abril 09, 2010

Palabras de Perón en la reunión en pro del sufragio femenino

PALABRAS EN LA REUNION EN PRO DEL SUFRAGIO FEMENINO
Juan Domingo Perón
[16 de Julio de 1945]


Hace casi un año, la Secretaria de Trabajo y Previsión, que tiene un contacto permanente, directo e indirecto, con casi un millón de mujeres que trabajan, vio la necesidad de crear dentro de su organización, una dirección que amparase los derechos y los problemas que atañen a esa legión de muje­res argentinas.
Hoy, esa dirección, tan hábilmente dirigida por la doctora de Gregorio Lavié, rinde óptimos frutos y motiva el legítimo orgullo y la plena satisfac­ción de esta Secretaría.
Tenemos indiscutiblemente el gran honor de haber sido, por intermedio de ese moderno organismo, los primeros en proclamar la necesidad de reco­nocer que en nuestro país la mujer existe. Soy un convencido de la necesidad de otorgar a la mujer los derechos políticos y apoyo con toda la fuerza de mi convicción, el propósito de hacer de esto una realidad argentina.
Es necesario dar a nuestra Constitución su plena aplicación dentro de las formas democráticas que practicamos; y debemos una reparación a esa Cons­titución, mutilada en lo que se refiere a la mujer.
Por otra parte, hemos subscripto con pleno conocimiento de nuestra res­ponsabilidad, compromisos internacionales que estuvimos, estamos y estaremos dispuestos a cumplir integralmente. Resulta paradójico que mientras los hombres sostenemos esta necesidad impostergable, dentro de nuestra evolución humanista y como una continuación de nuestra obra de justicia social y política, haya mujeres que se opongan a compartir nuestra responsabilidad en el manejo de la cosa pública. No es ése el espíritu espartano que la Nación necesita. Es ésta una hora en la que ni los hombres ni las mujeres deben rehuir la responsabilidad que la grandeza futura de la patria impone a todos sus hijos, sin diferencias de sexos.
En síntesis, soy partidario de otorgar el sufragio a la mujer, porque no hay ninguna razón que se oponga a que esto llegue a concretarse en una realidad.
Agradezco la amabilidad de ustedes al escuchar estas pocas palabras, anim­adas por una profunda convicción que anido no solamente en mi cerebro, sino también en mi corazón. Y en prueba de ello, empeño mi palabra como vicepresidente, como ministro y como secretario de Trabajo y Previsión, en el sentido de trabajar incansablemente por llevar adelante esta hermosa iniciativa.
JUAN DOMINGO PERÓN

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