septiembre 06, 2010

Mensaje del Presidente de la Confederación Argentina, Justo José de Urquiza, al abrir las sesiones del Congreso Legislativo Federal (1857)

MENSAJE
DEL
PRESIDENTE DE LA CONFEDERACIÓN ARGENTINA
Justo José de Urquiza
AL ABRIR LAS SESIONES DEL CONGRESO LEGISLATIVO FEDERAL
EN 25 DE MAYO DE 1857
En la Ciudad del Paraná, capital provisoria de la Confederación

SEÑORES SENADORES Y DIPUTADOS:
Vuestra presencia en este augusto recinto, me colma de las más gratas esperanzas. Dios ha tornado sin duda bajo su poderosa pro¬tección los destinos de nuestra patria, cuando reúne tanta inteligencia y virtudes, en el común propósito de servirla. Uniendo, pues, a vuestros votos la sinceridad de los míos, os saludo señores Senadores y Diputados, con mi mayor respeto y profunda veneración.
La Confederación Argentina marcha constantemente por la vía del progreso que le han abierto vuestras sabias aspiraciones. La paz reina en las provincias, y las ligeras alteraciones que en algunas de ellas han amenazado el orden público, vencidas por la fuerza moral de la opinión de todo el país, han concurrido providencialmente a afianzar mas el profundo respeto a la Constitución, y las autoridades que ella ha establecido por su custodia. Al abrigo de esta paz se desarrollan con vigor los ricos elementos de nuestra ventura, y cada día que transcurre deja un recuerdo feliz, un monumento de progreso.
Nuestras relaciones de amistad con las naciones del mundo se hallan afianzadas en la fe de benéficos tratados que han sido debidamente ratificados y canjeados.
Los ilustrados gobiernos de Francia, Inglaterra, Brasil, Chile y Cerdeña, alta expresión de !a justicia, y civilización en el antiguo, y nuevo mundo, han reconocido en mi gobierno la autoridad nacional de la República Argentina, cortando sus relaciones diplomáticas con el gobierno de la provincia disidente, de donde han retirado sus agentes, para acreditarlos tan sólo cerca del Gobierno de la Confederación.
El Gobierno de los Estados Unidos de Norte America, que ha manifestado reconocer este mismo principio, no ha ajustado a él su conducta hasta hoy, por motivos que ignoro, pero que de cierto en nada desmienten su acreditada lealtad.
Las constantes muestras de benevolencia y amistad que recibo diariamente de los ministros y agentes de aquellas potencias, estrechan, más mis simpatías hacia ellos, y me es grato observar que estas simpatías se aumentan entre los súbditos de aquellos gobiernos y el pueblo argentino, que las recibe y hospeda, con su generosidad característica. El ilustre argentino, doctor don Juan Bautista Alberdi, que ha correspondido satisfactoriamente a la confianza de mi gobierno, en las diferentes misiones que se han confiado a su inteligencia y patriotismo, acerca de varias cortes europeas, ha sido acreditado últimamente cerca de los gobiernos de Su Santidad Pío IX, y de su Majestad Católica, en calidad de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la Confederación Argentina. Es muy prudente esperar en estás cortes el mismo resultado obtenido en otras y que la paz existente de hecho, será garantida por tratados que vinculen más a la Republica con la nación española y la Santa Sede con la predilección a que dan lugar circunstancias especiales de religión y origen.
Fue invitado mí gobierno para cooperar a la reunión de un Congreso Americano que estudiase y fomentase los intereses políticos y comerciales de America. Este importante pensamiento coincidía con las vistas y tendencias que han sido siempre el norte de nuestra conducta; pero el Gobierno Argentino ha creído obrar en este mismo sentido y de una manera más eficaz y práctica ajustando tratados bajo una base liberal y franca, como lo ha verificado con Chile, con el Imperio del Brasil, como espera obtenerlos de Bolivia. Estos tratados parciales serán a mi juicio un paso previo e indispensable para establecer esa comunidad de intereses, esa leal y reciproca amistad, únicos antecedentes que pueden hacer efectivos los objetos y tendencias del Congreso Americano.
El Gobierno Argentino se adhirió a los principies del derecho marítimo, acordados en el Congreso de Plenipotenciarios de París, y al voto de los mismas, para recurrir a los medios previos de arbitramientos razonables, en los casos que se estimase inevitables la necesidad de una guerra, por parte de la Confederación.
Estás ligeras observaciones os instruirán del importante y feliz estado de nuestras relaciones exteriores.
En los negocios pertenecientes al Departamento del Interior el Gobierno ha dilatado sus acciones a cuanto le han permitido sus recursos.
Las vías de comunicación han mejorado sensiblemente y cada día se alcanzarán nuevos resultados de los esfuerzos que el Gobierno ha empeñado en el propósito de mejorarlas.
Los medios de transporte se multiplican cada vez más y asimismo apenas pueden responder a las exigencias del comercio cuya actividad se acredita rápidamente; sin embargo nuevas empresas en planta ya, vendrán muy luego a llenar las necesidades a que no alcanzan las que están establecidas hasta hoy.
Nuestros ríos reciben, cada día nuevos buques que vienen a frecuentar sus aguas.
La empresa sola de la navegación de los ríos Salado y Dulce ha puesto ya en movimiento 3 vapores que se ocupan de su explotación y de otros tráficos.
Para estimular la navegación del Bermejo ha acordado el Gobierno subsidios a una sociedad, conforme a un contrato que será elevado a vuestra consideración.
Uno de los vapores destinados a esta carrera ha llegado ya al Río de la Plata; pronto surcará las aguas del Bermejo ligando las vasta regiones que baña, con el litoral del Paraná.
La prodigiosa naturaleza de nuestro suelo, tan poco conocida en el viejo mundo, ha despertado en él un interés tan entusiasta, que indudablemente ha de producirnos grandes resultados. Verdaderas notabilidades en la ciencia, se ocupan actualmente de estudiarla y es seguro que sus investigaciones han de hacer conocer las ventajas que ella ofrece a la provechosa explotación de todas las ramas de la industria.
La crisis monetaria que en estos últimos meses se ha dejado sentir en Europa, ha retardado hasta hoy la organización de la sociedad que debía emprender la construcción del F. C. desde el Rosario a Córdoba. Sin embargo abrigo muy fundadas esperanzas de que ella será al fin realizado. Esa empresa llama hoy muy seriamente la atención de capitalistas de gran nota y muy pronto ocurrirá al Congreso procurando el allanamiento de algunas dificultades que hoy se oponen a su realización.
La obra mencionada ha podido tomar mayores proporciones. Los encargados de promover la organización de esa empresa propusieron al Gobierno la idea de llevar la línea del ferrocarril, hasta la Republica de Chile, siempre que el gobierno de esta y el de la Confederación, se mancomunasen par ofrecer la garantía de un seis por ciento al año sobre el capital necesario para la construcción del camino de Villa Nueva hasta Chile.
El Gobierno de aquella Republica no ha encontrado oportuno acordar aun por su parte esta garantía, pero es de esperarse que cuando se hubiese realizado la línea desde el Rosario hasta Villa Nueva, encuentre este proyecto favorable acogida, en los ilustrados consejos de aquel gobierno progresista.
La situación financiera de la Confederación es próspera. Los detalles y documentos que el Ministro de Hacienda someterá a vuestro conocimiento justificaran este concepto.
Los afanes de mi gobierno tienden muy especialmente a promover el mejor desarrollo de los intereses mercantiles del país, a la vez que el acrecentamiento de la renta.
Entra en mi propósito la aplicación de un sistema que hace la verdadera ventura de los estados. Difícilmente habrá pueblo sobre el cual pesen menos impuestos y en que el trabajo y la industria se encuentren más libres de gravamen. Reducida la renta al producto del impuesto indirecto, por medio de los derechos de aduana, el más proporcionalmente distribuido entre todas las clases de la sociedad, y el mis análogo al sistema democrático, ella basta a llenar las necesidades ordinarias de la administración.
La recaudación de 1856 ha superado al cálculo de recursos para aquel año, ascendiendo a la cantidad de 1.943.983,67 3/8 y excediendo a la del año anterior en la suma de 168.958.
El crédito del Gobierno se consolida cada día, merced al celo y lealtad con que llena sus compromisos.
La deuda interior exigible ha disminuido considerablemente. Su monto que ascendía a principios del año pasado, a 1.278.864,44 1/8 estaba reducido al 31 de Diciembre a la suma de 865.984.84 3/8 y el Gobierno se promete su breve extinción con los recursos de crédito, para que lo habéis autorizado,
La ley de 19 de Julio ha comenzado a tener estricta aplicación y el Gobierno conserva toda su fe en los benéficos resultados para el país, que os propusisteis al dictarla.
El Gobierno ha luchado hasta hoy con los obstáculos que le han impedido poner en ejercicio el Poder Judicial. El buen sentido del pueblo argentino y su amor entusiasta par la Constitución le ha mantenido fiel a su juramento, sin el apoyo esencial de un poder que era imprescindible para complementar su administración gubernativa y para garantir el uso legitimo de sus derechos, que sólo la justicia federal estaba habilitada para vigilar y garantir practica y constitucionalmente.
Pero esta deficiencia no podrá prolongarse por más tiempo, sin comprometer imprudentemente el orden, la paz y las promesas sagradas que encierra nuestro precioso código.
En este concepto se os propondrá en las presentes sesiones la ley que regle las funciones de este poder.
Espero que haréis justicia a los motivos graves que han retardado esta medida y que os apresurareis a prestar vuestra meditada sanción a una ley que complementará, conforme la Constitución, nuestro sistema de gobierno. No se ha olvidado, en medio del penoso estado del tesoro, la atención que demanda el sostenimiento del Culto Católico, ni el ejercicio de las prerrogativas anexas, al Patronato Nacional, conforme a nuestras leyes.
La conducta observada a este respecto ha estado en armonía con las leyes tradicionales en que está basado el ejercicio de la Soberanía Nacional, y con los bien comprendidos intereses de la Iglesia argentina. Las discusiones que se han suscitado en el ejercicio de la autoridad del gobierno, han sido prudentemente dirimidas, restituyendo la paz a la Iglesia y a las conciencias timoratas. A parear de la incuestionable legitimidad de los derechos anexos al Patronato Nacional, en nuestras iglesias, no he dudado que el ajuste de un concordato alejaría la duda y todo motivo de escrúpulo en las conciencias, y es por eso que se ha ocurrido al Sumo Pontífice para conseguirlo.
Las modestas pretensiones del Gobierno Argentino y la buena disposición de Su Santidad me inclinan a creer que será prontamente obtenido, en beneficio de la iglesia y en honor del Gobierno.
No se han puesto otros limites a nuestras diferencias que las de la Constitución que hemos jurado obedecer, cumplir y en la cual esta largamente garantida la protección del culto católico, como lo esta en la conciencia del pueblo y del gobierno argentino.
El anhelo de mi gobierno por el fomento de la instrucción pública, es muy superior a los recursos con que cuenta para atender a este ramo importante de la administración. La Universidad de Córdoba y el Colegio del Uruguay, únicos establecimientos nacionales de educación superior, están prestando servicios inmensos a la Nación.
Una numerosa juventud concurre a sus aulas dando constantemente pruebas de su aprovechamiento en retribución de los afanes que el Gobierno consagra a este objeto.
Sin embargo, las crecidas distancias a que se bailan varias provincias de éstos, hacen muy oportuna la fundación de otros semejantes que sirvan mejor a la difusión de la enseñanza en el vasto territorio de la República.
Se han solicitado de las provincias los elementos que podría aprovechar el Gobierno para este laudable fin, y en breve os propondrá el Ministro del ramo los proyectos de fundación que se estimen practicables, procurando en cuanto lo permitan nuestras rentas, la satisfacción de un deseo tan universalmente sentido.
Asimismo se os elevarán otros proyectos de mejoras en los establecimientos creados, que no dudo obtendrán vuestra soberana sanción.
Continúanse con empeño los trabajos de organización en el Departamento de Guerra.
La Inspección General del Ejército, que cuenta un año de instalación, presta todos los servicios que se prometía obtener el Gobierno en la creación de esta importante oficina.
El arreglo de los cuerpos del ejército nacional, lejos aun de llegar al grado de perfección de que es susceptible, sin embargo presenta un estado satisfactorio.
En esta línea pueden citarse como ejemplos notables, los cuerpos organizados en el cuartel general de San José y los que guarnecen las fronteras Sur de Córdoba y San Luis. Estos últimos cuerpos forman una pequeña división a las inmediatas órdenes del Comandante en jefe de la circunscripción militar del Sur, Brigadier General Don Juan Esteban Pedernera a quien se ha encargado el arreglo de estas tropas y de esa línea de frontera. En tan importante comisión el General Pedernera ha correspondido altamente a la confianza que al efecto depositó en él el Gobierno Federal, y los inmediatos frutos son ya el establecimiento de una nueva línea de fronteras, que asegura la industria del país, una extensión de 3.000 leguas cuadradas de hermosos campos, y la completa seguridad de las vías que atraviesan la República en esa dirección. Muy próximamente y con iguales benéficos resultados espera el Gobierno ver establecida una nueva línea de frontera, que tomando el río Salado por base, garantice la seguridad de la navegación de ese hermoso afluente del Paraná y asegure una vasta extensión de territorio que hoy permanece desierto.
El arreglo de las guardias nacionales de las provincias confederadas marcha rápidamente a su complemento y ya existen datos detallados al respecto, que presentados por el Departamento, os suministrarán ideas muy ventajosas sobre el buen estado a que en tan corto tiempo ha llegado esta importante institución.
La provincia de Corrientes, siempre consecuente con sus heroicos antecedentes, acaba de ofrecer una brillante prueba de una completa confianza en nuestra actual organización, remitiendo a disposición del Gobierno Federal un tren considerable de artillería, fusiles y demás, como contingente para la formación de un parque de guerra nacional. El Congreso sabrá valorar debidamente este patriótico acto.
Las relaciones con las tribus indígenas se mantienen en el mismo pie de amistad que ha llegado a ser ya casi normal, y el Gobierno abriga la convicción de que un buen trato uniforme, sin que por esto se relaje la vigilancia de las líneas de fronteras, es sin duda la mejor política que puede seguirse con la raza indica.
Os he presentado en grandes rasgos el cuadro de nuestra actualidad, esperando que las memorias que os elevarán mis Ministros as instruyan de los demás detalles de la administración pública. Ellas expresan en última fórmula el progreso gradual y constante de la Confederación Argentina.
Siento íntimamente que una porción importante de nuestros hermanos no se hallen aun reunidos con nosotros, en estas grandes solemnidades de la familia argentina.
Los amargos recuerdos de una provincia ausente, no deben, sin embargo, entibiar nuestra fe, ni la sinceridad de nuestro regocijo. Conservémosle intactas nuestras simpatías y la esperanza del abrazo fraternal en la ley común, que ha armonizado nuestros comunes intereses en la justicia y la libertad.
Todo el país espera con confianza la benéfica influencia de vuestras sabias resoluciones. Cualesquiera que sean los errores, los abusos y las pasiones mezquinas que pueden ofrecerse de obstáculo a la marcha normal de progreso en que ha entrado el país, ellas desaparecerán ante la acción combinada de vuestras luces, vuestra prudencia y vuestro acendrado patriotismo. Dios coronará vuestros trabajos y mis ardientes esperanzas, con el más próspero resultado.
Están abiertas las sesiones de la 3° reunión ordinaria del Congreso Legislativo de la Confederación Argentina.
Paraná, 25 de Mayo de 1857.
JUSTO JOSE DE URQUIZA

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