junio 29, 2010

Colección de documentos sobre el otorgamiento de facultades extraordinarias, suma del poder público y honores al Gdor. Juan Manuel de Rosas (1840-1841) 12º Parte

Documentos relativos al discernimiento, a favor de Rosas, del titulo de héroe del Desierto y defensor heroico de la independencia americana; resistencias de Rosas a la designación [1]
[Años 1840 y 1841]
[12° Parte]

N° 82.
Decreto de la Honorable Sala de Representantes que confiere al Restaurador de las Leyes el dictado de Héroe del Desierto y Defensor Heroico de la Independencia Americana.

¡Viva la Federación!
La H. Junta de Representantes
Buenos Aires, Diciembre 18 de 1840.
Año 31 de la Libertad, 25 de la Independencia, y 11 de la Confederación Argentina.-
Al Excmo. Señor Gobernador y Capitán General Delegado.
La Honorable Junta de Representantes de la Provincia, etc.; etc.
ART. 1°.- En honor de los eminentes y singulares servicios que en todo tiempo ha hecho a la Patria el ciudadano Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas, a mas del renombre de Nuestro Ilustre Restaurador de las Leyes, se le confieren los de Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana.
2°. Siempre que en el estilo oficial se exprese el nombre del Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas, aun en las comunicaciones dirigidas de su orden, se le adjuntarán los dictados de Nuestro Ilustre Restaurador de las Leyes, Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana, con el tratamiento de Excelencia.
3°. El saludo con que termine toda comunicación oficial dirigida a la persona del Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas, será concebido así -Dios guarde la importante vida de V. E. muchos años-
4°. El mes de Octubre se denominará en lo sucesivo Mes de Rosas, poniéndose entre paréntesis en las comunicaciones para el exterior- (Octubre).
5. Comuníquese etc.
Miguel Garcia.
Manuel de Irigoyen.
__________
N° 83.
Nota del Ilustre Restaurador de las Leyes, renunciando los títulos de Héroe del Desierto, y Defensor Heroico de la Independencia Americana.

¡Viva la Federación!
El Ciudadano Brigadier J. M. de Rosas
Buenos Aires, Febrero 27 de 1841.
Año 32 de la Libertad, 26 de la Independencia, y 12 de la Confederación Argentina-
Expresa su reconocimiento por los esclarecidos títulos de «Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana», y demás distinciones que le acuerda la honorable sanción de 18 de Diciembre, y rehúsa admitir por las razones que manifiesta a la H. Junta de Representantes con su mas profundo respeto.
A la H. Junta de Representantes.
Honorable Señor:
El Excmo. Señor. Gobernador y Capitán General Delegado ha trasmitido al infrascripto la honorable sanción del 18 de Diciembre, por la que los Sres. Representantes le honran con una distinción eminente de la mas encumbrada generosidad.
¿Qué ha hecho el infrascripto, Honorables Representantes, para merecer tan esclarecida honra? Cuando contempla el dilatado cuadro glorioso de los acontecimientos en que los Sres. Representantes han tomado motivo para favorecerle de un modo distinguido y singular, ve resaltar en él en todas épocas, la sabiduría, la virtud, la energía valerosa de los Padres de la Patria. Ve brillar las constantes virtudes y denodado patriotismo de sus conciudadanos. Y ¿como seria justo que solo en el infrascripto reflejara tanta gloria? ¿Como admitiera para sí títulos de excelso honor que eminente, mente merecen los Honorables Representantes, y a que son acreedores sus compatriotas?
Cuando V. H. se dignó conferirle por ley de 25 de Enero de 1830 el esclarecido título de Ilustre Restaurador de las Leyes, declaró también beneméritos de la Patria a todos los que sirviesen a sus órdenes contra los salvajes unitarios amotinados en 1° de Diciembre de 1828. Esta señalada demostración de justicia hacia los valientes Defenso¬res de las Leyes en su gloriosa restauración, confirió un merecido galardón a todos los virtuosos ciuda¬danos que honrosamente combatiesen por la libertad. Cuando hoy V. H. declara al infrascripto «Héroe del Desierto» ¿asumiría para sí tan esplendoroso título sin recordar el denuedo glorioso de los heroicos guerreros que con él surcaron los desiertos del sud, llevando la gloria de las armas nacionales hasta sus mas dilatados confines? La expedición de los años 33 y 34 se emprendió y llevó a término honroso por el brío marcial de aquellos valientes que colmaron las esperanzas de la civilización y de la Patria, El desierto conquistado; multitud de indios indómitos belicosos acuchillados y concluidos en ese vasto teatro de combates; los Argentinos y Chilenos que esclavizaban, salvados de un bárbaro cautiverio; ricos hermosos e inconmensurables territorios adquiridos para el país; importantes datos e ilustraciones para las ciencias exactas y naturales trofeos son que, ilustrando los fastos militares de la Confederación, fueron arrancados a la barbarie sobre una inmensa superficie para el perseverante denuedo de unos guerreros que vencieron a la vez numerosas tribus de aguerridos enemigos, y la severa inclemencia de ásperas escabrosas nevadas soledades.
Poco menos que a pié rompieron su marcha desde San Miguel del Monte, confiados en su ánimo firme y en la protección del Cielo. Para desprender desde las márgenes del Río Naposta y el Colorado las divisiones de vanguardia, que llevaron sus victoriosas marchas hasta levantar en el Chuelechel y sobre el cerro Payen el estandarte nacional, y ondearlo triunfante en las riberas de los ríos Neuquén, Balchitas, y en la Cordillera de los Andes, preciso fue proveerlas con los únicos y agotados elementos de movilidad que tenia la infantería.
Héroes son, Honorables Representantes, ciudadanos tan virtuosos, guerreros tan denodados. Los nombres del valiente General Pacheco, Jefes y Oficiales y tropa, que practicaron tan esclarecidas proezas, merecen transmitirse a la posteridad de los tiempos, inscriptos en páginas honrosas que recopilen los preciosos documentos que alguna vez suministrarán abundantes datos para la historia de aquella campaña feliz. ¡Cuan dilatado campo para ejercitar con justicia y gloria la manuficencia de V. H.! ¡Cuan preciosa ocasión para perpetuar los altos hechos de aquellos valientes! No pudiera ruborizarse entonces el infrascripto de adherirse a participar de esa gloria inmortal a la par de sus heroicos conciudadanos.
V. H., por un exceso de benevolencia, que el infrascripto no llega a retribuir con el homenaje de su más acendrada gratitud, le ha conferido asimismo el glorioso renombre de «Defensor Heroico de la Independencia Americana». No puede el infrascripto admitir tan elevada distinción desde que reconoce en los Honorables Representantes, y la Patria contempla en ellos, los principales autores de una inmensa gloria para la Confederación y la América. Reprodujisteis el sagrado juramento de la Independencia Nacional. Sostuvisteis enérgicos los principios que rigen en el Continente Americano. Impulsasteis denodados la noble causa de la libertad. Fulminasteis el tremendo anatema de la Patria contra los salvajes unitarios. Vuestro virtuoso ejemplo inflamó a una Nación amante de la libertad y de la gloria. Vuestro valiente impulso llevó sobre muchos campos de honor de esos Ejércitos heroicos que, combatiendo por la libertad, han encadenado la gloria, y sometido la fortu¬na por la visible protección del Cielo. ¡Señores Representantes! Vuestro es tan esclarecido excelso honor. El infrascripto, tomando consejo en vuestro mismo generoso, desprendimiento y modestia republicana, no puede admitir un dictado que os pertenece de justicia, con que os saludan los pueblos, y que os confiere la historia.
Tan poderosas razones han producido en el infrascripto un íntimo convencimiento. Y profundamente reconocido y sumiso, ruega encarecidamente a V.H. le exonere de admitir los altos títulos de Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana, con el tratamiento de Excelencia, y demás honores que le acuerda la honorable sanción de 17 de Diciembre último.
Dios guarde a V. H. muchos años.
Honorable Señor.
Juan M. de Rosas.
__________
N° 84.
Contestación de la Honorable Sala a la nota anterior.

¡Viva la Federación!
La H. Junta de Representantes
Buenos Aires, Abril 6 de 1841.-
Año 32 de la Libertad, 26 de la Independencia, y 11 de la Confederación Argentina.
Al Excmo. Señor Gobernador y Capitán General de la Provincia, Nuestro Ilustre Restaurador de las Leyes, Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana, Brigadier D. Juan Manuel de Rosas.
La Sala de Representantes ha meditado detenidamente la nota fecha 27 del mes próximo pasado que V. E. le ha dirigido, en que expresando su reconocimiento a la Legislatura por haberle declarado Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana, y acordado otras distinciones en la sanción de 18 de Diciembre último, ruega encarecidamente se le exonere de admitir los títulos y honores mencionados.
Aun cuando la Honorable Junta quisiera acceder a los deseos manifestados por V. E., declarando sin efecto aquella sanción, jamás podría impedir a sus representados que ellos denominasen como lo hacen, Héroe del Desierto, y Defensor Heroico de la Independencia Americana al que, en medio de casi insuperables dificultades, la sostuvo en su gloriosa administración con dignidad y valentía, y al que privado de todos los elementos necesarios, hostilizado por un gobierno refractario, sin mas recursos que su ardiente patriotismo y el amor que le profesan sus conciudadanos, emprendió y llevó a un feliz término la memorable expedición al Desierto en los años 1833 y 1834. Ni menos seria dado a la Representación de la Provincia evitar que sus comitentes designen el mes de Octubre Mes de Rosas. El 5 de Octubre de 1820 y el 29 del mismo mes de 1840, harán época muy marcada en los fastos de la República Argentina, y los inmensos bienes que la Patria ha reportado en tan faustos días, se recordarán con entusiasmo por las generaciones venideras.
No desconoce la Honorable Sala cuan dignos son de su especial consideración los bravos guerreros que acompañaron a V. E. al desierto, y que fueron partícipes de sus glorias y de todas las fatigas y privaciones que sufrió el valiente ejército de su mando en aquella penosa campaña; y desde luego se ocuparán no solo de acordar una manifestación de gratitud y honor a todos y cada uno de aquellos fieles y virtuosos federales, que recuerde constantemente y a cada hora los importantes servicios que rindieron, sino también de sancionar la recopilación de todos los documentos referentes a aquella brillante jornada, para que, sirviendo a la historia, sean transmitidos a la posteridad, que mirará con asombro los prodigiosos esfuerzos de un puñado de héroes que practicaron proezas tan esclarecidas.
Entretanto la Honorable Sala no encuentra motivo alguno para alterar su sanción de 18 de Diciembre último, por mas que V. E. así lo exija por razones menos justas que modestas.
La cooperación que los Representantes del Pueblo han prestado al digno Jefe del Estado, solo prueba que ellos han llenado su misión debidamente: pero sin la firmeza, habilidad y energía con que V. E. ha dirigido los negocios públicos, la Patria no se vería cual hoy se ve, triunfante del bando unitario salvaje traidor, y respetada tanto en el interior como en el exterior. Le es pues con justicia debido el renombre de Defensor Heroico de la Independencia Americana, así como el de Héroe del Desierto; y la Honorable Sala, al hacer tal declaración, no hizo sino consignar en ella hechos notorios que no podrá borrar jamás el transcurso de los tiempos.
Dios guarde la importante vida de V. E. muchos años.
Miguel Garcia.
Manuel de Irigoyen.
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N° 85.
Segunda renuncia del Ilustre Restaurador de las Leyes.

¡Viva la Federación!
El Ciudadano Brigadier Juan Manuel de Rosas
Buenos Aires, a 16 del mes de América de 1841.
Año 32 de la Libertad, 26 de la Independencia, y 12 de la Confederación Argentina
Reproduce con encarecido reconocimiento su dimisión de los esclarecidos títulos de Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana, y demás distinciones relativas.
A la H. Junta de Representantes
Honorable Señor:
Con intensa emoción de viva gratitud se ha penetrado el infrascripto de la apreciable nota de V.H. datada a 6 de Abril. Favorecido por la mas alta generosidad a tanto honor, rinde ante los Honorables Representantes su profundo sumiso agradecimiento. Los ilustres títulos de Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana y otras condecoraciones que le reiteran los Señores Representantes, son una expresión de su pura fina cordial benevolencia.
No anhela el infrascripto a otro premio. Colmados son sus deseos al considerarse participando de una gloria inmortal al igual de sus heroicos compañeros. Cuando V. H. se ha dignado acordar a todos y cada uno de esos virtuosos guerreros un distinguido voto de gratitud y honor, elevado está el infrascripto a la altura de todas sus aspiracines. ¿Qué mas pudiera apetecer, que contemplar inscripto y perpetuado su nombre a la par de sus valientes conciudadanos en la recopilación histórica de los documentos concernientes a la empresa afortunada y gloriosa sobre las inmensas frígidas escabrosidades, y nevadas cumbres de los desiertos del sud? No puede el infrascripto admitir para sí aquellos excelsos renombres. La justicia de la Patria reservarlos debe para los verdaderos acreedores que relucirán en la historia. ¡Honorables. Representantes! - Enriquecidos están los fastos Americanos con monumentos ilustres de vuestra sabiduría y denuedo perdurable. En el seno de la tierra conturbada reprodujisteis, Señor, el sagrado juramento de la Independencia Nacional. Arrostrasteis enérgico el conflicto de la libertad: hicisteis brillar en alto los principios reguladores del Continente Americano: vigorizasteis virtuoso la noble causa de la República y de la América. Derribados fueron al polvo los salvajes unitarios por vuestro terrible anatema. Inflamasteis la Nación en ardor santo de independencia y honor. A vuestro valiente impulso surgieron en demanda de los enemigos de la Confederación Ejércitos heroicos que, favorecidos por el Cielo, os han presentado lozanos laureles de espléndidas victorias. Vuestra es tan sublime gloria: vuestro este fulgente lauro para la libertad en ambos mundos.
Tan poderosas razones han vigorizado en el infrascripto su fuerte convicción. Y penetrado del mas acendrado reconocimiento repite con íntimo respeto su rendida petición para que le exoneréis de admitir los altos títulos de Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana con el tratamiento de Excelencia, y demás elevados honores con que le habéis favorecido.
Dignaos acceder, Honorables Representantes, a su fervorosa súplica: dignaos recordar que ha sido condecorado ya con un premio de encumbrado honor al consignarse aquellos gloriosos dictados en una preciosa recopilación en que antes los ha aceptado, porque es un Monumento de Gloria a la Confederación, a los esclarecidos Representantes de la Provincia, a sus Conciudadanos.
Dios guarde a V. H. muchos años.
Honorable Señor.
Juan M. de Rosas.
__________
N° 86.
Resolución de la Honorable Sala sobre la nota anterior.

¡Viva la Federación!
El Presidente de la H. Junta de Representantes
Buenos Aires, 8 de Julio de 1841.
Año 32 de la Libertad, 26 de la Independencia, y 12 de la Confederación Argentina
Al Excmo. Señor. Brigadier General D. Juan Manuel de Rosas, Nuestro Ilustre Restaurador de las Leyes, Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana, Gobernador y Capitán General Propietario de la Provincia, Encargado de la Dirección Suprema de los Negocios de Paz, Guerra y Relaciones Exteriores de la Confederación .Argentina, y General en Jefe de su Ejercito Unido.
La Honorable Junta de Representantes se ha impuesto de la nota que V. E. le dirigió el 16 del mes de América último en que, rindiéndole el mas expresivo homenaje de respeto y admiración, reitera sus ruegos para que esta Corporación lo excuse de aceptar los gloriosos dictados de Héroe del Desierto, Defensor. Heroico de la Independencia Americana que, con otras demostraciones igualmente honoríficas a V. E., sancionó en 18 de Diciembre del año anterior.
V. E., por la alta y céntrica posición que ocupa en la sociedad, por el profundo conocimiento que tiene de sus compatriotas, y por la ilimitada confianza con que ellos lo distinguen, es sin duda el órgano mas adecuado del sentimiento popular. V.E. es el Gran Ciudadano, el hombre del pueblo: y desde que V. E., siempre justo y veraz, dirige a la Honorable Junta de Representantes sus mas encarecidos encomios, esta Corporación se atreve a lisonjearse de haber merecido bien de sus Representados. «Heroicos son los servicios que los Honorables Representantes han rendido a la Patria en el conflicto que acaba de pasar» - dice V.E. y los Representantes se apresuran a confesar que, si algún mérito puede haber en sus actos, el es debido a V. E. solo: a V. E. que, ardiendo en patriotismo, supo electrizar a cuantos tuvieron la dicha de ponérsele en contacto. Esta es la verdad, Señor, una verdad solemne, y los Diputados sienten dilatarse su corazón al proclamarla.
Uno de los mas fuertes rasgos que retratan el carácter del Gran Rosas, es la inflexible insistencia en sus deberes: pero los Representantes no lo imitarían si, cediendo esta vez a la modestia de V. E., derogasen la expresada ley de 18 de Diciembre. Por V.E., por la memorable expedición al desierto que en 1833 y 1834 dirigió y mandó en persona, fue libertada nuestra campaña del cruel azote que la afligía desde el tiempo de la conquista: exterminados mas de veinte mil indios belicosos que bárbaramente la talaban en sus frecuentes y sangrientas incursiones; redimidos mas de tres mil cautivos cristianos; ensanchados nuestros campos nada menos que hasta la intersección de los 41 grados latitud con los 9 de longitud del meridiano de Buenos Aires, y aumentado de un modo sorprendente el valor de los demás. Por V.E. conquistó la civilización tan dilatadas regiones, y quedó asegurada la riqueza nacional: por V. E. flamea hoy con nueva gloria el pabellón Argentino y brillan en alto los principios reguladores del Continente Americano: por V. E. ha demostrado nuestra patria al mundo su capacidad de sostener un gobierno propio, siendo V.E. el único ciudadano que, desde la separación de la metrópoli, ha sabido preservar a la magistratura suprema de los embates de la anarquía: por V. E. fueron al fin desarmados, y quedan ya en el cieno los salvajes unitarios, que desde aquella época no han cesado de acometer al 6rden social, no han cesado de conspirar insolentes contra toda idea de religión, de moral y de verdadera libertad. Por V. E. goza hoy la Patria de tantos y otros mil bienes: lo vio el pueblo, y apellidó espontáneamente a V. E., Héroe del Desierto, Defensor Heroico de la Independencia Americana, con otros renombres igualmente gloriosos. Lo oyo la Honorable Representación, y adoptó ella misma algunos de esos ilustres dictados: los adoptó por medio de una ley, que corrobora en este momento mismo, porque tal es su deber, porque así se conforma con el voto de sus comitentes, y premia, aunque de un modo muy limitado, un excelso mérito.
Tal es la resolución que la Honorable Junta manda transmitir a V. E., esperando con tranquila confianza que V. E. se resignará a la vigencia de la ley de 18 de Diciembre. Piensa la Sala que la delicadeza de V. E. no debe afectarse desde que son notorios los antecedentes de esta sanción, y desde que los beneméritos compañeros de armas de V. E., en la brillante campaña del desierto, están ya recomendados a la gratitud de la posteridad por la sanción de 21 de Mayo de 1841.
Dios guarde la importante vida de V. E. muchos años.
Miguel Garcia.
Manuel Irigoyen.

[1] Fuente: Ravignani, E, Asambleas Constituyentes Argentinas, Tº VI, 2º parte, pág. 1079 ss. Ante disposiciones expresas de nuestra Constitución nacional, que no se encuentran en otras que se citan como fuente, nos ha parecido conveniente reunir los elementos de derecho público argentino que han dado origen a las expresiones Facultades extraordinarias y Suma del poder público, como así también las de Preeminencias y Honores. Todas ellas, en realidad, se dictaban para robustecer el Poder Ejecutivo en mengua de los poderes legislativo y judicial. Sería difícil un comentario doctrinario e histórico sin tener presente elementos de juicio como los que se ofrecen a continuación. Este aspecto de nuestra historia constitucional tiene caracteres genuinamente argentinos; de ahí que sea en la entraña de nuestro pasado que debe buscarse la explicación de un asunto tan particular. Como ilustración y comentario de estos elementos, recomendamos la lectura de los fundamentales debates en la Junta de representantes de Buenos Aires. (N. del E.)

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