julio 31, 2010

Conferencia de prensa de Perón: Estatuto del Peón (1944)

«Selección de discursos período 1943-1945»
CONFERENCIA DE PRENSA: ESTATUTO DEL PEON
Juan Domingo Perón
[17 de Noviembre de 1944]

Como Secretario de Trabajo y Previsión tengo algunas cosas interesantes que decir: la primera, el asunto referente al Estatuto del Peón. Considero al mismo una de las cuestiones sociales más fundamentales realizadas por la Secretaría d Trabajo y Previsión. Nos habíamos dedicado extraoficialmente a lo que era el problema del campo.
La Secretaría de Trabajo ha estudiado este Estatuto durante seis meses y ha hecho un estudio minucioso de la situación, realizando encuestas, viajes, reconocimientos, etcétera, con cada uno de los lugares para los cuales de fijaban condiciones de salario y trabajo. De manera que no se trata de una improvisación. Tampoco considero que hemos agotado en seis meses su estudio, porque ésta es una cuestión complicada y cuyo estudio solamente se podrá agotar en muchos años. Pero estas medidas no pueden estar esperando largos años para ser estudiadas, otros más para ser practicadas y llegar, tras nueva espera de dos años aún, a una ejecución perfecta. Es necesario introducir en el ambiente, diremos así, el hecho revolucionario y después, durante la marcha, emparejar la carga, como decimos en montañas.
Este estatuto tiende a solucionar posiblemente uno de los problemas más fundamentales de la política social argentina. La situación del peón en el país es de extraordinario desmedro para los hombres que trabajan en el campo. La Constitución del 53 abolió la esclavitud, pero lo hizo teóricamente porque no es menor la esclavitud de un hombre que en el año 44 trabajaba para ganar 12, 15 ó 30 pesos por mes. Y esa es la situación del peón. Se encuentra en una situación peor que la del esclavo, porque a éste el amo tenía la obligación de guardarlo cuando viejo, hasta que se muriera; en cambio al peón, cuando está viejo e inservible le da un chirlo como al mancarrón para que se muera en el campo o en el camino. Es una cuestión que ningún hombre que tenga sentimientos puede aceptar. Yo sé que el Estatuto del Peón ha sido, es y será resistido, pero sé también que ha sido, es y será indispensable establecerlo. No tomaremos medidas violentas para hacerlo ejecutar, pero queremos que entre esto en el ambiente de una vez y que, paulatinamente, vaya ejecutándoselo en la mejor forma posible, para que en nuestro país no exista en adelante, la vergüenza actual de que casi medio millón de hombres esté ganando menos de 45 pesos por mes, mal cobijados, mal vestidos y mal comidos.
Hemos establecido la necesidad de que al peón, si se le da comida y casa se le da buena casa y buena comida, y se le pague un salario relativamente digno para que pueda vivir y tener familia. Hoy por hoy, un millón y medio de personas que están trabajando en el campo y los alrededores de las ciudades, no pueden casarse ni tener hijos porque como bien se lo imaginarán ustedes, nadie que gane 40 ó 12 pesos moneda nacional puede mantener una familia, aunque le den de comer y casa. Hay que fomentar los matrimonios y los nacimientos. El crecimiento vegetativo empieza a decrecer en la República Argentina, en la que solo hay 14 millones de habitantes en una extensión de casi 3 millones de kilómetros cuadrados. ¿Y pensamos que esto lo vamos a solucionar haciendo que el séptimo hijo sea ahijado del presidente? Creo que hay que llegar a tomar medidas más reales. Hay, como digo, medio millón de peones que no pueden casarse y tener hijos, que vive, por esa misma razón degenerando la raza. Es necesario que se les dé un régimen de vida por la que esos hombres puedan casarse, tener mujer e hijos, que es lo menos que puede pedir un mortal. Nos ocuparemos un poco más de que se pague al peón en forma más humana. Estos son problemas serios, que hay que resolver con seriedad, los que forman parte de un gran margen de justicia y de humanidad. Nosotros no podemos obligarles a que lo realicen de cualquier manera. Sin embargo, la Secretaría de Trabajo agotará los recursos de tolerancia para que esto se vaya cumpliendo.
Dicen que no pueden hacer los tinglados; que pongan entonces una lona. Hay muchos que hay contraído la tuberculosis por tener que ordeñar durante 10 años todos los días a la intemperie. Esos pobres tamberos quedan entre el estiércol y mojados durante el año entero; pensemos que se trata de uno de nuestros familiares, a ver si lo aceptarían. No es humano que exista un porcentaje enorme de tuberculosos porque a esos hombres se les haga ordeñar durante todo el año a la intemperie, que por lo menos, les pongan una lona. No exijo que les pongan tejas españolas ni mosaicos, pero sí que ese trabajo se realice en condiciones de higiene, que por falta de ellas también nos perjudicamos, porque nosotros también tomamos a leche. He visto sacar de los tarros la bosta con una espumadera, y es la leche que nosotros estamos tomando.
La beben también nuestros niños. Es necesario, como digo, asegurar condiciones higiénicas a esa labor. Se ordeñan vacas con aftosa y en donde hay medio metro de bosta. Si es necesario, cerraremos los tambos y la leche será vendida directamente por el Estado. Por un tiempo nos la pasaremos tomando un poco menos de leche, pero esto se va a solucionar porque no puede seguir así. Les invitaría a visitar los tambos.
Les recomiendo, y les pido, que hagan constar que no desafiamos a nadie. Que tenemos la tolerancia más grande para que ello se vaya realizando poco a poco y a medida que ello pueda hacerse. Que los patronos llamen a sus hombres y se pongan de acuerdo; que les digan: “Hoy no te puedo pagar 85 pesos, te pago 75, pero el año que viene ya te pagaré 85”, es decir, que pongan buena voluntad, pero esto tiene que cumplirse.
Yo no me explico –p me explico bien, porque conozco todo el país- que haya estancieros que no quieran pagar a los peones 80 pesos. Yo no he fijado jornales que no se puedan pagar. Para muchos señores representa tan solo los cigarros que se fuman en una semana. Los sueldos oscilan entre 120 pesos y 65 o 55 en algunos casos. Es lo que gana una sirvienta en Buenos Aires. Estoy seguro de que muchos de esos señores que no quieren aumentar 10, 20 ó 30 pesos a un peón, tienen aquí 8 sirvientas, de las cuales no necesita más que dos o una, y a quienes pagan más que el hombre que les está extrayendo las riquezas de sus campos. Conozco el 80 por ciento de nuestras estancias. He nacido en una estancia y actualmente tengo estancia, de modo que también yo debo pagar a los peones. Por lo general la estancia argentina produce, cuando mucho, el 8 o el e10 por ciento del capital invertido, son 4 alambrados, un potrero, una cas ruin, o una casa linda, para cuando va el patrón a pasar unos días, con un hermoso parque, mientras los peones están en unos rancheríos de alrededor, entran y salen vacas. Esto es todo lo que el estanciero hace producir a su estancia. Tiene 10, 5, 2 leguas de campo para hacerlas producir una insignificancia, y eso lo puede hacer merced a que no le paga a los hombres que le trabajan. Mientras tanto el patrón está acá, muy cómodamente instalado, tira el dinero, cuando lo tira aquí, que peor es cuando lo va a tirar al extranjero. Ese señor es el intermediario de la tierra. La tierra no puede ser ya un bien de renta en nuestro país, el que tiene tierra tiene que sacarle el jugo, porque ella es la riqueza del Estado. Si seguimos tolerando esa vieja estancia criolla, que no de ni la milésima parte de lo que la tierra debe dar, nos vamos a empobrecer en el futuro. La tierra no pede seguir siendo de ese señor que la ha heredado y no la hace rendir; el que no sea capaz de hacerla rendir que se deshaga de ella, y que haga casa aquí en la ciudad, y viva de las rentas que ellas le produzcan.
Pero la tierra, dado el aumento de población y de riqueza, tiene que rendir. El que no sea capaz de conseguirlo, que la venda. Si tengo un auto y o sé manejarlo y no tengo chofer, tendrá que venderlo. Lo mismo debe suceder con la tierra. No es agradable para el que tiene tierra, pero es muy agradable para el que no la tiene. El día en que pueda ponerse la tierra al alcance de la gente se solucionará el problema. Buenos Aires no va a tener 3.000.000 de habitantes, pero hasta muchos de nosotros, si se nos dieran oportunidades, iríamos a trabajar la tierra. Son problemas que hay que encararlos y resolverlos en general.
JUAN DOMINGO PERON

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