julio 12, 2010

"Réplica de Betancourt a Gustavo Machado y Juan B. Fuenmayor" (1944)

RÉPLICA A GUSTAVO MACHADO Y JUAN B. FUENMAYOR
"Somos demócratas de izquierda, venezonalistas y americanistas"
Rómulo A. Betancourt
[1944]

Andaba por el Estado Apure redondeando mi conocimiento directo de la geografía y de la gente venezolana cuando circuló con gran atuendo de propaganda el número 115 de ''Aquí Está".
En esta edición del citado semanario, como en la número 116 de más reciente fecha, resultamos los dirigentes de ''Acción Democrática', y yo muy particularmente, los blancos de toda clase de diatribas y calumnias.
Es el ya clásico sistema de "discutir" puesto en vigencia por los comunistas venezolanos. Adulan con zalamería a quien está en el poder y descargan el fuego concentrado de sus ataques contra quienes, sin tener responsabilidades de mando oficial, estorben su prédica embaucadora de los pueblos.
En los días precedentes a la publicación de la entrega de ''Aquí Está" en que mediante caricaturas, notas y artículos se atacaban al único Partido consecuente de oposición que hay en Venezuela y a su Secretario General, había hecho público el Presidente Medina Angarita una requisitoria agresiva contra el comunismo. Esta contenida en su tan comentada carta al P.D.V. Allí se estampan conceptos tales como éstos: "Para luchar contra el comunismo como ideología política el pueblo venezolano tiene su fe y su amor por la libertad, incompatibles con el régimen de férrea dictadura y esclavitud sin derechos, característica de la dictadura del proletariado. Donde hay libertad y hay justicia, no pueden encontrarse muchos hombres dispuestos a renunciar a la dignidad, la libertad y la justicia para entregarse en manos de una sola voluntad sectaria, y nadie puede estar más interesado que el mismo pueblo en defender esa libertad y esa justicia por lo que, por tanto tiempo, ha luchado y padecido sin alcanzarla".
Jamás he escrito o dicho palabras como esas. Ni las ha dicho el Partido en cuya dirección actúo, Pero sobre ellas pasaron ignorándolas los adalides de ''Aquí Está", debido a su ya clásica cobardía política, que consiste en cubrir de zalemas a quien está mandando y de concentrar todos sus odios y todos sus ataques contra aquellos que carecen de los instrumentos represivos del Poder, y con la voluntad de apelar a ellos, en caso de que en sus manos estuvieran. Atacar a partidos y hombres de oposición es más cómodo y menos comprometedor que enfrentarse a quienes tienen la sartén por el mango.
Eso explica por qué A.D., otros compañeros y yo seamos el blanco de los furiosos ataques comunistas, y no el Gobierno Nacional que disolvió los sindicatos por ellos conducidos hacia el despeñadero del fracaso.
Hecho este introito, entraré a replicar, lo más sumariamente que me sea posible, a Gustavo Machado y Juan Bautista Fuenmayor. Aprecio bien que esta polémica ya se ha hecho aburridora. Por eso me limitaré a darle una respuesta global a los infundios de ambos organilleros, labor facilitada por la falta de imaginación y de agilidad mental de esos señores. Muelen ambos la misma mazurca estereotipada, utilizando un mismo recetario político con fórmulas troqueladas con desesperante monotonía.
MIENTE GUSTAVO MACHADO
La primera cuestión que debo dilucidar es la mendaz afirmación de Gustavo Machado de que el año 36 formé con él un Comité Organizador del Partido Comunista de Venezuela. Agrega que eso lo ignoraban los redactores de "El Martillo", órgano central de Partido Comunista Venezolano, cuando en 1933 (sic) escribían: "Rómulo Betancourt no es comunista, no es miembro del Partido Comunista y no ha militado nunca en sus filas". Y como prueba de su mentiroso aserto, dice que dentro de ese misterioso Comité se "discutía la línea política de mis discursos, como sucedió con el que pronunciara en el Circo Metropolitano, en el mitin del Bloque de Abril". Agrega que en ese mitin no sostuve lo que en el famoso Comité se me había ordenado decir y que al reclamármelo él contesté contrito y confundido: "Me papeleoné en la improvisación".
A eso tengo que responder con tres razonamientos contundentes:
1° Niego haber intervenido jamás en actividades comunistas en Venezuela, apoyándome no sólo en mi propio testimonio de hombre público bien conocido en su actitud de saber siempre asumir responsabilidades, sino en las expresas palabras del órgano oficial del Partido Comunista de Venezuela. Las cartas de Raúl Leoni y Ricardo Montilla, hoy mismo publicadas, refuerzan ese testimonio. Frente a ellos, sólo se alza la indocumentada y audaz mentira de Gustavo Machado.
2° Es falso que pronunciara yo ningún discurso del Bloque de Abril en el Circo Metropolitano. Esa coalición hizo dos mítines en dicho Circo: uno el 18 de abril, en que fueron oradores los señores Rafael Ángel Carrasquel, Dr. Carlos A. D'Ascolli, Olga Mujica, Eugenio Medina, hijo y Dr. Carlos Irazábal; y otro el 23 de mayo, en que hablaron el Dr. Asdrúbal Fuenmayor Rivera; una señorita de la Agrupación Cultural Femenina, Mario García Arocha, Dr. Carlos Irazábal, Ernesto Silva Telleria y Miguel Acosta Saignes. Tenía seguridad absoluta de no haber hablado jamás en un mitin del Bloque de Abril, y sólo me limité a buscar en la colección del diario ''Ahora'' las fechas de los mítines que en el aludido Circo realizó el Bloque de Abril y las fechas en que se celebraron. La mentira mayor acarrea la menor, como diría un razonador silogístico. Olvidó Gustavo Machado que precisar fechas y nombres es muy peligroso para quien se lanza por la pista de las falsedades, porque el mentiz resulta así más contundente.
3° El tercer argumento que vaya hacer parecerá inmodesto. Lo planteo sin alarde vanidoso, pero con la segura convicción de que dará en el blanco. Es éste: Gustavo Machado y yo tenemos ocho años actuando en la arena política nacio¬nal; y serán pocos los que conciban como hubiera podido renunciar yo a una elemental conciencia de jerarquía mental para admitirle a Machado tutorías políticas. Quien sigue el rumbo que otro le traza es porque le reconoce preeminencia intelectual. Nunca pudo ser esa la actitud mía ante Gustavo Machado.
"DEMAGOGIA PATRONAL"
Así titula Machado uno de los capítulos de su artículo. Dice que es "demagogia patronal" de parte mía la frase de uno de los artículos de la polémica con Otero Silva: "Conflictos sin base seria se planteaban aquí y allá". Ya Otero Silva y ''Aquí Está", en su número 114, habían explotado esa frase, para deducir de ella que yo le negaba base de justicia a los conflictos planteados por los trabajadores de Colectivos Caracas, Hilados Nacionales, Electricidad de La Guaira, etc. Esa frase les ha servido a los comunistas para presentarme como enemigo de los trabajadores y... ¡al servicio de los patronos más reaccionarios!
Ahora bien: el truco de mala fe ha consistido en extraer del texto de artículos míos, así como el dentista hábil arranca una muela sin tocar a la vecina, la frase en cuestión trunca de las que le siguen, aclaran y complementan.
En mi artículo de "El País" de 27 de marzo ("Replica a Otero Silva"), dije textualmente: "Conflictos sin base seria se planteaban aquí y allá carentes de fuerzas reales los organismos que los suscitaban, se substituían la organización interna de fuerzas por manifiestos retumbantes", etc. Es evidente que la "base" que le negaba yo a esos movimientos obreros conflictivos no era la de justicia en el reclamo planteado por los trabajadores, sino de fuerzas organizadas en los sindicatos para hacerlos triunfar. Aun más explícitamente lo dije así en artículo publicado en "El País" el 29 de marzo ("Contrarréplica a Otero Silva"). He aquí el párrafo pertinente: "Una serie de diferencias entre sindicatos y empresas fueron conducidas en forma demagógica. Los conflictos de Colectivos Caracas, Hilados Nacionales, Electricidad de La Guaira, etc., fueron planteados sin que hubiera efectiva fuerza organizada para respaldarlos".
Y entonces olvidé decir lo que ahora afirmaré. Esos conflictos se plantearon así por los dirigentes comunistas con una finalidad: la de cotizar ante el Gobierno Nacional su presunta autoridad sobre las masas y su anhelo de "unidad nacional" actuando a posteriori como bomberos de las fogatas que ellos mismos habían atizado concienzudamente a priori. En cuanto a los trabajadores, no obtuvieron sino planazos, como le sucedió a los autobuseros de La Guaira cuando fueron lanzados al paro, o el sometimiento de sus diferendos con los patronos a la fórmula del arbitraje, prevista en la Ley del Trabajo y a la cual se hubiera siempre arribado sin la necesidad de que sirvieran de conejillos de india para manejos políticos del partido comunista.
Por otra parte, resulta de una grotesca puerilidad que Ricardo A. Martínez (¿conoce a ese genio, lector?), Miguel Otero Silva y Gustavo Machado me imputen a mí que esté negando base de justicia a las luchas de las masas populares por mejorar su standard de vida. No soy un político de cenáculo caraqueño ni de esos que conserven sus opiniones congeladas en un frigidaire. He recorrido las tres cuartas partes de Venezuela, hablando desde la tribuna del mitin y la conferencia. Escribo a diario para la prensa. Utilizo el micrófono cada vez que me es posible. Y en todo momento he planteado -porque esa es línea política de A.D.-las duras condiciones de vida de los trabajadores y de la clase media, defendiendo sin titubeos la causa de los oprimidos de Venezuela. Que recuerde, Gustavo Machado no ha escrito aquí sino uno o dos artículos, de política abstracta: y cuando quiso ocupar la tribuna del conferencista no fue para plantear las angustias y necesidades del pueblo venezolano, sino para defender a los profesores soviéticos que estúpidamente deformaron la biografía del Libertador. "El Bolívar de los comunistas" era el título de la conferencia que quiso pronunciar en el Teatro Olimpia, de Caracas, y la cual le prohibieron las autoridades mucho antes de que la "delación" de 130 dirigentes obreros venezolanos hubiera entregado "armas a la reacción".
Hice una encuesta entre numerosos compañeros para que descifraran ese crucigrama. Ninguno le halló asidero político a esa cabalística contracción. Y es que la tragedia de los comunistas es la de pensar con esquemas. Colonos mentales, trasladan a América los repertorios políticos europeos. No piensan con cabeza propia, ni hacen esfuerzo alguno para descubrir la realidad.
El fenómeno no es nuevo en la historia venezolana. Bolívar en su Carta de Jamaica, enjuicia ásperamente a los doctrinarios de europeizante y meteca mentalidad que actuaron en la Constituyente del año 11. "Tuvimos ideólogos por legisladores", dice con frase expresiva.
Estos deglutinadores de fórmulas no conciben que alguien pueda actuar en política sin encasillarse dentro de un cartabón importado. No se explican cómo haya gente capaz del penoso esfuerzo de adentrarse en los problemas del país y del ámbito histórico en que actúa, para descubrir las rutas que conduzcan a una solución realista y favorable a las necesidades de su pueblo en determinado estadio de su devenir.
Esa es la tragedia de Gustavo Machado, Juan Bautista Fuenmayor y los otros dirigentes comunistas de Venezuela. La cual conduce de la mano al primero de los nombrados a juzgar a Jorge Añez. Dignas de aquellos teólogos de la edad media, que hacían sutiles disquisiciones sobre la cantidad de diablos capaces de bailar en la punta de una aguja o del gaitero-crítico de Bogará, es el esfuerzo que hace Machado para demostrar que encabezó la lista de "trotskistas" de Acción Democrática. Juan Fuenmayor descubrió que también éramos "apristas". Y entonces surgió ese terminacho con afrocubano sabor rumbero: el "apro-trotskismo".
La verdad es otra. Está condensada en el programa de nuestro Partido yen la prédica oral y escrita de sus dirigentes. Somos demócratas de izquierda, desvinculados resueltamente de toda tutoría mental o política de importación: profunda, resuelta y apasionadamente venezolanista y americanista.
Díaz Rodríguez escribió una hermosa requisitoria contra el intelectual de una "sola ventana”. Nosotros somos decididos enemigos del político de un "solo libro", y más si ese libro es un manual barato de batara (sic) estrategia. Por eso hemos leído y estudiado no sólo a Trotsky, a Marx, a Lenin, a Stalin, comunistas militantes, sino al socialista León Blum, al liberal Benedetto Croce, al aprista Haya de la Torre, al fascista Mussolini y al nazi Her (sic) Hitler. Mientras escribo, alcanzo a ver en el estante de mis libros a una voluminosa edición de "Mi Lucha”. No hay muchas páginas de esa Biblia nazi que no tengan observaciones, apuntes y críticas marginales de mi puño y letra. Si el ratón de bibliotecas que me sustrajo un ejemplar del "Stalin" de Barbusse, que alguna vez tuvo Gustavo Machado en sus manos, llega a visitarme, ustedes verán como dentro de algún tiempo vaya resultar también discípulo y agente del taciturno señor de Berchesgaden ... (sic)
"EL PARTIDO POLÍTICO DE LA CLASE OBRERA"
Juan Fuenmayor no se caracteriza por su brillantez. Escribe largo, pero también fastidioso. Leyéndolo o escuchándolos se comprende el éxito continental de Mario Moreno. El "cantinflismo" es toda una modalidad de la psicología latinoamericana.
No hay bastante trigo que espigar entre la mucha cizaña del artículo publicado por este señor en la última entrega de ''Aquí Está". Esta réplica es ya abusiva para mis lectores, por su extensión. Me vaya limitar a contraponer conceptos nuestros al suyo sobre el papel político de la clase obrera en un país como Venezuela.
Nosotros sostenemos que en Venezuela la clase obrera no tiene ni densidad numérica, ni tradición cultural, ni peso específico dentro del mecanismo económico y social del país como para constituirse por sí solo (sic) en Partido capaz de conducir a toda la Nación oprimida hacia la conquista de la democracia cabal, de la justicia social y de la liberación nacional. Siendo, con el campesinado, el sector mas oprimido de Venezuela, no es ese agravamiento de su condición social lo que puede darle la posibilidad de asumir la dirección de todo el pueblo en su lucha por futuros mejores. Por eso somos partidarios -en teoría y en los hechos- de que el pueblo se organice en un Partido como A.D.-, donde el trabajador manual e intelectual, el agricultor y el industrial y el comerciante que no se enriquecen injustamente, tienen un sitio y una responsabilidad.
Esta concepción muestra, defendida resueltamente, no implica la negación para quienes piensen de manera diferente del derecho que les asiste de organizar partidos en la forma que a bien tengan. Por eso, miente Fuenmayor cuando dice que hemos objetado a los pedevistas y a los comunistas que estructuren sus propios cuadros. Todo el país sabe que otras son las críticas que a unos u otros hemos podido formular.
Pero lo que pone de bulto, con evidencia que hasta las piedras entenderán, la falta de sinceridad de Fuenmayor, Machado y Compañía es que presentándose ellos como adalides de la necesidad de un partido privativamente obrero y ortodoxamente marxista en Venezuela ya anuncian que no procurarán legalizar un organismo de ese tipo cuando desaparezca el Inciso VI. E129 de marzo escribía lo siguiente Juan B. Fuenmayor, en un artículo de ''Aquí Está": “…al desaparecer el Inciso VI en su forma actual nuestros planes políticos no contemplan el surgimiento en la vida política legal de ningún Partido Comunista Venezolano, sino de un partido popular y obrero de nuevo tipo", etc.
Es decir: que estos ardientes cruzados del comunismo, voceadores alardosos de su credo, ya están denunciando miedo al cuero después de que está agonizando el tigre. Resultará una cobardía política de quienes de la cobardía política han hecho profesión, que una vez desaparecido el Inciso VI, -contra el cual tanto lucharon y en aras de cuya eliminación tanta dignidad sacrificaron- salgan ahora con que ya no es necesario que haya un partido Comunista en el país.
Por hoy es todo. Queda tinta en el tintero.
ROMULO ANTONIO BETANCOURT

No hay comentarios:

Publicar un comentario