañosas, y del campo en general, donde están distribuidas las casas de casi la mitad de la población de Cuba, que viven aisladas unas de otras las familias, que decenas y decenas de miles de alfabetizadores, brigadistas, todavía no alcanzaban a cubrir todo el territorio. Y era desesperante ver cómo en la inmensidad de las montañas las decenas y decenas de miles de alfabetizadores prácticamente se disolvían sin poder completar el ciento por ciento de las casas.
Nosotros comprendíamos que en el campo iba a ser más difícil la tarea, porque resulta, por una parte, que es en el campo donde hay mayor número de analfabetos, y, por otra parte, que las comunicaciones en el campo son muy difíciles. Y que había que encontrar un tipo de alfabetizador que estuviera dispuesto a ir a vivir allí, a la casa de los campesinos. Pero todavía nos quedaba un recurso, y desde el principio sabíamos que en caso de que los maestros, los alfabetizadores voluntarios y los brigadistas no fuesen suficientes, quedaba el recurso de movilizar a la clase obrera.
Pensábamos que si cuando se ha tratado de defender la soberanía del país ante las amenazas de agresión, o frente a los ataques del imperialismo, era posible movilizar cientos de miles de obreros, que cuando había que combatir en la Ciénaga de Zapata, o cuando había que liquidar a las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, era posible movilizar decenas y decenas de batallones, que se podía también movilizar una gran fuerza obrera como el refuerzo final para cumplir la promesa de erradicar el analfabetismo en este año.
Pues bien, ha llegado el momento de acudir a esa fuerza. Esa era la fuerza que teníamos en la reserva: la clase obrera. Nosotros sabemos que movilizando a la clase obrera le damos ya a la campaña el aporte final que necesita.
Estamos ya en el mes de agosto, y desde hace varias semanas la CTC revolucionaria se venía moviendo en ese sentido. Pero es este precisamente el momento culminante, es este el momento oportuno de hacer el llamamiento a los trabajadores, y lanzarlos a la batalla contra la ignorancia. La CTC revolucionaria ha estudiado las posibilidades de movilización de los trabajadores. Porque como la clase obrera tiene ante sí otra tarea vital, esencial para la Revolución que es la tarea de producir, era necesario que al entrar en esta campaña su otra obligación, la obligación de producir, tan indispensable en estos momentos, no sufriese mermas de ninguna clase. Pues bien, ellos han estudiado la posibilidad de movilizar a 30 000 obreros sin afectar la producción; escogerlos de los centros de trabajo de acuerdo con la circunstancia, de acuerdo con las posibilidades de cada federación, y lanzar a la campaña de alfabetización a 30 000 obreros como brigadistas, es decir, dispuestos a ir a enseñar a los campos.
Los brigadistas tienen la tarea más difícil, porque a ellos se les ha asignado la misión de ir a los lugares más apartados en los campos. Los brigadistas han respondido, la juventud ha respondido plenamente. La mayor parte de esos jóvenes son hijos de familias trabajadoras, y están teniendo un comportamiento en algunos casos que pudiéramos calificar hasta de heroicos, porque no en todas las casas de familia hay las mismas facilidades. Hay familias campesinas que tienen vacas, gallinas, una cierta economía, ciertos recursos, donde un alfabetizador tiene la leche, tiene la carne, en fin, tiene una alimentación y un alojamiento bueno. Pero hay decenas de miles de familias que no tienen esas posibilidades, y, naturalmente, ellos se han tenido que ajustar a los recursos de cada casa, y se han adaptado perfectamente bien.
Además, permanecen firmes en sus puestos. Apenas se oye hablar de algún brigadista que haya desertado, y han tomado su tarea con verdadero honor, y la están cumpliendo. Ya los estudiantes han dado su aporte, ahora tiene que llegarles como un refuerzo el aporte de la clase obrera como clase organizada.
Pero además de los 30 000 brigadistas, los trabajadores tienen, todos, en sus propios centros de trabajo que librar una lucha también allí contra el analfabetismo. Afortunadamente son muchos menos que en el campo, pero a pesar de todo se ha descubierto que en muchos centros de trabajo hay analfabetos, y que nadie lo sabía, y que mediante los censos que se han estado haciendo y las investigaciones de las secciones sindicales, de los responsables de alfabetización, han descubierto en muchos centros de trabajo un determinado número de analfabetos.
Ustedes tienen dos tareas: ¡La tarea de erradicar el analfabetismo en cada centro de trabajo, y la tarea de aportar 30 000 alfabetizadores para erradicar el analfabetismo en el campo! Las cifras hasta este momento de analfabetos localizados, de analfabetos probables en primer lugar, analfabetos localizados y analfabetos educándose, son las siguientes partiendo del censo de 1953, y habiéndose demostrado que en algunos municipios hay más analfabetos de los que había en 1953. Es decir que había regiones de Cuba donde el analfabetismo crecía. De acuerdo con los datos aportados por los responsables provinciales de alfabetización, en la reunión del Ejecutivo de la Comisión Nacional, celebrada en la ciudad de Pinar del Río el 4 de agosto de 1961. Provincia de Oriente, censo de 1953: 439 576 analfabetos, casi medio millón; analfabetos localizados en esa fecha, 357 630; analfabetos aprendiendo, 282 340; analfabetos sin estar aprendiendo todavía, 128 905; analfabetos alfabetizados, 28 331; alfabetizadores trabajando, alfabetizadores populares, 45 542; brigadistas ubicados, 42 853. Total de alfabetizadores, entre populares y brigadistas: 88 395.
Provincia de Camagüey, censo de 1953: 127 000 analfabetos; analfabetos localizados, 102 395; analfabetos aprendiendo, 78 088; analfabetos sin aprender, 40 540; analfabetos alfabetizados, 8 335; alfabetizadores populares trabajando, 16 494; brigadistas ubicados, 7 706. Total de brigadistas y alfabetizadores: 24 200.
Provincia de Las Villas, censo de 1953: 192 850 analfabetos; analfabetos localizados, 163 871; aprendiendo, 97 993; sin aprender, 86 473; alfabetizados, 8 384; alfabetizadores populares, 32 861; brigadistas ubicados, 11103. Total de brigadistas y alfabetizadores: 43 964.
Provincia de Matanzas, censo de 1953: 57 770 analfabetos; localizados, 36 472; aprendiendo, 26 176; sin aprender, 29 748; alfabetizados, 1 846; alfabetizadores trabajando, 11 252; brigadistas ubicados, 1721. Total de brigadistas y alfabetizadores populares: 12 973.
Provincia de La Habana, censo de 1953: 116 269 analfabetos; localizados, 83 812; aprendiendo, 54 586; sin aprender, 52 712; alfabetizados, 8 971; alfabetizadores populares trabajando, 45 657; brigadistas ubicados, 189. Total de brigadistas y alfabetizadores: 45 846.
Provincia de Pinar del Río, censo de 1953: 99 377 analfabetos; localizados, 77 775; aprendiendo, 54 468; sin aprender, 38 523; alfabetizados, 6 386; alfabetizadores populares trabajando, 10 150; brigadistas ubicados, 8 595. Total de brigadistas y alfabetizadores: 18 745.
Los totales nacionales, censo de 1953: 1032 849 analfabetos; analfabetos localizados, 821.955; por localizar, 210 894. Han aprendido ya 64 253; están aprendiendo, 593.651; sin estar aprendiendo todavía, 164 051.
Es decir, hay unos 370.000 entre los que faltan por localizar y los que localizados ya, todavía no están aprendiendo.
Alfabetizadores populares trabajando, 161.956; brigadistas ubicados, 72.167; fuerza alfabetizadora, 234.123.
Estos datos fueron recopilados el 4 de agosto, de acuerdo con informaciones que, a su vez, venían recogiendo con anterioridad. Actualmente tenemos, por ejemplo, que ha aumentado considerablemente el número de analfabetos localizados, de analfabetos aprendiendo, y de alfabetizadores. Por ejemplo, en la provincia de Oriente ya está localizado más del 90% de los analfabetos; cinco municipios han superado ya la cifra del censo de 1953, es decir que cinco municipios de Oriente han encontrado ya más analfabetos en el municipio de los que están en la cifra de 1953.
En la provincia de Camagüey, de los 127 000 del censo, de acuerdo con la última información llegada hoy, ya estaban localizados 113 000 analfabetos.
En cuanto a la movilización de los brigadistas, hasta el día de hoy se habían presentado ya en el Campamento Nacional de Varadero, 100 026 brigadistas, de los cuales han salido ya a alfabetizar, 97 413; mil y tantos que están todavía en el centro de Varadero; 3 000 más que se esperaban de la provincia de Oriente; 1 000 más de La Habana, y 1 000 más de otras regiones, hasta completar 104 000 brigadistas alfabetizadores.
Estos 97 413 brigadistas han sido distribuidos así: a Pinar del Río se le asignaron 7 807; a La Habana, 1 436; a Matanzas, 3 165; a Las Villas, 13 689; a Camagüey, 10 277; a Oriente, 61 039 brigadistas a la provincia de Oriente.
Del total de 100 026 alfabetizadores se han presentado 52 440 hembras, 47 586 varones. Es decir que las mujeres han aportado un número mayor de brigadistas alfabetizadores. Y veo que a esta asamblea también han hecho un gran aporte las mujeres, y se hace significativa su participación en los cuadros de dirección de las secciones sindicales.
Estos son datos interesantes. Desde luego, que nosotros sabemos que en este momento todas estas cifras son muy superiores, porque en las últimas semanas todos los sectores que están participando en esta campaña han redoblado su esfuerzo y, además, todo ha adquirido mayor organización. Nosotros tenemos que continuar localizando a los analfabetos con cifras, al objeto de obtener cifras exactas y continuar elevando el número de los que estén aprendiendo.
De esta cifra de 1032 849 es posible, incluso, que haya algunos más. Por lo pronto, en Oriente se ha demostrado eso en algunos municipios. Hasta que no se haya hecho el censo total, no sabremos la cifra exacta, pero de todas maneras es extraordinariamente elevada, de personas de más de 10 años que no sepan leer ni escribir: más de un millón de personas.
Si analizamos el dato de los que ya han aprendido: 64 253, parece pequeño comparado con ese millón. Sin embargo, 64 253 personas que han aprendido ya, a estas horas, de manera absoluta, es una cifra alta. Eso quiere decir que ya aparecen los primeros frutos de la campaña. Naturalmente que en los próximos meses se irán observando esos frutos por cientos de miles, puesto que el número de alfabetizadores es de 234 000 — que posiblemente en este momento esté cerca de los 300 000 alfabetizadores—; el número de los que estaban aprendiendo era cerca de 600 000. Es decir, en este momento, entre los que han terminado y los que están estudiando, debe haber cerca de 700 000. Habrá que localizar, y facilitar maestros, entre los que faltan por localizar y a los que hay que enviarles maestros, habrán unos 300 000.
Debe tenerse en cuenta que a medida que muchos alfabetizadores van terminando con su núcleo, al que están alfabetizando, pasarán a otros núcleos. Es decir que una fuerza alfabetizadora de aproximadamente 300 000 personas, tan pronto terminen con un analfabeto buscan otro. Es decir que estamos en condiciones de cumplir la consigna de erradicar el analfabetismo este año , pero es necesario un esfuerzo supremo.
El día 30 de agosto tendrá lugar el Congreso Nacional de los Consejos Municipales de Educación, y para esa fecha se ha propuesto la Comisión Nacional y los Consejos Municipales presentar ya las cifras totales, el censo total de analfabetos y las cifras también totales del número de personas que ya han aprendido este año, las que están estudiando y las que faltan todavía. Para esa fecha también en todos los centros de trabajo ya existirán esos datos, y ya estará la CTC revolucionaria en condiciones de movilizar los brigadistas que la clase obrera va a aportar a esta campaña.
Nos quedan cinco meses y medio. No —septiembre, octubre, noviembre y diciembre—, cuatro meses y medio, y tenemos que hacernos el propósito de cumplir nuestra promesa. La cuestión de la alfabetización es no solo una cuestión de extraordinaria importancia para el desarrollo de nuestro país y de nuestra Revolución, sino que también es una gran cuestión de honor del pueblo de Cuba.
Tenemos, por ejemplo, aquí, un telegrama del Consejo Municipal de Educación de Santa María del Rosario: “Saluda la Plenaria de Alfabetización con ciento por ciento de analfabetos localizados ya, 71% alfabetizándose y 451 compañeros ya saben leer y escribir por la igualdad socialista de oportunidades erradicando el analfabetismo.” Lo que significa... “San Antonio de los Baños, saludamos a la gran plenaria de la clase obrera de la provincial de La Habana. Ya tenemos el ciento por ciento de analfabetos localizados y alfabetizándose, y alfabetizándose; 285 alfabetizados ya.”
Los de Bauta prometen que cumplirán la meta, no traen datos. Arroyo Apolo, analfabetos localizados 4 555, estudiando 2 556, nos faltan 1 999, alfabetizadores disponibles 3 403, alfabetizadores funcionando 1 205, alfabetizadores en general 4 608. Comisión alfabetización ORI, Arroyo Apolo.
(ALGUIEN DEL PUBLICO HABLA CON EL COMANDANTE FIDEL CASTRO.) ¿Ciento por ciento localizados? ¡Ciento por ciento en Puerto Padre!
Lo que significa la movilización de la clase obrera se puede apreciar aquí en dos comunicaciones, lo que es la clase obrera organizada y trabajando: “A la Comisión de Alfabetización, CTC revolucionaria, Edificio, Compañeros: A nombre de la Federación Nacional Textil con mucho gusto les comunicamos el resultado de nuestro trabajo, llevado a cabo mediante asambleas generales en nuestras fábricas y talleres, aunque debemos señalar que solamente nos han llegado a tiempo los informes del 40% de nuestros centros de trabajo, pues en la inmensa mayoría de los mismos se habrán de constituir las unidades de alfabetización el próximo viernes.
“Antes de ofrecerles las referidas cifras, también queremos manifestarles que nuestra federación se compromete en este instante con la Revolución y con la patria a un nuevo aporte de 1 600 brigadistas para que impartan el pan de la enseñanza en las zonas rurales, cumplimentando con ello la consigna que nos ha trazado nuestra CTC, y en respaldo pleno a las palabras del compañero Fidel ante la ONU en el sentido de que en 1962 Cuba será también‘territorio libre de analfabetismo’.”
He aquí los datos: “total de trabajadores censados 18 439, centros de trabajo 398, analfabetos 469, analfabetos estudiando 208, alfabetizadores inscritos 3134, escuelas apadrinadas 16 ” . Un informe similar ha sido confeccionado o está confeccionándose por todas las federaciones de trabajadores. Con estos datos precisos y con los datos que aportan las comisiones municipales de alfabetización se puede garantizar estadísticamente el trabajo que se está haciendo, se puede apreciar el avance de ese trabajo y se puede tener la seguridad de cumplir el plan. Ustedes habrán podido observar qué capacidad de organización tan grande está demostrando nuestro pueblo en esos datos, qué enorme trabajo significa al mismo tiempo localizar las personas que no sepan leer ni escribir, localizar los maestros alfabetizadores, distribuirlos y llevar todas las cifras uno por uno de los que están aprendiendo, de los que faltan por localizar, de los que están localizados y no tienen todavía alfabetizador. ¡Qué esfuerzo de organización tan grande ha sido necesario para reunir 100 026 jóvenes en el curso de tres meses, facilitarles una instrucción elemental para su trabajo, dotarlos de zapatos, ropas, material escolar, faroles, transportarlos a todos los rincones de la isla y distribuirlos además en cada sitio donde hacen falta, atender a sus necesidades y manejar un número tan grande de jóvenes!
El esfuerzo de organización gigantesco que se está haciendo no es una tarea sencilla, es un esfuerzo duro, es una empresa gigantesca, y no podemos menos de sentirnos satisfechos cuando vemos que nuestro pueblo es capaz de realizar una tarea semejante. Pero ¿por qué? Sencillamente porque es una tarea de pueblo, porque es una tarea que está llevando adelante la gran masa del pueblo. Es un esfuerzo en masa de todo el pueblo. Jamás se lograría semejante propósito sin un esfuerzo en masa de todo el pueblo. Es una gran lección de lo que es una revolución y una gran lección para los enemigos de esta Revolución.
¿Por qué esa extraordinaria movilización de masas? Sencillamente porque nuestro pueblo está en revolución, y solo un pueblo en revolución puede realizar esa tarea. En cualquier otro país que viva condiciones de explotación y de opresión, descontento político, no se podría llevar adelante un plan semejante. En muchos países de América ¿quién moviliza a los estudiantes?
En muchos países de América los estudiantes están movilizados, pero están movilizados contra la corrupción, contra la explotación, contra la politiquería, contra el entreguismo, contra el imperialismo, y constantemente recibimos noticias de ellos: huelgas estudiantiles, manifestaciones ante las embajadas yanquis, actos de solidaridad y apoyo a la Revolución Cubana. Y los estudiantes tienen por delante una tarea más urgente, la tarea de librar a su país, la tarea de crear condiciones que permitan realizar una obra como la que está haciendo nuestro país.
La tarea de los estudiantes antes también era la de salir a la calle, la de protestar, la de luchar contra la policía, contra las porras, contra las mangueras cuando los querían tratar un poco mejor, es decir, cuando no les entraban a tiros, a luchar en las montañas, y era prácticamente... ¿Quién podía movilizar a los estudiantes para una tarea como esta? Otro tanto ocurría con la clase obrera: en condiciones de explotación de esa clase, en condiciones de explotación y de opresión ¿quién puede movilizar a los trabajadores para una tarea semejante? Nosotros tenemos noticias de movilizaciones obreras en muchos países, sí, de huelgas generales, de grandes movimientos de protesta y descontento de los trabajadores. Era necesario que desaparecieran en nuestro país las condiciones de explotación política y económica de la clase obrera para que esa clase pudiera ser movilizada igual que los estudiantes. Y los hechos son estos, expresados con la elocuencia irrebatible de los números: 100 000 brigadistas, más de 150 000 alfabetizadores populares, que son en su mayor parte obreros, más un aporte de 30 000 trabajadores, más una intensa campaña en todos los centros de trabajo para erradicar en cada centro de trabajo el analfabetismo.
Eso se puede lograr solamente cuando han desaparecido las condiciones de explotación económica y de opresión política en un país determinado.
La clase gobernante, la clase explotadora, ni podía ni le interesaba realizar una empresa como esta. A la clase explotadora le interesaba un pueblo analfabeto, a la clase explotadora le interesaba un campesinado analfabeto, un obrero analfabeto. Y eso está expresado en cifras, en las cifras de un censo que no hicimos nosotros. En la cifra de un censo que se hizo en 1953 encontramos 1 023 849 analfabetos. Esa cifra habla por sí sola y explica por sí sola la diferencia que había entre el pasado y el presente; a la clase explotadora le interesaba ese millón y tantos de analfabetos, porque esa era una garantía para mantener su régimen de opresión política y explotación económica.
Antes las manifestaciones de protestas, eran las manifestaciones de protesta de los trabajadores, y de los estudiantes y de los campesinos. ¿Quiénes son los que protestan hoy? ¿Quiénes son los que se quejan hoy? ¿Quiénes son los que se lamentan hoy? Sencillamente, los grandes explotadores.
Claro que no organizan manifestaciones porque no tienen con qué, es decir, no forman número suficiente para organizar una manifestación, ni tienen moral para organizar una manifestación, ni tienen moral para combatir, porque cuando vinieron a combatir aquí los hijos de los dueños de los bancos y de los latifundios y de los grandes edificios de apartamentos, vinieron pensando que tenían el apoyo de la escuadra y de la aviación yanqui para masacrar a nuestro pueblo . Claro que ellos no afrontan la lucha heroica del obrero y del estudiante; ellos no son capaces de enfrentarse a aquella represión bárbara; ellos no son capaces de aquellos sacrificios que hacía marchar frente a las ametralladoras a la gente joven, y hacía marchar frente a la represión a los trabajadores de nuestro país; ellos no son capaces de los sacrificios que implica una huelga, huelgas que significan el cese de todo ingreso para el trabajador, cuando lo único que tiene es su salario; huelgas que significan persecuciones y represiones.
Hoy cuando la clase obrera y la gente joven, es decir, los estudiantes, se dedican a la tarea de crear un mundo nuevo, entonces los descontentos, los que protestan, los que conspiran, son los de la minoría explotadora y reaccionaria, que no se resignan con esto, son los que realizan todos los esfuerzos imaginables por hacer que intervengan a nuestro país, por obstaculizar y sabotear la Revolución.
Ese es el cambio que ha tenido lugar en Cuba. Ahora la clase obrera y los estudiantes se dedican a hacer lo que ellos jamás habrían hecho para la clase obrera y para los estudiantes. Hoy el pueblo es dueño de sus destinos, ha largado a toda esa minoría reaccionaria, tiene el timón de la república en sus manos, y por eso se dedica a hacer esta tarea. Las cifras hablan por sí solas: 300 000 personas que se han echado sobre sí la tarea de enseñar, que se han echado sobre sí la tarea de abandonar sus hogares, de marcharse a los campos y, cuando menos, la tarea de sacrificar sus horas libres, sus horas de descanso cuando salen del trabajo, para enseñar. Pero así están escribiendo una gran página de la historia de nuestra patria, y una gran página de la historia de América. Así les están enseñando el camino a los pueblos explotados y oprimidos, y así les están enseñando también a los pueblos a resolver sus problemas, porque el éxito de esta campaña va a parar de cabeza a más de un defensor del imperialismo, porque el imperialismo hace planes de educación, planes y promesas hipotéticas, para cumplirse, según dicen, en 10 años, para cumplirse — que, desde luego, con seguridad que no lo van a cumplir, porque solamente una revolución es capaz de movilizar los recursos y el interés necesario para realizar una campaña de ese tipo. Pero hablan de 10 años, y la Revolución Cubana va a demostrar que esa tarea se puede realizar en un año.
Eso significará para la Revolución Cubana una victoria de incalculables proporciones. Desde luego, que si interesa esa victoria en el orden moral, es por lo que pueda contribuir a abrir los ojos de los pueblos y enseñarles el camino correcto. Pero no significará solamente para nuestro país una victoria moral. La Revolución Cubana no está realizando la alfabetización para obtener galardones de tipo moral; la Revolución Cubana está realizando esta campaña de alfabetización, porque entiende, en primer lugar, que es elementalmente justo brindarles esa oportunidad a los que, por razones sociales y económicas, no tuvieron oportunidad de aprender a leer y a escribir en su infancia. Y, sencillamente, no la tuvieron, no se la dieron, y por eso no aprendieron a leer y a escribir. Después se les creó ese complejo: el complejo de tener que ir a firmar con huellas digitales.
¡Y qué pena para cualquier padre de familia ante sus hijos, ante su familia, qué pena ante sus amigos, qué pena ante cualquier persona, tener que ir a estampar allí su huella digital porque no sabe siquiera escribir su nombre! ¡Y qué pena para cualquier hombre o mujer no poder leer ni siquiera un periódico, no poder ir a un cine, porque en el cine tendría que traducir, tendría que leer las traducciones de la mayor parte de las películas que no son producciones de habla española! ¡Y qué pena para cualquier hombre o mujer tener que renunciar a ese tesoro que la humanidad ha ido creando con sus mejores inteligencias a lo largo de los siglos, el único tesoro que está al alcance de todos los seres humanos: el tesoro de los libros, y que ese hombre o mujer humilde se haya visto privado de esos grandes valores que significan la producción literaria y científica o artística de la humanidad!
Eso es lo que significa 1023 849 analfabetos, 1023 849 personas que tienen que vivir en la pena y en la tristeza de no saber leer ni escribir, que han tenido que vivir con esa pena, porque no conozco a nadie que no sienta pena de no saber leer ni escribir, no conozco a nadie, ni he oído decir de nadie que se sienta orgulloso de no saber leer ni escribir. Y esos casos de personas que no quieren alfabetizarse hay que verlos como una consecuencia del complejo y de la pena, hay que verlo como una consecuencia del estado de inferioridad moral en que se encuentran y que les hace creerse, incluso, que ellos son incapaces de aprender, que ya es demasiado tarde para realizar esa tarea, o que tienen pena de ponerse a estudiar. Pero eso no es más que un sentimiento de vergüenza, un sentimiento de pena, un sentimiento de inferioridad, y hay que ayudarlos, hay que persuadirlos de que sí pueden estudiar.
Y cuando el pueblo entero está dedicado a esa gran tarea, es muy difícil que quede uno solo al que este gran movimiento nacional no sea capaz de persuadir y hacer que estudie. Había numerosos casos de personas que tenían dificultades en la vista, y desde el principio se acordó facilitarles gratuitamente el examen de la vista y los espejuelos a aquellas personas que estaban en esa situación.
No puede existir ningún obstáculo, ni existe, que no se pueda vencer a estas horas, para cumplir totalmente ese propósito. Cuando ese 1023 849 y los que aparezcan, hayan aprendido a leer y a escribir, consideren lo que eso significará de adelanto cultural, de adelanto político, y también de adelanto material para nuestro pueblo.
Es que ustedes los trabajadores tienen que pensar, en primer lugar, que los analfabetos en su totalidad proceden de las familias humildes del país. El analfabetismo no existe, virtualmente, en ninguna familia de abundantes recursos económicos. El analfabetismo no existía en ninguna familia rica — el analfabetismo de esa gente es otro tipo de analfabetismo—; pero lo que es saber leer y escribir, todos sabían leer y escribir, y sus hijos iban a las escuelas. Y por eso, los analfabetos solo se encuentran en las familias humildes del campo o de la ciudad, más en el campo que en la ciudad, porque en la ciudad había más escuelas que en el campo, y las condiciones de vida en la ciudad eran mejores que las condiciones de vida en el campo. Pero todos los analfabetos, absolutamente, proceden de las familias humildes.
Y por eso, cuando se realiza una campaña de alfabetización como esta, es una campaña que lleva sus beneficios directamente a las clases más humildes del país, a los hombres y mujeres más humildes del país. Ustedes están realizando esta campaña en favor de las familias de obreros y de las familias de campesinos, en favor de hijos de campesinos, de padres de campesinos o de obreros, de hermanos, de esposas, en fin: de hombres y mujeres todos de la clase obrera o campesina. Es decir que este es un esfuerzo por los humildes y para los humildes de nuestra patria.
Ese 123 849 personas, es 1 023 849 personas humildes de nuestro país. ¡Y eso es lo que tiene, todavía de más hermosa la campaña, del beneficio que le presta a la gente más humilde y más olvidada del país, a la gente que no tuvo escuela, o a la gente que no pudo ir a la escuela porque desde jóvenes tuvieron que dedicarse al trabajo y tuvieron que apartarse de los centros de enseñanza! Esa es una gran injusticia que la Revolución viene a rectificar, pero no solo es una rectificación justa y necesaria, sino que al mismo tiempo es de vital importancia para el futuro de la patria esta campaña que se está realizando, porque forma parte del gran programa de educación de la Revolución, forma parte de las grandes tareas que en la educación — en todos los campos— tiene que realizar la Revolución, y que tiene que realizar porque es un deber y porque es también una necesidad. ¡Y no puede concebirse una revolución sin educación, no puede concebirse progreso sin educación, no puede concebirse un futuro esplendoroso para la nación cubana sin educación, no puede concebirse un mejoramiento en todos los órdenes de la vida sin educación!
La educación es indispensable, si es que queremos realizar los grandes proyectos en el campo de la ciencia y en el campo de la economía que la Revolución tiene delante, si es que queremos liquidar la miseria, si es que queremos llegar a ser un pueblo capaz de producir cuantos bienes y servicios sean necesarios para elevar tanto cuanto queramos nuestro estándar de vida. Es indispensable, si queremos que cada familia tenga lo que cualquier familia aspira a tener, si aspiramos a que todas las familias y todos los miembros de las familias de nuestro país puedan satisfacer tantas necesidades como todavía están por satisfacer, necesidades en todos los órdenes, y que será el fruto del esfuerzo que estamos haciendo hoy.
Imposible elevar la capacidad de producción de nuestro pueblo, sin educación; imposible convertirnos en un pueblo altamente industrializado, sin educación; imposible desarrollar nuestra economía agraria, sin educación; imposible organizar un pueblo y un país hacia los grados más altos, sin educación.
Eso tenemos que llevarlo dentro, como una idea fundamental.
Imposible tener un pueblo verdaderamente revolucionario, sin educación; imposible tener un pueblo verdaderamente trabajador y verdaderamente cumplidor de su deber, sin educación. Por eso la educación es fundamental en la Revolución, por eso todos nosotros nos preocupamos tanto por la educación, por eso hemos tenido como una divisa convertir los cuarteles en escuelas, hemos tenido como un programa llevar los maestros hasta el último rincón del país, hemos tenido como propósito y como meta otorgar cuantas becas sean necesarias para que no quede un solo joven sin oportunidad de realizar sus estudios secundarios, o sus estudios técnicos, o sus estudios preuniversitarios, o sus estudios universitarios.
La campaña de alfabetización es la base, y terminada esta campaña de alfabetización vendrán los cursos de seguimiento, y vendrá todo un programa educacional en masa, y comenzará a funcionar ya la reforma universitaria aplicada a las tres universidades del país, y comenzará a funcionar un sinnúmero de escuelas técnicas y comenzará a funcionar un sinnúmero de escuelas secundarias.
La Revolución ha podido comprobar los beneficios inmediatos de todo esfuerzo educacional que haga, lo ha podido comprobar en todos los campos. En el campo de la defensa de la Revolución y de la soberanía del país pudo comprobar, de inmediato, los beneficios de todas las escuelas que se hicieron para preparar artilleros, tanquistas, y en fin, combatientes de la Revolución. Pero esas escuelas militares no las estamos contando ahora. La Revolución ha tenido oportunidad de comprobar los altos beneficios de los planes de educación, cuando ha podido preparar miles de maestros para enviar a los campos en el curso de breve tiempo, cuando ha organizado infinidad de cursos de todos tipos: de mecánica, de agricultura, de corte y costura, de maestras, en fin, de cada una de las escuelas que ustedes han visto desfilar en alguna u otra ocasión.
Y la Revolución se propone seguir adelante con este programa, y ya en el próximo curso habremos logrado otra meta importante, y es que no quede un solo joven que haya aprobado el sexto grado sin la oportunidad de cursar sus estudios en una escuela secundaria.
En muchos sitios de Cuba no había escuela superior ni instituto, no había escuela donde el muchacho que llegara al sexto grado pudiera continuar estudiando. Si era hijo de un obrero en un central azucarero, o en cualquier pueblo pequeño, o en el campo, no tenía la menor oportunidad de ir a estudiar a un instituto. Ahora, una gran parte de las localidades del país tendrán sus escuelas secundarias. Ustedes habrán visto, por ejemplo, que no hay pueblito prácticamente donde no se haya construido un centro escolar importante, que comenzará a funcionar en el próximo curso.
Pero, además, todos los jóvenes de los centrales azucareros o de aquellos pueblos —pueblos, o centrales, o fábricas, o localidades— donde no haya escuela secundaria, tendrán la oportunidad de seguir estudiando mediante el plan de becas que empieza a funcionar el próximo curso. Es decir que todos aquellos jóvenes de cualquier pueblo de Cuba donde no haya secundaria básica... hay el caso de algunos centrales que tienen a dos kilómetros una secundaria básica; se puede considerar que están en condiciones, los jóvenes de ese central, de ir a esa secundaria; otros la tienen a 15 o 20 kilómetros, ¡ya no pueden, porque tienen los gastos del pasaje más los gastos de ropa, los gastos de almuerzo, y se les hace imposible! Y para esos se concederán 20 000 becas en el próximo curso, para estudiantes de secundaria básica; 4 000 para preuniversitaria, y así sucesivamente.
Antes, en cualquier central azucarero iba a estudiar el hijo del administrador, los hijos —unos pocos— de los grandes empresarios o funcionarios de los centrales; hoy, de cualquier central azucarero, saldrán 30, 40 o 50 jóvenes, todos los que estando en edad de estudiar hayan aprobado hasta el sexto grado. ¡Esa es la diferencia entre el pasado y el presente!
Calculen lo que significará para la patria toda esa juventud que ahora tendrá oportunidad de estudiar, todos esos jóvenes que son hijos de familias humildes que tendrán la oportunidad de ir a estudiar a un centro de enseñanza superior, donde tendrán la ropa, los zapatos, la alimentación, la atención médica y la educación más esmerada.
De cada pueblecito, de cada central azucarero, de los campos donde haya jóvenes que hayan llegado hasta el sexto grado, vendrán miles y miles de estudiantes. Se les da preferencia a ellos porque no tienen escuelas secundarias y también porque en general su nivel de vida, o el nivel de vida de sus familiares, es por lo general un nivel de vida más bajo. Por eso se les va a dar preferencia a esos jóvenes. Pero además ya el próximo curso empieza una escuela para maestros que empezará con 3 500 alumnos el primer año, y para el año 1964 tendremos 12 000 estudiantes de maestros y se graduarán 3 000 todos los años, y serán también jóvenes becados de acuerdo con su vocación, procedentes de la ciudad o del campo.
A todo esto hay que añadir el gran número de jóvenes cubanos que están estudiando en el extranjero. Solamente guajiros tenemos 1 000 guajiros estudiando agricultura en la Unión Soviética , y miles de jóvenes más realizando otros tipos de estudios. Esto es lo que garantizará al país un verdadero futuro, es lo que permitirá forjar una generación formidable que continúe la obra de la Revolución, que complete la obra de la Revolución. Y nosotros, que sabemos nuestros defectos, tenemos que regocijarnos de pensar lo que será esa nueva generación de la patria, surgida de las escuelas, surgida de esta inmensa forja educadora que es la Revolución.
Nosotros invitamos a los trabajadores a sumarse con todo entusiasmo a esa gran obra, que es una gran obra para ellos, que es una gran obra para sus hijos, y que será sin duda la obra de la Revolución que rinda mayores frutos. Nosotros esperamos que continúe creciendo el entusiasmo con que las federaciones se han dedicado a la tarea de la alfabetización y han hecho suya esta consigna; esta consigna de tanta importancia que ni en los días críticos en que el país era invadido por mercenarios, ni en aquellos días en que no se sabía lo que venía detrás de aquellos mercenarios, no se paralizó la campaña de alfabetización, y se les pidió a los compañeros que estaban al frente de esa campaña y en los campamentos de Varadero, que no alteraran absolutamente aquellos planes, que esa campaña había que llevarla adelante en cualquier circunstancia, y que no podíamos darle al enemigo la alternativa de paralizarla.
Esta es la batalla que estamos librando ahora y que tendremos que librar junto con otras batallas, como la batalla de la producción y la batalla de los abastecimientos.
El día 25 y el día 26 nos vamos a volver a reunir en este mismo sitio todos los administradores de granjas, de cooperativas, de fábricas, dirigentes de las asociaciones campesinas y dirigentes obreros, con los distintos departamentos del Estado encargado de esta tarea, para plantearnos las grandes metas que tenemos que lograr en la producción, es decir, para plantearnos la batalla de los abastecimientos. Y lo mismo que el pueblo puso todo su empeño y su entusiasmo en la defensa de la patria, y pone hoy todo su empeño y entusiasmo en la campaña de alfabetización, pondremos todo nuestro empeño y nuestro entusiasmo en la gran batalla de los abastecimientos para que la economía nacional tenga con qué responder a los 500 millones más de pesos que tienen las familias cubanas; vamos a plantearnos qué debemos hacer y cómo vamos a hacer lo necesario para ganar esta batalla por encima de las ilusiones que se han hecho los enemigos de la Revolución y los agresores extranjeros de nuestra Revolución, las ilusiones que se hicieron de hacer pasar trabajos y sacrificios a nuestro pueblo. Pero nuestro pueblo es dueño hoy de los medios de producción, nuestro pueblo es dueño hoy de las grandes industrias, nuestro pueblo es hoy dueño de grandes extensiones de tierra, nuestro pueblo tiene todos los recursos financieros y todos los recursos naturales para lograr la meta que se proponga, para que no falte malanga, ni falte plátano, ni falte frijoles, ni falte carne, ni falte nada.
Eso tampoco es tarea de un grupo, eso es tarea de un pueblo entero, y vamos a discutir aquí, en presencia de todo el pueblo, todos los planes, vamos a discutir granja por granja y cooperativa por cooperativa y fábrica por fábrica, qué ha hecho, qué puede hacer, y qué va a hacer. Que cada centro de trabajo diga qué ha hecho y qué puede hacer, y que cada ministro diga qué ha hecho y qué puede hacer. Y entre todos saber lo que tenemos, saber con qué contamos, cuántas caballerías de tierra sembrada de cada cosa , cuántas vacas, cuántos toros, cuántas vacas de leche, cuántos toros cebándose, cuántos pollos, cuántas gallinas ponedoras, cuántos cerdos, en fin, cuántos recursos tenemos para librar esa batalla. Plantearnos el problema tal como es, e irle de frente a los problemas a resolverlos, a lanzar una carga contra las dificultades que existan delante dispuestos a vencerlas como hemos vencido en todas las batallas que hemos tenido.
Porque si el imperialismo cree que puede hacerse ilusiones por algunas faltas, que puede hacerse ilusiones por la carencia de ciertos productos, originadas esencialmente por las agresiones que ellos han tomado contra nosotros y cuyos frutos se han quedado esperando, se quedarán esperando eternamente esos frutos, porque todavía parece que no conocen bien quién es el pueblo cubano, ¡qué clase de pueblo es el pueblo cubano!, ¡y de lo que es capaz el pueblo cubano! Y todo ese poder y esa capacidad de organización que hemos puesto en otras cosas, los pondremos también en esta batalla por los abastecimientos. Porque si bien es cierto que en la historia de su lucha por la libertad nuestro pueblo ha hecho grandes sacrificios, y nuestro pueblo en guerra contra el poder colonial español pasó 10 años de inmensos sacrificios, y si nuestro pueblo cuantas veces las circunstancias lo han exigido ha sido capaz de hacer los sacrificios que sean necesarios, y nuestro pueblo está dispuesto a afrontar todas las contingencias que sobrevengan como consecuencia de la Revolución, actualmente, y en esta coyuntura revolucionaria, contamos con muchos recursos, contamos con suficientes recursos, y contamos con suficiente poder de organización y con suficiente entusiasmo para ahorrarnos cualquier carestía, para ahorrarnos muchos sacrificios, porque muchos de esos problemas los podemos resolver, los podemos resolver en tiempo récord, y además, cada cual debe saber, conocer el problema, saber en qué consiste, cómo se va a resolver, en qué momento, en qué oportunidad, qué es lo que hay que hacer, qué obstáculos existen por el medio y cómo se van a superar esos obstáculos, pero de manera que todo el pueblo participe, que todo el pueblo sepa y que todo el pueblo ponga su esfuerzo, y además, que todo el pueblo esté informado, de manera que el pueblo se sienta parte de esa tarea, y cada hombre de la Revolución que está en un puesto de responsabilidad se sienta responsabilizado ante el pueblo de la tarea que está realizando, para que no haya cabida al menor descuido ni a la menor negligencia, y que en esta etapa que está viviendo la Revolución, cada cual ponga el máximo de su energía y el máximo de su interés en lo que esté haciendo para poder ir venciendo las dificultades de esta etapa.
Por eso este mes tendremos dos grandes reuniones más: las reuniones para librar la batalla de los abastecimientos y las reuniones, a fines de mes, de las comisiones promunicipales de alfabetización para la batalla de la alfabetización. ¡Y estas dos batallas son las dos tareas más importantes! Y una tercera tarea: la lucha por fortalecer la defensa militar de la Revolución.
Hay que tener en cuenta que esas tres tareas requieren esfuerzo, requieren esfuerzo esas tres tareas. La tarea de la organización y el fortalecimiento militar de la Revolución requiere esfuerzo, requiere hombres, requiere recursos; la tarea de la campaña de alfabetización requiere esfuerzo, requiere recursos; y, la tarea de abastecer al país, de responder con un aumento de la producción a ese aumento extraordinario que ha ocurrido en el ingreso familiar, requiere también un gran esfuerzo de nuestro pueblo. Y a esas tareas tenemos que dedicarnos fundamentalmente; esas son las tareas más urgentes y las tareas más inmediatas de la Revolución que tenemos delante, y que no tenemos la menor duda de que las vamos a cumplir.
¡Adelante, compañeros y compañeras! ¡A librar esas tres batallas que tenemos delante, a continuar venciendo en todos los campos de la Revolución!
Y hoy, que nos hemos reunido aquí para tratar este problema de la alfabetización, digamos que ¡en la alfabetización también venceremos!
¡Patria o Muerte!
FIDEL CASTRO RUZ

Fuente: http://www.cuba.cu/gobierno/discursos

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